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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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Usami miraba al jefe de editores de la editorial Marukawa. La conversación estaba muy seria y realmente lo que acababa de decirle no le había gustado nada, nadita, nada.

Apago su cigarrillo contra el cenicero y clavo sus ojos lilas sobre el tipo frente a él. Muy pocas veces se habían reunido, pero realmente que estaba aburrido de verlo, tal vez porque lo trataba como si fuera un rey… claro, era el culpable de los exagerados ingresos de la empresa, no por nada era el escritor más famoso del momento y no era solo un ataque de ego.

—Eri Aikawa, tuvo una serie de inconvenientes de índole personal por lo que ha pedido una licencia para ausentarse un tiempo de la ciudad, por ello ha pedido que se le reemplace en ese tiempo—volvió a repetirle el jefe de editores mirándole fijamente –.ella dejo en especifico, que daba mayor libertad a que usted mismo escogiera ese reemplazo, así que, si gusta…

—Esa mujer siempre causándome problemas— gruño el escritor peliplata mirando desanimado al tipo frente a él sabiendo perfectamente, que le causaría muchos problemas el editor que la compañía le colocara y sería casi imposible para él, encontrar entre los millones de editores que Marukawa manejaba, encontrar un editor la mitad de bueno y “paciente” que Aikawa.

—hemos colocado los corriculums de nuestros mejores editores, si gusta puede revisarlas…

—ya que, solo traiga eso ya, que tengo cosas que hacer.

—a la orden.

***

Entro en el edificio un poco adormilado. El ciclo de vida en el departamento estaba llegando a su nudo, iban en la mitad de los días del ciclo de veinte y el estaba casi desmayado. Su tiempo de sueño había sido poco al menos a su parecer y el levantarse casi había sido misión imposible.

Tomo el ascensor un poco disperso, culpable del cansancio que apenas si estaba prestando atención. Con él, sin que lo notara, Takano Masamune abordo corriendo el ascensor, clavando sus ojos sobre él.

—Buenos días— saludo serio el pelinegro. Justo cuando escucho la voz de su editor en jefe, se despertó por completo, sintiendo como un escalofrió recorría todo su cuerpo y casi podía asegurar que estaba mas erizado que un gato con la presencia del otro.

—¿Qué tienen de buenos…?— pregunto por lo bajo, de manera casi inaudible para su compañero.

—¿Qué no sabes saludar? — pregunto Takano, primero porque le molestaba la poca cortesía de su subordinado y segundo porque quería tantear algo de terreno. Toda la noche estuvo pensando en la actitud del castaño, como parecía arto de la vida.

—Ya te salude— alego Onodera descomponiéndose de inmediato, gruñendo su respuesta cual zombie de mal genio.

—pues no te escuche.

—pero ya lo hice.

—pues vuélvelo a hacer.

—no quiero, ya te lo dije, lávate los oídos.

—soy tu jefe

—grrrr….—gruño desesperado deseando bajar del ascensor y encontrar como cortar la línea para que Takano callera en ese cubículo de metal y se matara, dejándole tranquilo —.buenos días.

—vez que no era tan difícil…

—es más fácil si te lavas las orejas.

—es más fácil, si hablas mas fuerte.

—es más fácil si dejas de joderme.

Frente a la última afirmación del castaño, Takano soltó la carcajada no pudiendo evitar tomarse esa pelea como lo que era… un gran chiste. Tal vez se le había quitado un peso de encima, Onodera estaba como siempre, peleándole y muriéndose de amor por dentro… o al menos eso quería creer… no, no quería, era así, podía apostar su carrera en ello.

Pronto el ascensor se detuvo en su piso bajando ambos directo a sus puestos de trabajo, para comenzar otro agitado largo trabajo, lleno de un poco de esto y aquello.

—Onodera…— le llamo Takano, no mas el castaño poso sus cosas sobre su escritorio.

—¿sí? — pregunto un tanto fastidiado.

—¿ya terminaste la corrección del story board?

—Está sobre tu escritorio— respondió sentándose.

—¿Dónde? — pregunto Takano, sentándose también.

—frente a ti….

—¿Dónde?

—frente a ti…

—¿Dónde? — se coloco los lentes fingiéndose buscar el famoso story board que había pedido. ¿Qué si lo había visto…?, claro que si, ¿Cómo no verlo? El gran manojo de hojas tenía una portada que decía “aquí estoy, no jodas a Onodera”, pero para él era como si dijera “no estoy aquí, jode a Onodera”

—Frente a ti— volvió a repetir desesperado.

—que no lo veo, Onodera — se justifico fingiéndose enojado, levantando incluso el story board en alto como si buscara debajo de este, logrando sonsacar más al castaño ojiesmeralda de sus casillas, deseando más poder matarlo.

—¿Qué es lo que quieres de mi? — pregunto Onodera, levantándose de su asiento y avanzando hasta el editor en jefe.

—Qué me des el story board— respondió el pelinegro, dejando el susodicho objeto sobre su mesa para mirar fijamente al castaño que evidenciaba con su mirada que quería asesinarlo lentamente, mientras apreciaba como tomaba el objeto solicitado entre sus manos con ira de su escritorio y lo ponía delante de su cara.

—hay esta….

—oh… gracias, Onodera.

—¿algo más?

—sí, toma una silla, vamos a corregir esto juntos.

—Dios…—se desgonzo de hombros al escuchar las ordenes —.¿qué hice yo para merecer esto?

—¿dijiste algo, Onodera? — pregunto Takano haciéndose el desentendido al comentario de su subordinado.

—nada… nada…

***

Las carpetas de los curriculums caían uno a uno sobre la mesa frente a él. Mientras el cigarrillo se consumía en sus labios.

Había leído rápidamente la experiencia y habilidad de cada uno de los editores que podrían ser parecidos a Eri Aikawa, pero, o tenían una de sus características especiales, pero no todas o en el peor de los casos ninguna, terminando por dejar la ultima carpeta sobre la mesa molesto.

—¿Eso es todo…?— pregunto serio, dejando escapar el humo del cigarrillo acumulado en su boca mientras hablaba.

—si… Usami sensei.

—ninguno es bueno…

—pero Usami sensei.

—nada, o me traen a Eri Aikawa o contratan a alguien más, pero no lidiare con esos ineptos que usted llama “editores”

Miraba al escritor nervioso, no le cavia duda que Usami Akihiko, no solo era exigente con su trabajo sino también con las personas que hacían parte de el… ¿ahora que debía hacer? ¿Asignarle a la fuerza el editor?... no parecía la solución más viable y menos con el reverendo genio casi mundial del escritor peliplata.

—dispénseme un segundo, Usami sensei— pidió el hombre levantándose de su asiento, para salir de allí sereno, para que una vez se cerrara la puerta, el saliera corriendo a buscar a la única persona que tal vez podía salvarle el pescuezo, o al menos esa era su esperanza.

Pronto la luz de sus respuestas estaba a una puerta de distancia, tocando rápidamente la puerta para que desde adentro le pidieran pasar.

—jefe, Isaka-san— le llamo con esperanza, sintiendo que el joven, ejecutivo tuviera una gran idea.

***

Estaba tremendamente incomodo. Estaba sentado corrigiendo el story board con Takano. Bueno era trabajo, era tolerable en ese caso estar a su lado. Lo bueno era que mientras trabajaran y el pelinegro estuviera concentrado en aquella secuencia de historia primaria, no lo molestaría. Su preocupación y presión se hizo pesada cuando, como siempre, Yokozawa, el as de ventas de la editorial, había terminado haciendo su aparición de la mañana. Y no solo eso, sino sentándose con ellos, no mas ver que el estaba sentado con Takano trabajando.

—¿Qué aun necesita ayuda para las correcciones? — pregunto el jefe de Ventas con ganas de joderle la vida, para que Onodera, apenas pudiera encorvarse un poco bajando la cabeza, cual intento sostenerse de su silla para no soltarse en replicas.

—todos en mi equipo deben presentarme sus story boards… lo sabes— le defendió Takano, sabiendo perfectamente que Yokozawa solo estaba jodiendo allí porque “se preocupaba” por él, por mucho que solo conseguía complicarle las cosas y que Onodera se pusiera mas arisco.

—¿vamos a almorzar? — pregunto el as de ventas.

—no— negó de inmediato —.mucho trabajo.

—es una excusa tuya.

—ya sabes que no.

¿En qué momento había pensado en vivir algo así? ¿Qué no existían los milagros para no tener que estar allí en ese momento? ¿Qué el destino y los dioses que los controlaban, lo odiaban tanto que lo obligaban a padecer eso?... quería que su vida cambiara para bien por favor, un milagro que le diera un descanso a la insoportable presión que estaba cargando a sus hombros y que se iba volviendo más pesada a cada rato.

Pronto la atención comenzó a darse fuertemente cuando el cuchicheo de los asistentes del departamento de edición de esmerald como si fuera una ola, comenzó a hacer murmullos, desde el fondo del departamento, hasta donde estaban ellos, llamando la atención de Takano, Yokozawa, Onodera y los demás.

Así frete a ellos, una chica de cabello negro, del área administrativa de la compañía les regalo su presencia con una gran sonrisa en su rostro.

—Onodera Ritsui…— le llamo la chica.

—¿sí? Soy yo…— indico. Levantándose tímidamente de su asiento, con la mirada expectante de todos sobre él en un silencio abismal. Casi muchos podían asegurar que la presencia de la chica solo podía significar una cosa, lo iban a despedir, casi todos temían eso, el único que parecía no captarlo era el mismo castaño que a pesar de su nerviosismo, no lograba conjeturar que la presencia de aquella chica era tal vez para darle deceso a su puesto.

—puede responderme algunas preguntas por favor…

—em… si…

—el director general ejecutivo, isaka-san ha pedido que le confirme estos datos.

—¿ah?

—¿Cuántos años tiene usted de experiencia como editor?

—tres años…

—tiene usted una carta de recomendación de su antiguo escritor ¿no?

—sí, esta anexada en mi curriculum…

Las preguntas no le gustaban… ¿para que estaban interrogando eso? Desvió su mirada a sus compañeros que le miraban con ojos de tragedia, casi sintiendo que ellos temían por él, hasta comenzaba a sentirse un aura de melancolía por una posible partida que el no queri aceptar ahora que comenzaba a hacérsele una posibilidad nada lejana.

—Cuándo aspiro a la empresa…buscaba un puesto de editor Literario ¿no?

—si… ¿me puede decir que es lo que está pasando?

—no puedo decírselo, hasta que no confirme estos datos. Por favor paciencia— dijo la chica haciendo una leve reverencia como agradecimiento —gracias por su tiempo.

***

Los ojos lilas del escritor peliplata, estaban fijos en el curriculum del chico que le habían propuesto como última opción. Tenía que admitir que era bastante impresionante, como el hecho de que en vez de estar trabajando en el departamento de literatura, estaba en el área de Manga Shojo.

—¿Me proponen que me edite un chico que maneja Shojo…?— pregunto tirando la carpeta sobre la mesa, con todas las demás evidenciado ampliamente su poco interés y hasta cierta molestia por la propuesta.

Isaka, el director general ejecutivo de la empresa e hijo del dueño, le miraba seriamente en lo que podía percibir los nervios de su editor en jefe de la seccional de Literatura que apretaba sus manos entre sí, ansioso, ya que la reacción del escritor frente a la nueva proporcicion había sido igual a la del resto.

—onodera Ritsui, es un gran editor, su talento nos pareció más útil en el área de shojo por que realmente necesitaba una visión un poco más seria y tal vez su experiencia en la literatura podía ayudar en ello— justifico el castaño ojilila para ver como el escritor, separaba el cigarrillo de sus labios, mirándoles fijamente, casi lúgubremente, consiguiendo colocarles nervioso.

Usami, seguía fastidiado. El hecho de tener que cambiar indeterminadamente de Editor le fastidiaba… mucho, demasiado, exageradamente y que su genio exponía aquel estado. Un dia tenia a esa desquiciada mujer gritándole que era un irresponsable y que tenia que aprender a cumplir con sus fechas de entrega, y ahora tendría a lidia de penas acostumbrarse a otro tipo de editor, por mucho que buscara uno más o menos parecido a Eri Aikawa, eran diferentes, y eso podía ser lo que no le gustaba. No era muy bueno dejándose llevar con la gente, es más, conocer gente nueva le era ya muy difícil como para tener que pasar ese maldito proceso, pero maldita sea era su trabajo, sin editor, el estaría estancado, por más que realmente el terminara el manuscrito.

Pronto la chica que Isaka había enviado al departamento de manga shojo a confirmar la información, llego dejando la carpeta con las respuestas de Onodera a su jefe, no tardando en retirarse.

—si, Usami San, en efecto, Onodera es un editor de literatura acreditado tal cual dice su curriculum— confirmo el joven ejecutivo, para apreciar como Usami apagaba su segundo cigarrillo de la mañana contra el cenicero.

Usami se inclino hacia la mesa y tomo la carpeta del chico Onodera, volviendo a Leer su contenido, por mucho que realmente sus ojos lilas se posicionaron justo sobre la foto del chico.

Ese cabello castaño, sus ojos esmeraldas, ese rostro… casi todo se le hacía conocido, le era levemente familiar, pero no lograba entender porque, pero le latía, quería intentar con él a ver qué tal le iba, si funcionaria, si valía la pena tenerlo como sustituto mientras Aikawa regresaba, sino funcionaba siempre podía pedir otro y regresarlo al departamento de Shojo, pero no sabía por qué tenía la sensación de que no tendría la necesidad.

—quiero conocerlo…—solto evidenciadose resignado a la idea de tener que trabajar con aquel muchacho —y de paso preguntarle si quiere tomar ese trabajo temporal. Ya que si se encuentra  a gusto en el departamento de shojo, no quiero hacerlo sentirse obligado a asistirme.

—como guste, Usami san — dijo Isaka, colocándose él, su editor y el escritor de pie, sintiéndose animado de ver como parecía que al fin Usami se había decidido —.sígame por favor.

***

Un poco más tranquilo, pero no mucho realmente, Onodera daba gracias a dios, por el hecho que Yokozawa había tenido que retirarse. Dándole gracias a Dios de que este hubiera tenido esa caridad de hacer que se fuera.

El y Takano iban terminando las correcciones del Story Board por mucho que realmente Onodera tenía su mente en las extrañas preguntas que aquella chica de administración le había hecho con el “no se lo puedo decir “rondando su cabeza.

—¿preocupado? — pregunto al fin el pelinegro. Hacía rato había terminado de explicarle por que le había ayudado con la corrección de ese story board en especial y claro, no había tardado en darse cuenta que como antes, Onodera parecía disperso en sus pensamientos, aburrido y poco dispuesto a salir de aquel mundo de pensamientos que lo tenía atrapado y se negaba a dejarlo ir.

—si… admite, son preguntas raras— respondió el castaño, con un gran suspiro.

—¿Qué crees que puedan hacerte? ¿Despedirte?

—podría ser… no lo sé, esto aun se me hace complicado.

—pero lo haces bien.

—pero no es mi área.

—pero estas aprendiendo rápido.

—a ellos tal vez no les sirve.

—quieres quedarte ¿no?... te preocupa irte ¿cierto? — pregunto con una sonrisa burlona en sus labios, una sonrisa que Onodera podía interpretar aquella sonrisa, como que Takano estaba pensando que él no quería irse por él.

—por que jamás me han despedido de ningún lugar — aclaro comenzando a desencajarse como siempre, para que pronto Takano desviara su atención de el a la entrada del departamento. Acción que el mismo imito encontrándose con el director general ejecutivo, Isaka.

—Isaka-san ¿pasa algo? — pregunto Takano, colocándose de pie, acción que nuevamente Onodera había imitado.

—sí, de hecho tenemos un gran embrollo que solo Onodera podrá solucionar…— dijo como introducción el castaño ojilila, para que Onodera colocara cierta cara de preocupación que no paso desapercibida por nadie que clavaron sus ojos sobre él, esperando que preguntara que estaba pasando.

—¿en… en que podría yo ayudar?

Tras la pregunta de Onodera, entrando a paso lento pero seguro, cierto Escritor peliplata hizo aparición provocando como primera medida un silencio alarmante, la impresión era palpante, la sorpresa casi que había dejado a todo el mundo sin aire en especial a Onodera que tenia al escritor que soñaba editar justo frente a él.

—Sucede que mi loca editora ha tomado una licencia indefinida y ningún editor me sirve…— comenzó a decir Usami, sacando uno de sus cigarrillos de su cajetilla no tardando en llevarlo a su boca y encenderlo —. Y de todos los curriculums que he visto, y que no me sirven para nada, eres lo medio decente que he encontrado…

—¿yo..? — pregunto titubeante como si el castaño apenas pudiera entender a lidia de males lo que el peliplata le estaba diciendo. Es que simplemente le parecía increíble, demasiado, el tener a aquel escritor frente a él, era como un sueño y eso apenas lo dejaba concentrar.

—necesito un editor…¿Qué dices?

 

Notas finales:

bueno

se que dije que tardaria en actualizar pero anoche tube algo de tiempo y escribi, por mucho que debi pasar el otro cap de junjou que hago con gravitacion que se llama toxic.

espero les guste el cap 

si tienen algo que decir, no duden en comentar

nos vemos

bye


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