- Quiero tener un hijo tuyo Sesshoumaru
Beso a Inuyasha de forma apasionada… cuan feliz era por escuchar aquello. Lo recostó en el sofá, posicionándose encima de él pero sin dejar de besarlo.
Sus cuerpos estaban acalorados y sedientos de pasión por lo cual friccionaban sus pieles con desesperación.
- Mmm… Sesshoumaru…. ahhh
- Inu…yasha… te amo… te amo tanto *susurrándole al oído con voz ronca*
Pensaban continuar, pero una pequeña vocecita hizo que se separaran, miraron hacia la dirección donde esta salía y vieron a su pequeña parada en las escaleras; se rascaba sus ojitos e hipaba constantemente.
- Que pasa hijita?
- Tuve una pesadilla… soñé que un teléfono gigante me perseguía
- Tranquila princesa, aquí estamos tu mami y yo para cuidarte *cargándola* quieres dormir esta noche con nosotros?
- Puedo mami?
- Claro que si tesoro
- Sabes papi, aunque Naraku me diga que no te llame así, yo lo seguiré haciendo, porque yo te quiero como si fueras mi papá *abrazándolo*
- Yo también te quiero como a mi hija Izayoi… eres la felicidad de tu mami y la mía… eres nuestra pequeña princesa.
El peli-plata tan solo miraba esta escena y no pudo evitar dejar salir varias traviesas lágrimas de sus ojos. Ahora entendía porque había pasado por tanto sufrimiento… el porque tantas noches amargas y en vela, el porque sentir su cama vacía y el porque había sido defraudado.
Todo ese sufrimiento se convertiría en felicidad, porque Sesshoumaru estaría cada noche ahí, porque el calentaría su cama y su cuerpo; y también, porque jamás lo defraudaría y por el contrario lo ayudaría a levantarse las veces que fuese necesario. “Los tiempos felices en la humanidad son… las páginas vacías de la historia”… con Naraku había ajustado un libro completo.
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Luego que su secretaria se hubiera marchado, saco un poco de brandy que tenia en su alacena, comenzó a beberlo tratando de mitigar el dolor que le propiciaba haber firmado el divorcio… ahora, ni siquiera en papeles le pertenecería.
Se dejo caer en pesadamente en el sillón, admirando la vista de esta estrellada noche; poco a poco los recuerdos de su vida con Inuyasha invadieron su mente. Su primer beso como novios, su primera vez, su boda… tantos maravillosos recuerdos… pero el recuerdo que jamás olvidaría, fue cuando este le informo que iba hacer padre… aquel día le hizo el amor como si fuese la ultima vez.
FLASH BACK
Era su cumpleaños numero 21, se encontraba en su oficina arreglando unos papeles para celebrar con su esposo. Escucho la puerta abrirse sonoramente y cual fue su sorpresa de ver a su peli-plata frente a el.
- Inuyasha que haces aquí?
- Vengo a darte tu regalo de cumpleaños amor
- Debiste esperarme en la casa, iba para allá
- Yo no quería esperar *sonriendo radiantemente*
- Y que me regalaras amor? *ansioso*
- Mira *extendiéndole un sobre*
- Un sobre?
- Ábrelo y mira
El azabache abrió el sobre, notando un pliego de letras y palabras confusas. Miro confusamente a Inuyasha y este tan solo lo miraba entre feliz y divertido. A la final, no pudo comprender aquel escrito, tan solo quedaba preguntarle a su esposo.
- Inuyasha… que es eso?
- Es un resultado del hospital… me lo dieron hoy
- Estas enfermo?
- No amor… estoy… estoy en embarazo
Se sorprendió al escuchar tal noticia… tendría un hijo… un heredero… un pequeño que llevaría su sangre. Corrió a los brazos de su esposo y lo cargo efusivamente, sin dejar un solo momento de besarlo.
El peli-plata tan solo sonrió, por fin había podido cumplir el sueño de su adorado azabache y este era tener una familia… recuperar la familia que le fue arrebatada.
- Gracias Inuyasha… es el perfecto regalo
- Aun no puedo creer que una vida se este formando aquí *tomando la mano de su esposo para ponerla en su vientre*
- Si… yo tampoco lo asimilo *acariciando el vientre*
Tomo la mano de su peli-plata y salieron de la oficina, llegaron a un ostentoso restaurante donde tuvieron una hermosa cena romántica… donde Inuyasha resaltaba por tanta belleza.
- Aunque seas mío no puedo evitar sentirme celoso cuando te miran
- No digas eso Naraku *sonrojado*
- Porque no?... se que te gusta escucharlo mi niño *acariciando su pierna bajo la mesa*
- Na…Naraku… aquí no *nervioso*
- Entonces prométeme que lo haremos mucho en casa
- Si… lo prometo
Terminaron la cena y tomaron rumbo hacia su departamento. Allí, el oji ónice no espero para besar a su peli-plata como deseaba; lo cargo hasta toparse con el sofá y depositarlo con sumo cuidado.
- Amor… esto no le hará daño al bebe?
- El doctor me explico que podía hacerlo hasta cumplir los cuatro meses… yo tan solo llevo uno
- Entonces aprovechare en estos dos meses, porque luego enloqueceré de abstinencia.
- Hhaaha…no seas tontico Naraku *mirándolo dulcemente*
Sin contemplaciones, apreso de nuevo los carmines labios, mientras con sus manos desataba y retiraba la camisa del peli-plata. Besó y succionó su cuello para hacer lo mismo con los pequeños y erectos botones rosa. Cada caricia que daba era profesada por un “te amo”… amaba a Inuyasha por sobre todas las cosas… él era y sería la única persona que podría hacerlo feliz.
- Mm... cariño… baja…
- Hoy… quiero hacerlo diferente, quiero que disfrutes de mi amor Inuyasha
Las hermosas gemas de su esposo se aguaron, para luego sentir su rostro entre aquellas cálidas manos. Las beso y siguió con esa travesía por todos sus brazos, terminando de nuevo en su boca; mientras hacia eso, desató sigilosamente los molestos pantalones del menor, los retiró y pudo observar aquella erecta hombría… todo fragmento de Inuyasha lo incitaba.
Su lengua descendía por aquel vientre… en el cual se estaba formando su hijo. Introdujo variadamente su lengua en el ombligo, haciendo que su peli-plata sujetara sus cabellos inconscientemente.
- Ahh… Naraku… *mordiendo sus labios*
- A mi…solo a mi muéstrame tus gestos Inuyasha
- Mmm…si… solo a ti Naraku
Metió su cabeza entre ambas acaneladas piernas, besando y succionando la parte interior de los muslos… incitando y excitando a su esposo… cuanto le gustaba tener a su merced, aquel esbelto cuerpo.
- Naraku… por favor….
- Por favor que Inuyasha?
- Llévalo a tu boca *mirándolo suplicante*
Sonrió con prepotencia, le subía el ego escuchar como Inuyasha pedía que lo tocase y mucho mas escuchar su nombre con esa apasionada entonación. Tomo aquel miembro con una mano mientras que pasaba su lengua por el palpitante glande.
Su mano tanteo sin recato aquella extensión, con su otra mano acariciaba los torneados testículos de su cónyuge.
Para el peli-plata, la abrumadora sensación del placer estaba por hacerlo culminar, pero quería hacerlo al mismo tiempo que su esposo… había adquirido esa manía de llegar a un orgasmo compartido con su amor y sabia que a este también le agradaba.
- Na… Naraku… quiero venirme contigo… así… así que para por favor.
- Hagamos una excepción por esta vez…
- Por favor… *mirándolo suplicantemente*
El azabache sonrió tiernamente, no podía negarle nada a esa mirada. Lo besó con devoción para luego reiterar su acción. Descendió lamiendo las hermosas piernas para luego detenerse en aquella pequeña pero deleitable entrada; inicio a probarla de una manera parsimonia pero ante las exclamaciones de su peli-plata, la intromisión fue mas fuerte.
- Ahhh… mmm… Nara…ku
No pudiendo aguantar mas, introdujo su miembro, antes de prepararlo con sus dedos. Inuyasha siempre sacaba ese lado suyo, solo con él perdía el magnifico autocontrol que mantenía en su cotidiana vida… solo Inuyasha lo enloquecía y hacia perder su cordura.
Espero un poco para que su amante se acostumbrase a tenerlo adentro y después de un insinuante movimiento de cadera de su peli-plata, prosiguió con la penetración. Lo saco lentamente y de nuevo lo introdujo hasta el fondo, reiterando este movimiento varias veces.
- Ahh…ahh…mmm… Naraku
- Inuyasha…como siempre me encantas
- Te amo… Naraku *abrazándolo*
Siguió con las embestidas, sin parar ni un solo momento. Sentir como ese cálido interior lo envolvía e invitaba a hundirse mas profundamente… lo excitaba. Las piernas de su peli-plata envolvieron su cadera, empujándolo y permitiéndole una mejor penetración.
- Na…Naraku…un poco mas fuerte
- Mmm… como digas… Inu
Hizo que su esposo abrazara su cuello, juntando torso con torso y rostro con rostro. Bajo sus manos hasta la torneada cintura, ayudando a que pudiese penetrarlo mejor. Podía escuchar los jadeos y gemidos de Inuyasha en su oreja y eso le encantaba…lo prendía… lo excitaba.
Sonrió al recordar la vez que grabo los gemidos de Inuyasha en su celular y los puso de ringtone. Caminaba tomado de la mano con su esposo y su móvil comenzó a sonar con los sutiles sonidos, esto hizo sonrojar de sobremanera a su esposo y el tan solo rió.
Su ensoñación terminó cuando escucho un largo gemido proveniente de Inuyasha y luego como su cuerpo era manchado de la semilla de aquel. La cavidad de su esposo se contrajo, estrechando su miembro al punto de hacerlo venir.
- Ahh… Naraku…eso fue hermoso, hace tiempo no hacíamos el amor de esta forma
- Si… también extrañaba hacerlo así
- Estoy muy cansado… ven amor, vamos a dormir
El azabache se acomodo en la cama y luego Inuyasha se recostó en su pecho. No les importaba estar sudados ni con las otras sustancias adheridas a su cuerpo… lo más importante era sentir el calor del otro… la reconfortante presencia del otro.
FIN FLASH BACK
Suspiro pesadamente, recordar todo eso le dolía, reabierta heridas que tanto esfuerzo intento sellar. Aun lamentaba lo tonto que había sido, dejarlo todo un simple impulso que le había provocado el cuerpo lujurioso de Karin, además de las proposiciones inquisidoras… cuanto daría por tener una maquina del tiempo.
Para tratar de despejar su mente, se pasaba horas y días seguidas trabajando; el mantener la empresa que sus padres le heredaron era su única meta, motivación y distracción. En estos momentos, la empresa Uchiha era la líder de la ciudad, pero su proyecto y visión era montar una sucursal en cada ciudad del país.
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Así prontamente pasaron dos años, en los cuales había estado introducido y dedicado a su proyecto, pero entre tanta dedicación no olvidaba que en poco tiempo su hija estaría de cumpleaños… ese día compartiría tiempo con su hija, quería recuperar cada minuto perdido en conocer a su pequeña… tal vez lo único que motivaba a seguir.
Miraba por el gran ventanal de su oficina, pensando en que regalo le daría a su niña, en que podría hacer para tratar de ganar su cariño. Giro la silla un tanto resignado, quedando de frente a su escritorio y cual fue su sorpresa al ver a su hermano ahí parado.
- Que haces aquí Byakuya?
- No creo que nuestros padres te hayan educado así, hermano
- Hoy no estoy de humor, solo di lo que tengas que decir y vete
- Ya que no soy bienvenido, creo que no te diré nada *cruzándose de brazos*
- No me interesa nada de lo que digas
- Ni aunque tenga información de Inuyasha?
Su inmutable mascara de frialdad no pudo evitar sorpresa por aquellas palabras. Que era lo que su hermano sabia que el no?, ahora que lo razonaba mejor, Byakuya a estas alturas estaba mas en contacto con su ex esposo. Primeramente porque era esposo del hermano de Inuyasha y en segundo lugar, porque eran amigos, mucho antes de que él conociese al peli-plata.
- Veo que he captado tu interés Naraku
- Que es lo que sabes? *intentando aparentar su ansiedad*
- Sabes que Izayoi cumple años el sábado?
- Claro que lo se idiota… soy su padre. Pero eso que tiene que ver con Inuyasha?
- Pues que el vendrá ese fin de semana para celebrar el cumpleaños de Izayoi junto con Miroku
El menor noto como los ojos ónice de su hermano, irradiaban un diminuto brillo. Esto en cierta manera lo alegro, pero por otra parte lo hacía sentir culpable de darle esperanzas a su hermano.
- Así que el vendrá *suspiro*
- No te hagas ilusiones Naraku y no causes problemas. Prometí a Miroku no contarte… esto tan solo lo hago por mi sobrina.
- Y porque he de causar problemas?
- Porque… Inuyasha no viene solo *hablando serenamente*
El rostro del azabache mayor, se torno molesto y con semblante duro, ya intuía por donde iban las cosas; ahora sabia el porque su cuñado no quería invitarlo y el porque de la prevención de su hermano.
- Naraku…
- Ha si que vendrá con el * hablando despectivamente*
- Se que te duele, pero tienes que entender que ese hombre no tiene la culpa de nada Naraku.
- Me lo arrebato… y ahora, vendrá a restregarme en la cara que se ha quedado con él
- Hermano, las cosas no son así…
- Ese sujeto se ha ganado todo el amor de Inuyasha y me consta…
- Convéncelo , dile que regrese a mi lado Byakuya *defraudado por escuchar aquellas palabras*
- No lo puedo hacer
- Se que él le mintió…
- ¿Por qué hablas así?
- Se que él le mintió *en tono molesto*… se aprovecho de su confusión para atarlo a él.
- Naraku… ese hombre se nota que lo quiere. Inuyasha encuentra tan cambiado, esta mucho mejor, tú lo sabes y por eso te duele… él ha puesto en su vida una ilusión.
- Si pudiera hablarle, se que él comprendería, yo le haría saber que Inuyasha esta junto a él por dolor. *espetó fuera de sus casillas*
- Ya no te engañes¡¡¡ Inuyasha lo quiere… la vida da solo una oportunidad… Acéptalo¡¡… aunque se lo que sientes…
- Como pudo cambiar *llorando*
- Se ha cansado de ti
- Como pudo cambiar… como pudo olvidarme tan rápido.
- No fue culpa de él.
- Ese hombre me lo robo…
El menor Onigumo abrazo a su hermano fraternalmente, le dolía tratarlo así, pero sabia que era lo mejor para su hermano, para Inuyasha y para su sobrina.
- Porque me vienes a decir todo esto Byakuya?
- Porque al igual que Miroku vela por la felicidad de Inuyasha, yo velo por la tuya… Naraku, quiero que seas feliz… que te dediques a tu hija y por que no… a buscar otro amor?
- Inuyasha es todo lo que quiero…
- Resígnate hermano… todo lo que te dije, lo dije para que te resignaras… ya no lo puedes tener… ahora es ajeno. *abrazándolo con mas fuerza*
- Byakuya
- Prométeme que serás feliz Naraku… prométemelo
- Yo… lo intentare
- Ese es mi hermano *acariciándole la cabeza*
- Byakuya… acaso hay algo que no sepa?
- Lo sabrás pronto *sonriéndole*… mejor cierra tu agenda, hoy te acompañare a buscar el regalo de Izayoi, se que estas preocupado por eso.
- No esperaba menos del mi hermanito
Alisto sus cosas y salió de la oficina junto con Byakuya; algo en la actitud de su hermano le intrigaba de sobremanera, sabia la forma como su hermano actuaba, el no era del que dieran el puntazo sin dedal… y mas que intrigarlo, lo preocupaba.