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Fuera de lo imaginable por Grimmjane

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Notas del capitulo:

Bien, segundo capiiiii!!! qué emoción!!

Nuestros amigos descubrirán algo increíble y algo raro pasará...

No comento más que se estropea la sorpresa!

 

 

Todo estaba sumido en tinieblas, sólo se veía negro y nada más que negro. No se sentía nada y tampoco se podía ser consciente de la propia existencia.

Sólo ese espacio negro que todo lo abarcaba y se extendía hacia el infinito. Inmerso en una “nada” de indefinido tiempo, el cual parecía haberse detenido para siempre…

…………………….

………………

………..

…….

 

Repentinamente comienza a entreverse un diminuto foco de luz blanca allá a lo lejos. Luz que al principio aparece de forma borrosa y difuminada pero que progresivamente va extendiéndose hasta adoptar una apariencia más brillante y nítida.

Cada vez más…

Y más…

Y más…

 

-           ¡GAGHH!

Esa especie de anestesia sensorial se rompió de manera brusca con un ataque de tos en el que se desprendían enormes cantidades de agua.

-           ¡¡ZORO!! – se escuchó un grito al unísono de varias personas

 

Allí estaban todos: Luffy, Nami, Sanji, Chopper, Usopp, Franky y Robin. Y allí estaba Zoro, en medio de aquel círculo de rostros empapados no sólo por agua, sino por las lágrimas.

Incluso Sanji, que se distinguía por su carácter más bien reservado (a excepción de asuntos con mujeres) lloraba.

Esto no pasó inadvertido a los ojos del peliverde, que aprovechó la situación para tocarle un rato las narices al cocinero.

 

-           Pero mira que eres nenaza… - le soltó con tono burlón aunque con torpeza, pues de cuando en cuando sentía la necesidad de hinchar sus pulmones de aquel aire que le faltó en otra ocasión. No quería mostrar debilidad, así que sonrió de medio lado.

-           ¡Serás…! – pero el cocinero se contuvo y decidió no ofrecerle el placer de entrar en su juego tan fácilmente – Hasta cuando estás medio muerto eres un cabrón… - respondió con otra sonrisa burlona y en tono socarrón que expresaba un leve toque de complicidad.

-           Ya ves… no es fácil olvidar las viejas costumbres… – contestó Zoro.

 

En ese momento Robin irrumpió en la conversación con una tierna sonrisa

 

-           Siento interrumpir – decía tímidamente – estoy muy feliz de que Zoro esté vivo pero… ¿dónde se supone que estamos?

 

Entonces todos los allí presentes se quedaron quietos mirándose los unos a los otros en señal de sorpresa.

 

-           Mierda… sabía que esto podía pasar… - dijo Nami con irritación y llevándose las manos a la cabeza.

 

Los tripulantes, incluido Zoro que se levantó con dificultad, salieron a toda prisa de la enfermería y se dirigieron hacia la cubierta.

 

Delante de sus ojos había una enorme isla. Nami empezó a sacar mapas a diestro y siniestro pero en ninguno de ellos figuraba la isla que estaban viendo ahora mismo. Se decía a sí misma que aquello no podía ser y, tal y como había temido, reafirmó su hipótesis: Las fuertes corrientes que generó el remolino desviaron el barco de su rumbo prefijado.

Fue hasta donde sus compañeros y les explicó la situación. Pasados la sorpresa y el aturdimiento generalizado, los presentes llegaron a un acuerdo.

Por suerte la Log Pose de la pelirroja funcionaba a la perfección y podían retomar el rumbo cuando quisiesen, pero a esas alturas la curiosidad era muy poderosa y todos morían por saber qué hallazgos les esperarían en aquella isla.

 

Así pues, la decisión fue la de investigar durante unos días aquel misterioso territorio. Cogieron el equipaje necesario, echaron el ancla lo más cerca posible de la playa, salieron del barco y posteriormente se quedaron allí contemplando durante varios minutos el paisaje: una pequeña playa, a continuación una frondosa selva y para saber lo que había más allá sólo tenían que cruzarla.

 

-           ¡Bien chicos! ¡Partamos hacia una nueva aventura! – exclamó el capitán con los niveles de adrenalina a punto de explotar

-           Hay que permanecer todos juntos y no separarse bajo ninguna circunstancia – ordenaba Nami.

-           ¡Bien dicho amor mío! – obviamente, la pelirroja ignoró por completo la adulación de Sanji. Seguido de esto, el rubio giró su rostro hacia el espadachín para soltarle lo siguiente – ya que aquí no podemos presumir de un excelente sentido de la orientación…

-           ¿Quién coño te crees que eres? ¿A que no tienes huevos de decírmelo aquí a la cara?

-           ¿Ah no? ¡Ahora verás payaso!

 

En aquel instante Nami hizo una aparición estelar para resolver el conflicto de una vez con todas con un método que le resultaba infalible: darle un par de mecos a cada uno.

 

Una vez finalizada la batallita partieron hacia la frondosa selva. Caminaron durante horas y pudieron percatarse del cambio radical que sufrió el paisaje, si anteriormente todo era llano y uniforme, ahora la selva era todavía más densa. Además, había profundos desniveles con lo que la tripulación debía andar con sumo cuidado y saber bien dónde pisaba.

 

Tan densa era la vegetación que Zoro tenía que ir el primero para cortar con sus katanas los exuberantes helechos y matorrales que surgían en su camino.

Por allá al fondo se oía a Usopp hablar con los demás sobre el tipo de gente que podía habitar ese lugar.

-           Seguro que esta isla esta plagada de tribus caníbales – decía el narizotas haciendo muecas con la intención de asustar a Chopper – que asan a los forasteros en parrillas gigantes y van bebiendo su sangre una vez que están asados y descuartizados.

-           ¡Cállate! ¡No digas esas cosas! – contestaba el pequeño reno tembloroso

 

Franky y Luffy le aseguraron al pequeño que patearían el culo de cualquier caníbal que encontrasen. Pasaba el tiempo y seguía habiendo más y más maleza. Los piratas estaban en silencio, se les habían terminado los temas de conversación y se dedicaban a mirar su alrededor una y otra vez.

 

No se dieron cuenta, pero los dos que iban en cabeza, el cocinero y el espadachín, se estaban separando del grupo poco a poco sin percatarse de ello.

 

Durante un momento, la arqueóloga echó un vistazo a su alrededor y reparó en algo que le llamó la atención. Sobre el tronco de un árbol había una especie de indicación.

 

-           Chicos, mirad esto

 

Los presentes,  excepto los descuidados de Sanji y Zoro, volvieron su atención hacia la morena y la siguieron hasta donde estaba la señal. Robin quitó las pequeñas hierbecillas que dificultaban su lectura y tras ver con claridad lo que había escrito quedó completamente paralizada. Una lágrima de sudor frío rozó su sien.

 

-           Esto no es posible…! – exclamó – fijaos bien en el escrito.

 

Los piratas se acercaron a observar detenidamente pero no entendían nada, pues estaba escrito en unas letras muy extrañas.

 

-           Yo he visto estas letras en uno de mis libros de Ohara cuando era más pequeña… - decía tocando una y otra vez la señal incrédula – Son fruto de la evolución de un antiguo alfabeto… y a juzgar por su desarrollo esto no puede ser otra cosa que escrituras de los antiguos griegos.

 

Los allí presentes se miraron extrañados sin entender nada de lo que Robin decía.

 

-           ¿Quiénes son esos tales griegos? – preguntó Franky

-           Era un antiguo y basto imperio que se extinguió hace más de mil años…

 

 **************************

 

Mientras Robin seguía con su explicación, un par de despistados individuos seguían su camino.

Andaban en silencio y sin haberse percatado de que estaban solos y completamente perdidos. De repente, Sanji empieza a reírse contenidamente. En un principio Zoro opta por ignorarle, pero el cocinero sigue riéndose y el peliverde no puede resistir más.

 

-           ¿De que cojones te estás riendo? – pregunta con tono borde y sin siquiera mirarle

-           De que por lo que veo también vales para jardinero – contesta Sanji jocoso.

 

Ya eran demasiadas ofensas del rubio sobre el peliverde, así que el último explotó y dirigió sus katanas hacia el cocinero para así empezar otra de sus batallas, uno soltando patadas y otro bloqueándolas con las katanas e intentando darle.

 

Sin embargo, una mala jugada del destino hizo que repentinamente Sanji tropezara con una gorda raíz de árbol que pasaba inadvertida entre la maleza.

Al estar frente al espadachín no pudo evitar chocar contra él, hecho que provocó que Zoro cayese de espaldas sobre… ¡espera! Ahí no había nada…

 

Los dos pensaron que iban a caer sobre un grupo de helechos pero se equivocaban. Tras esos altos helechos había una enorme dolina, un profundo y empinado desnivel del terreno en forma de embudo. Les pilló completamente por sorpresa y no pudieron ni gritar.

 

Cayeron por aquella gigantesca y empinada rampa dando vueltas sin parar y a toda velocidad, hasta que por fin Zoro se golpeó la espalda contra el suelo.

Segundos posteriores Sanji cayó encima aplastándole el pecho con el suyo propio y también ejerciendo presión con la rodilla sobre otra determinada parte del cuerpo del peliverde… lo que provocó un enorme gemido de dolor.

 

-¡AAAAAH!

 

Aquella voz resonó en todos los rincones de aquella depresión, cuya forma de embudo propiciaba un sonido prácticamente envolvente. Aquel grito penetró en los oídos del rubio como si hubiese sido generado dentro de su mismísimo tímpano y sus vibraciones recorrieron hasta las partes más recónditas de su cuerpo.

Notas finales:

Dejad reviews!!!!!! quiero conocer las opiniones acerca de mi primera obraa!


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