CAPITULO 3. PARA TERMINAR LA CONFUSIÓN, INGIERE UNA BUENA POCIÓN.
La noche había pasado tan lenta. Ahora, aún recostado en su cama, mantenía tan fresca la imagen vista la noche anterior.
- En que estás pensando Severus.
No podía hacer más que reprocharse. Aún no se explicaba lo que había visto.
Se levantó de la cama desperezándose. Volteó a ver el reloj de la pared, apenas eran las 5:27 de la mañana. Decidió darse una ducha para despejarse, apenas y había podido pegar ojo la noche anterior, ocupando sus pensamientos, la mayor parte del tiempo, en averiguar de dónde había salido esa escena.
Abrió la llave del agua y la dejo correr mientras se quitaba su pijama. Estaba confundido, no entendía de donde provenía ese recuerdo.
- Estúpido mocoso. Como ha osado entrar en mi mente.
El agua fría corría por su cuerpo. Tomó el jabón y se lo comenzó a pasar por el pecho.
Mientras se enjabonaba el cuerpo, cerró los ojos y recordó de nuevo la escena.
----------------->INICIA FLASHBACK<-----------------
Un horrible dolor de cabeza lo invadió. Varias imágenes comenzaron a pasar frente a sus ojos. Se percató que eran recuerdos y sueños suyos, no de Harry.
Entre las imágenes logró visualizar una que no le pertenecía. Una imagen vista desde la mente del chico, pero sin saber porque, estaba ansioso y nervioso a pesar de que el dolor de cabeza era tan intenso que había logrado que cayera d rodillas. No sabía porque, pero tenía un fuerte presentimiento que ese era un recuerdo suyo, no de Harry.
>>> Harry estaba de pie frente a Luna Lovegood, tomándole la mano y abrazándola, pero, repentinamente, la imagen cambiaba. Harry se separaba de esa persona, ahora más alta que él, de cabellos negros y grasosos, piel cetrina y pálida, la miraba a los ojos, y esta persona le dirigía una mirada tierna, posando sus ojos negros sobre los del chico, enormes y de color verde esmeralda, brillando intensamente y le tomaba de la cara y le plantaba un beso.
Snape no sabía cómo había llegado a tumbarse en el frío suelo, gimiendo del dolor al no haber podido cerrar su mente.
- Señor, ¿Qué fue eso? – Snape se limitó a gruñir agachando lo más que podía la cabeza, no podía ver a su alumno a los ojos. – Profesor, le he preguntado que qué diablos fue eso.-Repitió con voz llena de asco. - Profesor, eso se parece al recuerdo que vio ayer, pero el mío no termina así.
- Yo…no sé que signifique. – Snape acababa de sentarse en el suelo mientras temblaba, y con una mirada de arrepentimiento vio al moreno a los ojos.
Harry había compuesto una cara de asco y desprecio mientras le exigía una explicación al pocionista. Confundido, el profesor solo fue capaz de desviar su mirada mientras el chico tomaba sus cosas y salía lo más rápido de la habitación.
----------------->FIN DEL FLASHBACK<-----------------
Abrió los ojos. El agua seguía cayendo sobre su cuerpo y el jabón había resbalado de entre sus manos.
- ¿Y si en realidad fue un sueño? (N/a. textos en cursiva se refieren a la conciencia de Snape).
- No puede ser…No lo recuerdo. Si fuera así, es seguro que lo recordaría.
- Ah…y seguramente recuerdas como llegaste a la cama hace 2 noches.
- Yo… - Balbuceó.
- Creo que la resaca de ayer no fue por nada.
- Pero no recuerdo nada.
- ¿Qué tú no eres mago? ¿O es acaso que tampoco das clases de pociones?
- …
- Para terminar la confusión, ingiere una buena poción. Poción de la memoria.
- Dios, qué razón tengo.
Rápidamente, salió de la ducha, se vistió y corrió hacia su laboratorio personal. Rebuscó entre sus notas y lo halló.
Poción de la Memoria
Su efecto consiste en hacer perder la memoria o bien, extraer un recuerdo de la memoria de su víctima.
Ingredientes:
• Plumas de Jobberknoll.
• Agua de río.
• Agua de mar
• Sal de natrón (para hacer perder la memoria)
• Higos secos (para extraer un recuerdo)
Preparación:
Quemar las plumas y mezclar sus cenizas con agua de mar y río. Agregar la sal de natrón (en caso de querer que el efecto sea perder la memoria) o higos secos (para extraer un recuerdo) y revolver 4 veces en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Usar 2 días después de prepararla o en el momento.
Sin pensarlo 2 veces, se puso a la carga, utilizando obviamente los higos secos en lugar de la sal de natrón. Apenas daban las 7 de la mañana cuando ya tenía la poción lista y se la comenzaba a beber.
Regresaban a él varios recuerdos. Cosas de hace tiempo, pero a él no le interesaba eso, quería saber lo sucedido durante su borrachera.
Sin más, ahí estaba. Comenzaba a recordar cómo, después de 2 botellas y media de Whisky de Fuego, había llegado gateando a su cama, quitándose toda la ropa y quedando en bóxers.
¿Y luego? Ahí estaba, tan claro como el agua, ese maldito sueño, y después, nada.
Severus Snape soñando que besaba a San Potter. ¿Es que acaso estaba viviendo en un universo alterno? ¿Por qué lo había afectado tanto el ver a Potter besarse con Lovegood? ¿Es que acaso él quería ser quien besara a Potter? ¿Por qué su mente seguía divagando en este asunto? ¿Hoy tendría clases con el moreno? ¿Tendría que ir de compras el fin de semana? ¿La crema para manos estaba en rebaja en la tienda de “Magos Cuidados”? ¿Habría panqueques para el desayuno?
Eran tantas sus dudas, y sin embargo solo tenía 3 respuestas seguras. UNO: Que en efecto ese había sido un sueño suyo; DOS; que no sabía si el chico le atraía (aunque había que aceptar que el moreno era bastante atractivo para ser hijo de James Potter) y TRES: Estaba cansado por el mal sueño y quería desayunar panqueques.
Para su suerte, ese día no tenía clases con los Gryffindor, y no vería al ojiverde sino hasta el lunes durante las clases de Oclumancia. Sería un fin de semana relajado, para poder dejar enfriar las cosas y olvidarlas. Pero eso no quitaba que ya no quería ver la pestilente cara del moreno. No le causaba gracia que entrara en su mente y viera lo que vio.
Tenía que hablar con Dumbledore y pedirle que las reuniones de Oclumancia se redujeran, no se podía exponer tanto al chico.
El fin de semana pasó con una horrorosa lentitud que no pudieron soportar. Harry y Ron se vieron atrapados por Hermione que ya empezaba a obligarlos a estudiar para sus TIMOS y los tuvo todo el sábado y la mañana del domingo repasando apuntes y adelantando tareas pues, como ya era su costumbre, siempre terminaban atrasándose.
- Ron ¿Me cubres un rato? – Dijo el ojiverde en un susurro casi inaudible.
- ¿Qué estás planeando?
- Necesito hablar con Dumbledore.
- ¿Para qué?
- Le voy a pedir que me aumente las horas de Oclumancia. – Un brillo malévolo en los ojos del chico hizo que el pelirrojo sonriera.
- No te preocupes, todo por ver a Snape acabado. – Y sin más el pelirrojo se volvió a su composición de transformaciones, mientras Harry aprovechaba a salir sin que su amiga se diera cuenta ya que esta se encontraba regañaba a los gemelos Weasley por embrujar un libro y hacer que este persiguiera a los alumnos de primero tratando de golpearlos en la cabeza y la espalda.
Salió de la sala común de su casa y se dirigió al despacho del director. El primer paso era simple, le diría a Dumbledore que necesitaba más clases de Oclumancia ya que no lograba avanzar y era necesario que cerrara su mente. Obviamente, el viejo no se podría negar a una petición del niño de oro y mucho menos si esto le ayudaba a ir en contra de Voldemort.
- Meigas fritas. – La gárgola que cuidaba la entrada se hizo a un lado y dejo pasar al chico, este subió por las escaleras, y al llegar a la puerta del despacho del director se dio cuenta de que no estaba completamente cerrada y unas voces salían de ahí.
- Albus. – Decía una voz fría. – Entiende que ya se acercan los TIMOS y yo tengo que preparar a los muchachos, no puedo estar perdiendo el tiempo así.
- Hijo mío, esto no es una pérdida de tiempo, – Mencionó el anciano con su típica voz calmada. –es una inversión. Sé que te preocupan tus alumnos, bueno, a decir verdad me sorprende que te preocupen, y tienes razón en cuanto a prepararlos para sus TIMOS, pero Harry también necesita prepararse, puesto que él no solo presentará un examen, también peleara contra Voldemort. – Al decir ese nombre, el profesor hizo una mueca.
Harry escuchaba atento la conversación de los hombres desde atrás de la puerta, tratando de hacer el menor ruido posible. En ese momento fue Snape quien comenzó a hablar.
- Me sorprende como defiendes a ese chico. Potter es igual que su padre, insolente, arrogante, egocéntrico, impertinente, encantado de su fama, transgresor de las normas…
- Vamos Severus, algo bueno debe tener el chico.
- ¡Qué va! Es un bueno para nada. Es por eso, que ya no lo soporto y que he llegado a mi límite, que te pido disminuyas el número de clases a la semana.
Harry sintió como se le subía la sangre a la cabeza. Apretó la mandíbula y decidido a joder a su queridísimo profesor. Tocó la puerta.
- Adelante.
- Buenas tardes profesor Dumbledore, quisiera hablar… - Harry compuso una sonrisa un poco torpe, el chico sabía actuarlas bien. – Oh, buenas tardes profesor Snape. – Que bueno que se encuentra aquí. Quería discutir algunas cosas con el profesor y entre ellas, lo incluyen a usted.