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Cuando el Hielo se Derrite en Tu Cuerpo por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

En Primera pedon por tardar tanto, los examenes me llevaron por delante y no tenñia tiempo para nada, pero ahora ya.. ya lo finalizé y estoy muy contenta y tambien triste porque no queería terminarlo.

Espero el final sea de su agrado y tengan lindos recuerdos de este fic ^^

En Segunda quiero decirles que apesar que esta como finalizado voy a subir un par de HISTORIAS CORTAS que las denominare ESPECIALES sera para complementear algunas cosillas que han quedado sueltas ^^

y lo más importante quiero agradecer a todos mis lectores que me han seguido hasta aqui ^^ muchas gracias, especialmente a  Altarf, Chi, yuliana cordova, nika071, moonlight, juna ichijouji, Misaky0, albafika de piscis, xI, minako, gatita_ro, Dahlya Black de Piscis, aKaRa, misteriosa, jl_ana, marizzzzaaa54, Elvish, niu chan, rocio, también a mi querido Anónimo.

Como siempre lo digo, ponganse cómodas y comodos, pasen  y lean ^^

CUANDO EL HIELO SE DERRITE EN TU CUERPO

 

 

 

 

 

 

 

         Epilogo.- Milo… Regresa a Mi.

 

 

 

 

 

 

 

         Fueron largos los meses que los separaron, con días mejores que los anteriores y días donde no encontraba ni un principio ni un final… en ocasiones no importaba nada y en otros, todo parecía cobrar mayor importancia. Entre Milo y Camus había una distancia que los separaba… aunque duela aceptarlo, y ni el cielo era capaz de unirlos en su infinito firmamento. Alguna vez la luna los sorprendió a ambos observando las mismas estrellas sin siquiera saberlo, echando suspiros amargos…

 

         Pero el tiempo no pasa en vano.

 

         El mundo continuaba girando, y debían seguir su propio rumbo. Nadie los esperaría… no giraba alrededor de Camus y tampoco alrededor de Milo… debían continuar con sus vidas.

 

         Fue un domingo soleado en Atenas, el astro rey gobernaba sin nubes intrusas en el amplio cielo. Se percibía tranquilidad y sosiego. Seguro muchos de los habitantes del Santuario estarían descansando aprovechando un domingo más. Camus había anunciado su llegada al Patriarca y por supuesto también a su amigo Shura, ahora estaba en las afueras del Primer Templo mirando hacia arriba en dirección al resto que conformaban los doce signos.

 

         Comenzó su ascenso  con algo de ansiedad mezclada de nerviosismo.

 

         “Voy a ver a Milo” Pensaba, con una serie de sentimientos encontrados y guardados. Tenía cierta incertidumbre acumulada en el pecho, no podía sino pasar, repasar y humedecer sus labios con la lengua en una muestra involuntaria, la seriedad que lo caracterizaba solo era una máscara, un artificio para esconder sus verdaderos sentimientos y ahora amenazaba con desaparecer… Camus había reconocido como su peor enemigo a la cantidad de emociones que no sabía  controlar… surgían a borbotones incontrolables al ser aplastadas durante tanto tiempo. Aún sabiéndolo  no podía hacer nada ante el reencuentro inevitable ¿Qué iba a decirle? ¿Cómo mirarlo cuándo lo vea por primera vez?  Y… ¿Cuánto tiempo iba a soportar esa seriedad suya?, temía ceder al descontrol que  le provocaba el rencuentro con Milo. Debía aceptarlo… aunque le molestara, tenía ganas de verlo.

 

         Los deseos de verle… se abatían como una hoja ante el viento por el miedo que le provocaba también el rencuentro…

 

         ¿Y si Milo no le miraba siquiera? ¿Pasaba de él…? ¿Y si estaba enamorado de alguien más? Un año es bastante tiempo…

 

         El rencuentro significaba afrontar el peso de sus decisiones, cobrar la factura por sus acciones. Por sus palabras.

 

“- Milo… así funcionará, yo me esfumo y tú me olvidas.

 

Olvídame. Ya no hay más.

 

Déjame ir Milo, ni tú no yo necesitamos del amor ¿Entiendes?

 

¿No crees lo que te digo? Entonces escucha atento lo que voy a decirte, es definitivo, olvídame. No recuerdes ni mi nombre, o si un día signifiqué algo para ti. No te acuerdes de nada…

 

No te acuerdes de nada que quizá nunca fue.

 

 Yo desaparezco Milo… no te detengas en olvidarme.

 

¡No te quiero cerca! ¡No confió en ti!

 

Maldita sea tu apuesta ¡No confío en ti!

 

Nada me asegura que estás aquí por lo que dices sentir… nada, simplemente de escucho repitiéndote sobre tus sentimientos pero no hago más que imaginarme a ti con tus amigotes burlándote de tus tantas conquistas. Te imagino con Kanon burlándote de lo que llegué a sentir por ti, como estar seguro de lo que dices sentir no es porque renovaron su dichosa apuesta…

 

Milo… no hay otro final para nosotros…

 

En ésta historia… no habrá segunda parte”.

 

         Comenzó su camino cruzando primero por el Templo de Aries, seguido de Tauro donde se encontró con sus guardianes respectivamente y fue recibido con amabilidad. Al llegar a Géminis… sólo le bastó un suspiro para animarse a entrar.

 

         Total… Saga era…

 

         - Acuario ¡Ya era hora que volvieras!

 

         Se detuvo y giró sobre su eje para encarar a su locutor.

 

         - Lo siento, no creía que habría nadie – dijo con amabilidad – ¿Puedo pasar Kanon? – el gemelo menor estaba a unos pasos de él apoyado en un pilar con una de sus clásicas sonrisas coquetas y seductoras. Camus estaba de pie esperando por la aprobación pero al percibir que no recibiría respuesta giró en nueva cuenta y continuó con su camino.

 

         - Espera – kanon lo alcanzó, Camus no había dejado de caminar - ¿Vuelves para quedarte? ¿O partirás de nuevo?

 

         - No creo que parta en mucho tiempo – respondió,  veía a kanon con disimulo, con el gemelo menor en escasas ocasiones habían entablado una charla y no era precisamente para hablar del clima.

 

         Casi al llegar a las puertas de Cáncer, kanon se detuvo asiendo a Camus por el brazo, sin fuerza.

 

         - No has preguntado por mi hermano – dijo Kanon con una seriedad nueva en él.

 

         - No hay nada que preguntar – dijo Camus sin cambiar de expresión – Saga está bien, lo sé.

 

         Kanon examinó a Camus, el matiz de su mirada… había seguridad en él. Lo escudriñó unos segundos silenciosos donde capto la verdad.

 

         - Te diste el lujo de ser seguido por Saga y aún así rechazarlo – dijo Kanon soltándole – Pero desde que volvió está mejor… ha pasado unos meses después de todo.

 

         En efectivo Saga había dado con su paradero a unas semanas de su partida y tanteó la posibilidad de una nueva oportunidad, de iniciar de cero entre ambos y renovar su pasado con un futuro mejor. El gemelo mayor no fue violento, ni atosigador… es más, pudieron entablar saludables conversaciones pero… había una verdad entre los dos: No había rastros de amor. 

 

         Lo comprendieron sin hacer conjeturas, o enfadarse. No buscaron culpables o víctimas.

 

         Camus continuó con su viaje y Saga regresó al Santuario. Al menos más tranquilo, la relación que los unió durante tantos años… no estaba perdida.

 

         Saga era… su primer amor, si. Pero al verlo, su corazón solo se encontraba con alguien que alguna vez amó. Los momentos juntos se quedarían grabados en sus memorias, y podía recordarlo sin sentir tristeza… llevaba sus huellas impregnadas en él y tan solo Saga era alguien que alguna vez amó.

 

         - Deseo lo mejor para Saga, te lo aseguro Kanon – dijo Camus – Fue siempre así.

 

         Kanon asintió comprendiendo al Guardián de Acuario, quizá en un pasado no muy lejano, ésos problemas le causarían gracia, se burlaría de la huída de Camus del Santuario tal cual víctima de una novela, burlándose de su hermano por ir de rastre y también de su amigo Milo que había formando parte de un club muy particular con Shura. Se burlaría pero… no ¿con qué cara? Si él también, su vida ahora formaba parte de una especie de argumento de una novela cursi escrita por una loca fanática del Yaoi… seguramente escrita por Arwen Diosa. El amor había golpeado a Kanon con la parte más dura de su armamento… sus suspiros y sus noches, su cuerpo y su alma, sus deseos y besos tenían un dueño digno…

 

         - Permiso – dijo Acuario al notar a Kanon un tanto diferente. No lo frecuentaba pero, tampoco lo esperaba ver… como le describiría, tan sensato.

 

         - Nos vemos después.

 

         Escorpión… El Octavo Templo.

 

         Estaba a unos pasos de adentrarse, no solo al Templo, también a un episodio que marcaría el desenlace entre ambos.

 

         - Ca… Camus de Acuario pide permiso para cruzar el Templo del Escorpión – se odio internamente por tartamudear e inhaló un par de veces oxígeno a sus pulmones para intentar apaciguar a su corazón.

 

         No recibió respuesta.

 

         Sus pisadas hicieron eco en las paredes y el techo al momento de salir… supuso que no habría nadie.

 

         Ansiedad por verle… tantas figuraciones en su mente de su rencuentro… Milo…

 

         Shion no hizo tantos interrogatorios como lo pensó pero se mostró contento de verlo de vuelta. La mayor parte del día la pasó con Shura. Y llegó la noche sin hacerse esperar mucho.

 

         - ¿Cómo estás con Aioria?

 

         - Supongo que bien – respondió sin ánimo. Hasta entonces se mantuvieron charlando del viaje de Acuario.

 

         - No suena como tal – dijo Camus sonriendo con un poco de ironía.

 

         - Terminó conmigo.   

 

         - ¡¿Qué?! ¿Recién me lo dices? – Exclamó Camus sorprendido. Estaban con el Caballero de Capricornio en el techo del Templo de Acuario.

 

         - No había forma de contarlo por una carta o en una llamada, no – dijo Shura – pasó hace unos meses además.

 

         Camus escudriñó a su amigo, realmente se veía afligido al hablar del tema, su semblante se abatió al instante.

 

         - No quiero hablar de eso… - dijo al momento que se sentaba con las rodillas flexionadas y escondía la cabeza de la visión de Camus – Me terminó y ahora se pasea alegremente con Shaka.

 

         Camus se sentó a su lado pasando una mano por los hombros, quería confortarle.

 

         - ¿Con Shaka? – Repitió – Acaso…

 

         - También  terminaron con Mu – dijo mirando directamente a Camus – Ahora Mu está detrás de los huesos de Saga… ¿lo crees?

 

         - ¿Qué? – Camus se sorprendió aún más - ¡Mu y Saga!

 

         Shura afirmó en silencio dejando que su amigo procese la información… aún faltaba algo.

 

         - ¿Adivinas con quién está kanon? – Preguntó – En tu ausencia muchas cosas han cambiado… bastantes dirías yo – Shura sonrió de medio lado, una sonrisa sardónica. A Camus se le estrujó algo por dentro.

 

         - ¿Milo? – respondió temeroso.

 

         - …qué, no. Para nada – dijo moviendo los brazos y Camus suspiró instintivo - ¿Milo? ¿Cómo se te ocurre? Es Radamanthis.

 

         Le contó que la paz entre los dioses, tal y como Atena había intervenido con Zeus  para darles la nueva oportunidad de vida a sus Santos, el dios del Inframundo no actuó de manera distinta. Concretada la paz, sus Espectros tomaron ésta nueva oportunidad de manera más formal y buscaron su felicidad. Así que… Radamanthis no era un heroico galante o romántico guerrero, pero tuvo los cojones suficientes para buscar a kanon de Géminis y expresarle de manera clara que lo sucedido entre ellos no fue un desliz para él… y para kanon… contrariado y estupefacto no fue inmune y se dejó amar.

 

         ¡Y sí que lo hizo!

 

         - Los únicos que se mantienen contra viento y marea son Shion y Dohko y por supuesto que Afrodita y Máscara de Muerte.      

 

         - De alguna manera me lo esperaba de ellos – comentó.

 

         - ¿Qué vas a hacer de tu vida ahora? – Preguntó Shura – Volviste y te toca afrontar el peso del tiempo.

 

         Camus se mordió la lengua bajando la mirada y sus dedos juguetearon nerviosos.

 

         - Pues supongo que ponerme a la par en mis misiones – respondió evitando el tema que Shura quería hablar, él prefería profundizar otro – Cuéntame tú… ¿Qué sucedió con Aioria?

 

         Shura miró al cielo nocturno, sus ojos se pasearon por varias estrellas que coronaban a la luna. Aioria… lo había amado tanto, tanto… le costaba aceptarlo.

 

         - No me lo creo aún después que ya pasaron cinco meses y cinco días – nostálgico cerró los ojos recordando que en tiempos mejores en el mismo lugar que ahora ocupaban y mirando la misma luna le contaba también a Camus sobre sus primeras citas… su afán en conquistarle… y ahora… - Aioria me ayuda a olvidarle, es amble conmigo y no es idiota. Pero me dejó claro, trasparente, que tiene sentimientos hacia Shaka y él no es indiferente. Aún así… me cuesta tanto… Antes que me terminara ya estaba diferente, en vez de molesto le notaba triste, demasiado. Creía que era por otras razones pero me confesó que para él lo nuestro ya no funcionaba y… fin. Después vino Shaka, al menos me alivia saber que no me terminó para correr a los brazos de otro.

 

         - ¿Piensas recuperarle? – Se animó a preguntar, Camus era conocedor del amor verdadero que Shura le tenía a Aioria.

 

         - Soy obstinado, si. Pero no estoy obsesionado – aclaró – Tenía muchas cosas en mente pero… - de repente dudó en contarle a Camus… no se lo había dicho a nadie, - pero… - Camus era su mejor amigo, no debía dudar –una noche Aioros se apareció en mi Templo, se había enterado de que su hermanito estaba tras de Shaka y charlamos un buen rato, quería saber cómo me sentía. Luego bebimos para pasar el rato y… de la nada me beso.

 

         Camus elevó las cejas en señal de sorpresa.

 

         - ¡Qué!

 

         - Aioros me confesó que desde años atrás me amaba, que la vida había sido ingrata con él y por los sucesos que lo acaecieron pereció… y al volver… se encontraba a la luz de sus ojos crecido y sin necesidad de los cuidados que había ansiado darle, Aioria era todo un hombre, un hombre dueño del amor de su vida. Dueño de mi corazón… - silencio unos segundos – me besó mientras temblaba, lo sentí temblar y lloró… quizá por mi silencio o porque parecía estatua, pero se fue… salió de mi Templo esa noche  y no lo volví a ver. Creo que se arrepintió porque desde entonces nos evitamos… no sé qué hacer, esto no puede durar mucho. Algún día debemos volver a hablar…

 

         - Aioros – repitió Camus – el hermano de Aioria… ¡Es inmoral!

 

         - ¡Lo sé! – Exclamó Shura sujetándose los cabellos.

 

         - Además, se parecen tanto… es como si yo me juntara con kanon.

 

         Shura arrugó el entrecejo – Gracias Camus, me das muchos ánimos…

 

         - Y… ¿Qué sientes por Aioros? – Preguntó Camus ignorando el último comentario.

 

         - Siento… siento escalofríos – confesó, al ver la expresión de Camus argumentó rápidamente – Entiende que era mi amigo… y lo maté, sin importar como lo veas… lo mate y me metí con su hermano menor…

 

         - Supongo que… Aioros no le resta importancia a nada del pasado… pero… ha pasado tanto tiempo que al parecer comprendió que lo único que vale la pena…   sólo quiere ser feliz.

 

         “Ser feliz” Pensó Shura.

 

         - Para eso estamos vivos ¿no? – dijo Camus mirando también la luna plateada. Ambos se perdieron en los recónditos de sus pensamientos.

 

         - ¿Y tu felicidad dónde está Camus?

 

         - También en el amor.

 

 

 

 

 

         Por más que lo intentó no pudo dormir ésa noche, se quedaba largos minutos tal cual estatua sin mover ni una pestaña, petrificado por sus pensamientos y luego no paraba de revolver las sábanas sin hallar una posición cómoda… fatigado por el calor, molesto por la incomodidad del colchón, quizá la almohada muy dura, etc. Pero la verdadera razón de su insomnio sólo tenía un nombre de cuatro letras – Milo –

 

         Shura le había dicho que el Escorpión estaba de misión y justamente partió al amanecer, lo más seguro es que volvería en una semana a más tardar.

 

         Se debía tragar las ganas de verle al menos de lejos porque Milo no estaba, contrariado de todo lo demás… ¿Qué iba a hacer si Milo simplemente lo olvidó? No podría reclamarle si él le propuso la opción. ¿Qué esperaba de Milo?

 

         ¿Qué…?

 

         Los días continuaron y pasaron en su rutina natural, pese a todos los enredos entre ellos, a la hora de entrenar figuraban muy bien su papel de Caballeros y no existía rencillas… y si las había, como los Caballeros que son no dudaban en demostrarlas en las batallas entre ellos.

 

         Ahora mismo luchaban como si su vida dependiera por ello  un Shura Vs Shaka, qué sin insultos, sus golpes y la calidad de éstos lo decían todo.

 

         Conmemorando viejos tiempos la batalla de Virgo con Capricornio fue seguida por Camus Vs kanon. Y ésta vez no había nada que comprobar, Milo no estaba ahí para asegurarse que su amigo viera el chupetón en el cuello francés. Kanon seguía siendo un capullo de ésos pero ahora un capullo más inofensivo y a la hora de luchar continuaba siendo muy fuerte.

 

         Golpe, un salto y una patada, Camus estaba a la defensiva ante una serie de ataques del gemelo menor.

 

         - ¡Estás distraído! – Kanon sonreía de medio lado mientras en nueva cuenta retomaba la ventaja en la lucha y Camus se defendía.

 

         No podía mentirse, su mente no estaba precisamente en esa pelea… había algo, una especie de muralla que le impedía concentrarse o siquiera enterarse de lo que estaba librando.

 

         Una milésima de segundo… virar la cabeza. Verlo…

 

         Milo…

 

         A la milésima siguiente Camus tenía en las pupilas el cielo y la espalda contra la arena del coliseo. Kanon aprovechando su distracción no tardó en descargarle una patada en el estómago y derribarlo.

 

         De repente de ahí estaba Milo, Camus sentía que su pecho subía y bajaba en una respiración forzada. Sus ojos no esperaron en buscarle en nueva cuenta y lo vio…

 

         Camus aún tendido en el suelo ubicó al Caballero del Escorpión,… se veía tan… su melena larga y rebelde brillaba sedosa tras su espalda y adornando su rostro dueño de ése bronceado exquisito. Sonreía, tan bello. Hablaban algo con Shura mientras Milo sonreía, llevaba la caja de su armadura, seguramente acababa de volver de su misión.

 

         Segundos que se hicieron infinitos, Milo había desplazado su mirada celeste de Shura hacia el campo de entrenamiento directo a la anatomía de Camus que se mantenía estática en el suelo. Para que al segundo posterior mire a cualquier otra parte.

 

Desolación

 

         Sólo bastó ese gesto de indiferencia para que el dolor de la  patada en el estómago, de la caída al suelo arenoso y el dolor de cabeza, sepan los dioses porqué razones, se intensificaran con prontitud.              

 

         Camus llevaba en el suelo alrededor de unos diez segundos y kanon se le acercó para saber si le había lastimado (cosa que dudó) pero estaba tan quieto…

 

         - ¿Camus? ¿Estás bien? – Le preguntó.

 

         Recuperó su expresión serie borrando su pasmo mientras se ponía de pie sin mucho esfuerzo.

 

         - Si – fue su escueta respuesta.

 

         Kanon dirigió su mirada hacia el sitio donde Camus se había quedado mirando mientras estaba en el suelo, ahí estaba Milo. Luego miró a Camus, el flequillo del cabello le cubría los ojos.

 

         - ¡Pon más atención Acuario! – Se escuchó un regaño por parte de Shion.  

 

         Y conmemorando viejos tiempos, Camus de Acuario volvía a ser el centro de atención en un entrenamiento, e indirectamente el responsable era un Escorpión.

 

 

 

 

 

 

 

“- Si hay alguien a quien quieres… no pierdas más tiempo… no cometas el mismo error que yo…”

 

 

 

         Las palabras de Saga volvieron a cobrar fuerza en su mente y en su corazón y se repetían tal cual eco de una voz macabra en su cabeza.

 

 

 

“- Puede que al regresar, por la misma intensidad de sus sentimientos, Milo te borre de su vida, a nadie le gusta sufrir.”

 

 

 

         Shura había dicho eso ¿Acaso era un adivino para ver el futuro? Milo ni siquiera había sonreído al verle, nada… fue como alguien que pasa de largo de algo que no le gusta. 

 

         Sentía que pronto sería aplastado por sus ensimismamientos. El reencuentro con Milo… amargo.

 

         ¿Qué estaba esperando de Milo?

 

         Empezó a descender las gradas de su Templo para visitar a Shura, al menos para matar el tiempo y no matarse él con la depresión en cada poro del cuerpo.

 

         El viento… soplaba cálido en aquella noche de primavera, la luna gobernaba el espacio sideral con sus estrellas.

 

         Desde el fondo de su ser Camus quedó paralizado a medio camino, incapaz de formular un pensamiento coherente o completo. Incapaz de declarar sus sentimientos al dueño de éstos, lo tenía a unos escasos pasos y… Milo no ayudaba mucho, con lo guapo que estaba bajo los rayos plateados de la luna le robaba el aliento.

 

         Milo estaba ahí…

 

         Fue un conflicto de emociones, sentimientos brotando a flor de piel. Milo fue testigo del vertiginoso cambio en el ambiente y la muestra clara era la temperatura… sin hacerse esperar la escalinata de piedra, y parte del Templo de Acuario  fueron cubiertos por una fina capa de hielo y al contraste Milo sentía que por su espalda un hilo de sudor bajaba, respiraba arrebatado por un calor que impulsaba su corazón en cada latido marcado contra sus costillas.

 

“Volver a verte otra vez…”

 

         Y se miraban a los ojos, inciertos… con una ansiedad amontonada a lo largo de los meses de distancia, atropellándose por los sentimientos guardados y sin poder salir uno primero sin que quiera salir el otro… no podían acercarse simplemente a preguntarse “¿Cómo estás?” no…

 

“Te amo, te amo”

 

         Ya no había duda, lo extrañaba, lo anhelaba tanto… un abrazo suyo, una palabra de sus labios carnosos.

 

“Te amo tanto Milo”

 

         - Mi… Milo – dijo con voz herida, deseaba que Milo diga algo, sentía que sería como una fresca lluvia en el desierto y el milagro de una rosa en medio de la nada.

 

         El Escorpión separó los labios para decir palabra, entorpecido por lo que sus ojos le mostraban… ¿Estaba soñando? Seguramente se había quedado dormido en su Templo y por eso su mente le jugaba sucio al mostrarle a un Camus…

 

         Había ascendido a Acuario para saludarlo al menos, temiendo la forma en que podría ser recibido.  Al volver de su misión no esperaba encontrar a Camus de vuelta… tendido en el suelo, tan lindo. Apenas pudo mirarlo, había deseado tanto tiempo volverle a ver…

 

         Él no decidió que ya no habría más… que las puertas al amor estaban clausuradas y se abandonó a la tristeza de la soledad. Camus le había pedido que lo olvidara, que no recuerde nada… pero…

 

         ¿Acaso era posible?

 

         - Camus – dijo disfrutando pronunciar ese nombre francés en sus labios, sonaba tan dulce… exquisito – No soy capaz de olvidarte.

 

“Debe ser un sueño”

 

         Milo sentía que su corazón perdía la sensatez, veía a Camus a unos cuantos pasos de él, con lágrimas surcando sus mejillas pálidas y con una sonrisa de sosiego renovado. Milo se mordió el labio… temía tanto que Camus no volviera, quedar por siempre con un amor unilateral, recordar en soledad sin poder olvidar ni uno de sus cabellos, ni el aroma de su piel. Y si al volver… un año es bastante tiempo, podía conocer a muchas personas en el camino y enamorarse…

 

         Un sueño maravillo del que no quería despertar, temblando de emoción… no era un sueño, era la bendita realidad la que le mostraba a un Camus deshaciéndose en el amor, derritiéndose ante la acumula de sentimientos.      

 

         - Milo – la voz de Camus salió entre aquellas lágrimas – Milo…  Regresa a mi…

 

“Sentí que unos brazos se apretaban en torno a mi cuerpo con la misma necesidad que yo tuve al corresponder ese abrazo, Camus había corrido la poca distancia para unir nuestros cuerpos en aquella entrega… hundió su rostro en mi pecho mientras le oía llorar y pronunciar palabras entrecortadas, cerré los ojos y aspiré su aroma a rosas mientras que a mi corazón lo llenaba una cálida felicidad que sólo Camus podría brindarme.

 

Abrí los ojos al sentir algo frío caer sobre mi rostro, no era molesto al contrario, me trajo paz…

 

- Nieve – dije sonriendo al ver que los copos  caían tan cuales plumas  blancas, envolviéndonos.

 

Camus levantó la mirada humedecida y vio el producto de tu poder, me sonrió un poco apenado al no lograr controlar el huracán de  sentimientos que se materializaban con aquella nieve tan pacifica… tan pura… solo para nosotros dos.

 

- Milo… - dices cuando nuestras miradas se sostienen – Perdóname… me odio a mi mismo por dejar que todo esto suceda…  yo…

 

Le coloco un dedo sobre los labios y él calla expectante.

 

- Te hice una promesa – le digo sonriéndole un poco – Te prometí que te entrego mi vida entera… te esperaría sin importar cuánto te tardaras.

 

Mis manos se pasearon por la cabellera acuamarin de mi Camus… mi Camus, él me regala la sonrisa más bonita que haya apreciado en ése rostro que he convertido en mi monumento

 

- No sabes cuánto te he extrañado – empiezas a decirme mientras tu rostro se hunde en mi pelo – No sabes cuánto te quiero.

 

Soy yo el que sonríe ahora apoyando la quijada en su hombro dejándome envolver por el momento que nos regalamos, por la felicidad que embriaga mis sentidos al solo contacto de nuestros brazos alrededor de nuestros cuerpos, de mi corazón que se llena de dicha al tenerte así…

 

- Acéptame de nuevo en tu vida Milo.

 

Busco tu mirada, sorprendido por tus palabras, las unimos. Tu preocupado ante mi silencio, no puedo negar que me enorgullece bastante el saber que yo puedo provocarte todo eso. Un Camus que se derrite tal cual hielo en mi corazón, con mi calor…

 

Te sostengo de la quijada en una leve caricia admirando tu faz, conmovido por el vestigio del llanto. Camus yo también te amo, cierro los ojos al saber que tú cierras los tuyos. Nuestras respiraciones se tocan ente el preludio de un beso, a milímetros de una unión ansiada y me embriagas al ser tu el que termina por anular el aire que nos separa para posar tus labios en los míos, un beso… nuestro beso…

 

Cuando el hielo se derrite en mi cuerpo”

 

 

 

 

 

 

 

Fin.

Notas finales:

Fin.

^^ Dice fin pero voy a subir un par de HISTORIAS CORTAS que las denominare ESPECIALES para no dejar suelto algunos temas... por ejemplo como se quitó el chupeton Camus, Lo que sucedió entre Milo y Kanon la noche que pasaron en su Templo, lo que pasará entre Shura, Aioria y Aioros.      

Y lo que ansio escribir una deliciosa y romántica noche entre Camus y Milo, tanto tiempo separados que deben ser ellos los que traigan las ganas de amarse... jejejeje.

Nos leemos!!!!


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