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Cuando el Hielo se Derrite en Tu Cuerpo por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Aqui la actualización!!!!

Gozenlo por favor si? Que yo disfruto mucho escribiéndolo.

Muchas gracias por sus reviews mis queridos lectores y lectoras. 

Sin mas ni más el siguiente capi de "el sufrimiento de Milo" (título alternativo) jejeje... mentira. 

 

 

CUANDO EL HIELO SE DERRITE EN TU CUERPO

 

 

 

 

 

 

 

Capitulo 3.- Sólo estoy empezando.

 

 

 

        

 

         Continuar con el plan… el plan… intentaba convencerse a sí mismo que lo hecho estaba al menos cerca de lo correcto y obtendría algo de todo esto, al menos un poco de lo pensado. Milo…

 

         Mientras caminaba a su templo el cielo aclaraba y el silencio de la noche era roto por el piar de las aves en sus nidos, una ventisca fría soplaba característica del amanecer.

 

Repasaba en su mente lo sucedido en la últimas horas… cuando llegó al Templo de Escorpio tenía una sensación tan diferente a la de ahora, en el pecho le latía lo convencido que se sentía… ahora tenía esa incertidumbre consumiéndole y amenazando con quedarse.

 

         “¿Qué sentí al besar su piel?”

 

         Camus movió a los lados la cabeza, acción que hacía para espantar algunos pensamientos. Sin embargo, lo hacía en vano, todo estaba tan reciente, desde las sensaciones en su cuerpo, incluyendo su aroma.  Milo fue tan intenso que ni siquiera le dio la oportunidad de pensar que estaba con alguien más… alguien con quien le gustaría estar… repetir. Pero ya estaba hecho, su fortuna en el amor no existía y quizá, movido por ése sentimiento fue como llegó a parar con Milo a su Templo.

 

         - Ah! Camus buen día!

 

         El aludido paró en seco al cruzar el Templo de Capricornio hacia su casa, estaba tan absorto que ni siquiera había mentalizado la idea de encontrarse con algunos de sus colegas en el camino.

 

         - Buen día Shura – contestó haciendo una pequeña inclinación propia del saludo.

 

         El caballero de la espada filosa estaba en un extremo de su templo sentado en una silla de madera rústica y con la ropa de entrenamiento. En las manos tenía una parte de su armadura, al perecer la hombrera y en la otra mano sujetaba un paño de limpieza.

 

         - Estoy sacando brillo a mi armadura -  aclaró ante la mirada curiosa de Acuario. Éste asintió con un movimiento de cabeza y se dispuso a cruzar antes que su vecino lo aborde con preguntas.

 

         - Nos vemos en el entrenamiento – dijo.

 

         - Si… - Shura se puso de pie y analizó la postura de su amigo, comprobando sus sospechas – Camus perdona que te interrogue ¿Qué haces llegando de ése lado de mi templo hacia el tuyo? Generalmente es al revés y sales de tu templo hacia el mío.

 

         Si… Shura siempre tan observador.

 

         No podía pasar de largo, muy a pesar que lo calificaran de frío, calculador y solitario si tenía un amigo… y Shura ocupaba tal puesto. Una de las razones era la cercanía de sus templos y fortalecieron su amistad con la serie de eventos adversos que padecieron juntos… por ejemplificar, se podía decir, la batalla contra Hades.

 

         - Sólo estoy caminando un poco antes de entrenar – dijo con naturalidad.

 

         - Si claro – respondió sin preocuparse en ocultar su ironía. Camus alzó una ceja esperando que Shura se explique por su respuesta – ¿Estas caminando desde ayer? Porque tienes precisamente ésa expresión Camus, como si hubieras participado en una maratón.

 

         Camus volvió a arreglarse el cabello sin abandonar su expresión seria, pero lamentaba no haber consultado al espejo antes de salir del Templo de Escorpio, apretó el puño por lo bajo, si Shura se diera cuenta del chupetón en su cuello estaba perdido.

 

         - No pude dormir, eso es todo – respondió tajante.

 

         - Ajá – dijo Shura analizando la postura del onceavo guardián, le notaba unas ojeras en el rostro, la piel seca y los ojos ligeramente hinchados.

 

         - ¿Tú, cómo estás? – Preguntó con intenciones de desviar el tema.

 

         - Gracias por preguntar, pero me encuentro bien… pero Camus no se puede decir lo mismo sobre ti. ¿Hay algo que no me has dicho aparte de lo que ya sé?

 

         Su preocupación era innata, no era simple curiosidad por saber sobre el porqué de ésa apariencia desdeñada. Él era el confidente de Acuario, aunque no estaba seguro de saberlo todo de él, consideraba a Camus un poco complicado en temas personales e íntimos, aunque sus cavilaciones eran bastante interesantes. Especialmente sobre el pasado.

 

         Camus permitía ser cuestionado de ésa manera porque sabía que después de aliviarse de sus pesados pensamientos, Shura siempre tenía consejos que aligeraban la carga que sentía sobre los hombros. Era un hombre sabio en cuestiones sentimentales. Todo porque en cuestiones de amor había pasado por problemas que si existiera un termómetro para tomar la temperatura, los suyos no serían nada.  

 

         La historia de Aioros y Aioria en su vida estaban tatuados en su corazón con cincel de fuego. Lo que Shura era en ésa época era el resultado de ese destino sardónico que lo llevó a matar a su mejor amigo y con el paso de los días repitiéndose en el Santuario albergar ésos sentimientos por Aioria que se transformaron en amor.

 

         Confesándolo en sinceridad… era difícil que él mismo definiera su situación sentimental con Aioros que estaba de nuevo con vida. Con Aioria tan cerca y sin saber si era correcto el mantener su relación amorosa que había florecido antes de la Batalla de las Doce Casas.         

 

       Camus dirigió su mirada del horizonte al suelo.

 

         - Estoy bien.

 

         No serviría de nada presionarle, Camus vendría sólo cuando le sea necesario y sus consejos útiles. Lo importante era que Acuario esté consciente de que podía confiar en el décimo custodio.

 

         Colocó una mano en el hombro de Camus a modo de apoyo y le regaló una sonrisa a medias.

 

         - Asegúrate de arreglar ésa cara antes de ir al entrenamiento – le dijo cuando se dirigía hacia su armadura para continuar en su labor de sacarle brillo.

 

         - Nos vemos allá.

 

         Shura le vio marcharse por la escalinata que unía sus Templos, examinó por unos segundos muy atentamente el modo de su andar… caminaba rápido pero no radicaba ahí el detalle que llamaba su atención… negó con la cabeza a los lados mientras ataba los cabos y llegaba a una conclusión fácilmente.

 

         El día anterior le vio ingresar al templo de Milo ya caída la noche y, no le pareció extraño, en las anteriores semanas éstos dos se hablaban con frecuencia. Pero no le escuchó volver, creía que en algún momento lo hizo… total él no estaba del todo atento. Pero Shura madrugó porque la cama se negaba concederle un pacífico sueño y ahí le vio. Camus salía de la casa de Milo y por la distancia no pudo precisar la expresión de su rostro. Comprobó sus sospechas cuando ya lo tuvo cerca… su olor, el cansancio marcado en su rostro, la forma renga de caminar, muy poco perceptible, y la prueba final…

 

         - Idiota, como se va a hacer sacar un chupetón.

 

 

 

 

 

         “No soy la clase de idiota con el que vas a jugar”

 

         - ¿Estás bien?

 

         Esa voz que le habló de repente espantó sus pensamientos, elevó la mirada un poco, aunque ya sabía quién era.

 

         - Hola Saga – contestó Camus – Que tal el entrenamiento.

 

         No supo que más decir y fue lo mejor que se le ocurrió. Siempre que el Caballero de Géminis se le acercaba sin aviso le desarmaba. Le tenía un gran afecto, que si bien había demostrado alguna vez no podía sacarlo a plena luz del coliseo donde se desarrollaban sus entrenamientos matutinos.

 

         - Las luchas con Shaka siempre son interesantes – respondió Saga sentándose al lado de Camus en la tribuna de piedra que rodeaba al campo de pelea. En ése momento la batalla era entre Mu de Aries y Shura de Capricornio.

 

         Miraron por un momento la pelea, el Patriarca acostumbraba emparejarlos al azar para librar un entrenamiento más entretenido y serio entre ellos. Y las técnicas de cada constelación estaban por un buen tiempo, negadas al uso en ésas luchas, con la justificación que debían recordar los puntos básicos en una pelea cuerpo a cuerpo.

 

         De un momento a otro la vista e Saga se desvió hacia su colega, mirándole con detenimiento. Camus se había atado el cabello en una coleta alta dejando libres algunos mechones de cabello y al igual que el resto traía puesto la ropa de entrenamiento.

 

         - Te noto cansado – fue su comentario.

 

         Camus no rompió su postura, de alguna manera estaba preparado para que Saga haga comentarios de ése tipo. Si alguien podía leerlo era el Caballero de Géminis.

 

         - Estoy bien, sólo no pude dormir.

 

     - ¡Ah! Mu es demasiado predecible – protestó un poco más arriba de ellos en la tribuna Máscara de Muerte de Cáncer – Cuando se ve acorralado empieza a teletransportarse y es fácil asestarle golpes.

 

         Y como lo decía en ése momento la pelea marcaba a Shura como aquel que tenía gran ventaja.

 

         - Es verdad – Afrodita de Piscis se unió a la conversación apareciendo detrás del Caballero de Cáncer – Pero acorralado se vuelve más fuerte. Sólo es cuestión que Shura se canse y caiga en el juego de Aries.            

 

         Máscara de Muerte infló sus pulmones de aire preparado para contradecir aquellas palabras, no estaba de acuerdo en las afirmaciones de Piscis pero… ¿Qué tipo de hechizo tenía? Sólo con verlo le atontaba, tenerlo cerca le dejaba sin ideas, al menos útiles para la humanidad. Al final terminó por sonreír tontamente.

 

         - Afrodita… buen día – saludó apenándose un poco.

 

         - Buen día – respondió mirándole detenidamente a los ojos, mirada que el otro correspondió. Duró unos segundos apenas, pero lo dijeron todo. No era el momento para eso… ni el lugar, aquel saludo que amenazaba con hacerse costumbre para fortuna de ambos, en pleno coliseo y en medio de un entrenamiento… no podían unir sus labios en aquel beso que cada vez exigía más…

 

         Con un movimiento de cabeza por parte de Máscara de Muerte se alejaron un poco del resto, donde Afrodita apoyó la espalda en un pilar y Cáncer le sujetaba la mano entrelazando los dedos. Los que los vieran podían decir que entablaban una charla muy amena. Ellos eran una pareja que se formalizó de la nada. Distintos, bastante… pero quien sabe que ahí fue la razón para el amor se enraizara en ambos.

 

         Saga los vio apartarse sin sorprenderse. Ésa actitud ya era común. Además de no ser la única pareja formal del Santuario, también estaban Shion el Patriarca y Dokho de Libra. Los últimos rumores que habían llegado a sus oídos fueron que por fin, dejando los prejuicios y preocupaciones la relación entre Mu de Aries y Shaka de Virgo se mostró como las anteriores.

 

         - Afrodita tenía razón – dijo Saga a Camus – Mu sólo esperó que Shura baje la guardia un poco.

 

         En ése momento Shura se ponía de pie entre unos escombros de lo que antes fuese un pilar quebrado. Se limpiaba el labio reventado en sangre con el dorso de la mano.

 

         - ¿Eh Camus? – Saga desde que habló esperaba la contestación de su colega. Era extraño no oírle comentar sobre ésos entrenamientos. Con Saga se hizo hábito hablar sobre lo que veían.

 

         - Si… Shura se descuido – fue su gran aporte.

 

         Hubiera dicho algo más que cubriera las expectativas de Saga pero, visualizó a Milo llegar al entrenamiento y sentarse en la tribuna al otro extremo que ellos. Estaba con Kanon.

 

    Saga lo encontró mirando hacia Milo y su hermano con fijeza  y determinación. Los siguió hasta que ése par se unió con Aioria que apoyaba a Shura en su entrenamiento con Mu.

 

         Ahora que lo pensaba era un buen tiempo que no hablaba a sus anchas con Camus, estas últimas semanas lo había visto frecuentar con Milo.

 

         - ¿Cómo te está yendo con el Escorpión? – Preguntó. Sólo con ésa pregunta obtuvo su total atención sacándolo de los laberintos de sus pensamientos.

 

         - ¿A qué te refieres? – Camus  no pudo evitar ponerse lívido.

 

         - …se han vuelto amigos ¿no? –Dijo Saga con ligereza – No quiero que lo malinterpretes, tampoco te estoy reclamando pero,… solías venir a mi Templo a pasar el tiempo por las tardes, ahora que has formado una amistad con Milo…

 

         - ¿Eh? No… ¿Qué? – Saga lo tomó impróvido.

 

         - Tranquilo – dijo Saga pasando una mano por el hombro de Camus – Milo es buena persona, pero ten cuidado de ser llevado por sus malos pasos… kanon tiene la culpa de ello.   

 

            Camus asintió un poco confundido pensando en la ironía de la vida. Si bien solía pasar tiempo con Saga  nunca habían mencionado a Milo. Sin importar donde buscase se notaba que Saga no tenía ni idea de lo que hablaba…

 

         - Si, no te preocupes, lo tengo bajo control – en eso no mentía.

 

         - Como sea – dijo Saga poniéndose de pie – Te lo diré. Sólo te vi así antes y fue el primer día que te acostumbrabas al calor de Grecia y venías de Siberia. Te ves terrible.

 

         - Exageras – contradijo recordando aquel día donde su cuerpo exigía las bajas temperaturas a las que estaba acostumbrado y nada se le quedaba en el estómago – No pude dormir y eso es todo.

 

         La efusividad de Camus se esfumó al ver a Saga sonreírle con ligereza y todo lo sucedido el día anterior pareció perder importancia cuando el Caballero Dorado de Géminis paseó sus dedos por el cabello acuamarin rozándole la nuca. 

 

         -  Bueno… espero que te sinceres conmigo después, porque creo decir que te conozco. Y hoy estás distinto a como sueles ser – Saga le hablaba con la seriedad que demostraba la mayor parte de las veces pero, a Camus le pareció más un regaño que cualquier comentario.

 

         - Saga… gracias por preocuparte pero no me pasa nada.

 

         - ¿De veras? Porque el Patriarca te ha estado llamando tres veces y tú no te has dado ni por enterado.

 

         Camus abrió más de lo habitual los ojos mirando a Saga e instantáneamente volteaba a ver al Patriarca.

 

         Shion llevaba las túnicas propias de su rango y no traía el tapujo que le cubría el rostro, de ésa manera se podía apreciar su expresión, apretaba los labios y para darle fuerza a su aire molesto se cruzaba de brazos mirando a Acuario.

 

         Saga escuchó a Camus murmurar algo en francés, mientras se ponía de pie y se dirigía hacia el campo de entrenamiento, tan ofuscado que ni se despidió. En la lista a sorteo que el Patriarca realizaba había salido que Camus libraría una lucha contra Kanon después de Shura Vs. Mu.

 

         Mu estaba sentado con Shaka en las tribunas y Shura con Aioros golpeando unos pilares forrados especiales para dar puñetazos.

 

         ¿Hace cuánto le estaban llamando?

 

         Mantuvo la compostura mientras caminaba. No recordaba la última vez que fue el centro de atención entre los dorados y menos por una razón como esa. Las risas bajas de Máscara de Muerte no ayudaban mucho en su tarea.

 

         Se colocó a unos metros de distancia de Kanon haciendo una leve reverencia a Shion que estaba en la tribuna.

 

         “Los niños de ésta generación son todos iguales… ni uno se salva”.

 

         Pensó Shion no viéndole el punto de decir algo al respecto de su distracción y con un leve movimiento de la mano indicó que ambos Caballeros podían empezar a luchar.

 

         Casi al mismo tiempo tomaron posición de ataque sobre la arena blanca.

 

         Kanon observó a Camus agudizando la mirada dedicando especial atención a su cuello, el Escorpión le había dicho que la apuesta ya estaba cumplida y la verdad, lo dudaba. Antes de nada debía ver la prueba de fuego marcada en ésa piel nívea, vestigio de la noche que pasó con Milo. Se la hacía fácil la tarea, el caballero de los hielos tenía el cabello sujetado en una coleta alta y la camiseta de entrenamiento tenía el cuello en forma de “v” dejando expuesto su objetivo.

 

         “Milo embustero… no hay nada”

 

         - ¡Kya! – Exclamó Camus abalanzándose a Kanon en ataque en cuanto lo notó distraído. A la velocidad de la luz o quizá más, fue el ataque dirigido. Kanon sintió rozar el aire en milésimas de  segundos sobre su rostro, si no hubiera retrocedido unos pasos en defensa ahora estaría al igual que Shura saliendo entre los escombros de un pilar o bien de la tribuna cuando peleó con Mu. Hizo distancia mientras Camus volvía a adoptar una postura de ataque.

 

         Kanon, Caballero Dorado de Géminis, no por nada había ganado ése título y rango. Habría que ser un iluso para confiarse y subestimarle en batalla, un guerrero poderoso leyenda al mellar la armada de Hades.

 

         - Así que vas en serio refrigerador – dijo en tono burlón.

 

         No respondió, kanon no le dio lugar a hacerlo en un intervalo de segundo a segundo lo tenía enfrente de él preparando un golpe dirigido a su estómago.

 

         Logró esquivar el objetivo del golpe pero aún así le llegó al costado del abdomen sobre una costilla y por inercia su cuerpo hubiera retrocedido pero kanon cambió la dirección, lo sujeto con fuerza calculada del cuello y con la otra mano hizo presión en la zona entre ambas costillas, donde de un golpe se podía hacer perder el aire a una persona.

 

         Los espectadores vieron una ligera capa de nube provocada por la arena que envolvió a ambos caballeros, al disiparse vislumbraron a Kanon aplicando una llave de restricción sobre el cuerpo de Camus, lo tenía contra la arena con una mano sobre el cuello con la suficiente fuerza para que no se mueva si no quería dislocarse un hueso pero permitirle respirar a medias. La otra mano la apoyaba sobre los muslos anulando el poderío sobre sus extremidades.

 

         - ¿De veras lo hiciste con el Escorpión?

 

         Acuario agudizó la mirada perforando a Kanon con ella, atinó a llevar las manos hacia aquella que le apresaban el cuello… si tan sólo podría usar su poder congelaría al gemelo menor librándose de ése agarre. En un impulso de fuerza renovada quiso levantarse.

 

         - Espera un segundo quieto Acuario… quieto – decía mientras aflojaba un poco, sólo un poco la mano que le estrujaba a medias el cuello – Tengo que comprobar algo.

 

         Fue lanzado hacia atrás sin esperárselo, la rodilla de Camus se le había estrellado contra la cara obligándolo a soltarlo e inmediatamente se ponía de pie.

 

         Kanon se levantaba con pesadez y algo de pereza del suelo sacudiendo la arena adherida a las rodillas, esperaba terminar rápidamente ésa pelea. Además de su objetivo ya lo había cumplido…

 

         - Esperen, deténganse un momento – dijo Shion, cuando ambos caballeros lo vieron hablaba con unos soldados, a juzgar por su expresión se molestaba más de lo que estaba. Les decía algo a los soldados y estos se iban – Pueden continuar con su entrenamiento matutino. Debo retirarme.

 

         Sin más ni más los dejaba ahí, el único que se inmutó fue Dokho que lo siguió, éste no perdía oportunidad para estar al lado de su Shion.

 

         Camus miró a Kanon para ver si éste tenía intenciones de continuar con la pelea pero él a su vez tenía la mirada clavada en Milo. No le vio el punto de seguir ahí y se dispuso a retirarse.

 

         - ¡Milo eres un farsante! – Le escuchó gritar a Kanon – No hay nada…

 

         - ¡Admite que perdiste! – Gritó Milo dirigiéndose al gemelo menor. Una vez que estuvo a su lado ambos miraron a Camus que se alejaba del campo de entrenamiento.

 

         Kanon le sonreía con cierto aire triunfante y autosuficiente que alertó al Escorpión que sus palabras no eran mentira. Se adelantó unos pasos que parecieron volverse una carrera y alcanzó a Camus agarrándolo por el brazo y girándole.

 

         - ¿Qué haces Escorpión? ¡Suéltame! – Exclamó moviendo el brazo soltándose de Milo.

 

         No se sorprendió por la reacción, es más quizá esperaba un puñetazo pero su expresión descolocada tenía un único motivo… el famoso chupetón del que alardeó con Kanon ya no estaba… “¿Qué?”

 

         - Pero lo hice muy fuertedijo como si pensara en voz alta - ¿Qué le voy a mostrar a Kanon?

 

         Apretó los puños al extremo de lograr que las uñas se le introduzcan levemente en la piel de la palma y su mirada se volvió tan fría que Milo incluso sintió que el cuerpo se le helaba. Aunque en un momento así, con Kanon vigilándole la nuca ¡Sólo faltaban tres días para que se cumpla el dichoso plazo! No le importaba mucho el resultado de sus palabras, quería con ellas, saber la respuesta de todas sus dudas.

 

         ¡¿Y él chupetón?!

 

         Mostraba tanta incredulidad que no vio en qué momento Acuario preparó un ataque dirigido a su estómago, seguramente porque lo había vuelto a agarrar del brazo con más fuerza.

 

         Milo apareció de sentón en el suelo arenoso frente a los ojos de todos sus compañeros. Voltearon a ver al sentir la elevación del cosmos de Acuario.

 

         - ¡Déjame en paz! – Le estampó en la cara a un Milo completamente en shock delineando una tenue, pero sagaz sonrisa que sólo Milo percibió.

 

         - NO sucedió nada – afirmó Kanon parándose al lado del octavo custodio – Tres días Milo y…

 

         - ¡¡¡Joder Camus follamos anoche!!!

 

         Más de uno separó la boca y si no hubiera sido por las articulaciones, sus mandíbulas estarían en el suelo.

 

         Tuvo que morderse la lengua para no ceder a sus impulsos de correr y despellejar al bicho que continuaba en el suelo. Que impertinente y sinvergüenza… mantener la seriedad típica en él nunca antes resultó tan difícil con todas ésas miradas que alternaban a Milo y él. Como odiaba no poder enfriar sus propias mejillas, juraba que con tal aberrante comentario se tiñeron, aunque suavemente, de carmín.

 

         De todas maneras se las arregló para dar unos cuantos pasos hacia Milo disimulando su furia en crecimiento y habló fuerte, lo suficiente para decirlo una sola vez y encargarse que Milo lo oyera.

 

         - ¿Disculpa? – Su voz era filosa - ¿Nosotros qué? Escorpión estás desvariando…

 

         - Camus nosotros…

 

         - Lo haría si tuviera dos minutos y pastillas contra las náuseas.

 

         Kanon no ocultó su sonrisa burlona mirando a Milo que continuaba en el suelo parpadeando marcadamente intentando comprender lo que sucedía.

 

         Camus le dio la espalda girando sobre su propio eje ¡¡¡Maldito Escorpión!!! Porqué tenía que hacer tal escena.                  

 

         - Eso… ¿Qué se llamaba? – Milo se puso de pie tan rápido que parecía tener resortes en las posaderas - ¡Maquillaje! – Exclamó mirando a Kanon y luego a Camus que ni pareció inmutarse.

 

         Kanon giró al lado contrario que Camus dejando prácticamente por unos segundos sólo a Milo, éste lo alcanzó dispuesto a dar fuerza a su argumento, pero kanon previendo su estrategia lo contradijo al instante.

 

         - No lo creo, lo hubiera notado en cuanto paliamos – le mostro la palma de la mano – Hubiera rastros Milo… con ésta calor ¿Maquillaje? Cómo se te ocurre.

 

         Pero sí… pero sí…

 

         De cierta manera todo cobraba en su mente una forma extraña, parecido a un juego de ajedrez o un rompecabezas. Si Camus sabía de la apuesta… debía empezar a preguntarse ¿Cómo se enteró?... ¿Y para qué pasar la noche con él si luego iba a negarlo? ¿De qué había llorado en su templo? ¿Qué planeaba conseguir con todo eso?

 

         “…”

 

         Su mente estaba en blanco. Miró a Camus ubicándolo con Shura y Aioria, desde donde estaba  no podía descifrar su rostro, tenía la vana esperanza de encontrar la repuesta ahí.

 

         - Tres días Milo.

 

         Le sonó a una advertencia, ya no un juego… una amenaza…

 

 

 

“Sólo estoy empezando”

 

 

 

         Fueron los pensamientos del Caballero Dorado de Acuario, aún si no sacaba lujo de su plan, al menos vería a Milo pagar por su descaro. Tres días eran los restantes para la culminación del plazo establecido para una apuesta tan vil… Tres días… se encargaría de gozarlos. 

 

 

 

 

 

            

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

      

Notas finales:

Lo se soy mala...

Prometo actualizar el siguiente capi pronto, donde sabremos un poco del pasado tan intrigante de Camus... con un poco de lemon ¿Adivinan  de qué hablo? 

No olviden dejar sus reviews.

Nos leemos!!!


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