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LA CONTINUACIÓN DE UN FINAL……¿UNA VIDA SIN TI?. por Lady Marivette

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Notas del capitulo:

aaaggg que asco de resumen lo de la presentación. uuufff...

Capítulo: 2

 

Conociendo y Comparando

 

 

 

Los rayos del sol se filtraron por la ventana abierta de la pequeña habitación, derramándose como un manto cálido en el rostro del joven desnudo tendido en la cama, molestando sus ojos y obligándolos a abrirse, entonces llega de golpe la imagen de un nuevo amanecer a la visión de Subaru, haciéndole parpadear por acto reflejo.

 

Se incorporó del lecho y observó su pequeño apartamento; casi vacío puesto que el médium no era muy amante de la decoración, además no tenía cabeza para ponerse a decorar su pequeño habitad puesto que días antes, la vida para él no tenía ningún sentido decorativo ni nada.

 

Miró sus manos y su cuerpo desnudo; se ruborizó y sonrió; por las manchas del “delito” cometido una noche anterior; se sentía restablecido; así que tomó una toalla de uno de los cajones que estaban al costado de su cama y se dirigió al baño, necesitaba una ducha reparadora para comenzar desde hoy su nueva actitud hacia la vida…

 

Ya en la ducha, con las manijas reguló la temperatura del agua, quería una ducha fresca, no tibia ni fría; cada gota que rozaba su piel le hacían experimentar sensaciones no muy comunes en él, no podía negar lo innegable, deseaba muchísimo la piel de alguien más…

 

 

- Que pasa contigo Subaru… contrólate…- Se dijo así mismo muy sonrojado, al notar que su sexo estaba reaccionando ante las necesidades poco decorosas que estaba sintiendo y pensando.

 

 

Tomó la toalla que estaba al costado de la bañera, se la puso y se acercó al espejo que estaba encima del lava manos,  limpió la humedad acumula en el cristal y vió al joven que este reflejaba; y recordó que siempre había escuchado de las demás personas lo bello que era, él nunca le puso mucha atención a estos comentarios y si lo hacía se ruborizaba totalmente de la pena que le causaba…

 

En la actualidad… su 1.80 de estatura, porte delgado pero elegante, cabello negro azabache, piel pálida, cejas muy pobladas y definidas, labios sonrosados, nariz recta y perfecta, con un aire delicado, sereno, un poco frío y a la vez distante, estas características si que lo hacían bello (¡¡¡me sofoco!!! necesito respirar… uff... sigamos); pero lo que le hacía más perturbador y atípico era su mirada, antes totalmente verde brillante y ahora…

 

Acercó su rostro al espejo y se encontró con un par de ojos dispares, uno de un verde esmeralda brillante y el derecho de un intenso color ámbar, casi dorado cortesía del Sakurazukamori; ha Subaru le encantaba este color…

 

- Una de las cosas que más me fascinaban de ti, era tu mirada dorada y misteriosa, ahora la mía tiene un toque de frialdad como la tuya. Este ojo que me tendrá para siempre conectado a ti… a tu maldición de asesino, pero eso no importa… yo ya me encargué de eso. Me pregunto si, tus digamos “colaboradores”, esperan que empiece  mi cacería; a pesar de todo, lo encuentro divertido.  Vaya, parece que me costará dejar de pensar en todo momento en ti, Seishirou San…- Le sonrió a su propia imagen.

 

Salió del baño, y buscó en su armario la ropa que se pondría; escogió un polo blanco de manga cero y cuello redondo con una abertura de cierre metálico, un jean negro y botas de cuero, color plomo. Tras estar vestido, vio el reloj que marcaba las 9:45 a.m. y salió para desayunar.

 

Caminando unas 6 cuadras por las calles de Tokyo. Llegó a una cafetería que no era muy concurrida pero  que servían un delicioso café negro; al entrar a la cafetería las meseras se le quedaron viendo con las mejillas bañadas en rubor por tanta belleza que se manejaba el pelinegro de impactantes ojos.

 

Subaru siguió su camino hacia la última mesita que se encontraba en una esquina apartada de todos, pero que tenía una vista excepcional de un jardín de masetas llenas de flores de cerezo.

 

Al sentarse en la butaca, tres chicas con sus respectivos delantales se le acercaron para ofrecerle la cartilla de pedidos. El médium las miró de reojo y sin aceptar las cartillas temblorosas que le ofrecían; pidió un café negro, unas tostadas y el periódico del día. Las meseras al oír su pedido salieron disparadas a atender lo más rápido posible: A su “Cliente especial”… Sin pasar por alto que el semblante triste de aquel joven tan apuesto había sufrido una variante muy notoria; aunque su actitud distante con ellas no cambiara en nada, pero eso no importaba ya que no perderían la oportunidad de poder entablar una charla con él.

 

Pasados unos pocos  minutos…

 

En la cocina…

 

Una vez listo el café y las tostadas, las jóvenes se dispusieron a llevarle cada una el mismo pedido, cuando estaban por salir de la cocina se observaron las fuentes que traían en manos y fue donde comenzó la batalla campal de “quién le llevaría primero el café, las tostadas y el periódico al prospecto de hombre que se encontraba sentado, esperando por una de ellas.”

 

<<-  Seré yo quien se lo lleve chicas, así que permiso…- Dijo una de las chicas que tenía la cabellera larga hasta las rodillas y ojos café, pero en estos momentos los tenía rojos de enfado por el atrevimiento de las otras dos ¿Es que no entendían que aquel joven sería su esposo, no estaba claro eso?...

 

- ¿¿Perdón?? La que se lo llevará seré yo… puesto que es evidente que el viene seguido aquí, porque quiere verme… ¿qué no lo notan?...- Dijo  otra de las tres chicas; dueña de unas facciones delicadas y cabello rojo rizado.

 

- Chicas por favor, no me digan que piensan que… Él… se fijaría en una de ustedes, sólo un ciego no se daría cuenta que, él y yo, estamos hechos el uno para el otro…. ¡Ja!... ilusas… - y Empujando a las otras dos, la más alta y esbelta se abría paso.-… Permiso…

 

¿¿¿QUEEE???? ¡¡¡ESTÁS IDIOTA!!!...- Dijo la primera joven, tomando por el brazo a la que estaba por salirse con la suya – SUELTAME!!!! ES MI OPORTUNIDAD!!!!- Contestaba la tercera, tratando de zafarse del agarre -  ¡¡¡NO, NO LO ES!!!!- Le sentenció la de cabellos de fuego… – Acto seguido las tres se agarraban de los cabellos en el interior de la cocina; mientras tanto un joven mesero cogía una de las fuentes sobrevivientes a la furia de las féminas… >>.  

 

Mientras tanto.

 

Subaru absorto en sus pensamientos con respecto a los planes que quería poner en práctica, no pudo evitar salir de sus cavilaciones por el alboroto armado por esas tres, ya conocidas, meseras; notándolo obviamente los pocos comensales que se encontraban en el sitio. El médium pensó, con una gotita de sudor en la cien, y muy apenado: * ¿Por qué siempre tienen que hacer tal alboroto cuando vengo a esta cafetería?; si no me gustara el café de aquí no regresaría, tal vez ya es momento de cambiar de lug…..*

 

- buenos días, aquí tiene su pedido, espero que le guste….>> - Fue interrumpido por una voz masculina, que era ronca, suave y a la vez vivaz, levantó el rostro, encontrando su mirada-bicolor con otra totalmente celeste mar, quedándose mudo al ver al dueño de la voz.

 

Era un joven de unos 23 años, de  tez ligeramente bronceada, cabello negro azulado y ojos azules claros, quizá celeste; al parecer era alto, ya que se encontraba inclinado en dirección del médium como buscando su rostro y mirada. Subaru al darse cuenta de la cercanía del joven y que tal presencia estaba siendo tan invasora de su espacio; se hizo hacía tras con las mejillas totalmente llenas de carmín, pues el joven mesero le había impresionado de sobre manera, tragó saliva y respiro hondo tratando de recuperar el control de la situación y dijo:

 

- Gra… Gracias.- Clavando su mirada a la taza de café que le acababan de traer; miraba la taza pero no la observaba, ya que muy a su pesar, Subaru, estaba agudizando sus sentidos a cada movimiento que hiciera el mesero.

 

- Tienes unos ojos muy bellos, de seguro muchos te lo han dicho… me gustan mucho.- Le dijo el joven suave y lentamente, tan sólo para que Subaru lo escuchara.

 

- Eeeeh… pues…- * ¿Qué diablos me pasa, hace unas horas yo lo hubiera despachado en un abrir y cerrar de ojos… será su mirada que es tan parecida a la de… *

 

- Te he estado observando desde la primera vez que viniste a la cafetería, y sí que causas reacciones… sólo tienes que prestar  atención al alboroto allí armado…- Le dijo el mesero apuntando en dirección de la cocina.

 

Volteó a ver al médium, pues éste no emitía ninguna respuesta; al hacerlo vio que ni siquiera le miraba. Es más, parecía que no le importaba entablar una charla más larga que no sea un “gracias” o una respuesta corta lanzada al aire.

 

Cayendo en cuenta que tal vez estaba importunando al cliente que le interesaba en demasía conocer; lo observó un momento más y después sólo atinó a disculparse y marcharse, y claro estaba, intentarlo en otro momento.

 

- Oh, discúlpeme estoy tuteándole sin su autorización… es mejor que me retire… con su permiso, si necesita algo más… no dude en llamarme…-

 

Se retiró el joven mesero.

 

Subaru se quedó sentado y quieto en su asiento. Levantó la taza y bebió el café. Delicioso como siempre. Observó el periódico y extrañamente buscó en las secciones de empleo; puesto que él ya tenía uno como médium o quizá él…

 

 

- * Quiero dedicarme a algo que me guste hacer… un Zoológico, ese era mi sueño… también, me vendría muy bien la Veterinaria…. Pero… ya tengo 26 años… pero nunca es tarde para aprender… supongo…*

 

Instintivamente levantó la mirada y vio pasar al joven mesero atendiendo a los demás clientes, y para su desgracia no podía evitar quedársele viendo ensimismado y bobo por lo atractivo que le parecía aquel muchacho, pero más que belleza, lo que le atraía de él era el parecido abrumador con ( el papacito de Sei-chan… jejeje Eeh… perdón U_U.)… Seishirou.

 

- Me lo recuerdas tanto…… - Dijo en un susurro para sí mismo, cerrando los ojos para tal vez así no seguir viéndolo.

Con los ojos cerrados y en profundo silencio; evocó la figura de aquél joven junto a la imagen de Seishirou…- Estás en todas partes… en todas las personas que mis ojos se atrevan a ver… *Pero cómo hago para poder mirarlo más de cerca y apreciar si mis conjeturas están erradas…*

 

 

Y en contra de todo conocimiento que el propio Subaru tenía de sí mismo, se encontró planeando una idea o excusa para llamar la atención del homónimo físico del ex-cerezo. Al caer en cuenta de esto, se sorprendió mucho más al no poder controlar y reprimir a su extremidad superior derecha, para que llamase a la razón de su confusión vestido de mesero. Y para horror suyo, éste, lo había visto y sin dudar se acercaba al médium con una sonrisa preciosa en los labios… *hasta su sonrisa es idéntica a la de él… Es simplemente imposible… será que estoy perdiendo la capacidad para diferenciar a alguien más que no seas tú…? *

 

 

Teniéndolo ya  frente a él, las palabras no salían de su garganta o simplemente sus cuerdas bucales se enredaron entre ellas; sea lo que sea, inexplicablemente el nudo que se le había formado, por gracia de Dios, se le desenredó abruptamente, provocando que de sus labios emanara un simple y gutural.

- Ahhg… - * Subaru…. Eres un…. Idiota, idiota, idiota, idiota………* pensó el médium, súper apenado.

 

- ¿Si?... que desea que le traiga. - Le dijo el muchacho con una sonrisa divertida por la reacción del antes oji-verde.

 

- Bueno… eeeh…. Yo… quiero otro café…- Le logra contestar Subaru, apuntando la taza media  vacía.

 

- Si claro, le traeré otra… ¿sólo eso me quería decir?...-  Observó que otra vez el médium se quedaba callado después de recibir la atención que quería… * ¿Así que sólo eso quieres?, pues esta bien dejaré de presionarte, quiero ver tu reacción…*… Pensó y planeó el de ojos color mar… -  Se lo traeré enseguida… con su permiso.

 

 

Subaru lo ve retirarse; en realidad el no quería más café. Si bebía otro terminaría con la vejiga llena y yendo con suma urgencia al baño; lo que le sobraba en la taza le era suficiente. Sólo necesitaba saber el nombre de ese muchacho para sacarse la absurda idea de que éste tenga algún parentesco con Seishirou- san.

 

Respiró hondo y  dijo:- No, no lo hagas, bueno eeh…- *Por que tenía que ser tan difícil esto de relacionarse*; pensaba Subaru… - Etto… no quiero otro café. La verdad es… pues verás… mi nombre es Subaru, ¿y el tuyo?... -  Le preguntó al ojiazul tratando de controlar su nerviosismo, cosa que al parecer le estaba resultando muy difícil… *Bien, ya lo hice… aunque creo que no tiene sentido lo que acabo de decirle…  ¿o si?*.

 

El mesero ya estaba dispuesto a irse, cuando escuchó la voz temblorosa de Subaru diciéndole su nombre y preguntándole el suyo; el susodicho volteó y miró al médium con otra de sus preciosas sonrisas y se acercó.

 

- El mío es Daichi… Wataru Daichi… ¿Sabes? Siempre quise saber tu nombre.- Le dice esto último con un dejo de ¿sensualidad? (O.ó)

 

- A-Ah s-si?.- Totalmente nervioso.

 

- Si… desde que te ví, me pareciste muy lindo Subaru-San, e interesante… muy interesante… uhmmm… Espero que te haya gustado el café y las tostadas, casi tuve que arrebatárselo a una de las chicas que armaron el jaleo en la cocina, al parecer se enamoraron de ti…- Le dice esto mientras lo observa intensamente… - Y no las culpo…-

 

El médium estaba alucinado con aquella mirada, pues sentía que le traspasaba. Esa mirada tan hipnótica era idéntica a la de Seishirou solo que en diferente color, bueno todo en el joven era muy parecido a Seishirou, solo que más joven.

 

- Bueno, que te parece si nos vemos cuando termine mi horario de trabajo para… Conversar más tranquilos…-

 

- ¿mmmm?… Oh, perdón, estoy distrayéndote, cuando deberías estar atendiendo a otros clientes…- Dice Subaru apenado.

 

- No te preocupes, para mi es un placer el poder darte mi tiempo…-

 

Este comentario solo hace que el Ex- dagón del cielo se sonroje y baje la mirada.

 

-Y, con respecto a vernos… creo que… bueno… pues…

 

- Dí que si, solo para conocernos nada más… lo prometo solemnemente. - Dice esto último con los ojos cerrados y una expresión de profunda concentración, con una mano en el pecho y otra levantada mostrando la palma.

 

- Eeehh… esteee… s-si, si acepto… claro, n-nos veremos cuando estés libre…- * Subaru debes estar volviéndote loco al concertar una digamos “cita”, con un desconocido… y ¡ya deja de tartamudear!…*. Se recriminaba mentalmente Subaru mientras hablaba con Daichi.-

 

- Pues entonces nos vemos a las 16:00 p.m. ¿esta bien Subaru San?-

 

- Si… nos vemos a esa hora.- Con un leve tono carmín en las mejillas, por tamaño atrevimiento que se estaba permitiendo.

 

- Ok… Nos vemos entonces…- Le dijo Daichi, guiñándole un ojo a un Subaru más sonrojado que nunca.

 

El médium lo vio alejarse y dirigirse a la cocina, en donde ya no se escuchaba los ecos del alboroto armado anteriormente.

Aún nervioso dio otro sorbo al café, y se dispuso volver a leer el periódico. Leía y releía una línea en específico pero no entendía nada de lo que estaba leyendo, puesto que su mente estaba concentrada en el parecido desconcertante de ese joven mesero con Seishirou- san, a excepción de su mirada celeste, tan dulce y vivaz , en ese momento recordó cuando Daichi le sostuvo la mirada por unos largos segundos. De pronto Sintió miedo y nostalgia por todas las sensaciones que le causaba la sola presencia del joven y el punto de comparación con Seishirou. Le dio un largo sorbo a la taza de café, tomó una de las servilletas de la mesita para limpiarse, se levantó de la cómoda butaca, sacó dinero de su billetera, pagando el consumo y salió rápidamente de la cafetería. Sin dirección alguna, sólo quería caminar y pensar.

 

Caminó muchas calles totalmente absorto en sus pensamientos…

 

- * Esto no debe sucederme, prometí olvidar, aprender y comenzar otra vez… y parece que me estoy enredando entre los recuerdos y comparaciones que hago de Seishirou-san. No deseo confundirme otra vez… No iré al lugar acordado con… Daichi… y seguiré con lo que me he propuesto, en estos momentos no me interesa conocer a nadie en especial y más aún si se parece tanto a él…*- Decía mentalmente Subaru.

 

Siguió caminando hasta llegar a un parque muy parecido al parque Ueno pero mucho más pequeño con algunos árboles de Cerezo en el. Lo observó y noto que en realidad no era un parque en toda la ley, más bien era una extensión de una muy llamativa florería, la cual se abría paso a través de dos árboles en flor de Cerezo y al lado de estos se encontraba una banca para dos personas.         

 

La vista era preciosa; caminó entre esos dos Sakura, directo a la florería que tenía el nombre de:” Los Pétalos de Hashimoto”…

 

- Hashimoto… Hashimoto…- Susurraba Subaru mientras abría la puerta de vidrio, dejando un sonido armonioso de cristales chocando tras suyo.

 

- Irasshaimase, que flores se le ofrece, hacemos envíos a domicilio y si usted desea se las podemos enviar a quien usted quiera…- Le saludó una voz femenina, con una suavidad inusitada.

 

- Buenos días, tiene una florería muy linda y acogedora -  Dijo esto observando el lugar, que tenía un ambiente totalmente pintado en blanco mármol con  azulejos distribuidos en formas octagonales por los bordes de las paredes, muchas masetas colocadas sobre estantes de madera incrustados en la pared, dando un efecto de flotar muy elegante, el piso de madera muy reluciente, casi como un espejo, todo el lugar lleno de flores de todos los tipos y todos los colores, sin pasar por desapercibido que al fondo de aquella florería se podía apreciar un gran invernadero ; el olor a vida floral, el ambiente y la música relajante de palos de agua, lo hacían sentirse en paz consigo mismo.

 

Una sensación de vacío y llenura lo embargaban al verse por primera vez en mucho tiempo tranquilo y sonriente; al ignorar todo lo que se relacionara con la humanidad, perdiéndose entre pétalos y hojas las cuales palpaba con las yemas de sus dedos.

 

- Perdón… Mmmmm… ¿Subaru- san?...- Le interrumpió la voz femenina dubitativamente, sacando a Subaru de su ensoñación.

 

- Si, lo soy… ¿nos conocemos?- Dijo esto desviando su mirada de las flores hacia la mujer que parecía conocerle. Un momento de silencio sin respirar, y la sorpresa se apoderaba de la conducta siempre serena del médium.

 

- ¿Tú?... Pero esto…esto es… bueno… es una sorpresa muy grande y agradable… ¿Hashimoto- san?... ¿Realmente eres tú?...- Con cara de incredulidad y esbozando una pequeña sonrisa, en esos labios que poco a poco se estaban acostumbrando otra vez a la dicha de poder expresar alegría.

 

 

- Si, Subaru- san, la misma. ¿Cuánto tiempo? Muchísimo creo… Te reconocí a pesar de lo distinto de tu mirada y tus ojos… Puedo notar que si, ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez, pero por lo que veo han pasado muchas más cosas… Subaru-san…- Le dijo Hashimoto acercándose lentamente a él, mirándolo de pies a cabeza y en especial a los ojos.

 

Quedando muy cerca de Subaru, llevando sus manos hacia su rostro, acariciándole las mejillas… y mostrándole una bella y sincera sonrisa.

 

 

 

 

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 En un lugar muy lejano de donde se encontraba Subaru…

 

Otros acontecimientos se estaban suscitando. Otra vez se escuchan los ecos secos de los pasos bien cubiertos por unos zapatos de charol de aquél  hombre de ojos rubíes enmarcados por unos anteojos de forma rectangular, con un cigarrillo prendido y humeante entre los dedos, medio e índice de su mano derecha y en la otra una cajetilla de cigarrillos, para variar de marca “Mild Seven”. Logrando que estas características combinen armoniosamente con su vestimenta elegante.

 

 

Éste hombre de estilizada figura y porte varonil camina por un callejón iluminado por focos incandescentes, que se separan uno del otro por unos tres metros. El individuo sigue su caminar hasta llegar a una puerta metálica que le lleva a una  planta, en donde le espera un ascensor, entra en el ascensor y aprieta un botón que lo llevará a un piso que no está enumerado en el letrero de llegada; las puertas se cierran, siente un ligero temblor que le indica que la cabina esta en descenso… espera el momento en el que se le indique la llegada a su destino.

 

 

- Veamos que noticias de mejoría me notificarán.- Se lleva el cigarrillo a los labios y aspira la nicotina del filtro; expulsando el humo por la nariz, levanta la palma de su mano izquierda en dirección a su rostro, para mirar la cajetilla  mientras lo roza con su pulgar.- Seishirou-sama, somos igual de adictos a esta marca… o tal vez… ¿Adquiriste el hábito de este servidor?-

 

 

Un sonido metálico acompañado de un ruido seco y ahogado, parecido aun sonido de succión, se hace presente, como aviso de llegada a su destino… una calada más a su cigarro y sale del ascensor.

 

Ahora sigue su caminar pausado y seguro por el piso negro e inmaculado que lo lleva sin obstáculo alguno hacia el inmenso laboratorio en donde se encuentran todos sus intereses.

 

- Informes…- Dice el individuo de marcos rectangulares, mientras bota su cigarrillo en un tacho y guarda la cajetilla en uno de sus bolsillos; prosigue a tomar una bata blanca de un casillero ubicado en una esquina; el gigantesco espacio del cual se ha hecho un gran laboratorio está envidiablemente equipado con maquinas sofisticadas usadas para la medicina, una media docena de lap-tops de última generación, tres mesas de unos cuatro metros de largo, cada una rebosante en su superficie lisa y blanca de tubos de ensayos, probetas, embudos de distintos tamaños y otros artículos de ciencia de los cuales un estudioso y experto en la materia estaría más        que orgulloso; dos camillas de hospital al lado de otra mesa más pequeña de acero, cubierta por un mantel verde limón, encima del cual está una fuente metálica llena de herramientas para cirugía, como tijeras de distinta forma y tamaño, bisturís, agujas curvas, pinzas; al costado de la mesita un microscopio quirúrgico y otros equipos medidores de anestesia, un electrocardiograma y otros equipos de primeros auxilios. Pero los que más llaman la atención por su rareza y complejidad.

 

Son la súper computadora “Beast” y el inmenso tanque de cristal, que lleva dentro de si, un cuerpo flotante en un líquido amarillento y lleno de cables, los cuales están incrustados en las terminaciones nerviosas de éste, pero, especialmente en el lado izquierdo de su pecho abierto, es decir, directo en el corazón.

 

- Señor, los avances de mejoría indican que está respondiendo favorablemente al transplante de ojos y corazón, pero, como usted dijo… tomará mucho tiempo para que se recupere en su totalidad… - Le responde uno de los seis sujetos que se encuentran manipulando las Lap-tops.

 

- Excelente… ya me lo esperaba, además es lo menos que se puede prever de la resistencia de Sei, aunque, me intriga su conducta cuando por fin despierte. - Responde el de anteojos.

 

- Según las probabilidades que nos da la súper computadora, al parecer sufrirá un shock mental y posiblemente no recuerde nada. ¿Usted que opina?-  Le cuestiona otro de los presentes, acercándose al tanque de cristal…- Como uno de los mejores expertos en medicina reconstructiva y especialista en transplantes; supongo que tendrá una opinión al respecto.

 

- Pero que estás diciendo… Idiota… ¿quién te crees para hablarme así? Nuestro líder no está en buenas condiciones, pero él es muy fuerte. Escúchame bien… no quiero enterarme que están planeando algún complot en contra mía… por que, yo lo sabré…- Le responde el de bata blanca, con una mirada de profundo desprecio, para después sonreír amenazante.

 

- Discúlpeme… no debí hablarle así, señor.- Se disculpa entre dientes el atrevido…

 

- Esta bien… y ya saben si, él, ya se encontró con ese remedo de sucesor? -

 

- Pues, aún no tenemos noticias. Pero usted ya sabe lo profesional que es… no tardará en encontrarlo e involucrarse con el enemigo.

 

 

- Tienes razón, lo interesante es que tiene mucho que cobrarle al Sumergí. Veamos que tan profesional y hábil es… ¡ja!... desde que supo que se había involucrado con nuestro líder, y que por su causa él terminó en ese estado; se ha obsesionado con destruirle de la forma más lenta y dolorosa posible, estoy ansioso por ver realizado su plan… jajajaja. Estaré sentado en primera fila, claro está que desde las sombras, como siempre, es tan divertido… jajajaja… - Se reía el individuo que estaba a cargo de la recuperación del cuerpo en flote. Mientras los otros presentes lo observaban expectantes iluminados por la luz de los ordenadores.     


 


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