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LA CONTINUACIÓN DE UN FINAL……¿UNA VIDA SIN TI?. por Lady Marivette

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Capítulo: 3

 

Comienzos… ”Debo seguir viviendo”

 

 

<<<Cuando la vida te dé un empujón… Sonríele

 

Cuando  te dé una patada, aún estando, Tú en el suelo…… mírala al rostro

 

Levántate, límpiate el polvo. Acércate a ella; a pesar de que te mire con odio, vuelve a  Sonreírle, y dile:…” Debo seguir viviendo”…

 

Ofrécele tu mano y estréchala entre tus brazos, consuélala, por que ella está llorando… >>>

 

                                                                                     La Autora…

                                                                                              Lady Marivet

 

 

                                     ························································································································

 

 

 

 

Las hebras negras, largas y sedosas  de la cabellera de aquella mujer, bailaban al ritmo de la brisa cálida que chocaba suavemente en los rostros de los dos, y digo dos, por que estaba en compañía de un hombre de hermosa mirada bicolor.

 

Están los dos sentados en una banca de parque, al lado de dos imponentes árboles de Cerezo que hacen de pilares dando la bienvenida a una Florería…

 

- Así que te recuperaste del todo… realmente me alegro…- Le decía de forma sincera el joven a su costado.-

 

- pues si, aunque no fue nada fácil, sabes?... pero, pude encontrarme conmigo misma y aquí me tienes, sentada a tu costado, mirándote directamente a los ojos…- Respondía la chica de hermosa cabellera negra y semblante serena.

 

- La cicatriz. Se atenuó mucho… que bueno, casi ni se nota.-

 

- Así es, mis padres se esmeraron mucho en que yo siguiera el tratamiento y cirugías… al principio, no creí que podría seguir, pero, me prometí a misma, continuar con todo y aceptar mi situación.- Dijo con una sonrisa complacida Hashimoto a Subaru.

 

Subaru la observó por un momento y le dijo:

 

- Aceptar tu situación…- en un murmullo casi insonoro.

 

- Exacto, siento mucho, el no haber dejado que me vieras en el hospital, pero realmente necesitaba estar sola…-

 

- No lo sientas, es lo que deseabas en ese momento y yo respeté eso y lo sigo haciendo, y creo que fue lo mejor… - le dijo con un suspiro Subaru.

 

- Pero cuéntame, qué te ha sucedido en todo este tiempo, Subaru – san?, antes tus ojos reflejaban, aunque de manera casi tímida un brillo especial, pero ahora parece que… - No terminó de decir lo que quería porque el médium la interrumpió.

 

- ¿Casi ya no brillan por nada?... -

 

- Si… estas tan distinto, noto frialdad y dureza en tu tono de voz y por que no redundar en lo mismo, también en tus ojos…-

 

- Pasaron muchas cosas, perdí mucho, casi todo y ahora después de ser conciente de todo, comienzo a reaccionar, de forma lenta, pero ya es un inició, aunque siendo sincero, me siento perdido, no sé a donde voy… – Se sinceró Subaru, mientras exhalaba lentamente cerrando los ojos.

 

- Te sientes perdido, sé de que estas hablando…-

 

La brisa volvió a correr y a envolverlos con su frescura, a la vez que algunos pétalos de cerazo se dispersaban con ella en sincronía lenta y rítmica, agitando más el cabello de Hashimoto, el cual tenía semi-recogido con un broche plateado.

 

- ¿Ya lo superaste, eso es lo importante, no lo crees? -

 

- Tienes razón, pero aún quedas tú… - afirmó con voz serena y una media sonrisa la joven.

 

- Estoy tratando de asimilar lo mejor que puedo. Ya pasará…- Dijo esto último para convencerse de sus palabras.

 

- No, no pasará. Tienes que decidirte a hacerlo, las cosas no pasan simplemente, debes poner toda tu energía y fé en hacer por tus propios medios que mejoren y se inclinen a tu favor. Subaru- san, es lo que aprendí en todo este tiempo…. – Le soltó Hashimoto, sin perder la mirada serena que poseía.

 

- Es todo lo que puedo hacer, olvidaré y veré que pasa conmigo más adelante. Es lo mejor, lo único que me queda… esperar… - resopló mientras decía esto.

 

- Que actitud más pesimista y fácil estas tomando, me suena a escapar no a afrontar… ¿será tal vez cobardía? – Ironizó pero continuó…-... disculpa que te hable así, después de tanto tiempo, pero me fastidia verte así, derrotado. No esperaba esto, no de ti.- Aseveró la joven, mientras suspiraba cansinamente.

 

Subaru sólo atinó a  mirarla asombrado, para después bajar la mirada y  quedarse en silencio. Se sentía tan tonto y tan indeciso. Volvió a suspirar, debería estar molesto por todo lo que acababa de decirle Hashimoto, pero lamentablemente era la verdad simple y cruda. Se sentía cobarde y derrotado, sus intentos por salir adelante, eran erráticos y falsos, se estaba engañando a sí mismo, y simplemente deseaba desaparecer para ya no tener que seguir viendo en el espejo los retazos que quedaban de él y de lo que fue. Dolía. Dolía mucho ya no tener una razón para seguir en pie.

 

- No sé que pudo haberte sucedido en todo este tiempo, pero escúchame, el tiempo sigue, no se detiene, la vida y la muerte continúan su caminar sin mirar atrás, sólo una vez en nuestra corta existencia podemos verlas a los ojos, al momento de nacer y al morir. Después de eso ellas ya no voltean a mirarnos siquiera, es entonces donde nosotros, debemos buscar la forma para que en algún momento, podamos tomarlas del rostro y obligarlas a mirarnos, sonreírles con satisfacción y luego soltarlas, dejándoles en claro, que podrás encararlas cuantas veces quieras. Pues estás preparado para lo que sea…- Agregó hashimoto, mientras lo tomaba del mentón imponiéndole su imagen.

 

- Es fácil decirlo, pero…-

 

- No, no Subaru- san. Deja de ponerte “peros”, eres muy joven aún, somos muy jóvenes aún, si necesitas que alguien te sujete en el proceso, te ofrezco mi mano, así como gracias a ti yo pude armarme de valor y enfrentar mis temores, enfrentar mi cobardía, tú, en especial tú, Subaru- san, puedes y debes hacerlo…-

 

- No sabes lo que he pasado, no tienes ningún derecho a decirme lo que supuestamente debo hacer…… yo.

 

- ¿Has amado Subaru- san?... – Le interrumpió Hashimoto en tono muy serio, sin soltarlo del mentón. - Dime, has amado?

 

<<<¿Amar?... ¡Por todos los cielos!....

 ¿Amar?, claro que había amado, mejor dicho seguía amando.  Y esa era la razón por la cual la vida no valía nada, razón suficiente para que su alma y conciencia quisieran abandonar su cuerpo para siempre…>>> Esto gritaba una voz desesperada dentro de su corazón;  tuvo que reprimir el impulso para exteriorizarla hasta quedarse sin voz.

 

- Eso es algo  que no quiero hablar, no viene al caso… - contestó, soltándose del agarre de la chica, y levantándose del asiento, dispuesto a terminar con aquella lacerante  conversación. Pues no lo había hablado antes y no pretendía hacerlo ahora.

 

- Yo si he amado… - Acepto la pelinegra sin prestar atención a la actitud de Subaru… - … la primera vez fue cuando era una niña, me gustaba mucho, pero era tan tímida, que lo dejé pasar, además era mi mejor amigo y no quería estropearlo y que dejara de serlo o tal vez quería evitar el darme cuenta que también él gustaba de mi. Hasta que en un accidente automovilístico, su padre y él fallecieron. Nunca pude decirle que realmente me gustaba y mucho, a pesar de ser ambos tan pequeños, eso marcó mi personalidad, si ya era tímida, pues mi timidez y falta de confianza hicieron de mi, alguien pusilánime e inestable, me la pasaba pidiendo ayuda a alguien que en verdad estaba dentro de mi, el maltrato que recibía de los demás, era una excusa para no tomar las riendas de mi vida.

 

Dio un suspiro como desahogándose y continuó con su relato. Subaru, la escuchaba atentamente, y decidió volver a sentarse en el banco junto a ella.

 

- Hasta que te conocí y ví la paz en tu semblante, el bello brillo en tus ojos. Tu bondad, y fue entonces donde volví a sentir esa calidez en mi corazón, y supe que me gustabas…

 

Esa información conmocionó al Sumeragi (tan despistado en ese entonces el pobre U_ú...)

 

- La última vez que sufrí la agresión de mis compañeras….

 

- No tienes por que hablar de eso… - Se adelantó Subaru queriendo evitarle recordar ese mal momento.

 

- Pero quiero hacerlo, eso ya no me afecta.

 

- Esta bien…- Aceptó.

 

- ¿Recuerdas que me socorriste una vez, en la que habían terminado de golpearme?

 

- Si, lo recuerdo…- Hizo memoria Subaru.

 

- Me diste un pañuelo, y… yo lo guardé y atesoré al ser una posesión tuya, hasta que en el último enfrentamiento con mis compañeras, una de ellas se atrevió a mancharlo, fue entonces cuando perdí la razón. Y la ataqué, por primera vez, quise defenderme, por primera vez. Sentí que todo era muy injusto y que debía hacer algo, sin  importar que, simplemente debía acabar con todo eso, aunque sea una vez…-

 

- Hashimoto- san… yo no… -

 

- Y fue así que ella tomó una espátula para pintura y me la restregó en el ojo. Eso conmocionó todo mi mundo. Una cicatriz. No solo en mi rostro, sino también en mi alma, pero la más dolorosa, la del alma me la había hecho yo sola, fue ahí cuando me dí cuenta que a pesar de todo, yo era fuerte, y te lo dije. Era fuerte, sí lo era… aunque, aún, no tenía la suficiente valentía para tomarla como parte de mí… -.

 

Suspiró antes de continuar…

 

- Ahora ya tengo la suficiente valentía para aceptarla, y siendo sincera contigo, sigo temiendo muchas cosas, pero nada saco aislándome…- Dudó un momento, pero fijó su mirada en él, y continuó. - …y eso veo en ti, Subaru–san, aislamiento…

 

- Somos distintos, nos sucedieron cosas distintas y no quiero menospreciar tu situación, pero… las cosas me sobrepasaron…- Se entercó y cerró Subaru (me dan ganas de zarandearlo… >_<)

 

- No te menosprecies, yo no lo hago, es por eso que te he contado todo esto. Cree en ti, hazlo Subaru- san…. - Acarició hashimoto la mejilla del médium.

 

- Y te lo agradezco mucho…-

 

Hashimoto tomó las manos temblorosas de Subaru y las entrelazó con las suyas, le volvió a sonreír, transmitiéndole paz y esa calidez que hace mucho no lograba calar en su ser; a excepción de los momentos que pasó con el pequeño e indomable Kamui. Este detalle le hizo sonreír y corresponder al cariño que le ofrecía la joven. Entendiendo que no debía ser tan egoísta consigo mismo, realmente necesitaba apoyo, no podría solo con todo eso, así que decidió darse una oportunidad, pero, esta vez tendría que dejarse de tonterías y excusas. Era justo que se diera la posibilidad de ser feliz, solo feliz.

 

- Gracias… - Le dijo a la pelinegra, mostrando por primera vez en mucho tiempo, real gratitud, dulzura y sosiego en sus orbes esmeralda y sonrisa. Apartando así ese destello de frialdad y tristeza en su mirada.   

 

- Gracias a ti, por permitirme llegar a ti… -

 

Se quedaron así por un buen rato, en silencio, esos silencios que son tan necesarios y gratos. Hasta que fue tiempo de que Subaru se marchara y Hashimoto siguiera atendiendo su florería.  No antes de prometerle volver… pronto.

 

 

 

                                          … +…… +……+……+……+……+…

 

 

 

Siguió su camino viendo su reloj pulsera, eran las 16: 45 p.m…

 

Suspiró por la hora y siguió su caminar, preguntándose si Daichi lo habría esperado, pues ya habría pasado unos 45 minutos de la hora indicada, sintió vergüenza y culpabilidad por haber concertado una cita con alguien que apenas conocía y haberlo dejado esperando; pero por qué no intentar conocerlo mejor. Le había agradado… *aunque tal vez lo mejor es dejarlo así. En fin, yo ya me había decidido a no ir*… razonó el médium.

 

Siguió pensando, hasta que se percató de algo.

 

Sus pies lo habían llevado hasta la cafetería de la mañana, instintivamente buscó con su mirada la presencia de aquel chico, pero no lo vio en ningún lugar cerca, resopló y planeó disculparse por haberlo dejado plantado, pues se había sentido de alguna forma esperanzado en encontrarlo aún allí.

 

Iba a dar otro paso en dirección a su apartamento. Hasta que sintió una mano posarse en su hombro derecho, presionándolo levemente. Se sobresaltó y ahí lo escuchó:- Demoraste, pensé que ya no venías… - Le reprochó la voz

 

Subaru volteó sobre si mismo, buscando al dueño de la voz. Y ahí lo encontró. Parado frente suyo, esta vez sin el uniforme de mesero. Vestido más casual, con unos jeans claros y algo desaliñados, una camisa azul cielo de mangas cortas y zapatillas negras. Negarlo sería tonto; realmente era muy guapo…

 

- Daichi–san… - Jadeó el Sumeragi

 

- Si, el mismo. Creí que me habías dejado plantado, aunque yo te hubiera disculpado, si nos volvíamos a ver otra vez… Subaru- san… - Le dijo sonriente y coqueto Daichi.

 

- Bueno, yo… yo… - * Demonios, por que tengo que tartamudear tanto frente a él…* Se lamentó para sus adentros, negando con la cabeza… - Discúlpame… no debí…

 

- No hay problema, no sufras, yo te disculpo… - Dijo el joven despreocupadamente, a la vez que pasaba su brazo alrededor de los hombros de Subaru con toda la confianza del mundo… - Conozco un sitio que de seguro te agradará, yo invito…

 

El de mirada bicolor lo vio con asombro, pero no lo apartó; pese a que por un instante quiso hacerlo, aquel roce le alteraba en algo los nervios aunque se sentía bien.  Este día se dejaría llevar.

 

* Tal vez un poco  de cambios de ambiente, me hagan bien….*… pensó.

 

- Vamos, yo te guío…- Le apresuró el de ojos color mar…

 

- Esta bien… - Aceptó algo nervioso Subaru…

 

 

Ambos jóvenes dirigieron sus pasos hacia el lugar que había propuesto Daichi. Sin notar siquiera que una presencia etérea se mezclaba con el viento para alcanzarlos rápidamente, mientras pétalos rosa pululaban al parecer deliberadamente por sus costados…

 

 

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Los sonidos de ordenadores en funcionamiento se apoderaron del espacioso Laboratorio, pero estos sonidos eran simples murmullos comparados con los que emitían la Supercomputadora, maquinas supervisoras de ritmos vitales y el inmenso tanque en forma de probeta.

 

 

- Señor, sigue estable. Aunque, hace unos momentos haya sufrido un descontrol. No nos explicamos esta reacción, ¿Será que estará reaccionando mal a los nuevos medicamentos que le estamos suministrando? No hallo otra explicación. – Opinaba y preguntaba uno de sus ayudantes que se encontraba manipulando a “Beast”…

 

- ¿Osas cuestionar mis métodos? Ignorante, yo no cometo errores, los errores los cometen personas como ustedes, no genios como yo… - Contestó ácidamente el de cabellera negra y zapatos de cuero relucientes…

 

- Esperen. Observen… ¡Cielos! Se está moviendo otra vez… – Hablaba asombrado otro de los ayudantes, el cual se alejó unos metros del tanque que contenía el cuerpo.

 

- No es momento de asustarse, ¿Qué no son profesionales?... – Les reprochó casi en un grito, entre enfadado y divertido el hombre de anteojos, pues le causaba gracia que sus ayudantes se sobresaltarán ante los movimientos reflejos que hacía su líder, por el momento paciente, al estar recibiendo pequeñas descargas eléctricas a través de los cables que tenía insertados en el pecho. Era algo de esperarse. Pensaba el científico.

 

Los presentes lo miraron asustados por el grito que les dio su por ahora jefe, simplemente no podían evitar sentirse intimidados y a la vez esperanzados por la recuperación lenta pero segura del Sakurazukamori.

 

­-Discúlpenos, es solo que nos preocupa que todos los esfuerzos que estamos haciendo se pierdan por una imprudencia “nuestra”… señor… - Se apresuró a contestar el que estaba cerca del tanque monitoreando los cambios que el cuerpo presentaba. Se sentía estúpido por haber casi corrido para alejarse de dicha máquina, aunque lo último que dijo con respecto a “nuestra imprudencia”, le supo amargo, pues quién sería el único culpable por experimentar tanto sería su jefe temporal,  pero si apreciaba su vida, era mejor dejarlo así.

 

- Si, claro. Ahora continúen con sus labores o prefieren seguir parados viéndome como idiotas… - Dijo esto fríamente, acomodándose las gafas, para seguir revisando unos papeles.

 

Los demás obedecieron rápidamente.

 

* Creen que yo no sé, que si por ellos fuera, me eliminarían, y desharían de mi sin inmutarse… ¡ja!... pero su promesa y lazo que los une a Seishirou- sama se los impide. Son simple escoria, nada por que preocuparse… por ahora.* Era el monólogo mental que tenía ya la costumbre de hacer el de penetrante mirada rubí.   

 

Continuó escrutando en las referencias de avance que religiosamente le entregaban cada dos días, sonrió mostrando sus dientes perfectos, por la eficacia que sus medicamentos experimentales estaban teniendo. – Era de esperarse.- Dijo en un susurro, totalmente seguro de si mismo.

 

 

Ensimismado en las cifras estadísticas y conclusiones que iba obteniendo y dando uno que otro suspiro de suficiencia, recordó de pronto que otro de sus pasatiempos era saber si, “él” ya había encontrado al Sumeragi y llevado a cabo su lenta pero mortal venganza, o si Beast tenía noticias interesantes, como la ubicación exacta del médium.

 

- Y ¿él ya ha dado señales positivas?... – Preguntó como si no quisiera la cosa. Sin apartar los ojos de los informes que estaba analizando, mientras se dirigía hacia uno de los inmensos archiveros que estaban colocados en pilas dando la forma de un gran rectángulo.

 

- Ninguna, o aún no lo ha encontrado, o no le interesa mandar noticias de sus pasos. Usted sabe que siempre ha sido tan impredecible, pero Beast sigue tratando de ubicarlos a él y al Sumeragi… - Respondió uno de los presentes, con voz segura y quizá burlona.

 

­- Si, yo lo sé mejor que nadie… -  Meditó con algo de añoranza reflejada en su rostro al reconocer esa voz, dirigió su atención hacía el dueño, para después no poder apartar su mirada de él.

 

- Quizá ya lo encontró y simplemente se esta regodeando de lo lindo acechando a su presa, no me parecería extraño al venir de él, y como usted bien sabe, esa manía viene de “familia”. – Ironizó, haciendo comillas con los dedos, otra vez el hombre en el que no dejaba de posar sus ojos, era uno de los ayudantes más cercanos que él tenía, de Nombre Shizuka. Eran dos semanas que habían pasado, en las cuales no lo había visto.

 

- Podría ser, sólo espero que no haga ninguna estupidez… – Recalcó cerrando con mayor fuerza de la necesaria uno de los archiveros en el que colocó los papeles que antes tuvo en sus manos. Provocando el sobresalto de sus demás acompañantes, excepto en Shizuka que lo observaba expectante. – Que tanto miran, sigan en lo que estaban, que con quién estoy hablando es con Shizuka…-

 

 Ordenó de forma prepotente, e inmediatamente tomar una de las manos de su “asistente”. Y llevárselo a una de las extensiones del enorme laboratorio, que hacía de su oficina personal, giró la perilla y abrió la pesada puerta.

 

Ingresó de la mano con él joven de cabellos rubios y ojos castaños, éste en vez de sentirse intimidado, sonreía complacido.  Pues sabía de antemano qué significaba el que lo llevara a su oficina, para literalmente encerrarse ahí los dos. Y así sucedió, tras cerrar la condenada puerta…

 

Sin preguntas, sin palabras, sin excusas, se sacó los anteojos y los tiró hacía unos de los sofá que allí había,  mostrándole sus preciosos ojos rubí, lo tomo por la nuca plantándole un beso, salvaje y demandante. Esos besos que hacían al rubio temblar sus rodillas y calentar su piel.  Jadeó en medió del beso, por el deseo que ya  había despertado en su cuerpo tal situación…

 

­- Fausto… - Decía el castaño en medio de suspiros que escapaban de sus labios, por la indescifrable sensación que le provocaba el tener en su cuello la boca de su amante.

 

Fausto combinaba sus besos y lamidas, con suaves mordiscos en el lóbulo de su oreja izquierda, a la vez que presionaba los glúteos del castaño contra si mismo, para que sus erecciones casi totalmente despiertas se chocaran y frotarán una a la otra.

 

- Fausto… Oh, si…- Jadeaba Shizuka al sentir tal roce bajo sus caderas, y sin miramientos rodeó con sus brazos el cuello de Fausto, bajando sus manos por su espalda presionándola, acariciándola, dibujando el perfil de su columna. Movió en forma circular sus caderas, logrando un roce más incitante y enloquecedor, lo que trajo consigo que Fausto jadeara y arqueara la espalda hacía atrás. Este momento de distracción lo aprovechó el castaño para atrapar sus labios, mordiendo su labio inferior, a la par que sus manos desabotonaban rápidamente la bata blanca y la camisa que impedía el contacto con la piel que tan loco le traía.

 

Fausto cerró los ojos, al sentir a su piel estremecer por el recorrido que hacía la lengua de Shizuka en su torso. No había nada que hacer, este jovencito le hacía desvariar. Sin percatarse el como había terminado en esa postura, se dejó llevar, ya que se estaba retorciendo de placer recostado sobre su escritorio de espaldas, mientras sentía una mano que no era suya, dentro de su pantalón acariciando su sexo erguido liberándole de cualquier tensión.

 

El rubio de ojos castaños rodeaba con sus dedos el miembro aún más endurecido del objeto de su deseo, y con la mano que tenía libre, ágilmente desabrochaba la correa, desabotonaba y bajaba el cierre del fino pantalón, que para él era un estorbo para su cometido.

Al bajarlo hasta las rodillas, sin previo aviso, tomó firmemente la extensión y se la metió toda en la boca. Logrando que Fausto ahogara un grito de placer por el cambió de caricias y temperatura sobre su necesitado miembro.

 

- Oh… demonios… si… si… sigue…- era lo único legible que podía salir de sus labios, pues sus agitados pulmones no le daban tregua a vocalizar algo más…- Eres… eres….- trataba de decir algo más mientras empujaba sus caderas contra la cálida y experta boca del castaño.

 

Shizuka seguía succionando y lamiendo sin descanso el pene enrojecido de su “jefe”. Hasta que escuchó lo que le decía. Entonces sin separarse mas que unos casi inexistentes centímetros, preguntó, dejando a propósito que su cálido aliento chocará en el muy sensible miembro.

 

- Que soy… Dímelo… - Lamía rápidamente el glande, mientras seguía preguntando. Sin poder evitar sonreír pues le encantaba ponerlo así… así de ansioso.

 

Dirigió su mano izquierda hacía la cabeza de Shizuka, para que siguiera.  Pues se sostenía sobre su codo derecho para estar semi levantado, ya que le excitaba en demasía verlo mientras se la chupaba…. * te gusta hacerme sufrir así…. *… pensó mirándolo con reproche para que siguiera, entonces sus miradas se encontraron, ojos miel con ojos rubí; le sonrió y le dijo:

 

- Eres un mal nacido… te gusta tenerme así, pidiéndote más no?. Por tu insolencia,  ya veras….- Sin decir una palabra más, se levanto totalmente y tomó a Shizuka por lo hombros, para que estuviera a su altura, aunque el castaño fuera unos pocos centímetros más bajo que él. Rodeó su cintura con un brazo  pegándolo más a su cuerpo, sus narices casi pegadas, ambos alientos golpeando suavemente sus rostros, sus ojos taladrándose mutuamente. Esa era la señal y entonces volvió a besarlo, no pudo evitar sentir como el otro se deshacía en sus brazos.

 

Rompió el beso para recuperar oxígeno. Shizuka lo miraba jadeante, interrogante; al ver esa expresión de niño inocente que no sabía nada, algo en su interior  lo sobrepasó, y no pudo evitar decirlo….:- Te quiero, no sé que significa esto. No lo malinterpretes,  pero es lo que ha salido de mis labios.-

 

- Y yo… – Tuvo como respuesta Fausto…- Hazme lo que se te de la gana, pero hazlo ya, no puedo soportarlo más. Todos estos días de ausencia. Me volvían irritable, necesitado de ti, esto es tan extraño para mí, yo tampoco sé que significa, pero te necesito dentro, fuera, como sea, ¡maldición!! Tómame de una buena vez…- Suplicaba y protestaba Shizuka, alternando sus palabras con cada prenda que se despojaba, terminando completamente desnudo ante la mirada sorprendida y deseosa de Fausto. La imagen del cuerpo desnudo del rubio, hizo que se le secara la garganta, pasó sus dedos por el pecho del castaño, como reconociendo su piel.

 

 

Y sonriente…. Le dijo:- Tus deseos son órdenes.  

 

Volvió a besarlo con tal necesidad y fuerza que el rubio pensó…* Se comerá mis labios… no me importa…*

Mientras lo besaba, aprovechó la docilidad con la que se sometía Shizuka para hacer que éste encaminara sus pasos en sentido de retroceso hacía un sofá cama color beige que se encontraba en el centro de una de las paredes, mientras iba recostándolo, pasó sus manos por la suave cabellera rubia, jalándola suavemente hacia atrás, para bajar de sus tersos labios a su cuello, mordiéndolo sin hacerle el menor daño, continuó hasta su clavícula, en donde el castaño suspiró su nombre casi en un susurro; completamente recostado sobre el sofá.

 

Acarició con las dos manos su abdomen, pasando por su ombligo, inclinándose para lamer los encuentros de sus caderas con sus piernas, robando con esa acción pequeñas risitas y retorcijones departe de Shizuka.  Levantó una de las piernas a su disposición hasta su hombro izquierdo, sujetándola con una de sus manos, para después  besar y trazar con saliva  el interior de su muslo.  El rubio se retorcía por los chispazos de placer que su piel en contacto con la lengua de Fausto podrían darle. Tenía los ojos cerrados cuando escuchó que unas de las puertas de un estante que estaba una distancia considerable del sofá, era abierta para luego cerrarse, no quiso abrirlos, sospechaba que Fausto habría sacado algo de allí, aunque no lo sintió moverse tanto, pues aún tenía una de sus piernas sobre su hombro y estaba distraído con los rítmicos y deliciosos masajes que le daba a su muy endurecida erección. Al final, ansioso e impaciente, se decidió a preguntar pero fue interrumpido. Cuando sintió con total sorpresa algo frío y de consistencia viscosa sobre su estrecha entrada.

 Abrió los ojos totalmente nublados al sentir  que un cuerpo extraño, duro y palpitante se abría paso dentro de él. Esa escena ya le era conocida, gimió fuerte y pausado por la incomodidad inicial, pero no tuvo que pasar mucho para disfrutarlo en todo su apogeo.

 

El pelinegro se regodeaba por el paisaje abrumador que se presentaba ante sus ojos; Shizuka sudoroso, sonrojado y agitado, por las embestidas que le daba a su próstata, logrando con esto que el otro se derritiera en juramentos ininteligibles con cada movimiento que hiciera dentro suyo. Pero no pudo seguir fascinado por eso, ya que la sensación de ser absorbido y deliciosamente apretado le calaba hasta la médula, no escuchaba nada más que los jadeos, gemidos, lloriqueos y cualquier sonido sexualmente armonioso que salían del par de labios de sus amante y obviamente de los suyos propios.

 

El orgasmo de ambos estaba cerca, una conexión casi lindando con lo espiritual se apoderaba de ambos, los rostros transformados por espasmos placenteros de dos seres unidos por causas validamente naturales y a la vez tan antinaturales, reflejaban como el placer puede rozar al dolor.  Y ser tan condenadamente bueno.

 

Últimos gritos ahogados por la fuga de oxigeno en sus pulmones, ultimas fuerzas recicladas y usadas para el momento culminante de dos amantes.  No hay más nada que decir…

 Solo que nuestras rodillas tiemblan, el corazón ya no cabe en el pecho, nuestras pieles se volvieron fuego y nuestra sangre agua salada. Para a continuación volver a la abrumante  normalidad.

 

Ambos se dejaron caer, uno recibiendo el cuerpo del otro y el otro siendo acunado en el regazo de quien lo recibe, palabras vienen, palabras van…  No son necesarias, o más bien, no deben ser usadas si no se sabe que significan. Eso comprendieron Fausto y Shizuka, sólo debían seguir con lo que ya estaba planeado, cada uno en sus funciones, no sin antes darse otro beso, y quizá continuar más tarde.

 

 

 

                             …+…….+……+……+……+…..+……+….+……+…

 

 

 

Subaru, regresó  su apartamento con una sonrisa tonta un su rostro y un poco cansado, y por que no decirlo, con unas copitas de más… se divirtió muchísimo con Daichi, no pensó que salir con alguien que apenas conocía hasta ese momento fuera tan ¿Como decirlo?... ¿Provechoso?, ¿Distrayente?... ¿Peligrosamente divertido?... Exacto, esa era la definición, “peligroso”. Pero… diablos siempre tenía que existir esa horrorosa palabra… ¿Pero?... las personas que marcaron su vida, eran un enorme y aterrador: Pero.

 

Pero en esta ocasión, valga la redundancia, no podía decir si lo peligroso no le atraía, como la miel a la abeja. 

 

Negó con la cabeza, y se dispuso a desvestirse. Comenzando con las botas, las medías y el polo, quedando semidesnudo. Se recostó en la cama para pensar un poco al respecto mirando sin ver al piso, pues estaba cerca de la piecera. De pronto una brisa tibia recorrió su torso desnudo. La sintió. Como un roce que le provocó escalofríos en toda la espalda. Cerró fuertemente los ojos, tratando de evitar pensar en Seishirou.

 

Suspiró cansinamente. Sabía que eso era imposible.  Nada más cierto que eso… ¿O no?

 

Aunque todo el tiempo que pasó con Daichi fue encantador, a excepción del principio pues estaba ido y nervioso. La imagen que proyectaba aquel joven era tan distinta y a la vez parecida en ciertos aspectos al ex - Cerezo,  no podía dejar de comparar. Para su pesar. Hasta hubo momentos en los creyó percibir la presencia del Sakurazuka, era irreal, pero así lo sintió, lo cual le trajo un poco de incomodidad, aunque no dejó que eso sepultara el ambiente acogedor que le ofrecía el joven Wataru.

 

Quiso reprimir otra sonrisa al recordar las ocurrencias y bromas que aquél muchacho le hizo.

 

 

…………………………………………………………………FLASH     BACK………………………………….

 

 

Daichi hizo caminar a Subaru unas tres calles más…

 

En donde quedaba un restaurante de comida rápida… pidió en recepción una porción de pollo rostizado, papas fritas y un par de Coca Colas… (es mi gaseosa favorita ¬_¬…. Ups)… esperaron y cuando se les dio el pedido, Daichi pagó. Y llevando la fuente llena de comida. Se dirigió a la tercera mesa cerca de la puerta de salida, colocó sobre esta su compra, y  tomó asiento, invitando a Subaru a imitarle. Éste obedeció colocando las bebidas gaseosas cerca de la comida.

 

- Buen provecho, a comer se ha dicho…- Sentenció alegremente el que hace unas horas estaba de mesero.

 

- Nos comeremos todo esto?…- Pregunto algo alarmado el Médium, ya que no estaba acostumbrado a comer tales cantidades de comida y menos comida rápida.

 

Daichi lo observó interrogante.  Para luego contestar:

 

- No te gusta…- Afirmó algo apenado, dejando en el plato un pedazo de pollo que se iba a llevar a la boca segundos antes..

 

- Eh?... no. no es eso, es que no estoy acostumbrado a comer este tipo de preparados, nada más. Para ser sincero no como más de lo necesario. O mejor dicho como muy poco… – Se excusó rápidamente, sintiéndose miserable al rechazar la buena voluntad del chico.

 

- No comes mucho… uhmmm… por eso estas tan delgado… - Razonó en voz baja…- No importa, igual me gustas…- Susurró y sonrió al Sumeragi que escuchó todo lo que dijo, y otra vez estaba rojo como un tomate….- Entonces, come  hasta donde apetezcas, te gustará, del país de donde vengo, siempre acostumbré comer así…-

 

- ¿No eres japonés?... – Le preguntó asombrado.

 

- No, bueno soy mitad japonés, mi madre lo era, pero mi padre es norteamericano… - Se interrumpió para beber un poco. -   Nací en EE.UU. pasé una corta temporada viajando por  Sudamérica, y como de niño me instruyeron en el japonés, sabía hablar dos idiomas, y me instalé en Japón desde que tengo 19 años, para estudiar en la universidad de Tokio… postulé a Pediatría. Ya pasaron cinco años desde que estoy en Japón. Y dos desde que estoy en la universidad…- Le relató a la vez que daba una gran mordida a la pierna frita de pollo que tenía en frente.

 

- Vaya, si que sabes lo que es vivir con intensidad…- Suspiró Subaru; un poquitín envidioso de Daichi.

 

- No creas, hay veces las cosas no son lo que aparentan…- Le dijo esto dándole por un segundo una mirada seria, y hasta fría se podría decir,  el médium no supo por qué, pero sintió un poco de escalofríos ante esa mirada…- Pero no me quejo… he hecho y sigo haciendo lo que me gusta… Siempre consigo lo que quiero…- Continuó con una cálida sonrisa Daichi.

 

- Comamos… - Interrumpió el Sumeragi… Tratando de no sentirse nervioso ante los gestos tiernos que Daichi le mostraba.

 

- Si, pero que hay de ti: ¿Estudias? ¿Trabajas? – Preguntó muy interesado Wataru.

 

- Trabajo… aunque hace tiempo que ya no ejerzo… mi labor como antes…- Contestó seriamente dándole un sorbo largo a su soda.

 

- Ah… entonces, eres independiente, o estás de vacaciones?...- Insistió en su pregunta.

 

- Lo que pasa es que mi trabajo requiere de mucha concentración, paz mental y total entrega… y eso es lo que me ha faltado estos largos meses…- Le explico lo mejor que pudo, claro, sin soltar prenda en aclararle que era médium… no necesitaba hablar de eso ahora.

 

- Vaya, hablas como si fueras un maestro de yoga, o experto en algún arte espiritual y todo eso….-

 

- Algo por el estilo… pero no deseo hablar de eso…- Concluyó Subaru con el tema.

 

- Ok, no insistiré… no quiero que te enfades conmigo… - Suspiró y volvió a comer…-  Y pruébalo de una vez, que no te matará… bueno, quizá si consumes demasiado con el tiempo, pero por ahora no… jajaja…- Con el tenedor cogió un pedazo y se la ofreció directo a la boca, con una de esas sonrisas a las que Subaru no pudo negarse, y regañadientes abrió la boca y lo probó…… *No esta mal…* pensó mientras masticaba…- ¿Rico?...- Le preguntó…

 

- Si, muy bueno diría yo… - Aceptó y siguió degustando por su propia mano.

 

- Además necesitas comer, porque al próximo lugar al que te voy a invitar debes ir con el estómago lleno, sino habrá problemas…- Le advirtió el ojiazul enigmáticamente

 

- No necesitas hacerlo, creo que es suficiente por hoy… ¿No lo piensas así? - Tanteó Subaru…

 

- Oh no, para nada… esta oportunidad que me diste para conocerte más, no se debe desperdiciar… no te preocupes, todo cae a mi cuenta… y no pienso hacerte algo… por el estilo, ni nada de eso…- Lo pensó un poco y continuó, esta vez cambiando el tono de su voz, a una mas suave y ronca a la vez....- “Nada que tú no quieras”

 

Al ver asombro y algo de vergüenza en el rostro del poseedor de hermosos ojos dispares, volvió a terminar en carcajadas.

 

- Era una broma…- Aseguró Daichi, sin poder evitar el seguir riendo, por la cara de alivio que mostró el Sumeragi.

 

Y así  Siguieron por casi una hora, conversando, a pesar de la inicial reticencia del médium con soltar palabras… pero Daichi  había encontrado la forma en como lograr que Subaru fuera, digamos, más suelto.

  

Al terminar de comer salieron en toda la lluvia que insistía en lavar las calles de Tokio. A la salida de aquel lugar Daichi se adelantó unos pasos  para  llamar a un taxi, mencionarle una dirección que el médium sinceramente no conocía y menos había escuchado. Después de unos treinta minutos, el taxi se estacionó, bajaron los dos y Daichi pagó el servicio… Instó a que lo siguiera por un estrecho callejón. Y a pesar de encontrarse  algo nervioso y desconfiado; lo siguió.

 

Hasta que, no muy lejos de donde les dejó el taxi, se mostró ante sus ojos un bar. No era un lugar con luces chillonas y ambiente lúgubre, como se los imaginaba Subaru. Mas bien, comenzando por la puerta de vidrio… en la que estaba grabado el nombre de dicho bar…” CHEMICAL LOVE”… era simple, sin pomposidad, diseño totalmente sobrio; las paredes cubiertas de madera reluciente al igual que el piso; la iluminación tenue, un poco más oscura de lo normal, pero agradable.

 

*Y embriagante… menos mal no me llevo a una disco…*….Pensó, con un poco de alivio, mientras seguía observando todo lo que sus ojos le permitían ver.

 

En medio de todo el establecimiento, se encontraba la base que se encargaba de suministrar de licor y cualquier bebida en cartilla, que el cliente desease beber. Ésta tenía forma circular, bueno todo era circular. Allí estaban los meseros y el barman, llevando y preparando tragos, rodeados de vasos y copas que flotaban en sentido contrario, siendo sostenidas por una lamina transparente, como parte de la decoración… y clientes con miradas expectantes, por los ágiles movimientos que el Barman realizaba en cada preparación. Subaru se quedó ensimismado observando todo esto desde su muy cómodo sitio, o sea, seguía parado en la puerta que Daichi abría para él… se sonrojó al percatarse de su posición y de la mirada divertida que le lanzaba Daichi.

 

Pues si, el primero en pasar fue Daichi, y una vez dentro le ofreció una  mano, sosteniendo la puerta con la otra, y al ver que el antes ojiverde no se movía, carraspeó para llamar su atención pero no logró su cometido, al parecer Subaru se dio cuenta por si sólo, y muy sonrojado, para gracia de Wataru, decidió  aún dudoso, aceptar la mano que le ofrecía; mientras en la cabeza del médium bailaban las alternativas que debía tomar….*Subaru, debes salir corriendo de este lugar… Y rápido…*… haciendo caso nulo a la advertencia mental que rodeaba su razón, se sentó en una de las tres cómodas sillas acolchonadas que ofrecían cada mesa circular; resopló con pesadez al ver a su acompañante llamar a una de las meseras, la cual traía en manos la cartilla de pedidos.   

 

*Necesito un cigarrillo…*… comenzó a desear por la ansiedad que se le estaba subiendo hasta la garganta. Buscó en sus bolsillos… y nada. Se había prometido dejar de fumar. Y ya se estaba arrepintiendo de tal promesa.

 

Una vez que Daichi eligió las bebidas de ambos… (Subaru no sabía que pedir, así que lo dejó en manos del más joven) la mesera se retiró cortésmente para traerles sus bebidas.

 

Subaru se sobresaltó al sentir una mano sobre su hombro, pero se tranquilizó al notar que era el de mirada mar.

 

- Estas nervioso, mmmmmm… así que te pongo nervioso. Muy interesante…- Afirmó en son de burla, Daichi…  sin dejar de ser coqueto.

 

- ¿Que?... oh, no… no es eso… es solo que no estoy acostumbrado a frecuentar lugares como éste…- Al parecer el médium no captó la broma, y creyó necesario darle una razonable explicación.

 

­- Oh… - Suspiró dramáticamente su “nuevo amigo”…- Yo que me ilusioné… pensando en esa posibilidad….- Le dijo haciendo un puchero tierno.

 

Subaru lo vio alucinado, sin duda era casi idéntico a Seishirou-san, salvo algunas diferencias.

 

- Discúlpame…. Yo no quise…- Sintió la necesidad de pedir disculpas.

 

- Ya, no es nada… te estaba bromeando, eres muy serio… debo encontrar la forma de romper la barrera, mejor dicho “tu barrera”… -

 

- ¿Barrera?... lo que pasa es que……- *Me siento muy incomodo estando al lado de la viva imagen de mi amor imposible…*… pensó en decirle eso, pero decidió callar.

 

- No te preocupes. Soy muy paciente…- Le dijo lentamente y casi en un susurro que logró escuchar el Sumeragi a pesar de la música algo estridente.

 

Muy a su pesar, Subaru solo atinó a ruborizarse.* Odio reaccionar así…*

 

- Sólo relájate, déjate llevar… así la pasarás mucho mejor. Créeme.- Se inclinó un poco más cerca del médium, que estaba rígido en su asiento. Pareció que iba a decirle algo más… pero la mesera llegó con los tragos que habían pedido. Lo que cortó el momento, para fastidio de Daichi y alivio de Subaru.  

 

La mesera, una joven muy guapa, al parecer extranjera, por su acento y físico… miraba a Subaru de una forma que incomodó visiblemente a Daichi. Razón suficiente para despacharla rápido. No sin antes guiñarle un ojo y retirarse a seguir atendiendo a los demás clientes.  Como siempre el médium, ni cuenta se había dado; perdido aún observando todo el bar.

 

Daichi agarro la mediana botella  que le habían traído y sirvió el incoloro contenido en los dos vasitos transparentes, una vez llenos, le ofreció uno a Subaru y otro para él, el médium acepto y se lo llevó rápidamente a los labios, esperanzado que tal bebida apaciguara su necesidad de dar una buena calada a un apetecible cigarrillo, haciendo caso omiso al ademán que hizo su amigo con respecto a la bebida. Esperaba que en verdad lo distrajera de su vicio…  pero no fue así por la cara de espanto y asco que puso, Daichi soltó en carcajadas.

 

A Subaru no le pareció gracioso, esa bebida del demonio quemaba su garganta.

 

Ofendido en su orgullo, dio otro sorbo a la mortal bebida. Esta vez tratando de controlar sus muecas. Y su acompañante mirándolo con algo de mofa enarcando una ceja. A la espera de lo inminente.

 

- Puaj… ¿qué diablos es esta cosa?... – Preguntó resentido y resignado Subaru, tosiendo un poco.

 

- Traté de advertirte, pero no me hiciste caso… y ahí las consecuencias…- Respondió entre risas el ojiazul.

 

- Necesito un cigarrillo… - Pidió derrotado el Sumeragi.

 

- Es Tequila,  una bebida mexicana… y  siendo principiante, como creo eres en estos aspectos, debiste tomarla después de haber ingerido un poco de sal y mordido un limón, luego bebértela…- explicó Daichi a la vez que apuntaba un platito que contenía en la mitad sal y en la otro trozos de limón. El médium no se había dado cuenta de la presencia de ese plato… - Disculpa, ¿pediste un cigarrillo? … ¿También fumas?… uff … menos mal, pensé que te molestaría que empezara a fumar cerca de ti. - Buscó en sus bolsillos y ahí la encontró, una blanca cajetilla, se la mostró a Subaru y ofreció extendiendo una mano.

 

El ex – dragón del cielo, vió la cajetilla,  arqueó una ceja y soltó un bufido al ver la marca…. * Mild Seven, ¿coincidencia? O me estoy volviendo paranoico.*. Debatió mentalmente, antes de decidirse a sacar un cigarrillo de allí, lo puso en sus labios y rebuscó en sus bolsillos nuevamente, esta vez buscando su clásico encendedor plateado, pero no fue necesario; Daichi se inclinó otra vez sobre la pequeña mesita, quedando muy cerca de él, chasqueó con su pulgar la palanquita de un encendedor y  prendió su cigarrillo, mientras sus miradas se encontraron y detuvieron para apreciarse más de cerca. Subaru reprimió un jadeo involuntario  por la cercanía de su rostro con el otro… Y casi cae su cigarrillo de no ser por los reflejos de Wataru, que al instante lo atrapó por el filtro para evitar quemarse, lo llevó a sus propios labios, dio una calada y lo devolvió a la boca del Sumeragi, que lo aceptó, mientras observaba los movimientos que el joven hacía al volver a sentarse a la vez que expulsaba el humo entre abriendo los labios.

 

- ¿Pasa algo?... – Pregunto el ojiazul con una media sonrisa mientras encendía su propio cigarrillo, aspiraba y exhalaba de manera placentera la humeante esencia de tal vicio.

 

- Nada… – Le respondió el médium. Escapando de los penetrantes ojos del otro.

 

Un incómodo silenció se apoderó entre los dos, pese a la música. Daichi y Subaru suspiraron al mismo tiempo, al darse cuenta de eso, ambos terminaron riendo. Y uno de ellos decidió romper una vez más la barrera que se estaba creando con el silencio.

 

- ¿Subaru- san, sabes bailar? – Preguntó el otro…

 

- ¡¡¡¡¿Bailar?!!!!... – Se alarmó Subaru.

 

- Si… Bailar… esos movimientos extraños y hay veces rítmicos y graciosos que hacen las personas al moverse al compás de la música… – Le explicó muy divertido Daichi, con todo y gestos; moviendo sus manos, simulando unas ondas.

 

El Sumeragi quiso enojarse al principio por burlarse de esa forma tan descarada en sus propias narices, pero su molestia no duró más que unos segundos al ver como Daichi movía los brazos simulando las formas más extrañas de bailar. No pudo evitarlo. Comenzó a reír como nunca lo había hecho.  No sabía por qué, pero necesitaba reír… y aunque no era la broma más grandiosa que le hayan contado o haya visto, le ayudó a encontrar una excusa para relajarse y comenzar a divertirse.

 

Daichi se le quedó viendo, totalmente extasiado. Tal vez Subaru no lo sabía. Poseía la sonrisa más bella que haya visto jamás. A pesar de todo…

 

- No deberías dejar de hacer eso…- Le dijo serio Daichi, mirándolo fijamente.

 

- Que no deje de hacer qué?... - Preguntó aun riendo el médium.

 

- Sonreír… te queda muy bien,  no dejes de hacerlo… - Fue la respuesta y recomendación que le aconsejó Daichi.

 

Ese comentario bastó para que dejara de sonreír y abriera los ojos más de lo previsto, acto seguido, las mejillas le ardían, hasta casi sentir que se le derretían; y sin pensarlo dos veces, dirigió el vasito lleno al tope de tequila hacía sus labios… Y se lo bebió todo de golpe y esta vez solo sintió un leve ardor en la garganta, lo cual significó que la noche recién empezaba… Y que deseaba seguir viendo a Daichi.

 

 

 

………………………  Final     del     Flash      Back………………………………………………………

 

 

 

 

Sonrió entre sus recuerdos, intercambió números con el ojiazul y tomó un taxi hasta su apartamento.

 

Y ahora recostado  en su cómodo lecho. Recordaba lo bien que la había pasado. Pero algo no salía de su cabeza. Pues mientras estaba en ese bar….

Extrañamente sintió roces que no se asemejaban a una piel, más bien era una brisa cálida, tal vez sea un espíritu… lamentó no poder saber si era o no un alma en pena, pues el precio que pagó por liberarse de su maldición había sido muy alto.

 

Se fue quedando dormido, estaba agotado y por que no admitirlo. Satisfecho. Satisfecho de no haber dejado escapar, aunque accidentalmente, el inicio de una amistad.

Los párpados le pesaban, los ojos le picaban, como advirtiéndole que ya debía descansar… y sin resistirse mucho, se quedó placenteramente dormido…

 

Tal vez si se hubiese quedado más tiempo despierto, hubiera presenciado como la brisa cálida que le acompañó todo el tiempo, se materializaba y tomaba forma masculina… y que se acercaba a él, con pasos que nunca podrían ser escuchados por oídos humanos… a menos que estos fueran tan especiales, como lo era para este hombre apuesto, Subaru.

 

- Al parecer, te has divertido ¿Verdad?...- Le dijo acariciando imperceptiblemente su cabellera…..- Me alegro, sólo debes procurar no ilusionarte mucho…- Lo miró con algo de reproche, pero continuó.

 

- Pues… mi querido Subaru – kun, creo que mi regreso esta cerca, si es que no pasa nada imprevisto….- Se inclinó un poco más sobre el médium, dándole un beso, mejor dicho un roce de labios, que al mismo tiempo no lo era. Le sonrió dulcemente y se desmaterializó.

 

Subaru se removió en sueños, posando deliberadamente sus dedos sobre sus labios y sonrió antes de decir:

 

- Sei.. shi.. rou…- san …..-

 

 

 

 

 

                                                                                     CONTINUARÁ…….

 

 

 

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