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LA CONTINUACIÓN DE UN FINAL……¿UNA VIDA SIN TI?. por Lady Marivette

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Capítulo: 5

Despertando… “Sueños y Olvidos”



Cada paso que daba solo lograba hacerle sentir más cansado y desesperado. El concreto que respaldaba sus pies, se encargaba de emitir los sonidos sordos y secos de su andar. Llevó sus manos hacia su rostro, palpando con sus largos y delicados dedos sus propias mejillas, éstas estaban totalmente empapadas, acercó más sus yemas en dirección a sus lacrimales, en efecto estaba llorando, pero, no recordaba por qué. Intentó hablar, preguntar donde estaba pues la única vista que tenía, era la de un interminable camino hecho de cemento, el ademán de su esfuerzo para vocalizar, era inútil, simplemente se quedó sin habla o en realidad no deseaba soltar palabra, por lo cansado que esto le resultaba; estaba tan confundido, tan atontado, que el hecho de caminar solo se debía a que su cuerpo recordaba como moverse y desplazarse, sin necesidad de que su voluntad participase en tal acto.

Su visión intentaba taladrar las borrosas imágenes que se confundían con la espesa neblina que se arremolinaba a su alrededor, extendió una de sus extremidades para palpar lo que sea que se estaba moviendo entre brumas frente a él. Casi logra alcanzarlo, pero esta presencia era más rápida; bufó de frustración y al instante una mano se posó en su hombro derecho, dio un pequeño salto por el susto y la apartó rápidamente alejándose unos cuantos pasos, volteó para ver de quien se trataba, y sus ojos no registraron a nadie, sólo oyó risas, eran las de una chica, la buscó girándose varias veces sobre sí mismo y nada encontró.

De repente la neblina que se estaba haciendo cada más espesa, se disipó con una velocidad inusitada por las ráfagas de viento cálido que emanaban de algún punto desconocido. Dando pasó a un hermoso paisaje de árboles de cerezo, miles de pétalos bailaban con la brisa, era tan reconfortante y sin explicarse cómo, se sintió tan bien, tan amado. Cerró los ojos para disfrutar, pues tenía la sensación de que hace mucho pero mucho tiempo no saboreaba tan exquisita sensación, decidió seguir caminando, observando los inmensos árboles. Se detuvo en seco, pues un niño estaba frente a él, vestía una Yucata de color blanco y al parecer era de ceremonia, por lo elegante que se veía; éste niño miraba atento y sonriente al singular y majestuoso Cerezo, de entre todos los demás árboles, éste llamaba más la atención; el pequeño se removió en su sitio, se le notaba impaciente, ansioso. Pero esos gestos se borraron como una ilusión. Sus ojos brillaron y su sonrisa inocente se amplió más aún, tal vez era imaginación de quien lo observaba sin permiso, pero sus mejillas se tiñeron de carmín cuando un joven, mejor dicho un adolescente muy guapo bajaba con un salto del ya mencionado cerezo y se acercó al menor, se arrodilló para quedar a su altura, y con una mano acarició dulcemente su mejilla, aumentando de esta forma tan simple, su sonrojo; el mayor sonrió complacido por esta reacción, entonces se inclinó más y besó la frente del pequeñín; éste se estremeció por el beso y soltó un jadeo de alivio cuando se separaron, el apuesto adolescente sacó algo del bolsillo de su pantalón , era una flor, pero no era una de cerezo, era una flor roja.

Una camelia roja, era preciosa, tan roja como la sangre.

Los grandes y Dulces ojos verde-esmeralda de aquel tierno niño se iluminaron emitiendo destellos que parecían estrellas por el obsequio que el adolescente ponía sobre sus manos.

- ¿Ves esta flor?... ¿es preciosa verdad?... – Le preguntó el más alto.

- Si, es preciosa… es una camelia?...-

- Si, era la flor favorita de mi madre, cada vez que la veo me recuerda a ella…-

- Oh, debió haber sido muy bonita…-

- Lo era, pero en el último momento en que la ví, ese fue el instante en que más bella estaba y una camelia la acompañaba… estaba tan hermosa…-

- Te gustan las cosas bellas….- afirmo tímidamente el pequeño.

- ¿A quien no? ¿Sabes que por eso, me gustas tanto?... eres tan bello…- Dijo mientras volvía a acariciar su mejilla y le observaba de una manera indescifrable.

El niño bajó su mirada, se le notaba muy avergonzado, pero su acompañante paseó sus dedos hacia su barbilla y le obligó a encararlo… - Yo… yo…- trató de responder algo, esos dedos que tomaban su mentón, se posaron rápidamente sobre sus labios callando lo que le era tan difícil decir.

- No digas nada…- Con sus dedos delineaba y rozaba los labios tersos de la criatura…-… Te amo… - Se volvió a inclinar sobre el rostro candido y sorprendido del niño, y besó sus labios.

Quien observaba toda la escena con un nudo en la garganta, cerró los ojos, ese niño le era tan conocido al igual que el adolescente, pero ¿dónde los había visto antes?... y lo peor era que ni siquiera recordaba su propio nombre, entonces quiso acercarse, se frenó al instante en que volvió a abrir sus orbes verdes, no esperaba ver algo así.

Quienes se besaban en ese momento, no eran el niño y el adolescente, estos habían sido reemplazados por un jovencito y un hombre, los cuales se besaban de forma apasionada. Necesitada.

Era un beso lleno de los besos que se darían si se separaban de vez en cuando para respirar, el mayor de los dos rompió el beso separándose sólo unos centímetros de los labios del otro y susurrándole.

- Eres precioso Subaru-kun…- Esta vez le repartía cortos besos por todo su rostro y cuello, haciendo jadear y estremecer a un muy joven Subaru.

No lo podía creer, era él, el mismo, recién lo recordaba, el pequeñín era él y también este adolescente que se retorcía por las caricias del otro, pero eso nunca pasó, bueno no en la realidad, eso sólo pasaba en sus sueños más secretos, en sus anhelos más retorcidos, según se había convencido.


-* ¿Pero qué hago aquí?*- Se preguntaba mentalmente, pues aún su voz no salía.


Deseó mirar para otro lado, cuando Seishirou de unos 25 años arrimaba a Subaru adolescente sobre el árbol de cerezo, lo despojaba de su camiseta negra y presionaba su estrecha cintura contra su cuerpo mientras seguía besándolo posesivamente, y el jovencito se dejaba hacer, respondiendo con gemidos y culebreos al sentir la lengua del otro, lamer su cuello y bajar lentamente hasta su pecho desnudo.

Era mentira, sí deseaba mirar… más que mirar, rogaba internamente ser poseído de esa forma por Seishirou.

Dio unos pasos para acercarse a los dos amantes y sin pudor exigir que lo poseyera a él. Ya estaba muy cerca cuando sintió una mano sobre su hombro izquierdo, volteó a ver quien era.

 Y el asombro llegó a su rostro.

- No los interrumpas… por que mi hermanito por fin se está dejando llevar…- Le dijo la chica que era un reflejo femenino del adolescente que estaba unos metros detrás de él.

- Ho… Hokuto-chan…- Era todo lo que podía decir.

- ¿Si?... -

- Pero tú…- Se abalanzó hacia ella y la abrazó fuertemente… esto era demasiado, su hermana... su querida nee-san… estaba ahí, frente a él sonriendo como siempre lo hizo; cuando aún vivía. La chica se dejó abrazar.

- Calma… tranquilo, sabes que detesto verte llorar… te quiero hermano y aunque hayas crecido tanto… sigues siendo tan susceptible…- Consolaba Hokuto-chan con voz suave y paciente…- Por eso no debo dejar que interrumpas.

Subaru no quería escuchar las razones tan desenfadas de su hermana.

- No me dejes…-

- Tonto… yo nunca te he dejado… - Le aclaró la joven.

- Si… si lo hiciste y desde ese momento yo, no he podido vivir en paz…- reprochó entre lágrimas el Sumeragi apartándose del abrazo.

- Sólo hice… lo que debía hacer… sé que has y estás sufriendo mucho, pero es que la culpa fue mía… por mi insistencia terminaste enamorándote de Sei-chan… y debía hacer algo para que no murieras… y si mi vida era el precio para que despertaras y volvieras a la vida, pues ese precio pagué…- Hokuto parecía triste aunque su voz denotaba convicción en lo que estaba diciendo.

- Lo único que sé, es que no tenías derecho a intervenir, mi vida no valía tanto como la tuya, además yo ya no tenía una razón para seguir… por que…- Dos dedos se interpusieron en su reclamo. Su hermana, que tenía la apariencia de una adolescente de dieciséis años interrumpió su réplica.

- Por que conociste el amor de la peor manera… ¿no es cierto?...-

Subaru no dijo nada.

- ¿Sabes?... desde que lo conocí, siempre pensé que él era para ti y tú para él… dos seres tan distintos… uno que finge sentir y otro que siente en demasía… tú representas la luz y él la oscuridad máxima… uno equilibraba al otro.

- No sabes lo que dices…-

- Pues te equivocas… mira hacia allá…- apuntó en posición contraria o sea tras él.

Subaru volteó y no esperó ver lo que pasaba… pensó que tal vez vería algo sumamente vergonzoso, pues lo había dejado en el principio de una situación así.
En realidad lo que estaba viendo era otra escena o más bien un recuerdo… uno muy doloroso.

Seishirou sentado frente a él sangrando… y diciéndole lo encantador que era.

- Por eso yo… yo… - Se acercó a su oído y le susurró casi sin aliento…- Por eso yo te amo.-

Y la voz de su hermana llegó a sus oídos…- Lo sabía… sabía que él podía amarte… más bien, que él ya te amaba.-

- él no amó a nadie…- Apartó la mirada de esa escena.

- Subaru no seas idiota… ¿qué no lo escuchaste?

- Lo escuché, pero me mintió tanto tiempo que… no sería raro que lo hubiera hecho también en ese momento…-

- Si serás tonto… ¿No lo crees así, Sei-chan?...- Preguntó su hermana hacía alguien que estaba detrás de Subaru.

El médium dio un respingo al sentir que lo abrasan desde atrás, su piel se estremeció y tuvo el impulso de empujar a quien estaba abrazándolo, pero no pudo, pues unos labios rozaron su oreja y sintió que ese aliento le golpeaba suavemente con cada palabra que salía de la boca del intruso.

- Subaru-kun… estás tan lindo como siempre…-

- ¿Qué?...- La pregunta salió sin sentido… sin completarla, por que la presión del abraso se intensificó mucho más, pegando su espalda contra el torso fuerte de aquel hombre que al parecer era Seishirou… olía a él… tenía ese aroma, una mezcla sutil de tabaco, flores y sangre.
Siempre se preguntó el por qué le gustaba tanto ese olor, estaba seguro que sólo él lo podía percibir, pues era el olor de la energía espiritual de Seishirou, su marca, su firma como asesino del cerezo.

Seishirou lo tomó por los hombros y lo volteó para obligarle a hacerle frente. Subaru jadeó cuando fue conciente de la casi inexistente lejanía entre ambos, es más… sus rostros estaban prácticamente pegados, pues sus narices se rozaban. Podía ver claramente la mirada felina de Seishirou, sus labios tan cerca de los suyos. Trató de decir algo pero el otro le ganó.

- Pareces asustado, Subaru-kun…- le dijo mientras calibraba con sus ojos cada rasgo de las facciones casi angelicales del médium.

- ¿A- Asustado?-

- Si, eso dije…-

- Pues… n-no, no lo estoy…-

- ¿Ah si? – Los dos seguían casi pegados, Subaru dejándose acorralar y Seishirou bajando sus manos hacia la cintura del ojiverde, haciendo presión en sus costados, atrayéndolo más a su cuerpo…- ¿Sabías, que me gustan mucho tus preciosas esmeraldas?... pero me enloquece mucho más tu piel... ¿lo sabías?...- Preguntó con una sonrisa dulce.

Subaru estaba atónito… ¿Qué decir?... “No, no lo sabía… pero si quieres puedes mostrarme…”…- Suéltame, mi hermana está aquí…-

- ¿Hokuto-chan?... ah si, no te diste cuenta?... ya se fue… quería dejarnos solos, para hablar…-

- Que no se vaya… -

- Ya es tarde… ahora estas conmigo…-

- Pero…-

- Shhh… - Le interrumpió…- No digas nada… no malogres el momento… sé muy bien que esto te gusta…-

Lo tomó por la nuca y…

- Eres tan suave…- No lo besó como se debe, pero mientras hablaba sus labios se tocaban, se sentían…

- Y tú…- No podía decir algo más coherente ¿como hacerlo?.. Si Seishirou lo embriagaba con su aliento, con cada roce tentador… Deseaba hacerlo, necesitaba besarlo…

- ¿Yo qué? – Esta vez su abraso era posesivo y demandante, con la mano que tenía libre acariciaba su espalda. Sonrió, cuando el médium gimió por las caricias y por que sus caderas se pegaron más, haciendo que el acercamiento se tornara indecente… deliciosamente indecente… - Dímelo… ¿yo qué?...-

- Tú eres… eres, oh dios… no puedo hacer esto…-

- ¿No lo puedes hacer?... ¿estás seguro de lo que dices?...- Esto lo decía a la vez que sus labios y lengua saboreaban los dientes del otro. Aún así esto no se podría considerar un beso… era más bien una tortura… - ¿no quieres que te bese? -

Se sonrojó por la pregunta tan directa que le hacía Seishirou… *Si quiero…*…- Es que….-

- Tomaré eso como un…Si…-

Cubrió completamente los labios del Sumeragi con los suyos. Si en un principio Subaru no respondió el abrazo ni el beso, esta vez si lo hizo, rodeó con sus brazos el cuello de Seishirou y pegó de forma imposible sus cuerpos. La sensación era increíble. No sabía si estaba de pie, sentado o flotando. Eso no importaba. Lo estaba besando y era grandioso. Quería sentir más, mucho más. Abrió más los labios y dejó que la lengua ansiosa del otro recorriera su paladar, sus dientes, toda su boca… Seishirou refregó sus caderas contra las de Subaru, haciéndole notar lo excitados que estaban. El médium rompió el beso completamente agitado y ruborizado por las sensaciones placenteras que recorrían su entrepierna, las cuales se extendían por todo su cuerpo, rociando y llenando sus venas. No pasó por alto que tanto su miembro como el del Sakurazuka, estaban erguidos y deseosos por poseer y dejarse poseer por el otro.

- Esto no esta bien…- Trató de razonar el de mirada verde.

- Tienes razón… no esta bien…- afirmó el Cerezo. En el rostro de Subaru se reflejó la decepción… *¿Porqué tuve que abrir la boca?...*. Se lamentó internamente…- No esta bien que tú y yo estemos perdiendo el tiempo hablando… a menos que sea para jadear o gemir el nombre del otro. ¿No lo crees así?... mi precioso Subaru-kun.-

Esta vez Subaru no respondió; bueno, si respondió; se abalanzó sobre Seishirou y en esta ocasión fue él quien inició el beso, mientras arrojaba al suelo el terno oscuro y trataba de arrancar la fina camisa. El otro hacía lo mismo pero con mucha más habilidad. Unos forcejeos más y varias prendas volando quien sabe a donde… hasta que por fin estaban libres del estorbo que eran sus ropas para ese momento. Desnudos… si, desnudos… una respuesta adulta y sincera del deseo de ambos. Recostados en el césped que la hacía de alfombra o manta para los dos amantes; éstos besándose con pasión infinita bajo el inmenso árbol de cerezo.

- Seishirou-san… no puedo creer que esto este sucediendo… - Eran las palabras del médium, que se derretía todo, por las caricias lentas y húmedas que Seishirou le daba con su boca.

- Pero esto es lo que deseas… ¿cierto?...- respondió sin dejar de recorrer su abdomen.

- Si… es lo que más he deseado…-

- ¿Siempre me has deseado?-

- Desde que me dí cuenta que te amo… oh, si… no te detengas…- Subaru apoyo su peso sobre sus codos y levantó un poco más la cabeza para ver como Seishirou besaba la unión de su pierna con su pelvis, mientras que con una mano daba pequeños toques a su miembro despierto.
Eso era tan vergonzoso, pues nunca permitió que alguien lo tocara.

- Subaru-kun… -

- Di- dime…-

- ¿Me has extrañado mucho?...-

- ¿Qué?... Claro que si… desde que moris….- Tragó grueso, y cayó en cuenta de algo…-… Mo- Moriste… - Lo dijo casi sin aliento.

- Si…- Seishirou ni se inmuto por esta cuestión.

- Esto no es real…- Sus ojos se humedecieron.

- ¿Qué no es real?... ¿acaso no me deseas?...-

- No me refiero a eso… esto… esto no es real… esto no está pasando….- * ¿Cómo pude confundir tanto la realidad con mi deseo?.... maldición… no quiero que esto se detenga…*

- Subaru-kun…. Yo no estoy muerto… -

El Sumeragi se tensó por completo al sentir que la boca de Seishirou recorría todo su cuerpo y llegaba a sus labios….- Si lo estás… yo… yo te maté…- No podía detenerlas, las lágrimas salían de sus ojos sin control.

- No, no lo estoy. Tú has logrado sentirme….- dijo el asesino, rozando sus labios con cada palabra dicha.

- ¿Qué dices?... – Trataba de centrarse, Subaru.

- Que me has sentido… o ¿ya lo has olvidado?...- La mirada sobre el médium era intensa. Subaru no estaba pensando con coherencia.

- ¿De qué…?- Balbuceó su pregunta.

- En el restaurante… sentiste mis labios…- Le sonrió, Seishirou.

- ¿Quién eres?... -

- ¿No lo sabes?... – Sin perder la sonrisa y robándole un beso corto.

- No lo sé…. Porque Seishirou-san está muerto…- Lo dijo entre sollozos, un dolor incontenible se prensó en su pecho.

- Soy lo que más deseas… viste a Hokuto-chan, pero lo que más deseabas ver… era a mi…-

- No te compares con mi hermana…- Le aclaró, pero ni fuerzas tenía para enfadarse con él, y menos en estos momentos.

- Este es tu sueño… yo no lo manipulo…- Seishirou pasaba lentamente, dibujando los labios de su antes rival, con las yemas de los dedos de su mano derecha. La mano con la asesinaba. Sonrió.

- ¿Sueño?... – Un sueño… era la única explicación, pero eso no importaba. Pues Seishirou le estaba acariciando y eso era lo único que podía denominarse como importante y crucial…- Seishirou-san, no te vayas… por favor quédate conmigo… ya no soporto más…-

- No te preocupes… yo volveré por ti…-

- Eso es imposible. Tú estás muerto…- Subaru, con todo pesar, intentó levantarse.

Seishirou sonríe, y se inclina sobre el médium que estaba tratando de apartarlo.

- Yo soy parte de ti… este sueño es tuyo, pero el que yo esté presente en ti, tan vividamente… confirma lo que te estoy diciendo….-

- ¿Qué tratas de decirme?...-

- Subaru-kun… soy tu inconciente… por lo tanto, tú sabes en lo más profundo de ti… que no estoy muerto…-

- Entonces… me estoy volviendo loco… por que, yo fui quien te mató…así que, sólo estás vivo en mi corazón…-

SUBARU-SAN… ¿ME OYES?... DEBES DESPERTAR…

- ¿Quién me llama?… me es tan conocida esa voz…-

- Es Daichi… la excusa que buscaste para olvidarme…-

- Eso no lo lograré nunca… - Abrazó fuertemente a Seishirou. No quería que se fuera.

SUBARU-SAN DESPIERTA….- La voz venía con el viento… al principio era lejana, pero conforme pasaba el tiempo, se tornaba estruendosa.

DEBES DESPERTAR… NO PUEDES SEGUIR ASÍ.

Subaru no quería irse… pero su cuerpo no le respondía, las fuerzas se le iban…- Seishirou-san… no quiero… yo…- Su abrazo flaqueó. Buscó los ojos del otro. Y al encontrarlos, sintió la necesidad de fundirse con ese color, con esa miel dorada.

- No sufras… en verdad yo volveré por ti…-

Subaru quiso decir algo más. Tal vez gritar… el viento se arremolinaba totalmente violento, molestaba su visón. Tuvo que cerrar los ojos y separarse completamente de Seishirou. Su cuerpo sintió el cambio de ambiente, se negaba a regresar… pero cuando se dio cuenta tuvo la sensación de caer sobre algo suave. No estaba desnudo, y lloraba a mares. Probó sus lágrimas al pasar su lengua por sus labios. Abrió los ojos y vió un techo… uno desconocido… no era el de su apartamento; este estaba mejor iluminado, y él estaba recostado sobre una cama. Ladeó la cabeza, encontrando a Daichi con un semblante lleno de preocupación.

- Al fin despertaste… me diste un susto mortal…- Le medio reprochó el ojiceleste con una sonrisa leve…

Subaru no tenía ganas de hablar, pero no debía ser tan descortés con Daichi…

- No te preocupes estoy bien…-

- Si por supuesto, como no estarlo… si ya llevas dos días dormido…-



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- Si, todo va bien… Suminístrale una dosis más de adrenalina… eso será suficiente…-

- Señor Fausto… no estoy cuestionando sus métodos… pero ¿podría explicarme lo que pasó?...- Cuestionaba un joven de cabellera negra, que le llegaba hasta los hombros pero la cual sostenía en una coleta, no tan alto como él… y de impresionantes ojos verde-amarillento, a la vez que inyectaba mediante vía-intravenosa, adrenalina y verificaba en el electrocardiograma los signos vitales del paciente…

- Hoy estoy de buen humor… así que me tomaré esa molestia, sólo te pido que no se te haga costumbre el pedirme explicaciones… entendido? Sabes muy bien que no debes saber más de lo necesario…-

- Entendido…-

- Antes de explicarte, necesito que me alcances la carpeta de color azul que está sobre el escritorio de mi oficina… ahora… qué esperas, ¿una invitación?....-

- Enseguida….-

El joven ayudante se fue lo más rápido posible, para cumplir con el encargo que muy “amablemente” le pidió Fausto.

Solo dio unos pasos que lo separaban de la camilla en donde estaba recostado el cuerpo inmóvil y semidesnudo de Seishirou. Se acercó a una maquina de apariencia extraña, pues no medía más de metro y medio, era blanca en su totalidad y tenía la apariencia de un diamante con varios cortes octagonales. Lo único que confirmaba su función de aparato tecnológico, eran los teclados rojo sangre que se hacían accesibles al presionar un diminuto botón situado en la base. Y en efecto presionó dicho botón y manipuló los controles de seguridad, insertando una contraseña que sólo él sabía… y varios cerrojos se desactivaron al instante, mostrando un agujero en el centro, del cual se erguía con sonidos mecánicos una figura cilíndrica; ésta brilló y se abrió como si de una flor se tratase. Fausto sonrió al ver las buenas condiciones en la que se encontraba su por ahora tesoro médico. Se inclinó para verlo con más detalle…

- Hermoso color… - Llevó sus manos hacia el objeto de toda su atención y tomó con mucho cuidado el pequeño recipiente de cristal….- Siendo sincero conmigo mismo… no creí poder salvar tu mutilado corazón… pero me equivoqué… el transplante fue un fiasco… tu cuerpo rechazó el nuevo corazón que te dí… es una pena, aunque es mucho mejor que tengas el tuyo propio, felizmente tus nuevos ojos ya se han adaptado a tu organismo… - Alzó el recipiente a contra luz y vió los destellos dorados que emitía el líquido en el que dicho órgano estaba sumergido….- Estoy seguro que ha este no lo rechazarás… pero como dije antes… tu recuperación demorará, detesto la sola idea de esperar tanto, ojalá esta vez no me juegues, por enésima vez, una mala pasada porque ya no sé qué otra cosa podré hacer para que despiertes… - Escuchó unos pasos desde atrás, pero ni se inmutó…

- Aquí tiene señor, la carpeta que me pidió… demoré por que su celular estuvo sonando, quise traérselo pero no lo encontré… parece que está en uno de sus cajones privados…- Se excusó el joven que miraba anhelante a Fausto.

- ¿Estuvo sonando?.... *¿Será Shizuka?....que va, si él se la está pasando en grande allá en Australia… con su “hermano”.*…. No te preocupes, no creo que haya sido algo importante…-

- Lo que usted diga… eh… que es lo que hay dentro de ese recipiente… - El joven no podía apartar la vista del objeto que Fausto llevaba en manos…

- El ser curioso todo el tiempo… no necesariamente es una virtud, en mi opinión…- Reprochó el mayor de los dos. Fausto ya le había condicionado el no preguntar cosas que salieran del contexto médico. Cosas personales… en fin. A aquel muchacho no debía interesarle en lo absoluto el conocer la verdadera situación y condiciones de la realidad… por su bien, por su integridad y lo más importante… por su vida…

- Discúlpeme, pero es que yo le admiro tanto que… me interesa todo lo que haga- Se notaba que el muchacho estaba muy abochornado….

- Tampoco el adularme funciona…-

- Yo… -

- Mejor dejémoslo en que entendiste… de acuerdo?...-

- Gracias…-

- Yuuta déjalo así… el hecho de que seas unos de mis mejores estudiantes en la universidad, no quiere decir que te contaré todos mis experimentos… pero hoy me están saliendo tan bien las cosas… que me relajaré en poco contigo…- Le sonrió a Yuuta de una forma que sabía muy bien intimidaba a cualquier incauto. Y el estudiante se maldijo interiormente por sonrojarse con sólo la sonrisa de su mentor….- Esto que ves aquí es la razón del por que he tenido tantos problemas… ¿ves este cuerpo?... rechaza cualquier implante de corazón, por más compatible que sea con su organismo…-

- Vaya… ¿Pero usted sabe el porqué?...-

- Eso es lo que me desespera… que no sé… no lo sé, simplemente no tiene lógica… los acepta por un tiempo… pero después los rechaza, y esta vez fue la peor… casi lo pierdo… -

- Esta persona es muy importante para usted ¿verdad?...-

- Demasiado diría yo…-

- Entonces lo que tiene ahí es otro corazón…-

- Si y no…-

- No entiendo…-

- Si, porque es un corazón… Y no porque…- Dudó unos instantes, pero decidió continuar…- Este está regenerado, corrijo… falta poco para que esté completamente regenerado…-

- ¿Un corazón herido?... pero se supone que….-

- Si, Lo sé… debe estar sano y en óptimas condiciones… pero el caso es que según mis investigaciones, sólo aceptará su propio corazón…-

- Imposible… según leí en uno que otro informe que usted me facilitó… su corazón estaba prácticamente en pedazos… y…-

- Es ilógico… inservible… ¿No es así?..-

- Claro…-

- Pero la diferencia aquí es que…. Yo soy un genio, y conmigo lo imposible tiene gran posibilidad de ser real, observa…- Le acercó el recipiente de cristal… - Lo ves… esta casi perfecto…-

- Increíble… ¿cómo hizo eso?... ¿puso en práctica su milagrosa sustancia?...-

- No se te escapa ninguna….-

- Con usted como maestro… es lo mínimo que se puede esperar….-

- Eres tan humilde…. como yo….- Ironizó…- Me agrada eso.-

El joven sonrió y se acercó al cuerpo tendido en la camilla… - Señor Fausto… es tan irreal que.. según lo que me contó… este individuo aún viva o tenga posibilidades de vivir.-

- Intentar revivirlo fue toda una hazaña… llevaba mucho tiempo muerto… estaba congelado y sus terminaciones nerviosas estaban prácticamente inservibles… es una etapa natural en un cuerpo sin vida.-

-Si, lo más natural es que se pudriera.-

- Pero este individuo es especial… además su cerebro estaba en buenas condiciones… parecía como si estuviera simplemente dormido… aunque el resto de su organismo estuviera consumiéndose.-

Yuuta observó la piel expuesta de las extremidades y torso que en esos momentos se encontraba amarillenta… muy amarillenta…- Ese líquido en el cual usted lo sumerge… la sustancia LCL… es compleja biológicamente…-

- Así es… he pasado mucho tiempo de mi vida científica perfeccionándola… y aún está en fase experimental… he practicado mucho con ella en varios cuerpos, pero fue un desastre… hasta esta oportunidad…gracias a este líquido éste hombre aún está entre nosotros…- pasó una mano sobre la frente Seishirou y la acarició…- ¿Es muy apuesto verdad?

- Lo es… no parece que llegue a los treinta… no le calculo más de eso…-

- Haz escuchado o leído sobre <Nanotecnología> y los Nanorobots?...- Preguntó curioso el de ojos rubí, a la vez que acomodaba sus gafas en el centro de sus cejas.

Su joven aprendiz, el cual tenía 22 años y era considerado como una mente brillante para las próximas generaciones, lo pensó un poco y respondió…- Usted habló de eso…- No pudo evitar sonreír levemente a la vez que seguía con su respuesta…- Lo ha venido haciendo desde que empezaron las clases, me está hablando en nanos. Eso es sumamente pequeño, estamos hablando de algo equivalente a la milmillonésima parte de la cantidad respectiva de la materia y pensar en robots de ese tamaño es casi escalofriante. Maravillosamente escalofriante…- Al chico le brillaban los ojos, como si tuviera en frente a la cosa más exquisita….- ¿Está utilizando esto en sus experimentos? Es uno de los componentes aislados y peligrosos, del que tanto me ha hablado?... entonces la sustancia LCL… es… - Suspiró….- no tengo palabras para definirla.

- Esa, es otra de las cualidades que tiene mi invento, pues además de extraña y compleja, es peligrosa en cualquier estado de la materia… aún no sé como definirla, sé qué la compone y yo la llamo el Caldo de la Vida… por que bombardea, reanima cada célula muerta, y no te hablo de piel, te hablo de huesos, músculos, fibra, cartílagos. No sólo regenera… sino rejuvenece y mantiene. Todo lo que estoy haciendo con él….- Señaló a Seishirou…- se basa en “Nanotecnología”, actualmente solo se utiliza para la reparación u optimización de maquinas a niveles moleculares, a niveles atómicos, y con esto te estoy diciendo que lo que hago significa la trasgresión de miles de reglas morales… “la ética científica”…- Hizo comillas con los dedos al decir estas últimas palabras…-… pero no había nada que perder, él estaba muerto y ahora ya está bien ¿verdad? Además, es por el bien de la ciencia. Los Nanorobots que actúan en la reparación de sus tejidos cumplen la función de rejuvenecimiento, por ejemplo a él le he quitado unos 6 u 8 años de encima, ya que los dos somos casi de la misma generación… llegarás a notar la diferencia, si es que logras conocerlo cuando despierte…-Detuvo su explicación, para observar la mezcla de incredulidad y fascinación en el semblante de su aprendiz que observaba con detenimiento la enorme y casi abierta cicatriz en el pecho de Seishirou, ahí tenía incrustado unos cuantos cables que tenían la función de controlar la correcta actividad del corazón postizo; mientras que sus dedos recorrían tímidas la piel del torso desnudo.- ¿Pasa algo?

Sin apartar sus ojos ni sus manos del cuerpo desnudo, que sólo estaba siendo cubierto por una fina sábana blanca, se atrevió a decir lo que pensaba… - Esto sobrepasa cada una de mis creencias, es simplemente fascinante - Sus ojos se ensombrecieron un poco y suspiró…- A pesar de mis esfuerzos por ser un científico de renombre, veo en usted el muro más alto que tendré que pasar para logar mi cometido. A mi edad usted ya era considerado un genio.

- No suelo alagar a nadie, pero, tú para mi eres una promesa, sino no estarías aquí aprendiendo a mi lado. Yo no suelo perder mi tiempo a voluntad, tampoco puedo sentir lástima por alguien y menos hacerle el favor a algún estúpido sin talento… - El joven apartó sus manos del cuerpo y clavó su mirada en Fausto…- ¿Entendiste? veo potencial en ti… y eso es todo, no esperes palabras de consuelo de mi parte, por que eso va en contra de mi naturaleza… Todo lo que ves aquí, lo he conseguido por que siempre supe que era y sigo siendo el mejor en lo que hago… lo sé, son experimentales en este tiempo, pero al pasar los años, siendo sincero, muchos años, esto será toda una bomba… no espero fotos, ni libros enteros hablando de mi… lo que yo quiero es…- Cortó su hila de conversación.

- Dígamelo… - Trató de animar el muchacho.

Fausto sonrió.- Tal vez te lo diga en otro momento, pero lo que estoy seguro es que esto será uno de mis mayores logros.-

- Y sí que lo será.-

- Luego pensaré en la clonación, aun no consigo la tecnología suficiente… ni el tiempo adecuado.-

- Ese será mi rama… quiero especializarme en clonación, creo que en ese aspecto seremos rivales, señor.

- Eso será muy interesante… - Una mirada profunda y penetrante fue la respuesta que secundaba a la primera. Yuuta volteó el rostro, rompiendo el contacto visual y se centró en Seishirou. No sabía cómo. Pero su profesor siempre lograba agitarle la respiración y acelerarle el pulso, eso le molestaba y en cierta forma complacía, pues, por que negarlo, Fausto era muy guapo… arrogante hasta más no poder,  pero condenadamente guapo… al igual que este joven postrado casi muerto en la camilla.

- Vaya… espero poder conocerlo.-

- ¿A quién? -

- A este hombre, si usted lo aprecia tanto, debe ser muy interesante.- Sonrió Yuuta.

- Lo es, de eso no cabe la menor duda, pero más te vale que no… hazme caso… no lo intentes…- Se dio la vuelta y colocó el recipiente, que llevaba en manos, dentro del aparato y lo volvió a sellar, insertando la contraseña de seguridad… *Eres el tipo de jovencito que le gustaría conocer… tan parecido en ciertos rasgos al Sumeragi.* – Tiene muy mal carácter… -

- Con todo respeto… si he podido lidiar con el suyo… pues creo que…- Respondió algo dudoso el muchacho.

- ¿Estas diciendo que tengo mal carácter?...- Le dijo alzando una ceja.

- No… sólo digo que…. Bueno… usted es muy “especial”… -

*No sería mala idea pasar un buen rato con este muchacho… además no es ningún niño… *….- ¿Tú lo crees así?...- Le dio una mirada seductora.

Yuuta le sostuvo la mirada por un momento y asintió.- Si lo creo.-

Fausto sin vacilación alguna se paró frente a su estudiante y lo tomó por el mentón… * Shizuka ¿qué estarás haciendo?… debería estar muy molesto contigo y enseñarte que no me importa en lo más mínimo el hecho de que estés con otro… haciendo quien sabe qué… este muchacho, sería tan fácil darme un polvo con él… tan fácil y tan insatisfactorio… *… Los ojos verdes de Yuuta brillaban y sus labios ligeramente rojos estaban entreabiertos, como esperando un beso. Fausto sonrió pero tenía la mirada seria… *tan fácil… eres bello, pero no tanto como él… sin embargo, podrías serme de un alivio momentáneo.*… Se acercó más, podía sentir el aliento del muchacho y el temblor de su cuerpo, no estaba oponiendo resistencia alguna… * Pero sólo sería eso… sólo un momento… *… - Pues si… si lo soy…-

- ¿Qué?...- Preguntó muy confundido Yuuta y algo agitado por la cercanía del otro.

- Soy muy especial… - Se separó rápidamente, dejando al otro con la miel en los labios… - Es el momento de que te vayas… -

- Puedo quedarme… -

- No, no puedes… y no debes, despaché a mis demás colaboradores, por que debíamos estar solos, pero ya debemos poner las manos a la obra, así que nos veremos mañana en clase…-

El chico estaba resignado…- Esta bien… mañana… -

- Ya conoces la salida, autoricé para que te dejaran salir… - Fausto estaba completamente indiferente, como si nada hubiera pasado. Yuuta se retiró sin decir nada más, simplemente no terminaba de entender a su mentor… mejor no involucrarse, aunque hubiera dado uno de sus brazos por sólo un beso de él… no, hubiera querido más que un beso, eso molestó mucho más a su orgullo.

* ¿Estará molesto?... como si me importara…*…- Seishirou-sama tendrás que soportar un poco más, ya todo estará listo… un mes más y tu verdadero corazón estará en tu pecho. Sano y fuerte.




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Subaru tenía la sensación de pérdida clavada en el pecho…
*** Volveré por ti…***
*¿Será eso cierto?... pero que estoy pensando, eso es francamente de locos… *

- Subaru-san… me estás escuchando?...- Daichi le dio una mirada de reproche y negó con la cabeza…- Esta claro que no…-

- Lo siento…e-es sólo que me siento un poco aturdido…- bebió un sorbo de la taza llena de té….

- No te preocupes, la culpa es mía, debes estar algo ido, y yo hablo demasiado…- Le quitó importancia….

- Eso es cierto…- Dijo en un susurro por lo bajo y esbozando una pequeña sonrisa…

- Hey, te escuché ¬¬… al parecer te estás sintiendo mejor, por que ya estás dándome la razón, aunque creo que es una especie de conspiración y burla de tu parte…-

- No se de qué hablas…- Después de dar otro sorbo, colocó la taza en el pequeño plato y tomó un panecillo dulce de la cesta que se encontraba en centro de la mesa…- esto está delicioso…- Aprobaba entre dientes mientras degustaba.

- ¿Te gustan?... excelente, yo los hice…- Daichi estaba sonriendo con suficiencia.

Subaru estaba a punto de darle el tercer mordisco al panecillo pero se detuvo.- ¿Tú los hiciste?... ¿debo preocuparme?-

- Jo jo jo… que gracioso… - Dijo con sarcasmo el aludido.

- ¿Enserio?... y es que no me esforcé…- Acotó dándole otra mordida.

- Aprendí a hacerlos con una amiga que trabajaba en una repostería. Además como verás este departamento es muy espacioso, y al tener una pequeña cocina a mi disposición, no puedo evitar poner en práctica mis artes culinarias, aunque siendo sincero sólo me limito a cocinar pastas que son mi especialidad y algunos postres envenenados, como el que estas comiendo…- Lo dijo con tal convicción y seriedad. Casi podría decirse que tenía la mirada de un sádico.

Subaru casi se atraganta. Y esto provocó que Daichi riera. –  Jajaja eso si que es gracioso… tonto ¿cómo crees que te envenenaría?… tendría que desaparecer todas las pruebas… - sus ojos emitieron un brillo perturbador. Como si considerara la posibilidad, pero volvió a reír…- jajaja… naa mentira, toma un poco de té…- El médium bebió y se calmó, sin dejar de mirarlo con gravedad…- Eso es… ya calma, deja de mirarme de esa forma, parece como si quisieras asesinarme, yo sólo hice una inocente broma, un simple comentario aislado nada más… uff… como siempre no aguantas una, y qué tal, ¿te gusta mi humilde morada?

Dio otro sorbo intentando ir en contra de sus instintos asesinos hacia Daichi que le miraba muy sonriente, se veía tan inocente. Resopló y se puso a observar un poco a su alrededor.
- Vaya… es diferente a la decoración habitual de una casa oriental…-

- Si… no se te vaya a olvidar que yo me crié en occidente y pues me inclino más por ese lado.-

- Lo noté… no sabes cuanto lo noté…- Decía el Sumeragi a la vez que visualizaba con más atención la pequeña terraza en la que los dos estaban tan cómodos tomando té y comiendo panecillos. Cada adorno, jarrón, masetas enormes con plantas que llagaban hasta el piso, las sillas donde estaban sentados eran de madera tejida y con formas de abanicos al igual que la plataforma plana de la mesa la cual era sostenida por algo parecido a un tronco delicadamente pulido y barnizado.

Cuando despertó, la cama en la que estaba recostado pudo dar un rápido vistazo a la habitación. Era sencilla, pero muy cómoda y agradable a la vista. Daichi le dijo que había dormido por casi dos días, eso le sorprendió, por que no había logrado dormir tanto en mucho tiempo, por no decir nunca.

 A menos que se llamé dormir, al hecho de haber caído en Shock por la traición de Seishirou. Estaba débil y algo sorprendido por su desmayo ¿Tanto le había chocado el haber sentido la presencia del motivo de sus tormentos? Unos momentos más de charla y reconocimiento de parte de Daichi. Y éste se dispuso a preparar Té en la cocina, seguido por el Sumeragi,  sacó de uno de los estantes un frasco cuidadosamente sellado en el cual rebozaban panecillos dulces. En el transcurso de llegada a la terraza, Subaru iba observando con algo de desinterés la sala amoblada con sencillos sillones, algunas mesitas en la cuales estaban colocadas uno que otro portarretrato, las paredes matizadas y combinadas con distintos colores como beige, rojo, blanco marfil, y otros detalles que sobrepasaron su interés.

Estaba a punto de seguir a Daichi obedientemente; hasta que se percató en una de las delicadas mesitas, en ésta se encontraban colocadas de manera desordenadas unas fotos que estaban finamente enmarcadas en plata o eso parecía. Una foto había llamado extrañamente su atención.

- Daichi-san, este joven y esta señorita ¿Son amigos suyos?... – Tal vez estaba equivocado, quizá sólo eran alucinaciones suyas.

- ¿Qué?... ¿De quienes hablas?...- Daichi se posicionó a lado de Subaru e inclinó para ver las fotos.

Subaru apuntó con el índice a una pareja sonriente. Sonrisas congeladas por la magia de la fotografía….- De ellos…- Agregó al señalar la imagen.

- Claro, Fuuma y Kotori, muy buenos chicos, son hermanos, los conocí por que Fuuma es amigo de uno de mis primos, me los presentaron en un paseo que dimos. Kotori, una chica muy dulce y hermosa, aunque me enteré que ella había fallecido, fue una pena; mi primo me dijo que veía esporádicamente a Fuuma, y que por un tiempo en el que éste había desparecido. Pensó que tal vez se lo tragó la tierra, y un día de semana que fui a visitarlo me dijo muy alegre y a la vez confundido; que lo vio de lejos pero tenía un semblante distinto al de antes. Según supe se fue de viaje a Francia. Me agradó mucho el conocerlo, es una lástima que su familia pasó por situaciones difíciles… ¿Los conocías?-

¿Qué si los conocía?… ¿Era una broma?

No conoció íntimamente a Kotori, pero supo que fue una amiga muy querida por Kamui, es más, pudo ver su muerte a través de los recuerdos de éste… sintió el dolor asesino que carcomía el alma del joven Dragón del cielo… Pero Fuuma era otra cosa. Él. A él, se podría decir que… lo conoció, pero de la manera en la que uno nunca espera conocer a alguien. Fue este muchacho quien le ofreció el lugar y la maldición del Sakurazukamori. Fue él quien le quito su ojo derecho, por un deseo oculto. Un deseo suicida. Pasaron situaciones y sucedieron tantas cosas, que el sólo recordar le daba escalofríos… y era irreal estar allí… parado, inmóvil; viendo una fotografía de un tiempo que parecía muy lejano. La de dos jóvenes que estaban marcados por la desgracia desde que nacieron. Pero a pesar de eso, no todo estuvo perdido… pues la decisión de Kamui pudo ayudar a Fuuma y traer paz ¿Qué estará haciendo Kamui en estos momentos?

Se sonrojó al recordar las últimas palabras del muchacho con respecto a sus sentimientos. ¿Cómo no lo había notado? La respuesta era que no tenía ojos para nadie más… ni para Kamui…
Si Fuuma esta en Francia… ¿donde está Kamui?... Lo busqué, pero nadie supo darme razones de él, es como si la tierra se lo hubiese tragado.

- Subaru-san… ¿Dije algo malo?

- ¿Eh? -

- ¿Que si dije algo malo?... ¿sabes? Me tienes preocupado… estoy pensando seriamente en internarte o no en un sanatorio…- Dijo Daichi haciendo un puchero, para captar la atención del Sumeragi….- Sería una pena… con lo lindo que eres.-

- No digas tonterías… - Sonrió el médium…- Solo me desconcertó el ver que Tokio es tan pequeño…-

- Pues si… en el mapa lo es….- Reflexionó su acompañante con gravedad.

- Tonto…-

- Si, pero yo no me quedo como estatua mirando al vacío, cada vez que un mosquito pasa…. ¿Digo no?...- Picó Daichi, y tuvo que retractarse rápidamente por las peligrosas chispas que salían de los preciosos ojos dispares del médium…- Ok, ok…. No eres raro… sólo callado… prefiero dejarlo así, porque no sé…. Pero hay momentos en los que tengo la leve sospecha que tienes el poder para matarme… que bárbaro, no aguantas ni una. Mejor vamos a la terraza para comer algo.

Subaru lo siguió.

Ahora los dos sentados cómodamente en aquella terraza.

Daichi le sirvió más té, y le siguió bromeando como siempre lo hacía cada vez que tenía oportunidad. Hasta que observó su reloj pulsera y le dijo que debía tomar unas pastillas para la ansiedad y vitaminas. Todo recetado por un galeno que le chequeó mientras dormía…

- El médico que vino a revisarte dijo que tenías un agudo problema de estrés… también acotó que casi no duermes, es por esa razón que una emoción fuerte te puede pasar la factura dejándote inconciente… y no puedo estar más de acuerdo con él… ¿Subaru-san tienes complejo de vampiro?... por que eso de no dormir y de estar deshidratado y apenas comiendo… sabias que no es bueno?... debes cuidarte, enserio debes hacerlo.-

- Lo sé.-

- ¿Enserio lo sabes?… sé que no soy nadie para estar dándote sermones de buena salud, pues nuestra amistad esta dando recién empiezo… pero, me preocupas…-

- No es necesario… yo puedo…-

- Que puedes… ¿Cuidarte sólo?.... pues déjame decirte que no lo has estado haciendo muy bien, por no decir… pésimo… -

- No tengo por que estar escuchando esto….- Se dispuso a levantarse de la silla para retirarse… -

- Bien… hazlo, huye… e ignora la gente que te quiere, que se preocupa por ti… -

- No tienes por que hacerlo…- Dijo secamente el médium.

- Tienes razón… no tengo por qué… pero quiero hacerlo, eres tan egoísta, tan necio… no te entiendo….- Se levantó también Daichi, quedando cerca del Sumeragi… los dos mirándose enfadados…- ¿Qué? ¿Tan pronto quieres reunirte con él? -

- ¿No sé de que hablas?- Subaru estaba libido y esquivo.

- ¿No lo sabes?... ¿No sabes de quién hablo? Oh, por favor, y que fue todo ese teatro que armaste en el restaurante… -

- Deja de meterte en lo que no sabes…- Eso sonó a una advertencia.

- Tienes razón… debería dejar de hacerlo… pero no puedo y ¿sabes por qué?-

- Quisiera saberlo.-

- ¿Ni lo adivinas? -

- No tengo deseos de ponerme a jugar uno de tus juegos tontos… ¿Me lo dirás de una vez?

- De que serviría si no tengo oportunidad contigo, además ya te lo he dicho, pero al parecer no lo captas.-

- Me voy… estoy cansado y no quiero terminar peor contigo….- Trató de calmarse el médium.-

Ya estaba pasando la sala y llegando a la puerta para irse, cuando la mano de Daichi se cerró en su hombro, y su voz esta vez no tenía el tono de reproche, ni rabia de hace unos instantes; era más bien pausado y triste…- No debes hacerlo, estas débil… y no quiero que te desmayes ni que te suceda algo malo… por favor quédate... si quieres no te hablaré y dejaré de meterme en tus cosas, aunque es necesario que sepas algo.

Subaru volteó, pero aun sostenía la chapa de la puerta.

Daichi bajó la mirada…. – Yo…. Yo comprendo tu dolor, no sé tu historia, pero comprendo lo que sientes, por que también amé mucho a alguien y esta persona hizo y deshizo conmigo lo que se le vino en gana… pero la diferencia es que… él, no murió… yo tuve que escapar de su acoso… pero cada día que he pasado lejos de su presencia, a pesar de todo lo que me hizo… no he podido dejar de tenerlo en mi mente… bueno, hasta que te conocí… y siento algo muy especial por ti, eso tú ya lo sabes, es más que obvio ¿verdad?… sólo quiero ayudarte, y me frustra tu falta de ganas… tal vez esto que te estoy contando, no te interese en lo más mínimo, pero quería que lo supieras por que quiero que te des cuenta que puedes contar conmigo… tu amor, el motivo de tu dolor no volverá… no comprendo muy bien que pasó hace dos días en el restaurante… pero me desconcertó… su nombre es Seishirou, ¿verdad?

- Si… y yo lo amo… - Subaru enrojeció por su abrupta aclaración y notó un efímero brillo de tristeza en los ojos de Daichi, pero continuó….- y no podré corresponder en nada a alguien que no sea él.

- Lo sé… no te pido que me ames como lo amas a él…. Pero la vida continua, sólo podemos hacer algo los que quedamos en pie y vivos… no seas cruel contigo mismo. -

- Dile eso a mi corazón.-

- Por que mejor no se lo dices tú… me imagino por el amor que le profesas, que su historia fue muy intensa… habrás vivido mucho a su lado… más de lo que podrías vivir conmigo y con cualquiera.-

- En realidad, solo estuve cerca de él, cuando era adolescente… me enamoré como un tonto…- Sonrió amargamente…- me quitó lo más preciado para mi… y se fue… destruyéndome por completo…desde ese momento hemos estado separados… nunca pude tener algo que se llame una historia de amor con él… ni una caricia, ni un beso… nada…- Soltó la manija de la puerta y se dirigió a uno de los muebles de la sala. Se sentó y eso fue como si pudiera descansar el gran peso del mundo que llevaba sobre sus hombros… - me dijo mil veces que me amaba… y nunca fue verdad… después de él… no ha existido nadie más… por que… yo le pertenezco… soy suyo… y él es mío… ahora está muerto… pero eso no significa nada… no mella en nada mis sentimientos por él… por Seishirou-san… ¿Lo entiendes?- Buscó los ojos de Daichi.

- Si, lo entiendo… - Su voz era triste pero comprensiva.


Después de esa conversación en la que se quedaron en silencio por un buen rato, no se volvió a tocar el tema.

Subaru se quedó a dormir allí, en una de las habitaciones para huéspedes, pues Daichi le amenazó con noquearlo y amarrarlo a la cama si era necesario. Todo para que se alimentara y recuperara como Dios mandaba.

Habían pasado dos semanas en las que se hospedó con su amigo, y a pesar de los regaños, lloriqueos y berrinches que hizo Wataru; Subaru decidió que era tiempo de regresar a su abandonado apartamento. Una vez allí, se decidió, influenciado por el ojiceleste, a conseguir toda la documentación para poder postular a la universidad. Pero antes debía prepararse para un examen que se daría en tres meses. Daichi se fue a averiguar, y le dijo que como le faltó poco para terminar el instituto, la universidad podía tomarle un examen que midiera su nivel y conocimiento, del cual, si aprobaba, podría obtener un certificado en el cual se le permitía el derecho de postular a un nivel superior. Eso esperanzó y asustó al Sumeragi. No cabía en si del temor y la ansiedad por el rumbo que su vida podría estar tomando.
Daichi le había dejado en claro que ese examen tenía una validez de cinco exámenes juntos. O sea, que era súper complicado; aunque como siempre, la humildad y modestia de Wataru salía a flote.

- Conmigo como profesor, tienes el ingreso asegurado… pero soy muy estricto te voy avisando, para que después no me mandes al diablo… - le repetía cada vez que podía, sobretodo la primera parte.

Y el Sumeragi había aceptado encantado y muy agradecido por la ayuda. No se había olvidado de ir a visitar a Hashimoto. Quería contarle acerca de Daichi, pero por alguna extraña razón, no lo hacía… mejor dicho, estaba esperando el tiempo justo.

Desvelos, rabietas, pucheros, sonrisas, mucho café… libros y más libros… exámenes orales, escritos, repasos hasta el cansancio, tardes tranquilas, cortas charlas, burlas de parte de Daichi, éste había ajustado su horario con la universidad y el trabajo de corto tiempo, con las clases nocturnas y de fines de semana que le daba a Subaru, y sí, era muy estricto y preocupado por el cerebro al borde del colapso de Subaru, siempre le molestaba por esta razón; y Subaru cada vez que tenía una oportunidad, le lanzaba el cojín del sofá en la cara para que dejara de molestarle, y era ahí que empezaba la guerra de los cojines. Más noches en vela… hasta que el día esperado y temido llegó.

Subaru estaba muy nervioso. Nervios. Esa palabra se asemejaba muchísimo a lo que sus entrañas que en ese momento se retorcían, le decían.

Estaba fuera del salón esperando su turno.

- Esto es una carnicería…- Se dijo así mismo, al ver que él no era el único que iba a dar ese condenado examen. Todos estaban pálidos y ojerosos, Subaru estaba seguro que él no era la excepción, pues la noche anterior, no pudo conciliar el sueño, a pesar que Daichi le regañaba y suplicaba para que durmiera. Simplemente el sueño se negó en ir a su búsqueda.

- Tranquilo… tienes una cara de espanto… - Le consolaba Daichi, claro está, muy a su estilo.

- Gracias, ahora sí me siento mejor - Contestó poniendo los ojos en blanco.

- No lo agradezcas… siempre trato que mis palabras te lleguen al corazón…- Le dijo con total frescura y esbozando su mejor sonrisa (Una de esas que ves en los comerciales de pasta dental, con brillo incluido.)

Subaru bufó y se disponía a responder, pero….

POR FAVOR, INGRESEN A LAS AULAS QUE LOS SUPERVISORES LES INDICARÁN… EN 10 MINUTOS EMPEZARÁ EL EXAMEN…- Una joven de anteojos cuadrados, cabellos color miel recogidos en un moño, delgada y vestida como una secretaria, salió de su oficina y les informó esto a los presentes.
Luego de eso, cinco individuos, tres hombres y dos mujeres, comenzaron a distribuirlos en cinco grupos de diez cada uno; para después guiarlos a las aulas que les correspondían, a la vez que entregaban lápices y borradores.

- No te deseo suerte, pues no la necesitas…. Que tengas éxitos… anda vete ya, que no te esperarán….- Empujó suavemente Daichi al médium, que se puso rígido y serio al despedirse e ingresar al salón.

Daichi se quedó fuera para esperarlo, pero decidió hacer una llamada mientras esperaba.

Una vez ubicado en su silla, la ansiedad quiso darse paso e imponerse. Subaru respiró hondo procurando tranquilizarse… * Estas preparado para esto. * Se dijo para serenarse.
No iba a declinar y estropear todo su esfuerzo, ya no más, tenía que empezar a luchar por sus sueños.
Los fólderes estaban siendo entregados por su supervisora. Al recibir el suyo, comenzó a revisarlo al instante, eran diez hojas con doscientas preguntas.

- Tienen exactamente tres horas para desarrollar el examen… cuando terminen, dejen los lápices, borradores y los fólderes, yo pasaré a recogerlos….- La mujer de voz potente, postura erguida y ojos tristones pero agradables, observó su reloj…- Son exactamente las nueve en punto… empiecen ahora.

El Sumeragi suspiro y se dispuso a desarrollarlo.


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Un mes antes del examen de Subaru.

En el Aeropuerto de Australia. Exactamente en uno de los baños para hombres. Un muy atractivo joven de unos 26 años de edad, cabellos dorados que le llegaban hasta la nuca, muy suaves la vista. Delgado, de piel pálida, alto, de postura elegante. Poseedor de profundos ojos castaños, de semblante desafiante y dulce a la vez.
Este mismo hombre que se lavaba las manos con saña y fuerza, se llevó un poco de agua al rostro, y respirando agitado, recostó su espalda en la pared. Su pecho subía y bajaba violentamente, como si hubiera corrido una maratón. Se fue calmando poco a poco… otra bocanada de aire para sus pulmones y sacó un pedazo de papel absorbente de uno de los rollos cercanos a los grifos que se mostraban en filas indias para los usuarios. Se secó las manos y el delicado rostro.

* Ya pasó dos meses desde que no volví a hablar con Fausto…*;
Pensaba.

Sonrió cerrando los ojos… - Todo, absolutamente todo por estar a tu lado… Aunque pierda mi alma en el intento.-

Se arrodilló sin separarse de la pared y tomó el maletín rectangular y de cuero negro que estaba a su costado. Dio una rápida mirada alrededor y al percatarse de estar sólo, pues había cerrado con seguro la puerta de la estancia del baño, lo abrió. Pasó sus dedos suavemente por el borde liso del arma, que en esos momentos estaba desarmada, con las piezas cuidadosamente colocadas en cada ranura de terciopelo rojo…- Eres bellísima… sacas todo lo que siempre guardé en mi interior… Toda la podredumbre que en estos momentos carcome mi conciencia… ¿por qué?.... ¡maldición!.... si sólo era un niño, no tenía la culpa de nada… no tenía por que pagar el precio de mi arte…- Volvió a sonreír…- Un arte… el arte del francotirador… el arte de la pólvora encendida a través del resquicio del orificio que deja la bala al ser disparada, al atravesar la piel y órganos de mis víctimas… de mis boletos al infierno. Suite primera clase….- Ironizó…  De pronto su rostro se endureció y cerró de golpe el maletín.

Dirigió su mirada castaña a un punto inespecífico…- Será verdad que he logrado sentir amor?... así es el amor?... punzante y doloroso? Que se mete en mi cerebro aletargándolo a un solo fin, un solo ser. Duele… duele mucho no poder decirlo y que cobre sentido en mis labios… ¡FAUSTO TE ODIO!!!!....- Gritó… – odio sentir esto. Todo era más fácil si lo basábamos en puro sexo y compañía… – Pasó sus manos por su cabellos.

Se levantó del piso y buscó en sus bolsillos. Ahí estaba su celular, apagado. Lo prendió sin esperar nada. Conocía a Fausto, su orgullo era más fuerte que cualquier otra cosa, más fuerte que él… más importante.

Pero se equivocaba.

Pues ni bien el aparato recuperaba señal, una llamada aparecía en la pequeña pantalla del celular.
La respiración casi se le va… –
Fausto….- Susurró con escepticismo. No lo podía creer. Sus dedos temblaron al presionar el botón de recepción de llamadas.
No saludó. No dijo nada, sólo quería oír su voz.

°°° Shizuka?....°°° Definitivamente su nombre no podía sonar mejor que en la voz de él…. °°° Shizuka respóndeme… dime algo.°°°

°° Algo…°° contestó el rubio.

Se hizo silencio.

°°° Eres un idiota… ¿sólo eso me dirás?°°°

°° Dijiste que te dijera… “algo”… y lo hice…°°

°°° Te… te… con un demonio… te extraño demasiado…°°°

°° No te creo… de seguro ya me reemplazaste…°°

°°° Eso te diría a ti…°°°

°° Tú sabes que no es así… yo… yo nunca lo haría… pero eres tan estúpido como para darte cuenta…°°

°°° Cuándo volverás… Dímelo… cuándo?...°°°

°° No lo sé… quizás hoy, quizá mañana… Quizá nunca…°°

°°° Si no vuelves… yo iré a buscarte… no puedes escapar de mi, lo sabes muy bien…°°° Su voz era determinante.

°° Sabes que si puedo… °°

°°° Tú crees poder, pero no me conoces… yo te encontraría… Shizuka, vuelve… por favor…°°° Ese por favor sonó muy bajito… casi ni se escuchó… pero Shizuka si lo escuchó y sonrió.

°° Sólo quiero aclararte algo…°°

°°° Dime…°°°

°° Nunca, pero nunca… llegando a lo imposible… no te engañaría con nadie… por que… - suspiró sintiéndose incapaz de decirlo…. °°

°°° Si?... dímelo…°°° insistió Fausto.

°° Sólo si tú también lo haces…°°°

°°° Ni loco… ahora dímelo… vamos, hazlo…°°°

°° Entonces, no te lo diré… aunque tú ya lo sabes…°°

°°° Yo no sé nada… mejor dímelo en persona, mientras beso todo tu cuerpo…°°° Su voz sonaba ronca y seductora. Sólo eso hizo falta para que Shizuka se estremeciera.

°° Pervertido… sólo piensas en eso…°° Quiso sonar molesto sin poder lograrlo, es más soltó una pequeña risita.

°°° Lo que tú quieras… pero vuelve… no me obligues a rastrearte…°°°

ºº ¿Ah, si?...ºº

ººº Si, así que vas haciendo tus cosas y tomas el primer vuelo a Japón…ººº

°° No me des órdenes, que no soy uno de tus estúpidos lacayos. – Se aclaró la voz. Y a propósito hizo silenció. Pudo escuchar el sonido de exasperación que hizo Fausto tras el auricular. Sonrió…- Volveré hoy en la noche…. °°

°°° ¿En serio? … Verás que te cobraré todas las que me debes…°°°

°° Esta bien… pero podrías adelantarme lo que me espera?...°°

°°° Y luego dices que el pervertido… soy yo…°°° Sonrió Fausto.

°° Nos vemos entonces….°°

°°° Te espero…°°°

°° Ok… ya voy a colgar….°° Shizuka se disponía a colgar, cuando…

°°° Shizuka… espera…°°° La voz de Fausto le detuvo…

°° ¿Qué sucede? °°

°°° ¿Me extrañaste?...°°° Realmente necesitaba escucharlo… era una cursilería, pero lo necesitaba…

°° Tonto… claro que lo hice… y te lo demostraré cuando regrese…°°

°°° OK… chao °°°

Se cortó la comunicación.

La sangre le hervía y la piel le quemaba. Se vio en el espejo, y notó que estaba sonrojado y que para su pesar tenía esa sonrisa boba…. – Realmente te odio… te odio tanto… maldito Fausto, estas en toda mi piel… en todo lo que soy… he demorado en darme cuenta… y tú, ¿Cuánto tiempo necesitarás para aceptarlo, también?

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La puerta de vidrio reluciente se abrió despacio, casi como si temiera abrirse, revelando una figura alta y delgada; la joven que se encontraba dentro del establecimiento entrecerró los ojos, porque la luz del día no le permitía diferenciar quien era el joven que entraba en esos momentos. Pues lo veía como una sombra a contra luz.  El sonido de pequeños cristales chocando suavemente entre sí y la empañante luz disipándose, le indicaron que aquel sujeto entro por completo. Al reconocerlo no pudo evitar sonreírle abiertamente y éste contestarle con el mismo gesto. Sin dejar pasar que los ojos de tan apuesto joven brillaban chispeantes.

- Subaru-san, pensé que no vendrías más a verme, ya que pasaron muchos meses, desde la última vez… mucho más de medio año; pensé que te había pasado algo…- Reprochó entre sonrisas la joven de profundos ojos negros y cabellera larguísima que le llegaba hasta la cintura.

- Discúlpame, pero no pude venir antes… no tengo perdón, pero es que… pues… estaba ocupado… no te imaginas, pero tengo tantas cosas que contarte…-Dijo Subaru tocándose la nuca de forma nerviosa y viendo insistentemente hacia la puerta.

- Ocupado?... me imagino….- La chica lo pensó un poco, y asintió compresivamente… - quien debería disculparse soy yo… -

- Oh no… no es necesario…- Pidió agitando las manos rápidamente… - Es que estuve pensando en lo que conversamos y bueno estoy tomando decisiones para cambiar todo en mi vida…. A al menos eso espero… -

Hashimoto, primero lo miró fijamente, como evaluándolo, para después volver a sonreír, colocar cuidadosamente una maseta llena de flores lila en uno de los estantes de madera reluciente; acercarse más rápido hacia el Sumeragi y abrazarlo….
Subaru se sorprendió en un inicio, pero terminó correspondiendo al abrazo.

- Me alegra tanto Subaru-san… por ti… espero que tengas mucha suerte en lo que decidas hacer…- Se sinceró la joven, soltándolo suavemente.

- Gracias… en verdad, muchas gracias… Hashimoto- san…- Correspondió el médium, sonriéndole… - Además de ti, alguien más me esta ayudando. Quiero que le conozcas.- Se separó más de ella, caminando hacia la salida. Abrió la puerta. Hizo un ademán con la mano, como llamando a alguien que le esperaba fuera. Sin apartar la sonrisa de sus labios, a Hashimoto este cambio le pareció increíble, pero encantador.

Ante los ojos de la pelinegra, se presentó la imagen de un muy apuesto joven, levemente más alto que Subaru, de mirada celeste y perfecta sonrisa. El Sumeragi posó una mano en el hombro derecho del chico, este acto hizo que el ojiceleste ladeara su rostro directamente hacia Subaru, sus miradas se encontraron y ambos se sonrieron uno al otro.

Hashimoto observó esto desde su estancia. Una distancia de dos metros la separaban de los dos chicos. Los años que habían pasado, le sirvieron para desarrollar su sentido de la intuición y observación. Permitiéndole fácilmente darse cuenta…. Que “algo” pasaba entre ambos. La decepción pasó por su corazón en instantes, pero fue rápido… no dolió casi nada, suspiró y decidió sentirse feliz por lo que estaba empezando a vivir una de las personas a quién ella más apreciaba. Y sintiéndose algo culpable por interrumpir tal cruce de miradas y sonrisas; se arregló la garganta ruidosamente para llamar su atención.

Subaru estaba entre alegre y nervioso, pero al escuchar el carraspeo que dio Hashimoto; apartó los ojos de Daichi y volvió al mundo real. Tragó saliva y apretó más el hombro de su amigo, encaminándolo en dirección a la Pelinegra, dio una sonrisa nerviosa y prosiguió con las presentaciones.

- Hashimoto-san… Él es… Daichi Wataru… de quien te acabo de hablar…- Presentó Subaru.

- Y espero que bien… mucho gusto… Subaru-san me habló mucho de ti… y eran maravillas…- Inclinándose en modo de saludo.

Hashimoto le contestó el saludo con otra inclinación…- El gusto es mío… Wataru-san… - Le sonrió a pesar que sentía cierta incomodidad al tenerlo cerca…* Cálmate, Hashimoto… se ve que es un muy buen amigo de Subaru.*

- Es muy hermoso el lugar donde se ubica tu florería y ni que decir del decorado, muy bello y tranquilo. Cuando Subaru me contó donde se ubicaba. Quise conocerlo de inmediato, y no exageró en su descripción….-Comentaba Daichi mientras sus ojos viajaban por todo el local, apreciándolo con una sonrisa. Una vez terminado el recorrido. Volteó a ver a Hashimoto aún sonriente…- Puedes llamarme por mi nombre. Si eres amiga de Subaru, supongo que podemos tratarnos con más familiaridad.-

La joven lo miro con un poco de incredulidad, pero sólo fue por un segundo.

- Si claro…. Gracias… Daichi-san, también puedes llamarme por mi nombre…- Lo dijo más por cordialidad, que por mera simpatía… no sabía exactamente que era lo que le sucedía, pero estaba claro;  ese chico a pesar de su amabilidad y tierna sonrisa, no terminaba de agradarle del todo. Supuso que tal vez y sólo tal vez…. Eran un poquito de celos… *Pero no tienes por que sentirlos… debes recordar que estas comprometida…*

Subaru observaba todo en silencio, sintiendo alivio al ver que se llevarían “bien”… *además…. A quien no le agradaría Daichi… si él es tan….*… Negó con la cabeza, apartando el último pensamiento.  Al abrir los ojos y levantar el rostro, jadeó suavemente al ver que Daichi estaba frente a él y  tomaba su mano.

- ¿Te sientes bien Subaru-san?.... – Preguntó Daichi, mirándolo divertido, al ver el sonrojo del médium por su roce.

- ¿Qué?... oh si, si… estoy bien, sólo estaba pensando un poco…- explicó Subaru apartándose un poco de Wataru.

- vaya… si te es tan cansado pensar, deberías dejarlo de hacer muy seguido… - Bromeó el de ojos mar.

- Tonto… - Protestó Subaru, sonriendo tímidamente y mirándolo con falso reproche, ya que los últimos meses que se habían frecuentado, Daichi había logrado sacarlo de su letargo, y hacerlo más sociable, incluso, y contra todo pronóstico, un poco descarado para soportar las bromas que le hacía.

- Ya… pero Subaru-san, guarda tus malos modales… estamos con Hashimoto-chan… no querrás que ella piense, que te volviste un insolente…- Dijo dramáticamente y con tono de burla.

- Disculpa, Hashimoto-san… pero es que tengo que cargar siempre con él… y sus bromas.-

-Oh, no, no tienes por qué hacerlo… me hace muy feliz que te encuentres tan bien… además es muy gracioso verlos fingiendo discutir……- acotó Hashimoto amablemente.

- ¿Ves? Subaru… Hashimoto-chan tiene mejor sentido del humor que tú.- Se dirigió a la chica.- él siempre tan serio, ¿verdad?

- Tienes razón… y es un milagro que aún esté escuchándonos… - Miró al Sumeragi, que al parecer estaba conteniendo sin éxito una sonrisa.

- No te preocupes por eso, no puede alejarse de mi y mis bromas… ¿verdad, Subaru.? – Preguntó al médium, con mirada inocente.

Subaru bufó queriendo parecer molesto, sin poder evitar reír…- Es un engreído, Hashimoto-san… siempre anda pegado a mi y bromeando a mi costa…- Se quejó, aunque sus mejillas ardían un poco. No podía evitarlo, aún era tímido pero trataba de vencer ese obstáculo y Daichi era muy buena ayuda para eso, a pesar que siempre terminaba cohibiéndose un poco por tratar de seguirle el ritmo a su compañero.

- Gracias… yo también no puedo vivir sin ti.- Le contestó triunfante al ver el descomunal sonrojo del Sumeragi; soltó una carcajada contagiosa. Tanto así que la chica se vio en la necesidad de acompañarlo, dando como resultado que los dos se rieran con ganas mientras observaban a Subaru enrojecer más y mirarlos con reproche.

- ¿Tú también, Hashimoto- san?... ¿pensé que me apoyarías?...- Reclamó el médium azorado y con incredulidad en el rostro.

- Disculpa, Subaru-san… pero… es que, me parece muy cómico… - Dijo entre risas la pelinegra… *tal vez me estoy equivocando con éste joven… y lo he prejuzgado rápidamente….* se reprendió mentalmente la chica, mirando de reojo al ojiceleste… *Parece tan jovial… y lo mejor de todo, es que hace reír a Subaru…*

- Uy, si que cómico… no cabo en mi de tanta risa…- Comentó sarcásticamente el ex-dragón del cielo, cruzándose de brazos y volteando el rostro hacia un punto indeterminado.

Hashimoto dejo de reír y observó al médium. Parecía molesto, quizá se le había pasado la mano…- Perdón Subaru-san, yo no quería hacerte enojar, pensé que….- Daichi la interrumpió al sentir que esté posaba una mano sobre su hombro derecho. Giró su rostro para verlo, y lo único que encontró fue una amable sonrisa y una mirada tranquilizadora.

- No te preocupes Hashimoto-chan… no está hablando enserio, ni está molesto contigo… lo que pasa es que el nene esta haciendo una rabieta y para colmo solo está fingiendo para ganar tiempo, y contestar.- Le comentaba en voz baja Wataru, tan sólo para que ella lo escuchara. - He descubierto que tomándolo por sorpresa… se cohíbe un poco, por no decir mucho, al principio, para después verse obligado a contestar, claro está. Debes tener mucha paciencia. Bueno, conmigo es así, pero esa es buena señal para que él se abra más, solo no le hagas caso.- La muchacha escuchaba asombrada el conocimiento que éste chico tenía respecto a Subaru. Dudó un poco de aquella teoría, pero la voz de Subaru no hizo más que confirmarla.

- No estoy molesto, sólo quería que dejaran de reírse de mi… con quien debería estar molesto es con aquel chico que tienes cerca… no se tú, pero él cree que es muy graciosillo.- Atacó el Sumeragi con una media sonrisa y mirada desafiante, directa hacia el Daichi; para asombro de la joven.*¿Realmente has cambiado tanto?... en tan pocos meses, creo que Daichi-san, es la cura más cercana a todo el mal que aquejaba a Subaru… entonces, debo ayudarlo.*

- Yo no me creo nada… Yo… sí soy muy gracioso y sin alabarme mucho… también sé que soy muy lindo… es simplemente un don, algo que no puedo controlar.- Replicó de manera tal que parecía que lo que decía era algo francamente obvio.

- Tienes razón Daichi-san… también eres muy guapo.- Apoyo Hashimoto, muy divertida por la cara de horror que puso Subaru al escucharla confirmar la sandez que dijo Daichi.

- No… no, ¿tú también adulando a este creído?... qué está pasando con el mundo.- Se lamentó el Sumeragi.

- ¡Hey!… que ella solo esta diciendo lo que piensa… no puedes negar la verdad…- Dijo esto pasándose unos dedos por su sedoso cabello azulado, mirándolo coqueto y dándole una guiñada.

Subaru no se sonrojó… mucho, sólo atinó a poner los ojos en blanco; como diciendo…”ahí va otra vez.”

Estuvo a punto de replicar  la desfachatez de Daichi, cuando fue interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose. Subaru volteó a ver a quien entraba por la puerta, pero así como le pasó a Hashimoto, no pudo distinguir más que la silueta de alguien parecido a un hombre. Desvió su vista de ahí y la fijó en la chica, la cual había cambiado su semblante a uno muy dulce y relajado. Se veía feliz. El médium la miraba embelesado por lo hermosa que se veía a pesar de la sutil cicatriz, casi imperceptible, que surcaba en forma vertical alrededor de su ojo izquierdo. Sintió envidia y a la vez alegría de ver a su amiga así; pero fue sacado de su observación por un leve golpe a su costado, frunció el seño y volteó a ver a Daichi interrogante, éste ladeo insistentemente la cabeza, como indicándole a donde mirar. Subaru obedeció, percatándose de la otra presencia. En efecto, era otro hombre, pero éste se dirigió directamente hacia Hashimoto, abrazándola y dándole un beso en la frente, a la vez que la hacia agarrar un precioso ramo de rosas, eran rosas blancas.

- Sé que tienes una florería, pero no pude evitar comprarlas y regalártelas. Me parecieron tan bellas como tú… o mejor dicho, casi tan bellas como tú…- Le habló aquel joven a una muy sonriente y colorada Hashimoto. Realmente sus ojos brillaban.

Hashimoto hizo todo lo posible para no saltar y abrazarlo con todas sus fuerzas…*Y pensar que estaba un poco digamos ¿“celosa”?... por Subaru.*; caviló la joven.
Suspiró hondamente y tomo a su prometido de las manos para iniciar otra presentación del día.

Subaru y Daichi esperaron expectantes la presentación.

- Subaru-san… Daichi-san… Les presento a mí prometido… él es… - Le dio una última mirada a su muy atractivo y dulce novio (T_T que suerte tiene… yo solo los veo en catálogo.), y terminó diciendo su nombre: - Motomiya Haruka.-

El primero en hablar fue Daichi haciendo una corta inclinación.- Mucho gusto, soy Wataru Daichi. Hoy es el primer día que conozco a su novia y me siento muy complacido y dichoso de también conocer a la persona que es muy “especial” para ella…- aclaró cortésmente. Subaru levantó una ceja ligeramente impresionado por la gala de modales que estaba presentando Daichi,  muy diferente a la que acostumbraba usar con él.

- El gusto es mío… – Saludó el rubio de penetrantes ojos negros.


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La humedad en el ambiente subía paulatinamente, acorde con las caricias que los cuerpos desnudos se profesaban, mientras las pieles corroídas por el placer, buscaban tocarse y sentirse más de lo que les estaba permitido; las manos del amante dominante subían y bajaban explorando el pecho, abdomen, pelvis y muslos del que se encontraba en el papel de “pasivo” receptivo.

Un beso largo, profundo y húmedo se rompe por la falta de oxigeno. Las lenguas de ambos recorriendo sin descanso el cuello y hombros del otro, tratando así de recobrar el aliento; al mismo tiempo en que una de sus manos viajan en dirección al sexo del contrario, acariciándose y estimulándose mutuamente, provocando que del par de labios salieran sin control jadeos y gemidos entrecortados.

El dominante. Dueño de una cabellera corta y oscura, piel pálida, de facciones varoniles y anatomía perfecta; poseedor de una mirada ambarina, serena y fría. Observaba a su amante mientras este jadeaba por las diestras atenciones que le daba a su miembro en su totalidad despierto; simplemente le parecía el ser más hermoso y deseable de la faz de la tierra, sin temor a equivocarse, pues éste joven de hermosos ojos verde esmeralda, era realmente bello. Todo en su cuerpo y rostro era armónico y delicado, desde sus cabellos negro sedoso, hasta el último rincón en el que su piel pálida y suave podía llegar a cubrir.

*Y más aún con ese tono carmín en tus mejillas*; pensaba el más alto.

Lo deseaba muchísimo, de eso no le cabía ninguna duda.

- Te deseo como no tienes idea, mi amado Subaru…- Le dice al que se encontraba debajo de él.- Sé muy bien… que soy un enfermo, por desearte tanto, desde antes, aún cuando eras un niño inocente y puro. Pero no pude y tampoco quiero evitar hacerlo, no sabes cuanto me arrepiento por haberme contenido tanto a esto.- Confesaba el ambarino, mientras se concentraba en acariciar suavemente el deseo despierto de su amante, al mismo tiempo que alternaba sin aviso alguno sus ataques con rápidas bombeadas, que hacían estremecer y sonrojarse sin control a su presa.- Toda tu humanidad me es simplemente irresistible. Necesito retenerte y poseerte, es mi forma de decir que… te amo.-

- También te amo… ¡Oh, dios!... amo todo lo que eres a pesar de todo… Amo tu sonrisa…. aunque sea falsa… y… te deseo…- le respondía entre jadeos el médium.- Te deseo muchí…si...moo… aahh… aaaahh….- Jadeó Subaru sin poder terminar correctamente lo que iba a decirle al ser causante de sus desvaríos. Simplemente necesitaba que Seishirou siguiera.

- Eso… gime, grita… por todo lo que te hago y te haré… quiero que grites mi nombre, que tus palabras se limiten sólo a mi… quiero que te metas en la cabeza que eres mío, sólo mío, y de nadie más… ¿lo entiendes?.....- termina de decir esto y lo besa con mucha pasión, apoderándose posesivo y por momentos delicado en la cavidad húmeda y embriagante que tenía por boca el Sumeragi, logrando que éste le corresponda con la misma intensidad a su beso.

Se quedaron besándose por varios segundos que parecían interminables. Hasta que Subaru rompió el beso, pues recordó que necesitaba respirar para vivir, aunque él pensase que más importante que el oxigeno era respirar el aliento de Seishirou… *Tenerte sobre mi, amándome… es lo más bizarro que he podido hacer… Quiero más de ti…*; se dijo así mismo el médium, mientras miraba intensamente los pares dorados de Seishirou, como tratándole de transmitir lo que deseaba hacer. El ex – asesino sonrió sin perder el contacto visual, entendiendo las intenciones de su antes enemigo mortal, se incorporó del cuerpo que tenía preso y se hizo a un lado de la cama, permitiéndole a Subaru liberarse y acomodar sus rodillas en los costados de su cadera. Al instante en que posaba sus manos a los lados de su cabeza mirándolo de una manera en el que Seishirou no pensó que Subaru podría verlo jamás. Tal vez en alguna que otra alucinación suya, pero no en la realidad.

Subaru sentía que el corazón se le iba a rajar en cualquier momento, por el violento bombeo que este daba a su sangre, hasta casi sentir dolor.

Respirar. Otra vez se le había olvidado respirar, pues sólo oída y sentía como todo su cuerpo palpitaba al ritmo del motor que se acunaba en su pecho. La sangre. Podía sentirla en cada terminación nerviosa que recorría su sistema. Sí que la sentía. La sentía hervir, provocando que se le secara la boca; inhaló una profunda bocanada de aire. Esta acción sonó más como un suspiro y jadeo a la vez.

No podía resistirlo más. Ya no más pudor, ya no más represión y vergüenza. Necesitaba saborearlo más y más. Miró intensamente a Seishirou, con todo lo que sus ojos podían transmitir. Tenía las pupilas oscurecidas por la Lujuria, pasión, necesidad, sed; esto es lo que sus esmeraldas, antes púdicas e inocentes reflejaban. Y Subaru sabía que esto había captado y sorprendido al ex–cerezo. Sonrió y lentamente descendió hasta los labios de su amante, primero rozándolos con los suyos, pasando su lengua por los bordes, como dibujándolos; y después humedecerse los suyos propios. Quería provocarlo. El mayor hizo un gesto de levantarse para comerse sus labios cual fruta pero Subaru lo detuvo sosteniéndole el rostro con sus manos y haciendo su cabeza hacia atrás, con una sonrisa de triunfo en sus labios.

Seishirou primero lo vió con reproche y desconcierto, y sin querer arruinar el momento de poder… resolvió sonreírle y preguntarle.

- ¿Qué pretendes? Tú no eres así, al menos eso creía, ¿sabes?, realmente me sorprendes y eso me gusta…– Le dice acariciando la mejilla del más joven. Vuelve a sorprenderse, al ver que Subaru ya no se sonroja ni avergüenza. En cambio lo observa, casi como traspasándolo; eso le hace estremecer. Es una sensación nueva e intensa. Ansía más. Ansía sentirse sometido por la fragilidad y decisión que emana su acompañante, pero como buen cazador, será paciente, quiere ver que es lo que trama el médium.


- ¿Pretender?... yo no pretendo nada… ¿Creíste que me conocías?… pues veremos que tanto me conoces.- Le dice como respuesta a su cuestionamiento.- Mírame bien… – Seishirou lo hace.- Ahora bésame de tal forma que yo sienta que nuestras bocas son una sola… - Esto último lo dice suavemente y determinado. Como una orden.- Es una orden.-

Las pupilas del mayor tiritan y su piel se eriza. Era una orden. Le estaba ordenando besarlo de la forma en la que él estaba conteniéndose para no lastimarlo. Rápidamente tomó su nuca con la mano izquierda y fusionó sus labios, y con la derecha pasó sus yemas y palmas por toda su espalda, pegándolo más a su torso, hasta llegar a su trasero, el cual presionó para sentir cuan firme era y de esa manera hacer que las rodillas de Subaru flaquearan; obligándolo a echarse por completo sobre su cuerpo. Logrando que sus, en extremo, sensibles miembros  empinados se encuentren y rocen. Esto, hizo que Subaru gimiera en medio del salvaje beso que Seishirou le estaba dando. Ante tal roce, el médium sólo quería frotarse más y así conseguir más placer, que casi olvida su plan… con la poca cordura que le queda rompe el beso. Pero quien dominaba el beso no lo permitió. Presionó más su nuca y continuó devorando sus tersos labios y explorando con su lengua la forma, sabor, calidez y profundidad de la boca del líder del clan enemigo... y éste rendido ante la voluntad de Seishirou, siguió recibiendo y correspondiendo.

Esto duró hasta que los dos necesitaron coger aire para continuar.

Pero…

Subaru en esta ocasión lo detuvo.

- No hagas más de lo que te ordené… - Lo paró en seco, interponiendo sus dedos entre sus labios, volviendo a desconcertar a su amante.– Ahora es mi turno… - No pudo evitar sonreír tímidamente.

Se volvió a acomodar de bruces sobre Seishirou; y sin dejarse embargar por alguna absurda inseguridad recorrió el cuerpo de Seishirou. Alternando sus manos con su cálida lengua, comenzando por el cuello, hombros, pectorales; demorándose a propósito en sus tetillas endurecidas y sensibles, las humedecía con su saliva para luego soplarlas y morderlas suavemente.

- Oh, donde aprendiste eso…- Le preguntó Seishirou casi sin aliento y estremeciéndose por el cambio de caricias que realizaba Subaru.

El médium sonrió y siguió con su faena.
Bajando por su abdomen. Dibujando sus costillas. Teniendo como resultado que la piel del objeto de su deseo se erizara toda. Siguió bajando hasta llegar a sus caderas. Humedeció más sus labios y succionó la fina piel que las cubría. Al hacer esto sintió como su amante se movía inquieto y ahogando un suspiro.

- ¿Qué sucede? ¿Acaso eres sensible en esta zona?...- Le pregunta, a la vez que vuelve a pasar su lengua cadenciosa y mojada, y después seguir succionando, provocando.

Como respuesta, sólo obtuvo otro movimiento involuntario y suspiros de quién en estos momentos era su presa… en la intimidad. Subaru sonríe con ironía por la comparación.

Y…

Sin darle tiempo al Sakurazuka de acostumbrarse a estas caricias. Tomó su muy secreto deseo con la mano derecha que tenía libre y frotó la punta, mientras su lengua lamía la zona interna de sus muslos, muy cerca de su extensión.

Un sorprendido y muy excitado Seishirou se retorcía de placer por el atrevimiento de su joven amante.

La verdad. No es que le sorprendan estas cosas. Pues ya las había hecho otras veces, con otras personas. Pero, ¡Diablos! Era su “inocente”, “Cándido” y “Frágil”, Subaru. Si la gloria existía en los más extraños actos. Pues él, la estaba estrechando en un abrazo. O mejor dicho, la estaba sintiendo en la cálida y húmeda boca de su eterno misterio, la cual se encontraba saboreando sin tregua la parte más sensible de su cuerpo.

Subaru succionó la punta, que se encontraba brillosa por la gotitas transparentes del pre-eyaculatorio que salían del frenillo; fruto de la excitación y gran tirantez que estaba teniendo su presa. Se sintió satisfecho al escuchar los suspiros y gemidos que salían de los labios de Seishirou.

Esto lo excitó más.

Siguió bombeando. El sabor le parecía extraño, pero agradable… entre salado y dulce. Acelerando y desacelerando por momentos la velocidad de succiones, mientras lo hacía pudo sentir el miembro más duro que nunca y que de tantos estímulos recibidos y jadeos liberados; Seishirou no podría contenerse más. Y se liberaría en su boca.

- Si….Si… sigue… oh… demonios que bien se siente…… - Lograba gesticular entre jadeos roncos, al mismo tiempo en que dirigía una de sus manos hacia los cabellos de Subaru para imponerle un ritmo más acelerado.

Subaru esperaba esto…

Pues se detuvo e incorporó, para observar sonriente a un agitado y desconcertado Seishirou.
- ¿Qué sucede? ¿Por qué te detienes?- Le pregunta algo molesto al médium.

- Pues…. Porque… yo quiero que me desees hasta que ya no puedas más… Para que me supliques… – Le dice lentamente Subaru. Mientras se inclina y acerca a sus labios; Seishirou siente y respira el aliento de Subaru. Esta vez ese aliento esta mezclado con el olor de los fluidos que liberó su propia hombría. Los labios del Sumeragi estaban rojos y húmedos; simplemente Seishirou había perdido la capacidad de escuchar pues se quedó embelezado observando los movimientos suaves que hacía Subaru al hablar, no escuchaba nada.  No existía el sonido, no existía nada.  Solo esos ojos verdes, esos labios apetecibles, esa piel pálida y tersa… pero… hubo un instante en el que pudo escuchar una frase de las que salían de la boca del médium.

- Quiero fundirme contigo…- esa frase golpeó la razón de Seishirou.

Al instante  que escuchaba a lo lejos un…

Bip… bip… bip… – era un sonido seco, le parecía conocido e irritante… – bip… Bip… – Ya no podía escuchar lo que Subaru le seguía diciendo pues aquel molesto sonido, le estaba taladrando los oídos. Obligándole a privarse de la visión clara y concisa que sus ojos le ofrecían.

Trató de aferrarse a Subaru. Pero al abrir los ojos no vio nada. Todo estaba oscuro, pero él sentía que si los tenía abiertos. Le dolían muchísimo, tan solo el intentar parpadear, le era sumamente insoportable, pues sentía como si se los hubieran quitado de golpe. Tanteó con los dedos las sábanas, buscando el cuerpo del otro, pero… Ya no estaba.

De pronto sintió que el dolor en la vista era reemplazado por otro endemoniadamente intenso. Solo que  esta vez concentrándose en su pecho. Se llevó las manos a este lugar. Y lo que pudo palpar lo desencajó por completo.

Sintió algo cálido y de consistencia acuosa. Olía a sangre. Era sangre que corría por su pecho, no la veía, pero si sabía que era eso; porque al pasar sus dígitos por su torso se encontró con una abertura de tamaño considerable en el lado izquierdo de su pecho. En la zona del corazón….¡TENÍA EL PECHO ABIERTO!... al ser conciente de esto, casi de manera abrupta, imágenes bombardearon su cabeza. A una velocidad irreal, todas acompañadas de un sonido que sí pudo registrar como conocido, aunque no sabía a quien le pertenecía.

Era un lamento.

El lamento de un chico. Agitó de lado a lado su rostro, sintiéndose mareado y con ganas de vomitar. Trató de evocar algo, pero no había nada que recordar; absolutamente nada. No sabía por qué estaba ahí echado y qué era lo que estaba haciendo hace unos momentos. Tenía la horrible sensación que olvidaba cosas muy importantes, pero demonios ¿Qué era lo que olvidaba? Muy confundido y sintiéndose agonizar, apretó fuertemente los párpados, a la vez que los dolores que lo embargaban, se disipaban. Siendo su piel la que percibió de forma palpable el cambió de ambiente, ya que no se encontraba en una cama sino, al parecer estaba flotando en un líquido, en un enorme contenedor. Abrió los ojos de golpe, se sorprendió al lograr ver, pues antes no lo había podido hacer. En ese momento, a pesar que sentía que se ahogaba por la gran cantidad de lo que creía era agua, la cual cubría su anatomía por completo excepto su nariz y boca, que estaba conectada a un tubo grueso que le permitía respirar; creyó recordar algo, pero ¿Qué?. La sensación de estar atado a cables embargó su autodominio, dejando escapar aquella luz de memoria que por unos segundos empujó contra la pesada pared de su amnesia. Se sacudió un poco, lo que le trajo mucha incomodidad y una sarta de profundos pinchazos que se extendían por cada terminación nerviosa. Se removió más a pesar del dolor que esto le producía. Inclinó un poco la cabeza hacía su pecho y vió que este ya no estaba abierto ni sangrante, mas bien, estaba totalmente cerrado, solo dejando una casi notoria cicatriz, como prueba de que antes había estado abierto.

Escuchó unas voces y pasos rápidos, acercándose. Se asustó. Al verse rodeado de varios individuos a los cuales no conocía. Buscó un cada mirada que se clavaba en él, algo más allá del asombro, susto o incredulidad que cada uno le mostraba… Y la encontró. Uno de ellos le sonreía muy complacido. Intentó zafarse de los cables, en clara alusión y suplica para que lo sacasen de ahí.

El hombre que lo miraba sonriente, se puso serio y comenzó a decir algo que Seishirou no entendía, pues aquel liquido en el que estaba sumergido, entraba por sus oídos impidiéndole identificar algo claro. Se sentía agotado y tembloroso. Cuando el agua o cualquier cosa que sea iba disminuyendo hasta desaparecer por completo ante sus pies. Rápidamente varios de los presentes, se le acercaron y lo sostuvieron antes que dara contra la base de aquel extraño e inmenso instrumento en el que momentos antes se había sentido atrapado. Claustrofóbico

Mientras los demás le sacaban con mucho cuidado las extensiones que tenía incrustadas en la piel. Cuando por fin le retiraron el respirador de la boca y la nariz, soltó a toser de forma incontrolable, a la vez que trataba de coger oxigeno. Le pesaba todo el cuerpo, un sabor amargo se extendía por toda su boca y garganta, eso le provocó arcadas, pero ni siquiera tenía fuerza para vomitar.

- Bienvenido a la vida, Seishirou-sama.- Fue lo último que escuchó de aquél sujeto de ojos rojos, antes de perder el conocimiento por completo.


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Subaru despertó sudoroso y agitado, tenía ganas de vomitar; se fue al baño y en el lavamanos se mojó el rostro. Tuvo un sueño, soñó con Seishirou. Eso ya no era una novedad pero, esta vez fue extraño, la última parte en la que despertaba y sentía que se ahogaba, fue muy real.

* Tranquilo… no te debes turbar por algo así… mañana tienes clases, y debes concentrarte…* se calmó y volvió a recostar. Era sólo un sueño, nada más.




CONTINUARÁ……..

 

 

 

 


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