ENAMORADO DE MI PEOR ENEMIGO
(CAPÍTULO 14)
Un gruñido de molestia escapo de entre los labios del moreno, segundos antes de tomar la almohada para alzarla un poco y así esconder su cabeza debajo de esta, intentando así acallar los insistentes gritos de aquella pesada mujer y el sonido del timbre, que le taladraba la cabeza de forma inhumana. Al parecer en aquel momento sus plegarias internas fueron escuchadas, porque todo el sonido ceso de repente y Zack pudo suspirar aliviado y cerrar sus ojos gustoso, para poder dejarse llevar por los dulces brazos de Morfeo a un mundo donde su querido ángel le decía que le amaba con tal intensidad que a su lado las declaraciones que Romeo le hizo a Julieta eran insignificantes, pero una vez el destino estuvo en su contra, pues la puerta de la habitación de abrió de sopeton y al ver el cuerpo de aquel joven desconocido la mujer no pudo evitar gritar de terror antes de comenzar a amenazarle con llamar a la policia por presunto allanamiento de morada. Fue en aquel momento en el cual el pelinegro se dio cuenta de que no solo no se hallaba en su habitación, sino que aquella casa no era la suya. El lugar donde se encontraba era un cuarto bastante pequeño, con las paredes pintadas de un tono azul cielo bastante gastado tiempo, en el cual solo cabía una pequeña cama la cual se hallaba muy pegada a la pared y una comoda, a juego con el armario de madera, sin didu alguna aquel alarde de pobreza no era lo suyo.
Aún cansado y con el cuerpo muy adolorido, bajo los pies de la cama y se dispuso a salir de aquella habitación, encontrandose enseguida con la histerica mujer que gritaba a alguien al otro lado de la linea del teléfono y que intua que debía ser algún agente de policía debido a las anteriores amenazas. Al verle salir la mujer tomo fuerte el aparto y le apunto con él, como si de un objeto de defensa personal se tratase.
-No… no se acerque a mi… le advierto que voy a armada y… y le puedo hacer mucho daño-tartamudeo de forma poco convictiva, pero que consiguió que Zack alzase los brazos hacia arriba en son de paz para relajar un poco a la mujer, aunque esta se calmo en ningún momento dejo de apuntarle con el teléfono.
-¿Podría decirme donde estoy?
Preguntó el joven, aun bastante confuso, pues por más que intentase recordar lo que había pasado la noche anterior solo imágenes borrosas llegaban a su cabeza, las más nitidas sin duda eran las de unos puños estampandose contra su rostro… ni siquiera quería mirarse al espejo, pues de seguro se veía horrible con toda la cara destrozada por los golpes que aquel hombre le había propinado.
-¡En mi casa! –grito histerica la mujer, pues en aquel momento más que un atracador lo que aquel chico lo parecía era un severo idiota.
-…¿Señora Albrigue?-preguntó una voz confusa desde la puerta. Una voz que consiguió que la piel del moreno se pusiese de gallina y que los pelos de su nuca se erizasen, eso por no hablar del vuelco que dio su corazón antes de comenzar a latir de forma totalmente descontrolada.
Al oir aquella voz la mujer se dio la vuelta, sin dejar de mirar a aquel desconocido por el rabillo del ojo, por si se le ocurría alguna tonteria.
-¿Cloud? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué esta señora me apunta con un teléfono? ¿Qué pasó anoche?... Y lo más importante ¿Qué hago YO aquí?
Pese a su interrogatorio el pequeño rubio no hizo más que dirigirle una clara mirada de advertencia, de esas que decían “calla o muere” y con total tranquilidad ingreso dentro del pequeño apartamento, bolsas de la compra en mano, y fue hacia la cocina.
-Lamento muchísimo las molestias, señora Albridgue, Zack es un amigo de clase que vino ayer para hacer un trabajo, pero se hizo tarde así que le deje quedarse en casa a dormir, ya sabe que deambular solo por las calles de noche es peligroso, más cuando alguien vive muy lejos y no puede coger ningún transporte público –mientras hablaba el chiquillo se movia de un lado a otro de la pequeña cocina, guardando la compra en sus respectivos lugares y al acabar se dio la vuelta hacia los dos invitados, aunque más bien se les podría llamar acoplados, y les dedico su más radiente sonrisa-Disculpe mi comportamiento, le aseguro que la próxima vez le dejare una nota en el buzón o se la pasaré por debajo de la puerta para informarle de mis planes.
La casera miro al chico con desconfianza y luego a su joven inquilino, así un par de minutos que para los otros dos se hicieron horas y tras dejar el teléfono en su sitio camino hacia la puerta lo más orgullosa que pudo, pero antes de cerrar esta de un fuerte portazo concreto con su chillona voz “más te vale avisar a la próxima, muchacho, sino te iras de patitas a la calle”. Zack, quien no había sabido que más decir después de aquella fulminante mirada por parte del rubio, se encontraba observando a este último de forma profunda, casi como si quisiese desnudarlo con la mirada en aquel mismo momento. El moreno aún se debatía internamente sobre si aquel joven que se apoyaba en la encima y miraba hacia la puerta por donde la regordeta mujer se había segundos antes, era o no otro de sus muchos sueños en los que aquel ángel era el protegonista. No sabía como ni en que momento había empezado a andar, pero en un pestañeo se encontraba junto a Cloud, con una mano alzada hacia el rostro de este, el cual acaricio con ternura en cuenta tuvo ocasión, acción que provoco en el menor un salto de sorpresa y un leve sonrojo de enfado.
-¿Qué mierdas haces?-espetó con molestia Cloud.
-No… no eres un sueño…-susurro más para si mismo que para su adorado acompañante.
-Zack… ¿Aún sigues borracho? Porque si es así más te vale volver de nuevo a la cama, te aseguro que no estoy para aguantar tus tonterias.
-No eres un sueño…-volvió a repetir por lo bajo, cosa que enfurecio al rubio, el cual harto de no ver ninguna otra respuesta y acción por parte del moreno lleno uno de sus vasos de agua y lanzo el contenido, o sea el agua, sobre la cabeza de su invitado, quien retrocedio de un salto y miro un poco enojado a Cloud.-¿Qué mierda haces? –preguntó realmente molesto.
-Despertarte… parecías como ido-comento sin más mientras se encogía de hombros y salía de la cocina, en busca de una toalla que ofrecerle al mayor para que pudiese irse a la ducha.
-Podías haberlo echo de forma menos brusca, che… hasta el pito se me encogido por el frío –mascullo molesto mientras se quitaba la camisa por encima de la cabeza y seguía al rubio.
-Deja de quejarte, eres peor que una mujer –le lanzo una toalla a la cara y le miro de forma altiva con los brazos cruzados-El baño esta al fondo, a la derecha, no tiene perdida, yo tengo que irme así que te dejo solo, si puedes evita tocar nada, no quiero que la loca de mi casera me regañe a mi porque un gilipollas como tú no sepa estar solo ni cinco minutos… -mientras le echaba el horrible sermón al moreno había ido andando por toda la casa, en busca de sus llaves y su monedero- ¡Oh!... Y ante tu pregunta… mi respuesta es sí –contesto sin más.
-¿Sí? ¿Sí a que?-pregunto el mayor sin entender a que se refería el rubio.
-A salir contigo… -volteo la cabeza y le dedico la sonrisa más hermosa que Zack hubiese visto en la vida- Pero estamos de prueba ¿eh, neardental? Procura no cagarla demasiado o te mandaré a pastar.
Tras estás palabras el rubio salió de la casa, dejando a un atonito Zack dentro de ella, quien aún no había terminado de digerir aquellas dulces palabras que jamás habría creído poder escuchar salir de los labios de aquel ángel.
-… mi novio…
Susurro con una sonrisa antes de estrujar la toalla feliz y echar a correr hacia el cuarto de baño.
Continuara…
By:Casiinii