Todo parecía avanzar tan rápido. Se sentó sobre su cama refregando sus ojos azules por el despertar. Solo vestía unos bóxers. Eran las siete de la mañana, levantarse tan temprano ya se le hacía costumbre. Después de todo, tenía muchas responsabilidades como adulto ahora.
Y responsabilidad en cierto joven individuo. Buscó ropa en su armario, camisa blanca, saco azul oscuro y pantalones a juego. Sus zapatos recientemente lustrados. Antes, se dio un baño rápido. Ya vestido bajó las escaleras hasta la cocina para preparar el desayuno. Y mientras el agua hervía, se sentó en silencio en la mesa pensativo y nostálgico.
Gaara…
“Cuídalo, Naruto”
—Me pregunto, Gaara… si estaré haciendo un buen trabajo. Lo he criado como pude. No te molestes, je, yo… siempre lo apoyaré.
Todas las mañanas hablaba con Gaara, solo en el comedor. Sentía que el pelirrojo siempre le escuchaba. Aunque era extraño hablar solo, se sentía más tranquilo.
Procedió a servir el agua en cada taza y colocar un saquito. No le gustaba tomar café y no quería acostumbrar al adolescente.
Miró su reloj pulsera y subió nuevamente para pararse al frente del cuarto del joven azabache. Tocó la puerta una vez.
—Levántate.
Naturalmente, del otro lado no escuchó nada más que un ronquido. Frunció el seño y abrió la puerta de golpe.
—¡Levántate, Ryu!
Lo encontró con las sabanas enredadas en sus piernas. Mostrando su pecho al descubierto y un pantalón corto como única prenda de dormir.
—¡Oye! Llegaras tarde a la escuela…-se acercó y se sentó sobre la cama, llevando su mano a su cabellera negra azulada-Hijo, despierta…-susurró.
—Si… si me acariciaras la cabeza, así todas las mañanas… me levantaría-ladeó el rostro somnoliento y le dedicó una pequeña sonrisa a su padre rubio-Naruto.
El oji-azul algo sonrojado, trató de que no le apareciera una venita en su frente.
—No me digas, Naruto. Dime, papá.
—El rubio de infarto que está sobre mi cama no es mi padre y no lo veo como uno, acostúmbrate.
Esa era otra cosa por la que debía disculparse con Gaara.
Perdóname, Gaara, tu pequeño me ve con ojos…
—Naruto, ven aquí-palmeó el colchón donde estaba acostado-me hace frio.
Con ojos nada inocentes.
Lamentablemente… salió con la misma personalidad de Sasuke. Pero tiene sus virtudes.
—Levántate, vago-se pone de pie-Tienes examen hoy, ¿Verdad? Será mejor que repases.
—Tks… si me das un beso-le miró firme con sus ojos penetrantes.
El rubio se inclinó y le besó la frente con ternura. Luego se levantó y se acercó a la puerta.
—Quería uno en los labios… pero supongo que tendré que conformarme-suspiró y deshizo el nudo de sus piernas-¿Mi uniforme?
—Te lo deje dentro del armario. Vístete rápido que ya hice el desayuno.
Naruto lo dejó solo en su cuarto y bajó nuevamente para ponerse al día con las noticias. El té estaba hecho y sacó unas medialunas que guardaba en una bolsa. Las puso en la mesa y comenzó su temprano desayuno con el diario en una mano.
Sintió los pasos aproximarse y ver a su hijo vestido el uniforme del instituto. Se sentó a su lado tomando la taza y dando un sorbo.
—¿Me pasaras a buscar a la salida?
Dejó de darle importancia a uno de los artículos del periódico y concentró toda su atención en el ojinegro.
—Sabes que nunca dejare de hacerlo-la sonrisa de Ryunosuke era hermosa-Incluso si tengo horas extras, hare un espacio en mi agenda y te pasare a buscar.
—No quiero que te exijas-contestó con preocupación-Sé que tu trabajo es agobiante, está bien si no puedes.
—Ser abogado no es agobiante. En un trabajo… mmm… pesado, pero honesto.
Terminó de beber el té y se puso de pie agarrando su mochila que había sido depositada al lado de la mesa al momento de bajar.
—No has comido ninguna medialuna-reclamó en un puchero.
El azabache se acercó a su rostro y le besó la mejilla. Naruto se sonrojó.
—Sabías que te ves sexy con ese pucherito, papá…-acto seguido, caminó hasta la puerta.
—¡Espera! Vuelve aquí, jovencito. ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera?-se acercó a él, pero el ojinegro le sonrió y abrió la puerta de golpe.
—Los chicos me esperan en la parada, debo irme-salió corriendo pasando el jardín y se detuvo al olvidar algo-¡Naruto, dile al tío Sai que necesito su ayuda con un trabajo de arte! ¡No te olvides por favor!
Naruto lo vio perderse de su nuevo hogar al doblar la esquina.
—A Sai le dice tío, pero a mí no me dice papá. Porque…-lloraba dramáticamente.
OOoOO
—¡Llegas tarde, Ryu!
—Je, je, lo siento, lo siento…-se detuvo agitado frente a la señal del transporte-Me dormí…
—Mentiroso-susurró uno de ellos.
—Estuviste acosando a tu padre de vuelta, ¿no?
El moreno mostró una amplia sonrisa.
—Eres un caso perdido, ja, ja.
—¿Qué quieren que haga?-su sonrisa desapareció mostrando un semblante serio-Después de todo me ha querido como su hijo… pero yo… lo quiero más que como esa simple palabra.
Lo amo.
—¡Ahí viene el transporte!
oOooOo
—Sasuke… dijiste que lo llevarías. Se fue a tomar el autobús con sus amigos-Naruto tenía el teléfono en la oreja, y su voz no era nada amable.
—Lo olvide.
—Eso no es excusa, ¿no lo entiendes? Ryu cada vez está más distante de ti, ya ni se escucha tu nombre de sus labios. Lo estás perdiendo.
—Estoy ocupado con la empresa, Naruto.
—Yo también trabajo, pero paso tiempo con él. Me has decepcionado…
—Naruto… yo…
—Adiós, Sasuke, diviértete en tu trabajo-y cortó furioso la llamada-Maldito… eres un padre de mierda.
Se sentó en la mesa tratando de tranquilizarse. No se arrepentía de su decisión, Ryunosuke había iluminado su vida solitaria.
Ya no era un jovenzuelo, pero apreciaba el cariño del azabache. Aunque se empecinaba en conquistarlo.
—¿Sexy, yo?-rió-Ryu, debe estar ciego. Tengo 33 años ya… lo sexy de mi ya se ha ido-su mirada se tornó triste-Ya perdí mi oportunidad de ser feliz. Espero que Ryu, pueda ser feliz cuando se enamore. Ese loquito tiene 16 años, no me sorprendería que venga pronto con una atractiva mujer... Como pasa el tiempo, Gaara…
Cerró sus ojos y se dejó caer sobre la mesa.
—Creo que llegaré tarde al trabajo…
Su mente lo transportó al pasado. Recordando la triste despedida y el cómo inicio su relación con el pequeño Ryu.
El cómo… Sai lloró.
—Naruto, ¿Qué sucede?
Su teléfono cayó al piso y miró a sus compañeros. Sakura lo veía venir.
—Sai dijo… él dijo…-sus lágrimas se deslizaron de sus ojos sin piedad-que…snif… Gaara se ha ido.
(Continuará)
