Habían pasado tres días. Sasuke estaba apoyado en la pared con ropa limpia que le había llevado su hermano, vestía un pantalón negro ligero con un cinturón del mismo color y una camisa celeste con los primeros tres botones abiertos.
Llevaba veinte minutos esperando que Naruto terminara su conversación en la habitación donde estaba su hijo. Finalmente la puerta se abrió y el rubio cerró tras de sí y observó a Sasuke sonreírle de una manera dulce.
—¿Ya te vas?
—Debo hacerlo, Dobe. He dejado mi empresa a cargo de mi hermano, es hora de regresar.
—¡No me llames Dobe!-reclamó haciendo un tierno puchero a los ojos del Uchiha.
—Naruto…-susurró y se puso frente a él-Gracias por lo de antes… yo… he dormido mejor-le sonrió. Los ojos azules le miraban sorprendidos, Sasuke había sonreído de una forma tan cálida-Cuídate y cuida a Ryu-se acercó a su rostro y besó su mejilla con ternura-Espero volver a verte.
Le dio la espalda para ir directo a la salida dejando a un rubio con el corazón palpitante y las mejillas sonrojadas.
—Sasuke…-sus labios solo pudieron pronunciar ese nombre cuando vio al moreno salir del establecimiento.
La puerta a su lado fue abierta sacándolo de sus cavilaciones.
—¿Nos vamos, Naruto?-preguntó un muy sonriente azabache.
—Claro. Tengo mucha hambre-rió-¿Comemos en algún sitio?
—¡Sí!
Comenzaron a caminar hasta la salida. Ryu tímidamente juntó su mano con la del mayor, que al sentir su tacto miró al ojinegro con las mejillas de un leve rubor. Sonrió con ternura y continuaron su camino tomados de las manos.
—¿Qué te gustaría comer?
—¡Ramen!
Naruto rió.
—Tienes un excelente gusto, Ryu.
ooOoOoo
Cuando tocó el timbre, Ryunosuke y su grupo de amigos salieron al patio a despejar sus mentes de las molestas clases de matemática. El día estaba muy soleado, buscaron un árbol que diera sombra lo suficiente para los cuatro.
Se acostaron en el césped a excepción de Karin que se apoyó en el tronco, sentían la frescura del ambiente gracias al árbol de sakura que florecía hermosamente.
—Ryu…
—¿Mmm?-ladeó el rostro mirando a su amigo de cabellos platinados.
—Habrá un concierto en la plaza mañana a las 22:00. Es gratuito. ¿Alguno de ustedes irá?
—No puedo-respondió, Rei-Iré con mi padre a visitar mi abuela a la salida de aquí y volveremos muy tarde.
—¿Tú, Karin?
—Prefiero estudiar para el examen de pasado mañana, paso.
—Aafff, son unos aburridos-suspira decepcionado-Ryu, ¡¿Tú iras, verdad?! ¡No me dejes solo, vamos!-le animó-Además… ¡Puedes llevar a tu padre!
—A Naruto…-susurró, cerró sus ojos unos instantes y suspiró-No lo sé. Viene tan cansado del trabajo que no quiero molestarlo.
—Cantaran temas románticos-sonrió pícaramente-Quien sabe… tal vez puedas…
—¡¡Iré!!-se levantó de golpe asustando a Karin y a Shiro.
—¡Que energías! ¡Genial!-Shiro lo abrazó desprevenidamente.
—Te veré en la plaza entonces. Pero llevara tiempo encontrarte-se separaron.
—Mmm… a donde haya puestos de comida, ahí me encontraras-sonrió.
El timbre volvió a escucharse y perezosamente volvieron a ingresar por los pasillos a su sala de clases.
oOoOo
—¿Un concierto?
—Vamos, Sasuke. Has estado tan estresado en esta oficina y lleno de papeles por firmar que no te das un descanso. Debes salir a divertirte.
—Itachi… gracias por tu preocupación, pero no quiero “Divertirme”-se llevó una mano a la frente recordando su horrible pasado-Esa diversión no quiero volver a verla más…-susurró-no más.
—¿Sasuke? ¿Estás bien?-pasó de su escritorio y se acercó a donde estaba su hermano sentado firmando unas planillas de publicidad.
—No me pasa nada…
—Idiota-le quitó la mano de encima y pudo ver algo que solo él conocía de su querido hermano menor-Deja de sufrir, Sasuke… ¿Por qué sigues atormentándote?-estaba derramando lágrimas.
—… es fácil… fue mi culpa, Itachi-se puso de pie de su asiento y observó a su hermano-No sé por qué… no sé… no sé…-comenzó a faltarle el aire.
—¡Sasuke!-Itachi lo tomó entre sus brazos y lo abrazó-Cálmate… tienes que respirar con calma.
—No puedo… no puedo… aaaah…
—¡Sasuke, cierra tus ojos! Regula tu respiración lentamente, vamos, tienes que tranquilizarte.
Duró unos minutos más. Cuando logró calmarse, Itachi lo ayudó a recostarse en un sofá que tenía ahí mismo en la oficina.
—¿Hace cuanto volvió?-preguntó serio.
—Itachi… no es nada. No molestes.
—Respóndeme, hermano. ¿Hace cuanto volvió el asma?
—Me viene cada tanto. Pero es solo cuando estoy pasando por una crisis nerviosa. No he dormido bien…
—Hermano…-se inclinó cerca del sofá-debes ver un médico y… un psicólogo.
—¡No estoy loco, Itachi!-rugió molesto.
—No estoy diciendo que lo seas-respondió tranquilo-pero tal vez tengas cosas que te duelen con respecto a Gaara, si te abres, a lo mejor dejes de verlo.
—No te lo conté para que sientas lástima de mí. Ya estoy acostumbrado a verlo…
—Sasuke.
—Déjame solo-le dio la espalda y se abrazó a si mismo buscando consuelo.
Itachi lo observó con dolor.
—Recuerda lo que te dije ¿Sí? Trata de divertirte, tal vez te ayude a olvidarte de todo, al menos por un tiempo.
Escuchó la puerta de su oficina cerrarse y sus lágrimas volvieron a surcar sus mejillas con amargura.
—Mi Dobe… te necesito…
oOoOo
—¡Nos vemos, chicos!-saludó abriendo la puerta delantera del vehículo.
—¡Adiós, Ryu!
Naruto sonrió orgulloso de que tuviera tan buenos amigos a su lado.
—¿Cómo fue tu día?-preguntó el rubio poniéndose en marcha en la ruta.
—Aburrido como siempre-tomó su mochila y la tiró para los asientos de atrás-¿Y tu trabajo?
—Igual, ja, ja.
—Naruto…
—¿Sí?-lo miró unos segundos y centró la mirada nuevamente en la carretera.
—Mañana habrá un concierto, es a la noche. Me gustaría que me acompañaras, pero si no puedes…-se precipitó.
—Me encantaría-interrumpió sonriente.
—¡¿En serio?!
—Sí, Ryu, no habrá problema. Estoy seguro que nos divertiremos.
Ryu aprovechó que el oji-azul estaba conduciendo y no podía descuidarse, para acercarse y besar dulcemente su mejilla. Se acomodó en su lugar con el cinturón de seguridad y viendo la expresión sorprendida y sonrojada de Naruto.
—Eres un mocoso aprovechado-rió el blondo.
—Y así me quieres-respondió engreídamente-Pronto te lo daré en los labios.
El rubio se tensó.
oOoOo
En una mansión deslumbrante y enorme, un joven pelirrojo se encontraba acostado en su cama y observando el techo.
—Estoy aburrido, maldición-masculló.
Su puerta fue tocada.
—¿Quién?-preguntó con molestia.
—Su mayordomo, señorito Taiga.
—Pasa.
Una vez que ingresó a la habitación del joven, este se quedó sentado en la cama.
—¿Qué quieres?
—Vera, dejaron este volante en la entrada, tal vez le interese ir-se la entregó y el de ojos verdes lo leyó.
—Has acertado. Estas cosas me gustan. Gracias por traérmelo, Kuro.
—Es un placer, señor-se inclinó ante él.
—Que preparen la limo, necesitaré ropa nueva para el concierto-sonrió.
—De inmediato-salió rápidamente de la habitación dejando a un pelirrojo no tan molesto.
—Espero distraerme…-se puso de pie y se miró al espejo de incrustaciones y detalles color dorado. Se tocó el rostro mostrando sus dientes y dejando que la ira lo dominara-¿Por qué… soy igual a ti, Gaara? ¡¡¿Por qué?!! ¡Odio este rostro!
(Continuará)