Capítulo especial: Love before the tragedy.
Son las ocho de la mañana.
—Dígame la verdad, por favor.
Cada hora que transcurre es un peso mayor en tu pecho. Naruto no debe saberlo, aprecia mucho a tu hermano, pero no quieres preocuparlo más de lo que está soportando su propia alma. Oyes pacientemente la voz del adulto, tus ojos miran un punto perdido de la habitación sin perder el hilo de la pequeña conversación. Tienes mucho miedo e ira.
Quieres vengarte de aquellos que tuvieron el descaro de dañar a tu querido hermano y secuestrar a tu único hijo. Ellos son tu pequeña familia, no estás dispuesto a perderlos, porque sabes que no podrías vivir sin ellos mucho tiempo.
—Me gustaría ir a verlo, doctor-miró el reloj de su muñeca-pero tengo algo muy importante que hacer el día de hoy, espero poder desocuparme pronto para visitarlo. Si, gracias. Si algo pasa, no dude en llamarme, acudiré lo antes posible. Adiós.-finalizaste la llamada y guardaste el móvil en el bolsillo delantero de tu pantalón.
Repentinamente, oíste pasos aproximarse a la habitación. Luego un pequeño golpecito en la puerta.
—¿Teme, despertaste?
—Pasa, Naruto-respondiste con una ladeada sonrisa.
Observaste la puerta abrirse a un ritmo normal, por ella, Naruto ya estaba vestido con un jean azul oscuro y una camisa manga larga blanca.
—Buenos días-te sonrió-¿Cómo dormiste?
—Muy bien, gracias.
—Prepare café, amargo, tal como te gusta-ensanchó su sonrisa.
—Te lo agradezco, Dobe.
La sonrisa de tu amado rubio se desvaneció rápidamente, y tu cara adoptó una gran seriedad.
—¿Esta situación terminara pronto, verdad?-bajó la mirada, pudiste sentir su profunda angustia, su preocupación.
Lo tomaste entre tus fuertes brazos con ternura, y sentiste aquella dulce sensación de amarse nuevamente. Sin embargo, no era así, ahora eran solo amigos. No importa. Intentarías arreglar todo, pero ahora había otro tema más importante que tu amor hacia aquel Usuratonkachi.
—Mañana todo será como antes, Dobe. Tú y yo trabajando y nuestro hi… y Ryu en el instituto-te corregiste de golpe.-Todo estará bien en cuestión de horas.
—Gracias, Teme…
Desayunaste tranquilo junto a su hermosa compañía, era un lindo momento para recordar, podrían haber pasado más tiempo así, pero el banco era tu principal prioridad, Sasuke.
No cuentas con mucho tiempo. Tienes hasta las ocho de la noche, de camino en el vehículo con tu rubio, llegan esas horribles palabras. Palabras que no has contado a Naruto.
Le mentiste en cierto punto.
Ese hombre está enfermo, Sasuke, y tienes mucho miedo.
“Si no pagas lo acordado, Uchiha, pues… despídete de tu hijo. No solo lo mataré, sino que, lo violaré antes. Será divertido escucharlo gritar, pedir ayuda, ayuda que no vendrá, ja, ja. Tu hijo no está nada mal, y apuesto a que es virgen el mocoso. Yo seré su primera y última vez, lo haré sangrar sin detenerme y entonces… cuando se canse de llorar, cuando esté a punto de perder la voz y sus ojos pierdan su brillo, lo decapitaré y te llevaré su cabeza en una caja a tu gran empresa. ¿Qué te parece?
—¡SASUKE, EL AUTO DEL FRENTE!
Cuando lograste salir de aquel horroroso trance, esquivaste hábilmente el vehículo que estaba delante de ti. Por segundos, hubieras chocado y muerto junto a Naruto. Tu respiración se agitó debido al susto, te detuviste abruptamente a un lado de la carretera cerca de un centro comercial.
—¡¿Sasuke?!
Naruto gritó, bajaste rápido del auto y te apoyaste contra la puerta, te agarraste la frente y agarraste un poco de tus hebras negras, estrujaste el cabello, sentiste la punzada.
Y lloraste.
Si, así tan simple, tan humillante para ti. Últimamente estabas muy sentimental, muy expuesto a aquellos sentimientos de amor.
Lo amas.
Lo amas a Ryunosuke.
¡Amas a tu hijo!
—Sasuke-susurró conmocionado, impactado, anoche no liberaste todo el dolor de tu alma como había dicho Naruto.
Era ahora, que te desquitabas de todo ese peso en tus hombros.
—¡Sasuke!
No respondes, solo sigues, permaneces humedeciendo las mejillas, no te interesa que miles de personas que transitan la vereda, vean al empresario “Todo poderoso, arrogante, corazón de piedra” Llorar.
—¡Mírame!-te gritó molesto-¡Teme!-te sacudió de los hombros, y eso permitió que dejases expuesto tu rostro lloroso.
—Te-me…-los ojos de Naruto también derraman lágrimas de sal, lo estás lastimando a él, Sasuke. Naruto te ama, y sufre cuando te ve de esa manera, no puedes evitarlo, ya no puedes seguir con eso atorado en tu garganta. Ese horrible nudo, que ahora esta desatándose poco a poco con profunda amargura, con ganas de querer cruzar la calle y que un auto te embista para deshacerte de tus problemas. Sería tan fácil.
Tu alma está cansada.
—Si algo…-sollozaste, tu rostro se recargó en el hombro de ese hermoso hombre que ha estado contigo y lo está tras tu horrible pasado.-Si algo le pasa a mi hijo, Naruto… yo… yo voy a… voy a matarme.
—¡NO DIGAS TONTERÍAS, HIJO DE PUTA!
Estás traumado. Naruto te ha gritado, sentiste la furia de sus palabras, pero también el dolor. El temor, tenía miedo de perderte.
La gente los mira aturdidos, con sorpresa en sus rostros, los ignoras. Has levantado tu cara y ves esos intensos ojos azules posados exclusivamente en ti. Sus lágrimas surcando sus mejillas.
—Naruto…
—Cállate… imbécil.-y antes de hacer o decir algo más que solo su nombre, lo sentiste, sus labios sobre los tuyos de una manera tan perfecta, tan apasionada, tan ansiosa.
Metiste la lengua y él la suya, comenzaron una exquisita danza sin perdedor, solo disfrutaban el momento, sus brazos rodearon tu espalda y chocaron, se apegaron al vehículo por completo.
No era el mejor momento para hacer esa acción, sin duda, el Dobe era el número uno en sorprender a la gente. En sorprenderte a ti, sus besos eran tan fogosos, tan placenteros, lo jalaste de la nuca, más, más, Dios, era realmente delicioso. Tu lengua chocando contra la suya, probar el sabor de su boca, de su saliva, esa cavidad tan cálida.
Y tal como vino, se fue fugazmente. Tus mejillas estaban notoriamente sonrojadas, no pudiste controlar eso, aunque Naruto estaba en las mismas condiciones.
La vergüenza era a partes iguales.
—Vamos al banco-respondió de inmediato, él, tu dulce y apasionado Dobe.
Sonreíste, y tras poner seguro a tu auto, le seguiste por detrás. El corazón no se detenía, palpitaba impresionantemente, como si hubieras hecho una carrera de varios, varios kilómetros a pie.
No estaba tan lejos el sitio, solo unas cuadras, gracias a Naruto, te sentías más aliviado, más feliz. Pues, tal parecía, que había una pequeña esperanza para volver a empezar su relación. Esta vez, estabas completamente empeñado en no desperdiciar la segunda oportunidad.
La llama del amor crecía en tu interior, pero la llama de la vida pronto se extinguiría. El destino tenía algo reservado para ti.
Algo malo ocurrirá, y Naruto es quien sufrirá más.