El estremecimiento del templo duro por un día completo, todos cayeron dormidos, pero tal como vino se fue, solo en el cuarto de la casa de cáncer un murmullo violento de palabras crueles podía oírse, los demás, tendidos donde fuese cargaban el sueño que el dios les había provocado.
-Pronto nos volveremos a ver hermano mío-Una suave sonrisa cerca de su boca, una caricia en la mejilla que llego a delinear sus labios, el rubio tenía enfrente al moreno, el último, con una mirada de reproche, aunque aún seguía dominada por el amor a su igual, a su sangre, a su único consuelo en años de martirio.
-Hypnos…-Thanatos dejo que se marchara incapaz de traicionar a su señor Hades y entregar a su propio hermano, a uno de sus dos guardianes.
FLASH BACK
-Cuidas la casa!-dijo como si quisiera adoptar esa frase como costumbre, un suave “ja”, seguramente el dios se reía de él, pero ya no era una risa que le humillaba ni que se creía superior, tal vez el haberse acostado con el no había sido el motivo, pero algo entre ellos cambio, quizá un poco antes o un poco después de su encuentro físico. Tomo su saquito y empezó el viaje, esta vez iría solo, nada grave, solo unos bandoleros en un pueblo cercano-regresare pronto-incluso, si no había algo interesante quizá también se lo llevaría como regalo, como él nunca podía salir, el llevarle algo seria una linda manera de demostrarle su afecto.
Manigoldo se había marchado otra vez, no sentía que pudiera “extrañarlo” y tampoco es como si se atreviera a exigir tal cosa como que se quedara con el todo el tiempo, utilizaría su tiempo libre para reflexionar de trivialidades, como el ajedrez, el vino o los ritos humanos, no quería hacer nada que le causara algún peso. Thanatos divaga en sus memorias, boqueando la endemoniada infancia que todo dios, por viejo que pudiera ser, tenía. Entonces, una sonrisa apareció en sus labios una suave y cálida, una que solo el señor Hades pudo observar alguna vez, eran los recuerdos de cuando conoció a ese chiquillo molesto, que había aprendió a matar en la penúltima guerra hasta ese momento, muchos dioses no lo sabían, porque tendían todo el tiempo a ser infieles, pero siempre que encuentran al indicado se quedan con él, dios o humano, los dioses del cielo, mar y tierra eran así, “infieles”, pero su señor Hades, del inframundo, tan leal a sus principios e ideales, el quiso aprender de él, en vez de ser uno de esos superficiales dioses que solo buscan su satisfacción banal-respeto a la muerte, pero la odio aun más-repitió las palabras de Manigoldo, en algún momento le dolieron esas palabras, pero inmediatamente lo había amado, nunca supo lo que verdaderamente era amar hasta ese momento, ni a su hermano, aunque en sus ocasiones, muy extrañas en realidad, le llegaba a decir “Te amo”, y era obvio el amor que sentía por su señor, nunca experimento nada tan pleno como cuando conoció a ese mocoso, ese que lo desafío, que entro al mundo de los muertos, que creció y se convirtió en caballero, no deseaba convertirlo en una estrella maligna, pues su vida sería entregada a Hades y no a él, en vez de eso, cuido que no muriera, el único sobreviviente de su aldea, si, tenía talento, pero en una guerra que un niño sobreviviera, incluso tuvo que apaciguar su hermano para que no le tocara-hipnos-estaba cargando ese cuento, ese libro que le hizo su hermano, el que adoraba de pequeño, ni los años le envejecían a ese libro hecho para contar su historia familiar-jeje ¿muerte no violenta?-en realidad era así, su hermano era el único que podía tocar antes de controlar sus poderes, sus hermanas menores quedaron suspendidas en el infierno y su madre, su madre se convirtió en el manto del señor Hades, dejo de existir-¿Qué pasa?-los gritos de unos cuantas personas resonaron demasiado fuerte en la parte superior, pero muy aparte de eso la presencia de alguien poderoso se acercaba-…no…no lo creo…-la puerta de su habitación se azoto de golpe, y su libro, que traía entre brazos se arrojo con fuerza al suelo, moviéndose las paginas con una ventisca imposible en un lugar cerrado.
-Suenas tan humano hablando de esa forma-los ojos dorados del dios del sueño contemplaron complacido la expresión de su hermano, sorprendida, molesta, pero infinitamente aliviada de verlo-No me digas que te estas ablandando de nuevo Thanathos, ¿Qué no has tenido suficiente tiempo para pensar?-Su cuerpo era idéntico, ambos como los monjes que sirvieron al humano Alone.
-Hypnos, no tardaran en venir por ti-había tomado su postura y carácter, quiso pensar que no aparecería, pero desde que ese libro llego a sus manos no dudo en volver a verlo-creí que también habías sido sellado-había dejado de abrazar el libro, mostrándose tan duro como pudo en ese momento, antes de su señor Hades solo lo seguía a él, su templanza, su frialdad, su inteligencia y sobre todo su tacto, eran algo que le orillaba a seguirlo hasta el fin de los tiempos.
Hypnos tomo asiento en la mesa de ajedrez, notando las piezas y riendo abiertamente, si no era su custodio quien se lo había dado dejaría de ser dios en ese momento-No, me debilitaron sí, pero jamás fui sellado por Atena, a diferencia tuya-cruzo una pierna al igual que sus brazos, mirándolo fijo y con una profundidad digna de su especie-¿Ya se te ha enfriado la cabeza?-los pasos en la parte superior se escucharon, iba deprisa hacia la casa de cáncer-se han dado cuenta-sonrió sin emoción alguna, sus movimientos eran suaves, ni un poco agresivos a diferencia de su feroz destreza en combate-pero esa mi intención-se acerco a su hermano sin importarle que le intentara mirar desafiante, el lo había abandonado para que lo atraparan, incluso pudo haber muerto, pero el rubio siempre creyó que Thanatos debería rectificar su carácter-¿me ayudaras hermano?-paso sus manos en el rostro de Thanatos, sus pulgares rozando sus labios, acariciando su cara en un ademán por demás intimo-¿o elegirás a ese muchacho ingenuo?-Thanatos le alejo, acercándose a la puerta y cerrándola con fuerza, si descubrían que Manigoldo le había levado todo eso lo metería en problemas y no quería eso.
-¿Qué deseas hermano?-la pregunta causa una mirada casi dulce en el mayor de los hermanos-¿no dijiste que me dejarías aquí los próximos doscientos años?-Thanatos comenzó a concentrar su cosmos en una esfera alrededor de la habitación, si veían a su hermano comenzarían una batalla a destiempo, una que debía empezar hasta el renacer del siguiente despertar de su señor-es insultante de tu parte usar esto para llegar-le aventó el libro de cuentos, su regalo, su lazo entre hermanos fue utilizado como un simple camino hacia el, sabía que tarde o temprano recuperaría el libro y se aprovecho para acercarse sin levantar sospechas, después de todo, ni siquiera había tenido que engatusar al canceriano para que lo llevara por si mismo.
-¿Disfrutaste su noche juntos?-preguntó cortando las reclamaciones que estaba por hacer Thanatos-¿Me sentiste en el?-esta vez Thanatos le lanzo una mirada de odio, sabia a la perfección que estuvo presente, por eso le había dolido, pero no importaba ya-No me veas así-se acerco de nuevo, buscando el contacto con el moreno, pero Thanatos le alejo, de manera que se rindió momentáneamente a su escape.
-Ya vienen-las palabras de Thanatos casi ni se oían, fastidiado y molesto por la intervención de su hermano en sus asuntos-No permitiré que te vean-su cara mostraba la misma seriedad que en su antiguo templo en el cielo, distante e intimidante para cualquiera-Vamos-Extendió su mano hacia el dios de ojos dorados, un toque de su poder debería ser puesto tan solo unos instantes para obscurecer la zona y que no lo vieran ni a él ni a sus presentes.
-¿Lo haces para cuidarme o para cuidar a tu humano?-Tomo su mano y la obscuridad estallo, escondiendo cualquier evidencia física de su celda.
FIN DEL FLASBAK
-¡¿Cómo has dejado que escapara!?-la mano sobre el cuello de la camisa aplicaban presión para levantarlo del suelo, a gruya y el unicornio estaban tirados sobre las escaleras, parecían tener pesadillas de las cuales no podían liberarse-¡Eres una maldita basura!-cuando quiso golpear su rostro inexpresivo la fuerza del sueño cayó sobre él, debilitándolo.
Thanatos sin siquiera tocarlo lo desprendió de si, arrojándolo con su cosmos hasta la pared-Tu qué vas a entender siendo un simple humano-entro dentro de la habitación, su hermano lo acompaño durante dos días a sabiendas que intentarían liberarlo, Sage jamás permitiría tal cosa, entonces, aprovecharía la oportunidad para destruir la espada que era capaz de sellarlo-Jajaja-le habían liberado, a su hermano, y tal como lo prometió no tardaría en liberarlo a él-te atreviste a dejarme otra vez…-se reía de la forma de actuar de su hermano, encerrándolo hay como si él fuera quien lo tenía prisionero-¿Qué no te puedes levantar?-miro a Manigoldo con sangre en bajándole de la frente, su hermano había lanzado solo una brisa en su contra-Me has tocado lo suficiente para que no te afecte-el poder de Hypnos solo fue una pequeña demostración, ninguno de los dos estaba como debía, la última guerra con el Hades real la habían “ganado”, el ejercito de Atena pereció ante ellos sin siquiera esforzarse, pero esta vez las artimañas de un niño les habían engañando.
-…eres un traidor…-Manigoldo apretaba sus puños, impotente por su condición debilitada-¡¡CABRON MENTIROSO!!-le soltó con una ira que no había tenido desde niño-¡¡Confiaba en ti!!-la sangre resbalo por su mejilla derecha, mirándolo con un dolor intenso.
Thanatos se quedo boquiabierto unos segundos, sus ojos se mostraron sorprendidos, pero inmediatamente llevo una mano a su rostro, cubriéndola-Ja…jajaja, ¿tanto te encariñaste conmigo?-La risa se desvaneció lentamente, mientras su mano acariciaba el tablero que se encontraba a la vista de todos en ese momento-Caballero dorado-Thanato se movía sin dificultad a pesar del poder que su hermano dejo allí, ambos eran inmunes uno del otro.
Manigoldo sintió una mano fría aliviándole la herida-…eres-los labios del moreno se posaron sobre lo suyos, la fuerza con que quiso golpearlo por atreverse a acercarse después de lo que había hecho se desvaneció, intento girar su rostro, pero fue casi tan inútil como todo lo anterior, empezó a ceder, cerrando sus ojos al igual que el dios, durando así un tiempo bastante corto-¡¿Qué?!-Una explosión dentro de la habitación, dentro de su casa.
-Un recuerdo mío -Thanatos sonrió, había destruido la mesa, el tablero y cada pieza dentro, dejando un cuarto con los muros destruidos y con fuego dentro.
Manigoldo se levanto arrojándose en su contra-¡¿Por qué lo hiciste?!-Thanatos se dejo caer, sonriendo a pesar de que su rostro había dado contra el suelo-Bastardo, esos eran…-Estaba sobre el doblándole el brazo con fuerza, notando como su cuerpo había vuelto a la normalidad.
-¡Bien hecho Manigoldo!-La voz de Sisifo se coló en su templo, con El Cid detrás y el patriarca detrás de él-¡Cid!-Las manos de Thanatos fueron llevadas sobre su cabeza y en la habitación comenzaron a escucharse demasiadas palabras para que Manigolodo quisiera comprender.
-Arg…-un suave quejido de parte del moreno fue soltado cuando una fleca se encajo sobre sus dos manos, en tan solo unos segundos Manigoldo estaba en el suelo, El Cid tenía a Thanatos de pie, lo había levantado mientras el Patriarca y Sisifo se encargaban de retenerlo.
-Lo llevaremos a las celdas-Thanatos ya no decía palabras, se encontraba siendo arrastrado por los dos caballeros que entraron, seguramente con los otros en las afueras del templo de cáncer-Luego hablare contigo-Las palabras frías del patriarca resonaron en la cabeza de su discípulo.
A la noche todo fue un caos, Manigoldo estaba encerrado con el patriarca, mientras había una completa confusión enfrente de la estatua de Atena, las voces de todos se escuchaban irritadas por las especulaciones sobre el caballero de cáncer, unos apoyándolo y otros totalmente en contra-¡Fue Manigoldo quien lo atrapo!-la voz de un amigo se levanto para eliminar el murmullo de los molestos—¡Tenemos que esperar lo que diga el patriarca antes de juzgar sus tontos rumores!-Todos se callaron disgustados, pero cuando Shion intento hablar la mirada de Dohko quien había estado apoyando el discurso de piscis le silencio por completo.
-Gracias Albafika-El castaño le había colocado una mano sobre el hombro de su armadura, si él hubiera intercedido a favor de Manigoldo no hubiera sido de ayuda, pues todos sabían que eran amigos, en la misma posición se encontraba Asmita y Yuzuriha, estaba en competo silencio en una parte apartada de la discusión.