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Te soñe por anniieem2

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Cap12

 

 

-          ¿ya te cansaste de ser malo Eiri? – rio otro chico igual que él; rubio - ¿andar con un niño no te hace malo entonces?

 

-          Vamos Tohma, apártate de mi camino – dijo intentando pasar, intento fallido pues el más bajo se interpuso - ¿Qué quieres? ¿no deje claro que no quiero saber nada de ti? Me lastimaste, ve y cuéntaselo a todos, pero en verdad déjame en paz, no quiero que me mires, no quiero que me hables, ni siquiera quiero que pronuncies mi nombre con esa boca asquerosa.

 

 

-          Vaya que estas inspirado hoy para insultarme – rio de nuevo – así me gustas – se le acerco peligrosamente

 

-          Ni se te ocurra acercarte mas, recuerda que con esa boca me fuiste infiel, maldito

 

 

-          Muy bien Eiri – se alejo de golpe – solo quiero que te queden claras un par de cosas, eres la peor persona que pude haber conocido y recuerda que si andas con niños amaneces embarrado

 

-          No soy la peor persona, se que cambias de opinión cuando te ves en el espejo

 

 

 

El otro se alejo riéndose. No sabía de que reía Tohma, era un desgraciado desde que lo había conocido, pero desafortunadamente de ese desgraciado se había enamorado. Le había costado mucho tiempo olvidarlo, topárselo en clases día a día no era fácil, pero lo había logrado, y en ese momento de su vida tenia a alguien a su lado, alguien con el que era feliz, pero casi nadie estaba de acuerdo con su relación.

 

 

Todos podían decir que era un trauma, pero desde que había pasado todo eso de la infidelidad, había decidido ir por Shuichi todos los días a la escuela, se sentía como un padre de familia o algo así, pero quería asegurarse de que su novio no volviera a hablar con ese chico. No era que desconfiara de él, nada de eso, solamente quería estar tranquilo ¿eso era malo? Claro que no… aparte, todos esos pensamientos se borraban de su mente cuando veía a Shuichi salir de la escuela, y miraba su sonrisa al verlo después de buscarlo con la mirada durante unos minutos.

 

 

 

-          Hola – lo abrazo Shuichi – ya te eh dicho que todo esto no es necesario

 

-          Y yo ya te eh dicho que lo hago por gusto, no por otra cosa – mentira – por cierto – dijo alejando a su novio – hoy le daban los resultados a tu papá para ver si te habías quedado en la universidad o no

 

 

-          Lo más seguro es que no – dijo riendo – sabes que no me interesa

 

-          A mi si me preocupa tu futuro

 

-          Pues a mí no – soltó a su novio y entro a la camioneta.

 

 

 

Esa era otra situación que comenzaba a desesperar al rubio, había tantas cosas importantes a las que Shuichi les restaba interés, pero en verdad lo restaba. No le interesaba su salud, no le interesaba la escuela, cosa muy extraña porque el se había enterado de que antes Shu tenía muy buenas notas, pero después todo se volvió un desastre. A veces sentía que ni siquiera sentía interés por la relación que ambos llevaban, era siempre Eiri el que tenía que perdonar y pedir perdón para poder mantenerse a lado de ese chico que tanto amaba, y cuando intentaba hablar con el pelirosa de eso, no llegaban a nada pues solo se ponía a llorar y decía “lo siento” cambiaba tres o cuatro días, y después volvía a lo mismo. Lo único que había logrado realmente el rubio fue que su novio dejara las drogas, pero ni siquiera porque el se lo pidiera, sino por aquel susto que se había llevado meses antes, ¿A dónde iban a llegar a ese paso?

 

 

 

-          ¿ya fuiste al doctor? – pregunto cuando ya estaba sentado a un lado de su novio en el auto

 

-          No – sonrió – ya te dije, son cosas que no me interesan. La diabetes, mi escuela, son cosas que dejo de lado, no me divierten

 

 

-          ¿Qué no entiendes que te puedes morir si no llevas un control? – levanto un poco la voz – no sé porque no me dijiste que estabas enfermo cuando nos conocimos

 

-          ¿eso hubiera cambiado algo Eiri?

 

 

-          No, pero te hubiera cuidado desde el primer dia – suspiro – no puedo creer que me lo hayas dicho apenas hace dos días, ahora entiendo porque habían veces que te sentías tan cansado – lo miro un segundo – no te entiendo

 

-          Eiri, no me importa nada porque de una forma u otra voy a morir, ¿de acuerdo? ¿Qué más pueden hacer los doctores? ¿retrasar unos días mi fecha de muerte? Nada más darme esperanzas falsas. Esto me está consumiendo a mí, no a ti

 

 

-          Si te consume a ti, me consume a mi también, porque eres mi vida, sin ti no se qué haría – encendió el auto y llevo a Shuichi a su casa

 

 

 

Un día normal, se veían, a veces hablaban bien pero después eso se convertía en una pelea, o simplemente comenzaban y terminaban peleando.

 

 

 

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Se encontraban ambos gemelos sentados en la mesa del comedor y su padre como siempre, tenia un semblante serio. Había recibido las cartas de la universidad de Tokio. El quería esa escuela pues en ella estaba Maiko, y así no tendrían que viajar ni nada por el estilo, porque la escuela estaba donde ellos vivían.

 

 

Abrió el primer sobre, era de Ryuichi. Leyó atentamente línea por línea, levanto la mirada y le sonrió al chico

 

 

 

-          Felicidades Ryuichi – dijo con su voz seria – ya puedes irte – ni siquiera un abrazo de felicitación

 

 

 

Abrió el otro sobre, no sabía porque, pero Shuichi era el que más problemas le daba de sus hijos y ese día no era la excepción

 

 

 

-          ¿Qué piensas hacer? – le aventó la carta después de haberla leído – no se que tanto te metas en el cuerpo, droga, alcohol, a mi sabes que me da igual, tu sabes que estás enfermo y no te cuidas, ya no me meto Shuichi, pero cuando se trata de la escuela me tienes que cumplir, ni así lo haces – estaba furioso – tu decidiste que querías mercadotecnia, y no pasaste el examen, ahora yo decido que carrera y en donde la vas a estudiar, sin reclamos – suspiro – como ya sabía que tu harías esto, porque es típico de ti, te vas a la universidad de Osaka, ya hasta te rente un departamento, está todo listo para que vayas, tienes que regresar a Tokio cada fin de semana, sin excusas, ¿quedo claro?

 

-          Si – dijo enojado – como siempre – se levanto y se fue, no quería escuchar más a su papá

 

 

 

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Era como la quinta llamada que no contestaba, no quería pelear, la verdad ya estaba cansado de eso, le bastaba con las peleas que tenia con su madre cada ves que la veía. Y ahora sonaba la sexta llamada. Resignado tomo el móvil y no espero a que el otro hablara, se adelanto

 

 

 

-          Shuichi, la verdad hoy no tengo ganas de pelear – suspiro

 

-          No, ni yo – el chico lloraba

 

 

-          ¿Qué pasa? – pregunto alarmado al oír el llanto

 

-          Ven por mi – se escuchaba desesperado – por favor

 

 

-          ¿Dónde estás? – se levanto de la cama, tomo sus cosas y comenzó a salir

 

-          En casa

 

 

 

Con saber donde se encontraba su novio, salió corriendo, subió a su auto. Siempre conducía de una forma muy rápida, a la mayoría de las personas les daba miedo ir con el por la velocidad, pero ese día iba más rápido que de costumbre. Un sinfín de cosas pasaban por su mente.

 

 

Llego a casa de su novio en menos tiempo del normal y ni siquiera tuvo que bajar, el chico ya lo esperaba afuera, y apenas lo había visto llegar se había subido a la camioneta.

 

 

 

-          ¿Qué pasa? – pregunto preocupado al ver a su novio llorar desconsoladamente

 

-          Ya no nos veremos tan seguido, solo los fines de semana – se abrazo a si mismo

 

 

-          Pero que dices amor – puso su mano en la mejilla del menor para limpiar sus lagrimas – si es por nuestras peleas, podemos buscar otra solución

 

-          No es eso – soltó un sollozo – no me quede en la universidad de Tokio y me mandan a Osaka, a 512km lejos de ti, a 6 horas con 41 minutos lejos de ti

 

 

 

Si su relación estaba mal, en ese momento lo único que paso por la mente de Eiri fue que empeoraría, algo muy dentro de el se lo decía. ¿Cuánto mas faltaba para que su novio se fuera? ¿Dos meses? No supo qué hacer o que decir, simplemente lo abrazo fuertemente y no lo soltó hasta que el chico se calmo.

 

 

-          No me dejes Eiri – dijo el pelirosa aun abrazando al rubio – eres lo mejor que me pudo haber pasado

 

El menor no sabía que el rubio nunca podría dejarlo, porque estar sin el seria como vivir sin alma, estar sin el seria como vivir sin estar vivo, porque nadie puede estar vivo cuando le falta la mitad de su corazón.

 

 

 

-          El día que muera será el día que realmente te deje – suspiro – solo me alejare de ti el día que tú me lo pidas

 

-          En ese caso estaremos juntos siempre

 

 

 

Es más fuerte el amor que cualquier diferencia, que cualquier pelea, que cualquier disgusto.

 

 

 

-          Piensa en que tenemos una trayectoria juntos cogidos de la mano, en caer y volver a levantarnos, en amarnos y perdonarnos, en mejorar juntos, cogidos de las mano en todo momento y con los corazones unidos aunque estemos lejos


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