Ambos permanecieron mirándose, la cámara interpuesta entre ellos. Sasuke mirando con curiosidad pues no se esperaba ser recibido con una fotografía.
— ¿Puedo verla? — se atrevió a preguntar.
Naruto estaba en su ensoñación y fue sacado abruptamente por la voz de su amigo. Negó con la cabeza.
— Salió borrosa — mintió como única respuesta.
Sabía que la fotografía había salido bien, que era perfecta en cada aspecto. No quería mostrársela pues era conocedor de que aquella foto no solo había capturado la magnifica figura de Sasuke, sino también sus propios sentimientos. No, no quería que Sasuke los supiera, prefería guardarlos para si mismo. Terminó por apagar la cámara.
El menor no pareció contento con tal respuesta, no dijo nada. Su rostro retomó la seriedad característica en él.
— Sera mejor que sigamos — habló un tanto nervioso —. Deberíamos llegar cuanto antes con tu hermano, mañana por la noche podríamos volver a venir — sugirió.
Ahora el Uchiha asintió satisfecho ante la proposición; deseaba recorrer cada pedazo de aquel lugar, ¡como es que teniéndolo tan cerca jamás había ido!
Estiró su mano para ofrecérsela al rubio. No es que fuera amable y le encantara el contacto humano, sino que, por un momento, quiso sentir que aquel momento era real y al poder tener a ese joven atolondrado a su lado, le haría saber que así era. Se sintió avergonzado por sus pensamientos, mas no hizo nada por ocultarlos.
Ambos siguieron hacía aquella casa detrás de la Abadía, esta vez, tomados de la mano.
Itachi suspiró, ¡como es que su hermano podía vivir entre tanto polvo! Bueno al menos la habitación de su hermanito estaba impecable y la cocina, pero lo demás era un verdadero desastre.
Prácticamente había terminado de limpiar toda la planta superior, e iba barriendo las escaleras. Si seguía a ese ritmo en unas dos o tres horas habría terminado. Aunque, pensándolo bien, tal vez debería limpiar todas las ventanas.
Se hecho el fleco hacía atrás, pequeñas perlas de sudor caían por su rostro. Había olvidado cuan grande era esa casa que solía pertenecer a su difunto abuelo. Lo maldijo internamente, ¿por qué un anciano querría vivir tan lejos de la sociedad, en una casa que fácilmente podría albergar a veinte personas? ¡Que hombre mas excéntrico!
Fue cuando escucho pisadas y risas. Se detuvo y dirigió desde lo alto de las escaleras, su vista hacia la puerta principal. Sabía que era su hermano, pese a que llevaba años sin escucharlo reír, podría reconocer tan encantador sonido en cualquier lado.
Eso le alegraba el corazón y a la vez le entristecía, ¿qué seria de su hermano cuando ese rubio ya no estuviera a su lado? Pues bien sabía, que para Sasuke, Naruto había significado un gran cambio.
Las risas se hicieron más fuertes cuando se abrió la puerta de la casa. Al parecer Naruto había tropezado y Sasuke se burlaba de la desgracia ajena.
— No pensé que vendrían esta noche — compartió sus pensamientos el mayor, captando la atención de los otros dos.
El menor de los hermanos enmudeció, recordando como se había comportado con su única familia. Por otra parte, Naruto estaba impresionado de que Itachi pudiera mantener ese aire elegante y amenazador pese a que usaba un delantal blanco sobre una camiseta de manga corta, además de una escoba y un recogedor.
— Sasuke quiere… — fue callado con un movimiento de mano del mayor.
Itachi no estaba listo para hablar con su hermano, necesitaba pensar un poco más en lo que debía hacer. Debía encontrar una solución, no podían pasar toda su vida de aquella manera.
—Cualquier cosa tendrá que esperar a que termine — sonrió —. ¿Qué les parece si me ayudan?
Los tres estaban cansados, recostados sobre los sillones. Los hermanos compartían uno, Naruto estaba en el único individual. Habían terminado rápido, entre tres había sido mas sencillo, aunque al rubio no le pareció tan divertido, principalmente porque era una persona desordenada que evitaba a toda costa tener que limpiar.
— ¡Ah! ¡Casi lo olvido! — Naruto se puso de pie —, ¡tengo que enviar unos archivos! — ¿cómo pudo olvidarlo? Su trabajo dependía de ello.
Ambos hermanos estaban demasiado cansados como para mover un musculo, así que solo vieron como corría por su chamarra.
— ¿Vendrás mañana? — preguntó Sasuke antes de que Naruto saliera de la habitación.
—Por supuesto, te hice una promesa, ¿no? — le sonrió.
Sasuke devolvió la sonrisa y con ello el de ojos azules salió corriendo de allí.
Itachi observo la escena, ¿cuándo había sido la ultima vez que Sasuke le había sonreído de aquella manera tan despreocupada?
Debía admitir que se sentía algo celoso, aunque no podía negar que también le hacia verdaderamente feliz ver que su hermano se comportaba de aquella manera.
Cuando escuchó la puerta cerrarse supo que no podía seguir posponiendo su charla.
— Sasuke — captó la atención de su hermano —. Lo siento tanto.
Bien, pensó que ya tenia las palabras adecuadas, pero no era así, ahora tenia la mente en blanco. Ya estaba arrepintiendo, ¡No, él era un Uchiha y los Uchiha no se acobardaban!
—No, yo lo siento — fue interrumpido.
Eso no se lo esperaba, es decir, sabía que su hermano siempre era condescendiente con él, pero pensó que se quedaría callado sin decir nada.
— Sé que no es tu responsabilidad, ni tu obligación venir, ni mantenerme — no lo estaba mirando —, se que no tienes que cargar conmigo y aun lo haces.
Aquello ya no le gusto a Itachi, ¿cómo su hermano podía pensar de aquella forma? Decididó, tomo a su hermano con delicadeza, sujetándolo de ambas mejillas para que le mirara.
— Escucha, y escucha muy bien — su voz sería —. Yo no hago todo aquello que dices por que sea mi obligación, lo hago porque así lo deseo, porque es mi alegría, porque eres mi hermano y porque eres a quien yo mas quiero.
Sasuke en el fondo ya sabía todo aquello, solo que jamás fue del todo consiente; los ojos se le llenaron de lágrimas.
—No, no llores — pidió, pues si algo odiaba era verle llorar —. Equivocadamente, le he dado prioridad a mi trabajo, ya no sera así. No puedo venir diariamente, ni siquiera cada siete días, pero vendré cada dos semanas, y esta vez es una promesa que voy a cumplir.
Juraba por la tumba de sus padres que así seria, ya no dejaría a su hermano tanto tiempo solo.
El menor le miraba, no sabiendo si de verdad cumpliría, aun así prefería aferrarse a esa promesa, era mejor que no tener nada.
— Mientras yo viva, siempre estaré aquí para ti — junto sus frentes.
Y Sasuke ya no pudo contener las lágrimas, dejó que rodaran por sus mejillas. Se abrazo a su hermano, escondiendo su rostro. E Itachi no pudo hacer mas que corresponderle y por primera vez en muchos años, él también lloró.
Naruto pulsó enviar; tenia que mandar una fotografías de unas montañas que había tomado dos meses atrás, cuando sus fotografías aun representaban lo que sentía.
Una vez terminado, se dejo caer en la cama. Estaba impregnada por el dulce olor de la piel de su amigo. No había pasado ni una hora y ya le extrañaba, no quería ni imaginarse lo que sentiría cuando se marchara.
Pensó en ver aquella mágica fotografía, no lo hizo porque sabía que solo se deprimiría mas de lo que ya estaba.
¿Y si le proponía que viajaran juntos? No, aquello solo seria malo para la salud de Sasuke, ¿Y si renunciaba a su trabajo? Podía encontrar otra cosa, tal vez podría conseguir un trabajo en donde Sakura. Y eso le deprimía mas, ¡amaba su trabajo! Aun se le hacia imposible que le pagaran por hacer algo que adoraba.
El problema es que, aunque llevaran tan poco de haberse conocido, sabía que se había enamorado de Sasuke, juraba que no había alguien que amara más que a él. Se sentía como un adolescente estúpido que prometía amor eterno a cada mujer que conocía. Pese a ello, aquel era un sentimiento real y podía apostar su vida, que Sasuke era aquella persona con la que debía pasar toda su vida. ¿Cómo podría lograr estar a su lado?
Sasuke despertó horas después. Los ojos los sentía hinchados y no recordaba haberse quedado dormido. Estaba en su habitación, ¿su hermano lo había llevado hasta allí? ¿Y dónde estaba él?
Se puso de pie y lo localizo dormido en uno de los sillones. Se notaba cansado, ¿cuándo habría sido la ultima vez que tuvo un merecido descanso? Las ojeras debajo de sus ojos indicaban que había pasado mucho tiempo.
Le dejo dormir y salió al pasillo, deteniéndose cuando debajo de la ventana se veía una franja de luz. ¿Aun era de día?
Bajo las escaleras y se quedo mirando la puerta. El dormía cuando estaba el sol, su vida transcurría en la noche. No era normal y él comenzaba a anhelar ser normal.
Avanzó hasta la puerta abriéndola con cuidado. El sol no podía entrar pues no estaba en posición para hacerlo, sin embargo podía verlo.
Tal vez porque no le daba directamente a los ojos, no se vio privado de su visión. Que hermoso era ver ese espectáculo de luz. Cuanto deseo salir. Sus pies avanzaron un paso, sus dedos descalzos se vieron iluminados por el sol, al instante se hizo hacia atrás, un metro lejos de la puerta y se dejo caer al piso, sentado admirando aquella belleza que no podía ser suya.
Solamente necesitaba un poco de valor, solo un poco… no, no podía, su respiración comenzaba a acelerarse y el terror de sentir aquel dolor se hacia presente. No saldría, no mientras fuera de día.
Se sobresaltó al sentir una mano en su espalda, era su hermano quien se había despertado. Tomó asiento a su lado, sin decir nada. Ambos permanecieron mirando tras la puerta, ambos teniendo el mismo deseo, que Sasuke pudiera salir.
Y Sasuke no pudo sentirse más miserable, si no le temiera al sol, Itachi no tendría que cuidar de él y podría viajar con Naruto. Los ojos le brillaban de tan solo imaginárselo; ¡cuantos lugares podría conocer! ¡cuantas emociones y aventuras! Y lo mejor ¡podría estar con ese rubio que tan feliz le hacia!
Sin embargo era un sueño imposible, él jamás podría volver a estar bajo esa mortífera luz. No estaba destinado a eso, no estaba destinado a Naruto.