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Loneliness por itachiuchihafan

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Notas del capitulo:

Hola. ¿Me he tardado?  Mil disculpas.

Bueno aquí les traigo el capitulo, espero que les guste y perdonen si tiene faltas de ortografía o esta corto (de hecho esta vez si me pareció muy corto).

Despertó rato después. No podía ver absolutamente nada, todo estaba a oscuras. Sintió la suave caricia de una manta sobre él. Sasuke le había cobijado al quedarse dormido. Sonrió.

Se levanto con cuidado, tratando de no tropezar con nada. Su mirada se fue acostumbrando poco a poco a la obscuridad y fue capaz de captar la difusa silueta de las cosas que le rodeaban. Su mirada viajo rápidamente por toda la habitación, deteniéndose en la cama.

Había una persona allí, Sasuke estaba durmiendo. Se pregunto qué hora seria pero según pudo notar con anterioridad, no había ningún reloj.

Se acerco a Sasuke con su cámara guardada en uno de los bolsillos de la chaqueta, tentado en despertarle pero abandono sus intenciones al poder contemplarlo.  No mostraba ese semblante serio y frio con el que le había conocido, de hecho, parecía un joven cualquiera.

Sabiendo que no se atrevería a despertarlo y haciendo el menor ruido posible salió de la habitación.

La enorme casa estaba completamente a obscuras pero su visión ya se había adaptado a la obscuridad y ahora podía notar la leve silueta de los pocos muebles que había. No podía evitar sentir algo de miedo, su mente traicionera comenzaba a proyectarle imágenes  de cosas tenebrosas que comúnmente sucedían en  las películas de terror.

Por impulso hubiera corriendo hacia la habitación de Sasuke pero no podía despertarle así que se  precipito hacia la ventana más próxima, que estaba en el extremo del pasillo.  Corrió las cortinas de las cuales  se desprendió polvo. La luz del sol inundo el lugar. Pasarían de la diez de la mañana.  Se encandilo por unos segundos pero se sintió aliviado al no estar reinado por la obscuridad.

Su visión, antes acostumbrada a la lobreguez, ahora podía ver con naturalidad. Se sintió maravillado por lo que tenía delante de él.

Desde aquella ventana podía ver todo el poblado y  la Abadía de Rievaulx, era una vista espectacular, verdaderamente hermosa.  No pudo resistirse, abrió la ventana de doble puertilla, que se estrellaron quedamente contra la pared exterior al estar abiertas completamente. Saco su cámara de lente roto y lo cambio por otro que cargaba consigo como todo profesional. Enfoco la imagen y la capturo. Lo hizo varias veces más.

Se sintió apasionado, feliz y un poco incrédulo al ver aquel perfecto paisaje desde la ventana pero al ver las fotografías por la pantalla de la cámara, se sintió frustrado y furioso. No podía soportarlo ¿Por qué no podía tomar buenas fotografías? ¿Por qué no era como antes?

Decepcionado consigo mismo, se marcho lo más rápido que pudo de esa casa, dejando una ventana abierta.

 

Su mañana y tarde fueron de lo peor, estuvo todo el día encerrado en su habitación de la posada maldiciendo a todo lo existente y aventando todo lo que encontraba a su paso. Más de una vez la joven Ino tuvo que ir a pedirle que no hiciera tanto escándalo e inclusive le amenazo con echarlo a la calle si seguía comportándose de aquella manera. Quizás no hubiera tomado en cuenta la amenaza de no ser porque la rubia tenía un afilado cuchillo en la mano con el que le apuntaba al estar hablando.

Se tranquilizo al recibir la visita de Sakura, que llevaba consigo un refractario de cocina con estofado caliente y pan recién horneado, además un  contenedor con té de manzanilla y una botella de vino dulce.

—   Al parecer te has levantado con el pie izquierdo — comento Sakura mientras le serbia un poco de vino.

Naruto no respondió, estaba comiendo y su ira había disminuido notablemente, porque estomago lleno, corazón contento. Sakura rio alegremente, lo más seguro por la torpeza de Naruto al comer, pues tenía las mangas llenas de estofado y las mejillas cubiertas de migas de pan.

—   Ino me ha contado que nuevamente no dormiste en la posada, ¿Has vuelto a esa casa? — le pregunto intrigada.

No podía evitar responder, pues el estofado prácticamente ya se había terminado, solamente le faltaba la ultima cucharada que ya se encontraba frente a su boca. No la comió, la dejo sobre el refractario y estiro su mano para tomar la cámara.

Recorrió las imágenes, primero apareció la última que había tomado. Aquella de la ventana y volvió a llenarse de ira. La cambio rápidamente y llego hasta la imagen de Sasuke.  Pareció que el tiempo se detuvo por unos segundos.

La fotografía era tan perfecta. La seriedad en los ojos del azabache le obligaba a tranquilizarse, la tranquilidad que mostraban las facciones blanquecinas le hacían entrar en completa paz. Tuvo la leve sensación de poder sentir el calor del fuego y de maravillarse ante la elegante presencia de Sasuke. Inclusive tuvo la sensación de que el Sasuke diminuto y digitalizado se movería para seguir atizando el fuego. Mirar aquella foto le hacía sentir feliz pero al mismo tiempo confundido ¿Qué había de distinto en ella que en las otras? Ya no se sentía enojado pero si un poco triste al no poder comprenderlo.

—   ¿Te encuentras bien? — pregunto Sakura preocupadamente.

Parpadeo, dejo la cámara a un lado y cerró los ojos.

—   Estoy bien, solo un poco…confundido.

Miro hacia la ventana, el cielo ya estaba casi obscuro. Tendría que marcharse o se perdería en el camino y no podía romper la supuesta promesa que le había hecho a Sasuke.

—   Tengo que irme, te contare después — propuso Naruto, tomando su cámara y varios lentes que estaban en una pequeña mochila.

—   Está bien…

No escucho lo que Sakura diría, se marcho dejando a la chica de bonito cabello rosado sola.

 

Despertó exactamente a las seis treinta. Era su costumbre, podría decirse que su reloj bilógico le obligaba a hacerlo. Permaneció un momento en la cama, perezoso de levantarse. Le hubiera gustado quedarse así por otras horas pero como no podía permanecer todo el día recostado, termino por levantarse.

Era momento de iniciar su rutina nocturna. Iría por algo de cenar, se ducharía y tocaría el piano pero claro, probablemente Naruto acudiría, le tendría que preparar algo de comer y  hablarían probablemente o se volvería a dormir. No importaba mucho pues sus planes no cambiarían. Por qué Naruto ya no estaba en su casa.  Más allá de la cama,  a los pies de uno de los sofás, se encontraba la manta con que había cobijado al rubio.

Sin darle mucha importancia,  se levanto de su cama y se acerco a la puerta, pero se detuvo al ver un mínimo rayo de luz entre el pequeño espacio que quedaba entre la puerta y el piso.  ¿Sería que alguna bombilla se quedo prendida?

Trago saliva, no estaba muy seguro si debería salir de la habitación a revisar o si debía esperar.   Comúnmente era paciente pero la incertidumbre era demasiada como para quedarse esperando. Decidió abrir la puerta, lentamente. Se había formado una corriente de aire en el iluminado pasillo en el cual reposaban hojas de arboles.

La ventana estaba abierta, entonces la luz que iluminaba el lugar y que alcanzaba a tocar sus dedos era la que provenía del sol. Cerró la puerta y se recargo en ella.  Se puso furioso ¡Naruto había abierto la ventana! En esa casa estaba prohibido hacerlo.

Tenía que conservar la calma, solo tenía que esperar a que el sol se ocultara y podría cerrarla. Pero, ¿Y si en esos minutos entraba algún animal por la ventana? ¿O alguna persona? ¿O si algo ya había entrado?

Empezaba a ponerse paranoico y agradecía que nadie le estuviera observando pues sería demasiado vergonzoso. Trato de razonar las cosas, ninguna persona había entrado pues de ser así ya desde hace tiempo hubiera irrumpido en su habitación. Estaba casi completamente seguro de que tampoco había entrado algún animal úes hubiera hecho algún ruido ¿Cierto?

Todo estaba bien, saldría de la habitación, correría hacia la ventana y la cerraría con todo y cortinas. No tardaría más de dos minutos y el sol no le haría daño pues sería un mínimo de tiempo lo que estuviera expuesto a la luz.

—   Tu puedes Sasuke, eres un Uchiha — trataba de darse ánimos.

No es como si escuchar su propia voz le tranquilizara, inclusive le pareció estúpido y se regaño mentalmente. 

Respiro profundo pensando que haría una rápida carrera hacia la ventana. Para no perder el poco valor que había conseguido, abrió la puerta  y se lanzo al pasillo. Llevaba los ojos cerrados pues la luz lo cegaría.

Conocía lo suficiente su casa para saber en qué lado quedaba la ventana. Camino con paso seguro sabiendo que no tropezaría con ningún mueble pues no había ninguno en el pasillo. Sus manos las llevaba por delante para poder sentir el borde de la ventana una vez llegara.

Todo iba a la perfección había alcanzado la ventana y con sus manos trato de encontrar las puertillas de cristal pero no lo logro.  Si abría los ojos quedaría cegado por algunos minutos, quizás horas o días pero tendría un breve lapso de nitidez para observar donde estaban las ventanas y poder cerrarlas. Era arriesgado pero no había vuelta atrás.

Abrió sus ojos esperando encontrarse con las ventanas pero aquellos breves segundos que tuvo de visión se quedo sin moverse con la vista hacia el frente sin poder apartarse.

La Abadía estaba ante él, hermosa y gloriosa. Iluminada por los rayos del atardecer, debajo de un cielo que comenzaba a pintarse con los colores del ocaso. Era la primera vez que veía aquel paisaje, no tenía la menor idea de que aquel lugar se encontrara tan cerca de su hogar. Se sintió abrumado y deseoso de salir corriendo hacia ella, recorrerla de arriba abajo y de izquierda a derecha, cientos de veces. No le importaba si era bajo el mortífero sol o la arrulladora luna. Pero lo que era cierto es que la Abadía no podía compararse con la belleza del cielo, el cual solo tuvo un segundo de su atención pero fue lo suficiente para cautivarle por completo.

Ni siquiera cuando su visión se hizo completamente negra y sus piernas le fallaron llevándole al piso, fue capaz de salir de su aturdimiento.

Se quedo allí, sentado sobre el piso, con las piernas a sus lados. La ventana abierta  dejando entrar casi extintas ráfagas de viento y los últimos rayos de sol lastimando su delicada piel.

Sus ojos negros cubiertos por un fino manto de lágrimas que era incapaz de sentir. Su cuerpo no reaccionaba y una débil voz en su interior le decía que se levantara de allí y regresara a la obscuridad. Pero eso no era posible su mente estaba lejos, pasando una y otra vez la imagen que segundos antes había contemplado. La Abadía antigua pero imponente y el cielo, azul cielo comenzando a pintarse de naranja. El sol, desprendiendo bellos rayos amarillos como el cabello de Naruto… Si, Naruto era luz. Su cabello rubio era el sol y sus rayos, mientras que sus ojos eran el cielo.

Sin moverse de su lugar, se quedo pensando en Naruto, su anhelada luz.

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Apenas está saliendo a flote los sentimientos de amor pero tarde o temprano aparecerán por completo.

Bueno espero que les gustara y gracias por leer. También mil gracias a los que comentan.

Acepto: Dudas, comentarios, sugerencias, ideas, críticas, amenazas, saludos y demás.

¿Qué creen que pase?

Bueno en fin, ¿Me dejan un review?

Según se planea, actualizo este domingo o el lunes.

Sin más me despido, sayo!.


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