Sasuke no había llorado, aunque admitía que ganas no le faltaban. ¿Había sido demasiado duro con su hermano? Itachi se lo merecía, ¡él no había cumplido su promesa de ir a verle! Aun así… Itachi hacia todo lo posible por él, trabajaba para mantenerlo, ¿y él que estaba haciendo? Solo perdiendo tiempo, desperdiciando su vida y haciendo que la de su propio hermano se echara a perder.
Apenas saber que su hermano y Naruto se marcharon, deseó con desesperación correr tras ellos, el miedo se lo impidió.
Se resignó a volver a ver la fotografía tomada por Naruto. Tomó el album y lo hojeo, deteniéndose en una pagina donde creyó haber visto el nombre de su amigo. Y efectivamente, esta vez era una fotografía acuática, tomada dentro del mar.
Nuevamente se vio absorbido en ella, esta vez pudo sentirse dentro de la refrescante agua, aliviando el leve dolor que permanecía en sus ampollas y heridas. Era como estar nadando, sin la preocupación de quedarse sin aire. Pudo jurar que los peces capturados en aquella imagen se movían, inclusive sintió la caricia de ellos como si pasaran a su lado. Pudo sentir como si una corriente de aire le revolviera su cabello, y juró poder escuchar el llamado de una ballena.
—¿Sasuke? — se vio arrancado de aquella fantasía cuando escucho su nombre.
Fue fácil reconocer la voz de Naruto, y apenas y se giró para mirarlo.
— ¿Dónde esta Itachi? — la magia de aquel momento se había perdido, cerró el álbum.
— En tu hogar, dijo algo de limpiar — murmuró el rubio acercándose.
Miró hacia la ventana, ya no se veía la luz entrar, ¿cuánto tiempo había permanecido mirando la fotografía?
—Te pediría que me mostraras mas fotografías, pero supongo que debería ir a disculparme con mi hermano, ¿te mencionó algo?
Naruto se vio desconcertado por un momento, y una sombra de tristeza le invadió al saber que sus fotos ya no eran mas mismas.
Aprovechando lo que había sugerido Sasuke, dejaría aun lado sus pensamientos.
— Aun no amanece, tenemos tiempo suficiente para llegar a tu hogar antes de que salga el sol — sugirió.
Sasuke asintió distraídamente, pensando en que poder decirle a su hermano.
Emprendieron la ida hacia la lúgubre casa atrás de la abadía. Sasuke usaba una gruesa chamarra que Naruto le había prestado, además de unos zapatos que le venian un poco grandes, apenas un poco.
Naruto llevaba su cámara con él, como ya era su costumbre y se mantenía en silencio mientras caminaban para salir del pueblo.
El azabache miraba con cierta fascinación infantil el poblado que le rodeaba, nunca antes lo había visto. Era pintoresco, como si fuera de otra época. Casi se sintió en cuento, aun así, trataba de mostrarse lo mas serio posible.
— Tú…conoces muchos lugares, ¿verdad? — se atrevió a preguntar el mas joven con algo parecido a timidez.
—Si, conozco lugares que la mayor parte de las personas jamás sabrán que existen — admitió, no entendiendo porque le preguntaba eso.
—¿Cuál es el lugar que mas te ha gustado? — ahora una leve pizca de emoción en su voz.
Ya antes le habían hecho esa pregunta, jamás había logrado saberlo con certeza. Cada lugar que visitaba le parecía magnifico, cada uno tenia su magia. Llegó a conocer poblados escondidos entre las montañas, ciudades olvidadas y sepultadas por el tiempo, paisajes naturales que parecieran imposibles, recintos abandonados que decían estar embrujados, ciudades que parecían ser tragadas por la contaminación y lugares con animales y plantas inimaginables.
— Supongo que no hay un lugar que me guste más que los otros — se llevó una mano a la barbilla —. Lo mejor de conocer todos esos lugares, no es lo que veo, sino a quien conozco — admitió.
Sasuke pareció comprender. Aunque era posible que no lo entendiera del todo; el Uchiha apenas si conocía a un puñado de gente; no sabía nada de los amigos que había tenido cuando era un niño pequeño y no podía decir que hubiera tenido en su adolescencia; no, Sasuke estaba solo.
— ¿No extrañas tu hogar? — preguntó.
— Aveces — concedió —. Pero trató de ir lo mas seguido con mis padres, y les muestro todas mis fotografías — sonrió contento.
El Uchiha sonrió abiertamente, ¡que magnifico seria ver todas las fotografías de Naruto! Envidió por un momento la suerte de los padres de su amigo.
— Tus fotografías son… — pensó una palabra para describirlas, pero todas les quedaba cortas — mágicas — tal vez era lo más cercano.
Se desconcertó al ver como la luz en los ojos de Naruto se apagaba, seriedad reinando su rostro.
¿Como podía explicarle a Sasuke que sus fotografías ya no eran las mismas? Había comenzado a suceder el viaje anterior a este, cuando decidió ir a diferentes Abadías. Pensó que solamente era porque el lugar no era tan especial, sin embargo, en el pequeño poblado en que se encontraba en ese momento, era imposible negar que las ruinas de la Abadía eran de las mas maravillosas que jamás había visto.
— ¿Pronto te marcharas? ¿Iras a nuevos lugares? — la voz de Sasuke perdió completa emoción.
El rubio se detuvo para mirarlo, pensativo. Sí, lo mejor seria marcharse pronto, tal vez solo necesitaba estar un tiempo en su hogar y todo volvería a la normalidad. ¿Pero qué había de Sasuke? El sentimiento de desesperación llegó hacia él, al saber que tendría que dejarle. ¿Cómo es que se podía encariñar con alguien tan fácilmente?
— Sí, tal vez en un par de días me marche — admitió.
Su vuelo salia en cuatro días desde Londres, era un vuelo directo a Narita en Japón. En cuatro días Rievaulx y su abadía quedarían atrás, y Sasuke con ellos. El pensamiento le deprimía.
Al parecer al azabache le causaba efectos similares, pues se quedo estático en su lugar, sin palabra alguna. Sasuke comprendía que Naruto se tenia marchar tarde o temprano, sin embargo, aunque solo llevaran algunos días de conocerse, el rubio se había hecho tan fundamental en su vida. Y cuando se marchara, volvería a estar solo.
Soltó un largo suspiro mientras dirigía la mirada al frente y fue cuando todos sus pensamientos quedaron nublados ante la visión que se le presentaba.
¡La Abadía estaba frente a ellos! Majestuosa y con ese aire de misterio. Jamás la había visto tan de cerca. Sintió que ya nada importaba, pues el lugar le envolvió. Estaba en completa calma y la luz de la luna jugueteaba entre las ruinas.
No pudo evitarlo, hecho a correr hacia ella, queriendo estar más y más cerca. Se sintió tan parte de ella, y se imagino lo maravillosa que debió de haberse visto hace varios siglos, cuando estaba en su apogeo.
Naruto corrió tras Sasuke, al inicio un tanto preocupado y después calmado al saber porque su amigo había corrido. Parecía un niño pequeño en un parque de diversiones.
Y si Sasuke veía un paisaje hermoso, Naruto lo veía aun mas. Era un verdadero privilegio ver al menor corriendo de un lado a otro, sin importarle las apariencias, completamente fuera su carácter. Las pisadas del Uchiha era ligeras y sus movimientos parecían calculados; a Naruto se le antojo como un ángel y que visitaba después de varios siglos el lugar donde anteriormente le daban culto a su dios.
Se atrevió a sacar la cámara fotográfica, aun con el miedo de saber que sus fotos ya no eran las mismas. No lo pensó demasiado, quería capturar la felicidad de su amigo en ese momento.
Y justamente cuando el flash salió disparada, el azabache giró para mirarlo, dedicándole la sonrisa más perfecta que jamas hubiera visto. Y Naruto lo supo, aquella foto seria la mejor que jamas tomado, pues el Uchiha se había convertido en aquello que había perdido y que quizás nunca tuvo. No había duda, Sasuke era su musa.