Capitulo cuatro: Lee Taemin
Su confesión en estado alcoholizado, no me hizo cambiar en lo más mínimo la manera de tratarlo, por el contrario, parecía fascinarme más.
Me gustaba, su compañía, me gustaba cuando reía a carcajadas tirándose sobre mi hombro para no caer, me gustaba las largas charlas acerca de nada, acerca de todo, cuando solo lo veía dormir, caminar o comer. Me gustaba cuando me obligaba a abrigarme para que no me enferme. Me encantaba cuando cocinaba o me preparaba el desayuno y yo solo me acomodaba para observar su delicado cuerpo moverse con la presteza de un genio. Cuando a escondidas lo veía practicar el baile del musical haciendo que todo mi maldito pensamiento se enfocara en sus caderas. Todo de él me gustaba, cada parte, cada espacio. Claro estaba que quería pensar que mi fascinación hacia él era por saberlo perfecto. Quería creer que era porque necesitaba ser cuidado, protegido. Quería creer que era porque estaba solo en el mundo y solo me tenía a mí. Quería creer que solamente me había vuelto un keyadicto.
-¿mamá donde está kibum? – pregunte viendo la hora del mi celular, eran las siete de la tarde y cuando tenía practica hasta tarde habitualmente pasaba a recogerlo.
-llamo hace un rato, al parecer después del colegio se encontraría con un amigo por lo que pidió que no lo esperemos a cenar -
-ha - conteste contrariado ¿amigo? Key no tenía amigos… el mismo me lo había dicho - mamá, no te preocupes por la cena recordé que tenia partido con los chicos – tome un abrigo, mientras sentía a mi madre renegar por avisarle tan tarde.
Estaba oscureciendo y me sentía preocupado ¿donde se había metido? “key… ¿está todo bien?, no llegaste aun a casa” de manera rápida envié el mensaje de texto.
“Minho no te preocupes y gracias por hacerlo, estoy con mi Tae perdón mi amigo Taemin, nos vemos, cuídate”.
Cerré el celular con fuerza, “mi Tae” era ese viejo amigo que estaba de viaje y ahora había vuelto… había vuelto para ocupar un lugar que solo me pertenecía a mí. ¿Dónde demonios podían estar?
-hola Jinki ¿tienes el auto, podrías hacerme un favor? – mi pobre amigo no entendía, porque lo llamaba con tanta urgencia, ni por qué lo solicitaba con el auto, por lo que prometí que si me pasaba a buscar lo invitaría a comer pollo, ja, no se rehusó ni un segundo.
-hace veinte minutos te estoy esperando – refute furioso cuando lo vi llegar - ¿jonghyun, tú qué haces? – Al verlo del lado del acompañante
-estaba conmigo, no me lo dejaste decir porque cortaste – sonrió Jinki sin más – ¿y ahora qué? – preguntándome porque lo había hecho salir con urgencia
-es key, no sé donde se metió, como mi hermano se llevo el auto solo pensé en ti – mentí para excusarme
- ¿por qué no lo llamaste? – Me pregunto Jongh cuando me senté en el asiento trasero
-porque lo tiene apagado – volví a mentir
- ¿y donde crees que este? –
-no lo sé - ¿Dónde podía haberse metido?, por lo general si salía del instituto podría estar cerca de allí y como Kibum conoce poco, solo un lugar vino a mi mente, el lugar donde lo había llevado yo. No sabía que tan seguro sea, pero era el único que se me ocurría, además allí podía cumplir con mi promesa del pollo de Jinki.
El lugar estaba casi vacío ya que era mitad de semana
-allí – Jonghyun señalo con el dedo y mi vista lo siguió. Key se encontraba sentado junto a un chico que parecía menor que él, sin embargo se sonreían tontamente uno al otro, su joven acompañante de cabello rubio, algo más que el de kibum, lo miraba embelesado- Ki…- tape la bocota del idiota dinosaurio
-shuuu, vamos por aquí –sin que key se percatara de nuestra presencia nos sentamos en una mesa, separados por un jarrón con grandes plantas por lo que nuestra figura no sería notada.
- ¿Minho lo estas espiando? –Onew, dibujo en su rostro una mueca burlona.
-para mi si sabias que estaba con alguien ¿por eso lo seguiste? – Jongh colocaba su guiño pervertido. Los tres hablábamos bajo, los mire de manera asesina para que se callaran.
- Ho es tan lindo, me haces muy feliz – se escucho la voz del joven acompañante de key
-shhh… no sigas me avergüenza – continuo key entre risas
- crees que se está declarando – Jinki platicaba bajo, los tres nos habíamos dispuesto a escuchar la conversación de la mesa que teníamos al lado
- no digas estupideces – corte seco
-¿Por qué no? Me dijiste que a él le gustaban los hombres – volvió a cuchichear
-¿le gustan los hombres, porque no me dijiste? – Jonghyun reprochaba en el mismo tono
-porque sabe que tú eres un depravado y nuestro Minho es celoso - otra vez Onew situaba su gran fastidiosa sonrisa
-ya cállense, no me interesan sus gustos, pero tú no te le acercas –me dirigí a Jongh amenazante
- ¿y dices no estar celoso? – canturreo el más bajo
-shhh –
-es hermoso estar así, sentirse así – volvió hablar el pequeño, que era bastante lindo y tierno (y mierda)
-no sé, es la primera vez que me pasa – coquetamente toco su mano y yo apretaba mis puños
- eres muy especial Key, me da tanta alegría - su “Tae” le hablaba tan tiernamente como lo era el condenado niño.
-Taemin… mi Taemin, tú también eres especial para mí – sonrió con timidez. Saque la mirada de esa escena que de pronto me oprimía el corazón. Sabía que a key le gustaban los chicos, era de esperarse que encontrara alguien que lo amara. Era hermoso, era dulce y el ser mas especial del mundo. Todo lo hacía a la perfección y estaba seguro de que no había persona en ese instituto que no se sintiera atraído por él. Pero también creí que el solo era así para mí. Que para los demás era un ser lejano, inalcanzable. Yo era el que lo veía como un ser humano y no como una deidad. Yo era el que lo abrazaba cuando estaba triste, el que lo hacía reír hasta arquear su espalda, era el amigo que se quedaba hasta altas horas charlando de todo. El que ya no practicaba tanto deporte por estar con él, por solo encontrar el ritmo adecuado cuando nos poníamos a rapear sobre las cosas que más nos molestaban para hacer catarsis. Yo era desde hacía meses su persona especial, su amigo… eso era… solo su amigo. Porque Kibum tenía alguien a quien amar y era ese chico de cabello rubio, de ojos dulces y sonrisa simpática, alguien que parecía más a la medida de key, un chico fino, de clase y no esté bruto que masacraba su comida en la boca o solo podía hacer deportes por qué no era bueno en otra cosa, la tristeza me embargo por completo.
-vamos – hable serio, hable herido
-¿que crees? Ahora viene mi pollo-
-¿Qué pasa Minho? – Jongh ya no hablo en tono irónico, miraba preocupado.
-te quiero mucho key y me hace feliz verte bien- escuche la voz de ese niño otra vez
-y yo te quiero mucho a ti, mi pequeño Taemin – esas palabras punzaron mi ser, ante esas palabras no pude hacer otra cosa que salir disparado, dejando el dinero para el pollo de Jinki. Tome un taxi, dándome cuenta de cuánto me costaba respirar, dándome cuenta de cuánto me dolía el pecho. Una vez en casa, una vez que cerré la puerta de la habitación tras de mí, todo lo que sentía, toda la confusión, todo lo que no entendía exploto, exploto en forma de llanto, mis piernas se aflojaron y mis rodillas chocaron contra el suelo. Sentía un vació, sentía que estaba perdiendo algo muy valioso. No era justo, yo cuide de él cuando estuvo solo, cuando estuvo sin nada, yo estuve para secar sus lagrimas, para calmar su angustia… yo había estado a su lado… yo era a quien él debía amar. Ahora me sentía sin nada porque lo había perdido ¿perdido si nunca fue mío? El no era mío, sin embargo lo quería para mi, tarde me había dado cuenta lo que sentía por él, lo que sentía por él iba más allá de la amistad, yo me había enamorado de él, me había enamorado de solo verlo, de solo escucharlo, de solo sentir su cálido cuerpo recostado de manera inocente junto al mío… sin darme cuenta, sin darme cuenta lo amaba como a nada en este condenado planeta.
Lo escuche llegar, rápidamente me recosté en mi cama tapando todo mi cuerpo para que no notara que siquiera me había sacado el calzado. Cuando entro al cuarto no emití sonido, a pesar que las lagrimas se seguían agolpando, prefería que pensara que estaba dormido.
-¿Minho duermes? – Murmuro despacio, lo sentí sentarse sobre mi cama, mi cuerpo se puso rígido cuando sentí que tiraba de la colcha que tapaba mi cabeza, por lo que la aferre para no ser descubierto- ¿duermes?
-lo hacía hasta que me despertaste – respondí descortés, rogando que la voz distorsionada por las sabanas taparan el tono de angustia
-discúlpame solo quería hablar contigo-
- estoy cansado, estaba dormido… vete – gruñí
-perdona, solo quería saludarte, charlar un rato ya que no te he visto…-
- si no me vistes fue porque llegaste tarde, además hablaste con tu amigo eso no te basto – sorprendiéndome a mí mismo de este acido planteo, solo quería que se alejara, solo quería que no me viera en ese estado, ¿Por qué que explicación le daría? Lloro porque estoy enamorado de ti pero tú prefieres a ese niñito tierno.
- perdóname por despertarte, por molestarte – tímidamente lo sentí pararse para dirigirse a su cama, sentí como apago las luces, por lo que al fin pude liberar mi cabeza de las sabanas-¿estas molesto conmigo? – Musito en la oscuridad, no le conteste -¿Minho estas enojado?
-ya puedes callarte, déjame tranquilo o acaso crees porque soy un poco amable con tigo soy tu amigo – grite bajo, conteniendo que con mis palabras no salieran notorias lagrimas
-yo… si, pensé que si – me dijo con voz entrecortada –tu dijiste que si lo eras, que eras mi amigo-
-pues no lo soy, solo fingí ser amable porque estabas solo, ahora que tienes a tu amigo ya no tengo la obligación de serlo,no soy tu amigo – le respondí furioso, porque no quería ser su amigo, yo ya no deseaba ser su amigo… porque lo amaba, porque me quebraba verlo con otro. Esa noche como en un principio lo escuche llorar, solo que esta vez no pude consolarlo porque calladamente yo también lo hacía. Porque me sentía infeliz como no recordaba haberme sentido jamás.
continuara...