Ahora si que habían despertado todo mi interes. Desenvolví el paquete con rapidez, aunque teniendo un cuidado impropio de mí. Tras quitar el útlimo papel me encontre con ella... Estaba en lo cierto, era un katana... pero no cualquiera. No podía cerrar mi boca, era algo... Como describirlo? Una katana completamente blanca, con unos preciosos grabados en plata en la vaina, simulando varios dragones que se entrelazaban hasta llegar a la empuñadura. Esta también era de un blanco puro... No puede aguantar más las ganas y la saque de su funda, con lentitud, observando el brillo que desprendía su filo. Sin una sola muesca, completamente perfecta. La sujete entre mis manos, comprobando su ligereza y que estaba perfectamente forjada, compensada.... Estaba seguro que tenía que ser obra de algun artesano y no uno cualquiera. Entonces, fijé mi vista en el seño que se encontraba junto a la empuñadura, en el inicio de la hoja, y mi sorpresa llegó a limites insospechados.
-Muramasa...
Tenía que probarla... Tenía que comprobar cuanto de cierto tenían las leyendas.
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Hace más de un cuarto de hora que el señorito había desaparecido y salí en su busca por petición de mis damas. La verdad los nervios me podían, desearía haber visto su cara en el momento que la viera. No pude evitarlo, en cuanto la ví tube que comprarla. Vale que no entendía mucho de katanas, pero esa estaba claro que tenía algo, hasta yo podía notarlo. Fuí hasta la enfermería y nada, asi que aproveche para coger mi regalo. Un perfecto conjunto de cuchillos de cocina. Parecían de buena calidad, no podía quejarme. Antes de salir recogí los papeles del suelo, incluyendo al pequeña nota que le había escrito. Me esforcé todo lo que pude en disimular mi letra, no quería que el marimo reconociera quién se había gastado ese dineral en él. Si, no puedo negar que me gaste mi asignación para... mejor ni recordarlo o se me revolvería el estomago. Menos mal que tenía algo ahorrado o ahora no tendría ni para colillas. Salí hacía la cubierta, encontrandome con Robin, con su mirada perdida en algun putno de la cubierta.
-Que es lo que...
-Shhh.. Cocinero-san. Solo observa.
Seguí la trayectoria de sus ojos con la mirada, encontrandome con el marimo, totalmente ensimismado, probando su nueva katana. Podía ver su gesto relajado mientras, con los ojos cerrados, se movía con rapidez, simulando una batalla. Parecía que por una vez estabamos de acuerdo en algo, ese acero era fuera de lo normal.
-Debió costarte un poquito más del presupuesto, no?
-Bastante más pero bueno, en cuanto la ví supe que... EHH???
-Tranquilo cocinero-san, ya lo sabía. Es más, quizá el sorteo estuviera un poco amañado...
Esa sonrisa.... Esta morena que era exactamente lo que sabía?
-Por que lo hiciste?
-Basicamente por que con vosotros debe ser aí, por las malas. De otra forma tu seguirias tan reacio como siempre a pensar seriamente lo que sientes hacía él... Me equivoco?
No tube valor para contestarle, simplemente volví a la cocina, agradeciendo por mi genial regalo. Puede que Robin tenga mucha razón, pero aún no tengo fuerzas de decirlo, ni siquiera en mis pensamientos.
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Era tal y como la describian las leyendas sobre el clan Muramasa. Sumamente perfectas y con un filo tan afilado que cortaría al mismo demonio. Volví a enfundarla, y me dirigí hacia la cocina. Con tanta emoción no se me había pasado por la cabeza el dato más importante... Quién me la había regalado? Estaba claro que con el presupuesto no hubiera dado ni para la vaina... Quién sería capaz de comprarme algo así? Quién comprendía tan bien como yo que esto era una obra de arte, merecedora de páginas en la historia? Si no fuera por el puñetero secretito.... Pero tenía que observarlos muy bien y descubrir a esa persona.
-Por fin apareces Zoro!!!
Me senté sin contestar a la bruja. Solo podía pensar una y otra vez en quien podía ser... Estaba claro que Nami jamas se gastaría esa suma de dinero... una menos.
-Vaya. vaya... Parece que el marimo tiene un juguete nuevo, no?
Ese maldito cocinero... Esta katana un juguete? Como se atrevía....
-Callate si no quieres que mi juguete te parta en dos! Alguién como tú jamás comprendería lo que importante que es una pieza así... Vete con tus cocinitas, imbecil!
El rubio se enfurecía por momentos, pero él se lo había buscado tratando esta preciosidad como un simple juguete.
-Que no comprendo? Habló el lumbreras...Vete a la mierda amante de las katanas!
La pelea estaba servida, ninguno de los dos dejaríamos pasar una oportunidad asi, ni de broma. Era el momento perfecto de probarla... Los golpes se sucedían, aunque notaba que me movía con más rapidez de la habitual, podía sentir como esa katana más ligera y fina aligeraba mi cuerpo. Ciertamente se merecía su fama...
-AHHH!!!!
-ZORO! BASTA!!!!
-Qué es lo que.... Cocinero?
Cuando había sucedido? Cuando mi vista se fijo de tal manera en ese filo que no ví lo que sucedía ante mí? Su brazo tenía un corte profundo y que sangraba abundantemente. Intentaba detener la hemorragia con su mano, pero solo conseguía manchar todo de sangre. Se me había ido al mano y mucho... El problema es que no recuerdo haberle cortado, por mucho que me esfuerce.
-Lo siento yo...
-Tanto me odias? Parece que la amenaza iba enserio... Pensabas cortarme por la mitad o qué?
-No digas tonterias, sabes que solo era una pelea sin más!
-De verdad crees eso? Recuerda cuantas veces me has cortado en nuestras peleas marimo...
No fuí capaz de contestarle, ambos sabiamos la respuesta. El se controlaba y yo también. Jamas teniamos heridas a menos que fuera algun fallo de calculo... Nunca tan graves como esta. Cuando volví mi vista ya se lo habían llevado a la enfermería... Que es lo que acababa de ocurrir? Por que no pude controlarme como siempre?