Los chico entrelazaron sus temblorosos dedos, con el simple tacto podían sentir el miedo del otro, la presión en sus pechos aumentaba, las explosiones y la voz del vil Digimon se acercaba más y más, las exhalaciones se hicieron cortas y temblorosas mientras que un escalofrío recorría el largo de su espina dorsal. Agumon y Gabumon se encontraban listos para cualquier percance y si era necesario dar su propia vida para proteger a ambos chicos no vacilarían en atacar. En las mentes de Tai y Matt reinaba el caos y todos sus pensamientos se redujeron a dos acciones o luchar o correr por sus vidas, ambas igual de peligrosas y arriesgadas.
La voz se acercaba casi podían sentir su maligna aura acercándose a ellos, el moreno temblaba y el rubio intentaba pasar saliva por la garganta el miedo se apoderaba de sus rodillas y mandíbulas haciéndolas temblar como si fuera producto del frío. El retumbar de los ataques, los gritos de dolor salidos de la boca de los Sorcerymon chocaban entre las paredes del cristal haciendo un horrible y tétrico eco.
El Digimon con forma de demonio sentía aquellas cuatro presencias muy cercas, casi podía oler su miedo, su inconfundible olor a “humano” y el apestoso olor a Digimon traicionero que tanto aborrecía, esta vez no correrían la misma suerte que la vez anterior ya no estaba el odioso Leomon para sacrificar su vida, la ira se acumulaba en su ennegrecida alma por culpa de aquellos cuatro sujetos había perdido a uno de sus mejores hombres, acabaría con ellos sin piedad los destruiría parte por parte frente a las miradas de horror de los otros asta que no quedara un mísero rastro de dato alguno, dio unos cuantos pasos hacia al frente aquella esencia la sentía tan cerca que sus poros se llenaba de ella, apretó los puños dio una pequeña sonrisa y murmuro “ ahora son míos”.
Su pupilas enardecían aquel sujeto se había trasformado en una bestia sin control y sin razonamiento alguno, se había transformado en una escoria de persona capas de engañar, mentir y herir a los demás solamente para cumplir su cometido, creyó haber elegido mal a su compañero no debió haberse dejado llevar por la primera impresión, aquel chico de ojos azules que permanecía en el suelo agitado y gritando el nombre de “Tai” ya no era el dulce, nervioso y leal chico que conoció el primer día que llego al Digimundo, algo había cambiado en él después de la tormenta, quería creer que ese no era Joe y que el verdadero estaba encerrado en alguna parte exclamando ayuda pero no todo es como queremos pensó, en una ataque de ira no controlada alzo su mano al aire y la dejo caer con todas su fuerzas sobre la espalda del chico de cabellos azules rasgando la prenda superior del chico con sus afiladas garras, unas marcas de sangre no tardaron en aparecer en la blanca piel de Joe, los demás presentes abrieron la boca por la impresión y mantenían sus ojos atónitos frente a la sobresaliente irregularidad que tenia la espalda del de ojos azules.
Dio un giro rápido ya estaban en su poder los tenia y ellos no tenían escapatoria alguna por su mente pasaron al instante millones imágenes de tortura para aquellos cuatros, disfrutaría lentamente los gritos de dolor de cada uno de ellos quería escucharlos implorar y rogar por su bienestar, pero su sorpresa fue mayor por que al girar solo lanzo un grito de furia incrementando aun mas su ira si es que eso ya era posible, abrió sus enormes y negras alas las agito para emprender vuelo sobre el cristalino poblado y comenzó a lanzar ataques a diestra y siniestra se oían a lo lejos las explosiones, las casas de cristal se desplomaban una por una, todo rastro de vida había desaparecido y yacían cristales casi pulverizados por todo el piso y sin mas aun con la ira en su interior se marcho del lugar a toda prisa.
Los presentes dieron un paso hacia atrás debido a la sorpresa que se hallaba en la espalda de Joe, el chico de ojos azules emitió un gemido de dolor al sentir que de las heridas comenzaba a brotar hilos de sangre, bajo el liquido rojo se podía apreciar claramente un especie de artefacto negro que estaba incrustado en su piel, para los niños elegidos al igual que los Digimon ese montículo negro era completamente desconocido no había visto uno igual desde su llegada y sabían que eso no era para nada normal, Joe se encontraba boca abajo con sus labios, cara y rodillas llena de tierra la sangre de su espalda corría por los costados cayendo gotas de la roja sustancia que eran absorbidas casi instantáneamente por el frío y polvoso suelo, miraban al chico de cabellos añiles con ojos juzgadores y desentendidos mientras que el otro seguía lanzando quejidos ahogados de dolor, un silencio se apodero de los presentes y se pudo escuchar claramente las palabras de Joe que mas que palabras eran ruegos, la presencia de esa sola palabra compuesta de nueve letras termino de dejar helados a cada uno de los presente la palabra “libérenme” resonaba como un grito de suplica y dolor, y ahí en el frío suelo permanecía un chico de cabellos y ojos azules frente a las miradas expectantes e inmóviles músculos que no reaccionaban en su socorro.
Unas manos cubiertas de unos guantes blancos atravesaron la pared de cristal en donde se encontraban apoyadas las espaldas de los chicos y de los Digimon, un par de manos tomaron las muñecas de los niños elegidos y los jalo hacia adentro al igual que a los otros dos Digimon, el tacto era misterioso y desconocido pero a la vez era un tacto suave y un tanto protector que provocaba confianza por lo cual los cuatro no emitieron ningún ruido y solo se dejaron llevar por aquellas manos ya dentro de esa pared esperaron en silencio sin emitir ningún ruido y sin mirar aun a su ayuda milagrosa y en un milisegundo después de que la ultima partícula logro pasar la cristalina pared se escuchó el furibundo aullido salido de la boca del negro y vil Digimon tras esos se escucho el batir de alas alzando vuelo.
Sus ojos se cerraron de miedo y pavor esto no había acabado lo sabían muy bien, al escuchar uno de los primeros impactos sintieron nuevamente el protector tacto que los jalaba hacia una especie de sótano. Uno de los Digimon presentes alzo el báculo que sostenía en una mano y sello completamente la entrada, en los segundos siguiente solo se pudo oír el ruido de cristal roto naciendo de diferentes lugares y en los últimos estallidos se sintieron claramente sobre sus cabezas el rubio apretaba aun mas la mano de su compañero y apretaba sus parpados con fuerzas mientras que el castaño cerraba sus ojos y ponía su otra mano libre en su boca sellándola para no emitir ningún grito de temor, el silencio se hizo presente nuevamente unas alas aletearon con fuerza mientras que el ruido que producía se desvanecía a lo lejos, todo había pasado ya todo estaba en calma.
De regreso en su guarida el malvado Devimon se dispuso a deshacerse de su frustración con el primero que se cruzara, mantuvo su andar erguido y una mirada un tanto desquiciada como diabólica, paso a paso se movilizaba por los pasillos del lugar donde habitaba giro hacia la derecha encontró a su victima un Numemon que ya se encontraba bajo el poder de sus engranes negros , alzo al Numemon con una de sus manos mientras que con la otra sin vacilar atravesó asta el otro lado al Digimon sin emitir ningún sonido dolor producto de haber perdido control sobre si mismo el maligno Digimon saco lentamente su garra y ala mitad de su brazo el Numemon brillo y su cuerpo se volvió datos alzándose hacia le cielo y dejando otro Digihuevo de los que Devimon ya estaba tan acostumbrado a tirar o romper.
Caminó asta la sala principal poso su cuerpo en su gran y solemne silla y flectó su brazo y apoyo su mejilla en su mano, estuvo largos minutos planeando su próxima jugada, esta debía ser perfecta sin errores ni fallos pero ¿Cómo hacerlo?, la poca paciencia que tenia comenzaba a agotarse peor antes de que su mente sucumbiera ante el extenuante proceso mental su ideas se aclararon y dejo salir un media sonrisa de sus labios gritos los nombres de tres personajes el cual hicieron acto de presencia al instante, los tres seres que estaban frente a él no emitían ruido ni nada parecido ya estaban completamente bajo su control, dejo salir su risa por estar frente a una tan exquisita jugada ya era hora de usar a sus nuevas tres adquisiciones al Digimon anaranjado con alas, al insecto y al pequeño rubio de gorro verde.
Continuará…