CAPITULO VEINTISÉIS
EL PADRE DE SASUKE
Lo primero que vi cuando desperté fue a sasuke. Estaba durmiendo a mi lado, con un brazo sobre mi (como si me fuera a escapar), y su rostro muy cerca al mío.
Sonreí.
Se veía bastante lindo, tenia un expresión de serenidad, que nunca se la había visto antes, como si todo lo que quisiera lo tuviera, y nada lo preocupara.
Desearía sentirme así…
Un mechón de su cabello reposaba sobre su rostro, parecía no molestarle, pero igualmente lo tome entre mis dedos y se lo coloque detrás de la oreja. Luego mi mano permaneció un poco más sobre su mejilla, sintiéndola cálidamente fría.
Cuando aleje mi mano de su rostro lo escuche soltar una leve queja y decir mi nombre entre susurros.
-sabes sasuke, realmente me gustas mucho.- Le susurre en el oído, y me aleje de él. Ahora tenía que irme, tenía que ir por mamá, tenía que saber que ella estaba con vida, tenía que rescatarla.
Y tenía que ir solo, porque nunca más permitiría que alguien saliera herido por mi culpa. Como mi madre y menos sasuke.
-Naruto...-mire mi brazo, y mi muñeca era sujetada por sasuke, quien me miraba desde la cama. – No te vayas- Me pidió, su voz sonó algo adormilada, aún estaba dormido.
-Tranquilo, solo iré al baño – le dije soltándome de su muñeca. Y sintiéndome culpable por mentirle.
-bien- me soltó lentamente la mano y volvió a cerrar los ojos.
Lo mire mas tiempo, tratando de grabarme su imagen, ahora entiendo lo difícil que fue para él borrarme la memoria esa vez en el lago.
Lo siento sasuke
Me acerque a su cuerpo, y lo bese en los labios, él me correspondió enseguida, me sujeto de los brazos y me inclino más hacia su cuerpo. Pronto nuestras lenguas se encontraron, y pude transmitirle todo el amor que era capaz de sentir por él. Al sentir mis ojos con lágrimas me separe de él.
-Vuelve a dormir, sasuke, te prometo que regresare pronto.
Me miro fijamente y por un momento creí que me había descubierto, pero luego volvió a sonreírme – no… te demores dobe.
-si- le dedique una pequeña sonrisa y salí sin mirar atrás.
Mire de nuevo la tarjeta en mi mano, comprobando que aquella dirección concordara con el edificio que tenía justo delante de mí.
Y si, era la misma.
“CLUB DE VAMPIROS” rezaba aquel letrero de luces neón en la entrada.
Es en serio!!??.. “Club de vampiros”, Dios, es tan ridículo que no se, sí reírme o admirarlos porque nadie se lo imagino.
Claro nadie se imaginaria que aquella discoteca de mala muerte, con luces parpadeantes, medio escondida en aquel callejón sin salida, y al parecer con entrada limitada fuera realmente un club/escondite para vampiros.
- Oye tú!!- la voz de uno de los guardias en la entrada me llamo. Lo mire, era alto, con el cabello blanco largo atado en una cola alta, llevaba puesto un traje ajustado que dejaba ver sus músculos fuertes, tenía los ojos agudos, como sí no dejara pasar nada. Ahh y era un vampiro.
El guardia dio unas grandes zancadas y en segundos ya lo tenía frente a mí, mierda, era más alto que sasuke. Su nariz se arrugo un poco, y supe enseguida que estaba examinándome, sí era vampiro me dejaría entrar, pero, sí era humano no, ó… tal vez si, sí servía como comida.
-hueles bien- soltó con una sonrisa que ya había visto cientos de veces antes, es aquella que por lo general me dedican, antes de hincarme el diente.
-me invitaron- le tendí enseguida la tarjeta al hombre, antes de que sus ganas me arruinaran el plan. El hombre la tomo con algo de desconfianza, y formo una mueca en su rostro.
-Anko!!, Déjalo entrar, lo están esperando.
Kabuto había salido por la puerta y miraba con superioridad al joven, este último se hizo a un lado y me dejo pasar, y justo cuando pasaba por su lado alcance a escuchar…
-lastima, hueles y te ves delicioso.
Atravesé las puertas de hierro, e ingrese al lugar, lo primero que note fue que para ser una discoteca la música no tenía un volumen alto y la luz era escasa. Pero aun así veía claramente.
La pista estaba rebosante de vampiros, bailando, gritando, saltando, bebiendo… En una mesa, dos mujeres estaban bebiendo en copas de vino, pero no era vino, aquel liquido rojo y espeso era sangre.
-Namikaze, quieres – kabuto me ofrecía una copa con falsa amabilidad y su sonrisa de “lo se todo”.
– vamos, se que tienes sed, como todos. Un día tendrás que beber.- observe sus dedos, y como estos tomaban la copa y la balanceaban de un lado para otro.
-claro….- tome la copa con cuidado, olía a sangre, olía a sangre de un humano, olía a sangre de un humano que ya no está vivo…
“Asco…”
La deje de nuevo en la mesa.
– Pero sabes kabuto…preferiría algo más fresco- lo mire de arriba hacia abajo mientras le sonreía con “inocencia” - como tú. – Kabuto me clavo su mirada y su sonrisa se deformaba en una mueca de disgusto.
-Sigamos!- se dio media vuelta y siguió caminando más deprisa. “Tendría miedo?”
Atravesamos la pista de baile y la zona VIP, sin que nadie se atreviera a cerrarnos el paso. De pronto kabuto se detuvo frente a unas enormes puertas de acero, mi pulso se aceleró y la adrenalina corrió por mis venas con fuerza. Detrás de esta puerta me encontraría de nuevo con el causante de todo. Y por otro lado sentía mi corazón encogerse un poco, lo sentía, ella estaba allí, mi madre estaba con vida.
Coloco su huella a un lado de la puerta, y después de un leve sonido las puertas se abrieron. Era un elevador. Kabuto entro primero y yo le seguí, las puertas se cerraron y bajamos en silencio. Y por cada metro que bajábamos mi pulso se aceleraba más.
Qué tal si no estaba allí, que tal si todo se salía de control, y los ponía en peligro… y si yo no tenía la suficiente fuerza…
El movimiento brusco del elevador al detenerse, me indico que ya aviamos llegado.
De nuevo kabuto abrió la puerta y salí, mire hacia atrás, las puertas se cerraron y kabuto subió con ellas. Estaba solo.
Mire a mi alrededor, esperando ver un sótano, pero esto más se asemejaba a un palacio, que al sótano de bar de mala muerte que realmente era. Pisos de mármol relucientes, paredes impecables, espejos antiguos de piso a techo, candelabros costosos en el techo iluminando el lugar, muebles de color blanco, estantes de vidrio. Y en el centro de todo el lujo estaba aquel majestuoso sillón.
Y el hombre en el sillon, con el cabello azabache y los ojos obscuros lo hizo por un momento dudar, no era justo que se pareciera tanto a sasuke.
-ven- era extraño que aquel susurro resonara tan fuerte en su cabeza
Este hombre de ojos como el carbón y cabello negro atado en una cola atrás, aparentaba estar en sus treinta, era tan parecido a sasuke e itachi que lo hacia prácticamente injusto para naruto. Como aquel hombre era padre de alguien como sasuke.
Fugaku Uchicha, ese era su nombre, a pesar de los años ahora lo recordaba perfectamente, aquel hombre que lo miraba con interés día tras día detrás de la puerta con vidrio de la habitación IX, su prisión. No quiso admitirlo pero su mirada en este mismo momento lo hacía sentir de nuevo como el pequeño de esa época. Tan indefenso, tan insignificante, tan débil. Como creyó que podía solo contra él.
- ven aquí… pequeño. - Fugaku le señalaba el lugar vacío junto a él en el sillón. Se mantuvo quieto en su sitio mientras su voz le causaba un profundo escalofrió. Era impresionante el poder y fuerza que brotaba de cada poro de este hombre.
Naruto tomo un profunda bocanada de aire reunió valor y hablo -Donde está mi mamá?
El hombre lo miro de arriba hacia abajo, sus comisuras se levantaron y formo una sonrisa.
-ya la veras… ahora ven aquí naruto – volvio a insistir y esta vez su mirada se profundizo más.
Naruto miro a su alrededor, buscando otra silla para sentarse, pero lo único que vio fue un comedor de dos puestos con toda clase de comida cruda allí, y en el centro de la misma, una fuente con vibrante liquido rojo. Sangre.
-Así que tienes hambre- Una respiración en su cuello hace que su corazón golpee con fuerza, se da la vuelta y justo al frente suyo esta Fugaku. Esta tan cerca que no puede ver nada más atrás de él.
-no- naruto retrocede dos pasos y él avanza tres.
Él no es idiota, sabe que algo oculta, algo está pasando con él mismo, y Fugaku lo sabe, sabe su debilidad por la sangre, y solo está utilizando a su madre para tenerlo aquí, pero por qué?, porque todo esto, por qué juega de esta manera con él. Esta su madre viva??. Por favor Dios, que así sea.
- ¿Qué quieres?
Ante la atenta mirada del ojiazul, fugaku levanta su mano y la deja en la mejilla del menor, dando caricias repulsivas, mientras lo mira fijamente. Naruto se queda congelado.
-A ti naruto, te quiero a ti, eres tan hermoso, Te eh esperado por tantos años.
--Q..Que? – el rubio trata de separar, pero el mayor atrapa sus manos con fuerza y lo arrincona a la pared sin tiempo de nada.
-y ahora por fin serás mío. Eres todo lo que deseo naruto.
Y sin que naruto pudiera reaccionar, sus labios se une contra los suyos, en un beso desesperado, que no puede detener.