~Pov Seung Ri~ (PRESENTE)
Todavía puedo sentir a Dae dentro de mi. Y eso hace que se me ponga dura, bueno en el caso que pudiera ponerseme dura, el muy desgraciado me ha puesto un haro mientras dormía y ahora no se levanta por más que me sienta excitado. En parte es bueno, pero me gusta hacerme pajas pensando en lo que me hizo mi esposo esa noche, en como me introdujo el consolador. Si no hubiera tenído en ese momento los anillos me hubiera corrido.
Pero sé que a Dae no le gusta que me de placer a mi mismo. No le gusta que use mi mano para darme pajas. Pero lo que más me gusta es provocarle igual que ahora. Se ha ido al colegio a dejar a crio, mientras me ha dejado esperando en la casa sin poder satisfacerme sexualmente, y con un bibrador en el culo a toda potencia y bien dentro. No sé si matar a mi esposo o idolatrarlo, nunca pensé en soportar tanto dolor, pero nunca antes había sentido tanto placer.
Y pensar que Ji no le permitía hacer nada de esto a Dae, que idiota todo el placer que se perdió. Joder soy incapaz de mantenerme de pie. Me es imposible terminar el desayuno especial que me ha pedido Dae, sólo quiero correrme, que me saque el puto vibrador del culo y que me meta su polla hasta el fondo, que haga sangrar mi culo, que me de como sólo él sabe. Con solo pensar en lo que quiero que me haga tiempo de la excitación. Es increible como me tiene el muy cabrón. Pero sé que como no terminé el desayuno si que me van a caer golpes, y sé muy bien que el muy cabrón me ha puesto todo esto porque quiere que no acabe a tiempo y así poder golpearme todo lo que le plazca. Lo único que lamento de los golpes son las marcas, porque hace demasiada calor, y no puedo llevar todo el tiempo chaquetas y pantalones largos sin que la gente sospeche.
Mierda, el muy cabrón, ha puesto candado al puto haro, y se ha llevado la llave, no puedo abrirlo y hacerme una paja bien hecha. Cuando venga se va a enterar. Aunque el que se va a enterar voy a ser yo. Está entrando por la puerta el y no he terminado de hacer el desayuno. Por el contrario me encuentro tirado en el suelo, con las piernas abiertas, como una puta, sin ropa, con el ano expuesto. Tal y como a él le gusta encontrarme.
- ¿Cómo se encuentra mi putita? - se acerca a mi con su sonrisa burlona. Sé que le estoy dando el mejor espectáculo que pudiera pedir para aquella mañana. Me presentía que hoy me tocaba pasar por el cinturón, no puedo ni negarme ni quejarme, me excita solo pensar lo que me va hacer. Quiero que empiece de una vez, no quiero que me deje con la mierda esta dentro, quiero sentir su dura polla en mi trasero - Parece que estés desesperado, con las pocas ganas que tengo yo de jugar. Fijate si estoy cansado que le he pedido a tu madre que se quede con el niño para poder descansar todo el día. Para acostarme a dormir y no despertarme hasta mañana. Que pena que estés así, pero tendré que dejarte atado para cuando despierte, y si en ese entonces me apetece, ya veremos.
Lo miré con la súplica muda de que no me dejara así, ni que me diera la paliza de mi vida, soy masoquista pero no imbécil. No quiero estar, ahora en verano con el calor que hace, con cuello vuelto y manga larga. Seguro que mi niño preguntará, y no sabré que decirle. El niño no es tonto. Pero no podré hacer nada eso seguro, espero que sea ahora, y no después de que despierte, si descansa antes, seguro que se le va la mano otra vez. Ya me dejó dos semanas en cama sin poder salir a ningún lado. Tube que soportar a mi madre y a la suya encima mio, porque encima estaba embarazado. En aquel momento pensé en que perdería al bebé. Pero al final salió todo bien.
A pesar de todas las dificultades por las que hemos pasado, por todas las veces que él se ha pasado en nuestras relaciones sexuales, a pesar de todo no me puedo quejar, sé que nadie le da lo que yo puedo darle. Sé que sólo hay una persona que puede quitarme a mi esposo, pero va ser prácticamente imposible, porque pronto, más pronto de lo que ese se imagina lo tendré en el cuarto de tortura, para que mi amado esposo pueda jugar con ñel todo lo que le plazca.
Se ha sentado en una de las sillas de la mesa de la cocina, después de terminar él mismo el desayuno, a comer lo que tendría que haber terminado yo de cocinar. Me mira con la cabeza ladeada y con una sonrisa diabólica en su cara. Me espera un largo día, y sé que como me mueva del sitio va a ser peor. Lo mejor es esperar instrucciones sin decir nada. Era mejor que no escuchará ni los quejidos que querían salir de su garganta. Dae, su esposo, me se caracterizaba por ser una persona con paciencia, y si la perdía, era mejor estar bien lejo. O por lo menos, tener a ti encerrado en la habitación de las torturas. Estas esperas son lo único que odiaba de sus relacioues sexuales. A Dae le gustaba jugar mucho. Y esa tortuosa espera era uno de sus juegos favoritos.
Cuando terminó dedesayunar se levantó a dejar las cosas en el fregadero. Só recreó todo lo quepudo y más. Quería que me desesperara. Quetemblará con las egsectativas que se iban creando en mi mente. y eso era jsostama. te lo que estaba pasando. En mi mente me encontraba rodeando una infinidad de posibilidades de tortura que podría utilizar en mi cuerpo. Sé que odio que me inflija dolor en verano. Pero soy masoquista no puedo evitar sentirme atraído por la posibilidad de que mi esposo me golpe.
Después de terminar de recrearse se acerca a mi, y sin saber de donde ha sacado esa cuerda me ata a las manos a la espalda, y me levanta de un tirón del suelo. Acerca su cara a mi cuello y aspira mi cuello. Llega hasta la clavícula y la muerde.Siento como la sangre recorre mi pecho, me ha dejado una buena marca. Solo espero no necesitar puntos. Gimo inconscientemente ante el mordisco que me da en uno de mis pezones.
Intento quitarmelo de encima sigue mordiendo fuertemente mi pezón. Pero no quiere soltarlo, y me reprende con un golpe en mi trasero. Sigo moviéndome para que me suelte, siento como si me lo fuera a arrancar. Grave error, si que dejó de mordermé pero me golpeó tirándome al suelo. Me cogió del pelo y ,e arrastró todo el camino hasta la habitación que compartíamos. Me levantó del suelo aún con mi pelo en su mano y me lanzó a la cama. Salió de la habitación para entrar segundos después con una cuerda gruesa. Ató la cuerda al gancho que había en el techo, colocado expresamente para mi. Me encontraba de rodillas encima de la cama. Vi como se alejaba de mi, y comenzaba a desnudarse. No estaba seguro de lo que iba hacer, pero tenía muchas ganas de que me tocase y me marcase como suyo.
Pero lo único que hizo fue acercase a mi y ponerme una bola de plástico con agujeros en la boca y pegarme una nalgada, para luego apagar las luces y acostarse.