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Boulevard of Broken Dreams por Khira

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Boulevard of Broken Dreams

por Khira

II.

Un pelirrojo muy feliz se dirigía cantando al gimnasio de la preparatoria Shohoku. Sabía que allí estaría su zorrito, al que no había visto en todo el día.

- Ya está aquí el tensai! – gritó al entrar.

Buscó con la mirada a su koibito y lo encontró practicando triples en una de las canastas. Rukawa ni siquiera volteó a mirarle, cosa que le sorprendió.

- Llegas tarde, Hanamichi Sakuragi! – gritó Ayako dándole con el abanico en la cabeza.

- Auch!

- Comencemos con el calentamiento! – ordenó el capitán Miyagi.

Empezaron a dar vueltas alrededor de la cancha de baloncesto. Sakuragi se situó junto a Rukawa, quien seguía ignorándole.

"Supongo que lo que pasa es que no quiere que nadie se entere de lo nuestro", se dijo a sí mismo el pelirrojo.

El entrenamiento transcurrió con normalidad, puesto que todos se habían acostumbrado ya a la actitud pacífica de los dos ex-rivales. Cuando terminó, todos, incluido Rukawa, marcharon a las duchas. Sakuragi pensó que su kitsune le esperaría para hablar cuando todos se fueran, pero no fue así. Rukawa fue el primero en salir de los vestuarios.

"Kuso!", maldijo mentalmente mientras terminaba de vestirse a toda prisa para alcanzarlo antes de que se marchara de la escuela.

Llego junto a él justo cuando empezaba a subirse en la bicicleta.

- Rukawa, que te pasa?! – preguntó preocupado.

- A que te refieres? – preguntó a su vez el moreno.

- No me has dirigido la palabra en toda la tarde, entiendo que no quieras que lo nuestro se sepa, pero me parece excesivo que te vayas a tu casa sin despedirte de mí siquiera…

- Lo nuestro?

Sakuragi sintió un fuerte pinchazo en el pecho.

- Me-me re-refiero a ti y a mi – tartamudeó el pelirrojo – y a lo que pasó ayer entre nosotros.

- Lo de ayer no significó nada para mí – dijo Rukawa mientras terminaba de subirse en su bicicleta.

Sakuragi no pudo hacer más que observar como se alejaba de él pedaleando.

"No puede ser.

No puedes hacerme esto.

Rukawa por favor…"

oooooooo

Aunque había salido el primero del gimnasio, Rukawa no tenía ninguna intención de ir a su casa tan pronto sabiendo a quien podía encontrarse ahí. Había conseguido evitarle levantándose muy temprano para ir a la escuela, pero no sabía qué hacer por las noches. No podía llegar a las tantas a su casa entre semana. Se detuvo en una cancha callejera y practicó tiros hasta que fue la hora de cenar.

- Tadaima! – gritó al entrar en su casa.

De nuevo nadie le contestó, pero esta vez no oyó voces en ninguna parte de la casa. Tuvo un mal presentimiento.

Con pasos inseguros recorrió la casa hasta llegar a su dormitorio. Entró, y cuando se disponía a cerrar la puerta se dio cuenta de que había alguien detrás. Era su tío.

Heiji Rukawa cerró la puerta de un golpe y miró complacido a su aterrorizado sobrino.

- Me has evitado desde ayer – dijo amenazadoramente dando un paso hacia el pálido chico.

Rukawa instintivamente dio un paso atrás.

- Qué quieres? – preguntó intentando en vano que su voz no reflejara el miedo que sentía.

- Tú ya lo sabes.

- Ya no soy un niño. Ahora tengo la misma fuerza que tú.

- Eso lo hará más interesante, no crees?

- Hijo de puta…

El fuerte puñetazo en el estómago de su tío, aunque no le derribó, le dejó sin aire y lo suficientemente desequilibrado para que Heiji lo tumbara sobre la cama fácilmente. A continuación se situó sobre él agarrándole de las muñecas y empezó a besarle violentamente.

Quiso resistirse, sacarse de encima a ese bastardo, morder esos labios que tanto detestaba… pero su cuerpo no respondió.

Nada había cambiado.

Se oyó la puerta de la calle abrirse y Heiji se separó rápidamente de Rukawa.

- Por hoy lo dejamos aquí – dijo cínicamente mientras salía de la habitación.

Abrió los ojos azules lentamente, temiendo que el sonido de los pasos alejándose hubiera sido una ilusión y que su tío estuviera aún en la habitación. Se levantó tembloroso y cerró la puerta con llave. De nada sirvió que su madre insistiera para que bajara a cenar o que por lo menos abriera la puerta. Rukawa le dijo que no se encontraba bien y que quería estar solo.

oooooooo

- Pero qué…! – exclamó sorprendido Yohei al abrir la puerta de su casa.

- Yohei… puedo quedarme a dormir esta noche en tu casa? – preguntó un lloroso Sakuragi con los ojos enrojecidos.

- Claro que sí, Hanamichi… Qué ha pasado? – preguntó a su mejor amigo mientras le llevaba a su habitación.

- Estás sólo? – preguntó el pelirrojo entre sollozos.

- Sí, mis padres están de viaje. Dime que te ha pasado.

Sakuragi se sentó en la cama y se tapó la cara con las manos. Yohei estaba muy preocupado, nunca había visto en ese estado a su amigo excepto cuando murió su padre.

- Que ha pasado, Hana? – insistió sentándose a su lado.

- Ayer me declaré a Rukawa…

Vaya, así que al fin se decidió, pensó el moreno. Aunque al principio se quedó a cuadros cuando Sakuragi le confesó hace meses su recién descubierta sexualidad, y más aún cuando se enteró que el objeto de sus deseos era Rukawa, comprendió que por encima de todo él era su mejor amigo y debía apoyarlo en todo.

- Te rechazó? – preguntó pensando que esa era la causa de sus lágrimas.

- No... Bueno, sí…

- Uh?

- Quiero decir que ayer me dijo que compartía mis sentimientos, y pasamos una tarde fantástica, incluso nos besamos un par de veces…

Yohei no pudo evitar estremecerse al imaginarse a su amigo pelirrojo besándose con el frío Súper-Rookie.

- Entonces?

- Que hoy, después de ignorarme durante todo el entrenamiento, me ha dicho que lo de ayer no significó nada para él.

Sakuragi se echó a llorar y Yohei le abrazó. Cuando el pelirrojo pareció haberse calmado, Yohei le apartó las manos de la cara y le habló con voz firme.

- Escúchame Hanamichi. Si de verdad te importa ese chico, y yo sé que sí, no puedes rendirte a la primera dificultad. Quizás ha pasado algo que le haya llevado a comportarse así… debes hablar de nuevo con él.

- Snif… tienes razón… snif… mañana hablaré con él.

oooooooo

Durante la hora del almuerzo Sakuragi se dedicó a buscar por toda la escuela a su kitsune, hasta que recordó el lugar donde lo había visto más de una vez.

Subió corriendo las escaleras en dirección a la azotea del edificio principal. Abrió la puerta de golpe y se acercó decididamente a la figura alta que descansaba apoyada en la pared. Cuando llegó junto a él, y vio su rostro dormido, olvidó todo lo que había pensado decirle.

"Se ve tan hermoso…"

Se arrodilló junto a Rukawa y comenzó a acariciarle los negros cabellos. No pudo evitarlo y acercó sus labios a los de ese chico de belleza casi sobrenatural hasta rozarlos.

Entonces Rukawa se despertó y de un fuerte empujón hizo caer a Sakuragi de espaldas al suelo.

- NO ME TOQUES!!! – gritó mientras se levantaba.

Sakuragi, que en un principio su primer instinto fue golpear a aquel que se había atrevido a empujarle, se quedó sentado en el suelo observando atónito el rostro desencajado de Rukawa. Nunca le había visto tan furioso y fuera de si.

- Lo-lo siento – balbuceó.

Rukawa respiraba agitadamente. Poco a poco pareció calmarse, sin dejar de mirar fijamente al pelirrojo.

"Pero es como… como si no me estuviera mirando a mí…" pensaba Sakuragi.

Sonó la campana que indicaba el final de la hora del almuerzo, pero ambos chicos continuaron quietos durante unos minutos, hasta que finalmente Rukawa empezó a caminar en dirección a la puerta.

- Espera! – gritó el pelirrojo al observar como se marchaba sin decir nada.

Pero Rukawa le ignoró y desapareció por las escaleras.

Sakuragi pasó el resto de la tarde pensando en lo ocurrido, de manera que lo echaron del aula casi en todas las clases. No podía sacar de su mente esa imagen de Rukawa gritándole que no le tocara.

"Pero si sólo le besé… y además él también me besó ayer…" No entiendo nada.

Al fin las clases de la tarde terminaron y se encaminó hacia el gimnasio sin saber muy bien que tenía que hacer a partir de entonces. Estaba claro que algo iba mal con Rukawa, y él averiguaría el que.

El entrenamiento transcurrió exactamente igual que la tarde anterior: Rukawa ni siquiera le miró, tampoco se quedó practicando y salió el primero de los vestuarios. Sakuragi salió justo después de él y por poco tropezó con su espalda.

El kitsune se había detenido apenas salir de la puerta y observaba con una mirada extraña a un hombre joven que estaba charlando animadamente con Ayako, Haruko y Yohei. Al ver a Rukawa le indicó con un gesto que se acercara.

- Quién es ese? – preguntó Ryota quien también acababa de salir de los vestuarios.

Rukawa no contestó y empezó a acercarse, seguido de Sakuragi y Ryota. Aunque llevaba puesta su máscara de indiferencia, Sakuragi creyó ver en sus ojos algo que parecía… miedo?

"De qué tienes miedo, Rukawa?", se preguntó mentalmente Sakuragi.

- Hola Kaede – saludó Heiji.

- Qué haces aquí? – preguntó secamente.

- Tenía una reunión de negocios cerca de aquí y he pensado en pasar a buscarte con el coche para irnos a casa.

Un escalofrío recorrió la espalda de Rukawa. Apretó los puños mientras intentaba encontrar alguna excusa para no tener que irse con él.

- He venido en bicicleta.

- Cabe en el maletero.

"Mierda."

- Eres familiar de Rukawa? – preguntó Ryota.

- Sí, soy su tío. Perdona que no me haya presentado, me llamo Heiji Rukawa.

- Yo soy Ryota Miyagi, el capitán del equipo.

- Yo soy el tensai Hanamichi Sakuragi.

- Eres hermano de su padre o de su madre? – preguntó Haruko.

- Soy hermano de su padre.

- Te pareces mucho a Rukawa – comentó con corazoncitos en los ojos.

- Encantado de conoceros a todos. Nos vamos, Kaede?

"Qué puedo hacer…"

- Si vais a casa de Rukawa también nos podrías acompañar a nosotros, ya que vivimos cerca, verdad, Yohei? – dijo Sakuragi.

Rukawa le miró con sorpresa.

- Eh? – exclamó Yohei. "Pero si no tenemos idea de donde vive Rukawa."

Heiji intentó disimular su enojo cuando respondió.

- Por supuesto.

Rukawa estuvo a punto de suspirar aliviado. No comprendía los motivos del do’aho, pero lo importante era que no tendría que quedarse a solas con su tío en el coche.

Los cuatro salieron del gimnasio en dirección al aparcamiento en completo silencio. Yohei se moría de curiosidad por saber porqué su amigo había mentido, pero aunque se lo hubiera preguntado Sakuragi no habría sabido que responderle.

- Dónde os dejo? – preguntó Heiji cuando estuvieron todos dentro del enorme automóvil.

Rukawa, sentado en el asiento delantero, volvió a ponerse tenso. Qué pasará cuando esos dos se bajen del coche?

- Oh, no importa que te desvíes de tu camino. Vivimos casi enfrente de casa de Rukawa.

- Está bien.

Apenas cinco minutos después el coche se detenía frente a una lujosa casa. Sakuragi y Yohei se despidieron educadamente y empezaron a caminar.

- Y ahora como volvemos a casa? – preguntó enojado Yohei deteniéndose después de girar una esquina – Porqué has dicho que vivíamos por aquí?

- Cogeremos un taxi. Y he querido ir con ellos porque me ha parecido que Rukawa no quería quedarse a solas con ese tipo.

- …?

Mientras, en casa de Rukawa…

- Te ha salido bien la jugada, eh? – preguntó furioso Heiji mientras atravesaban el jardín.

- No sé de que me hablas – dijo nerviosamente Rukawa, dando gracias a dios porque hubiera luces dentro de su casa.


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