Maes parpadeó por la intensa luz que le cegaba momentáneamente. El infinito negro en el que se sumió hacia unos instantes atrás, era tragado por los chorros blancos que teñían la nada, volviéndola en un lienzo pintoresco de una pradera abandonada a la abundancia de lluvia cuyos estragos se avecinaban en los ríos desbordados a los lejos. Maes veía a las personas apilarse para contener la corriente con sacos de arena o tierra, de lo primero que tuvieran a la mano. Lo extraño de la escena no resultaba ser la tragedia que era, a esas alturas de la “muerte” pocas cosas le sorprendían; sino que la ausencia de Alquimia, era notable.
¿Seria este el mundo del que la “Verdad” le hablo? ¿en serio traspaso la puerta que solo los Alquimistas, en su mayoría estúpidamente veían? Si Maes lo dudó por unos instantes, tubo que replanteárselo a penas divisara a Roy en el marco de una de las casas, la primera en ser perjudicada si el rió se desbordara por sobre los casi tres metros al cielo de sacos que se apilaban a las orillas lodosas.
Esté Roy, era Roy y sin ser ése Roy: ¿se daba a entender? La verdad es que le dolía la cabeza. Los gritos de los desquiciados hombres no le ayudaban en nada. Comenzaba a sentir una punzada en la sien. Maes poso su mirada ambarina sobre su hombro: en donde lo que conocía como “Verdad” flotaba en tres estructuras plasmáticas de diferente color. Se le figuraban la parodia de los espíritus azules en los panteones.
-Maes Huges - dijo la mota electróplasmica azul celeste. Maes se permitió reconocer una de las voces de la “Verdad” - dinos, te presentamos una única oportunidad. ¿Deseas quedarte tras la puerta? ¿Volver? De igual manera, lo que buscas y quieres, está presente.
-de forma diferente - apunto Maes captando de inmediato las diferencias.
-detalles - le resto importancia el copo electro plasmático rosa - la mujer que amas, vive aquí; creo que si la percepción no me engaña. Nadie ha muerto aquí...aún. - ese último tonito con lo que implicaba, no le pareció para nada a Maes. Parecía que ellas, pues para Maes. “Verdad” era una presencia femenina: sabían jugar tretas demasiado grandes.
-decide Maes - se metió la ultima gota electro plasmática color amarillo - de quedarte: te mezclaremos con tu “yo” de este lado; de responder que prefieres darte la media vuelta, crearemos un cuerpo para que pueda albergarte.
-es muy pronto para que diga algo - aceptó, decepcionando de paso a esas tres; para ellas Maes representaba una persona segura y amorosa, y el que dudara ahora era tonto - compréndanme - rogo - no esperaba tener nada más. Me resigne a lo que me tocara. Deseche ilusiones y planes. Solo me quede con la idea de aceptar lo que me dieran.
-¿entonces porque ahora lo estas rechazando? - ínsito la gota amarilla - no es entendible.
-¿miedo? - pregunto el copo rosa - ¿tienes miedo Maes a que te quitemos todo?
-si.
-no lo haremos. Serás tú quién se encargue de esas cosas - le aviso la mota azul - te dejaremos dos días aquí. Decidirás si quieres quedarte, o si regresaras a un mundo que conoces, sabiendo lo que te aguarda. Piensa en los contras que hay, calcula tus ganancias. No seremos nosotros las que te robemos tu futuro. Los humanos suelen bastarse perfectamente para arruinarse o para levantarse solos. ¿Tú de que lado estas?
Maes las dejo de escuchar, percibiendo de inmediato el cambio que sufrió. Las heladas gotas de lluvia que le bañaban, parecían agujas clavándosele.
¿Sentía el frió? Maes contuvo un suspiro, retuvo las lagrimas en sus orbes, intento por todos los medios que su garganta no se enredara con el sentimiento que le traía el estar vivo. El poder sentir de nueva cuenta el aire, el frió y el hambre: Resultaba un cúmulo de emociones que intentaban escapársele. Llevaba tanto de muerto, que por poco olvidaba lo que era sentir su propia calidez escapándosele del cuerpo bajo la cruenta lluvia.
¡El respirar!
¡El hablar!
Maes grito, Maes hincho sus pulmones: la sensación de solo sr una cosa vacía a la deriva: capaz de comprender todo a su rededor aún sin ser capaz de experimentarlo, se le olvidaba con rapidez.
-¡haey! ¡Tú, el que parece idiota! - le grito un hombre a Maes para llamarle la atención. Maes le hizo caso apenas ya que el viento rasgaba el sonido hasta casi opacarlo. Cosa que comparo a cuando era un espíritu. Parecía que al ser consiente, al experimentar su entorno inmediatamente su cerebro iniciaba a trabajar como lo haría el de un humano normal: llegando incluso a llevarse por la psicología - ¡métete a la casa!
-¿perdón?
-¡que te metas a cualquier casa! -le ordeno de mala gana - viajeros estúpidos, creen que Niagara es cualquier rió. - rumio entre sus dientes, pero por supuesto que Maes quien ya se había acercado al hombre lo escucho - deja de estorbar.
-puedo ayudar.
-¡claro que ayudarás! ¡Te vas a meter a esa casa! - señalo el pórtico en donde en un principio Roy estaba - en serio, tener que salvar a los tontos viajeros no es mi responsabilidad. Pero tampoco quiero tu muerte en mi conciencia.
-los sacos no aguantarán
-¡ya lo sabemos! - Maes seguía preguntándose la razón de que el hombre no dejara de gritarle.- vamos mocoso, mejor ayúdanos a controlar a las histéricas mujeres. Si haces que ningún mocoso asome sus narices por acá, podrás quedarte en mi casa hasta que los caminos vuelvan a abrirse.
-gracias.
-¡MUEVETE!
Maes siguió el ejemplo que cultivara en la milicia, camino firme hacia la casa que le indicaron. Los brazos a sus costados, tratando de posesionarlos como usualmente lo hacia para lograr sacar sus cuchillos de la manga de su ropa, sorprendiéndose por no hallarlos; tendría que comprarse unos en otro momento. Prácticamente se sentía desnudo sin ellos.
Maes tubo que volver a admitirse a si mismo, que el hombre tenia sus motivos para alterarse. La casa estaba repleta de mocosos. Deberían de haberla evacuado desde hacia mucho. No era lógico dejarlos ahí, demasiado vulnerables para la inundación.
-perdón - le dijo Roy a sus espaldas.- no quería chocar. No te sentí. Caminas tan silencioso, que pareces un fantasma.
-Roy - le dijo sin pensar. Roy no se extraño por que le nombraran correctamente: de seguro alguien ya se había encargado de ponerlo sobre aviso.
-estoy acostumbrado al ruido de los pasos.
-y yo habituado al silencio. Perdón, de ahora en adelante aré ruido - le prometió Maes con un nudo en la garganta. La imagen de Roy como un ciego, distanciaba de lo soportable, aunque Maes aun se sabia capaz de actuar como si no le molestara - Maes Huges, un desafortunado placer encontrarte en estas circunstancias.
-¿vienes de pasada? - Roy calculando la distancia y estatura de Maes, le agarro su cara incomodándolo en la nostalgia de sus recuerdos y anhelos - ya sabes que me llamo Roy. Maes ¿por qué quieres que te suelte? Quiero conocerte Huges. - le dijo sin titubeos - solo con mis manos puedo hacerlo.
-no es asco, no lo pienses en ningún momento - se apresuro a decir, sonrojándose cuando esos finos dedos de pianista le delinearon la boca - es qué se trata de un amargo y bello recuerdo. Verte es agridulce, Roy. - Roy siguió tocando el cuello, pasando por los hombros gruesos: dándose cuenta de la estructura corporal de Maes.
-eres o eras militar, ¿cierto? - Maes asintió como si Roy pudiera verlo y Roy interpreto el silencio y el leve aumento en la respiración, junto con un halito pequeño de admiración: como una afirmación - ¿me parezco a un amigo amado?
-a mi amor más puro - le dijo con la garganta reseca - la clase de amor que le tenia, me obligaron a no convertirlo en mi amante.- Roy arrugo una de sus cejas, tratando de comprender la clase de persona que levantaría tal respeto.
-¿murió?
-yo morí para él.
-hoy tenemos cupo lleno Huges, así que tendrás que conformarte con un sillón en mi cuarto. Espero que no te incomode compartir habitación.
-no hay problema - admitió. - no seria la primera vez que lo haría - le dijo tratando d e no alterarse por compartir de nueva cuenta el mismo aire con Roy - he notado algo inusual - y es que Maes bien podría llamarlo de esa manera: y eso era porque Roy nunca dejaba pasar una oportunidad para lucirse o reafirmarse, éste Roy no tendría que ser muy diferente- ¿por qué no me dices tu apellido? ¿por qué lo omitiste?
-es que no lo hice a posta - le dijo con la misma gana de levantarse a un mundo aburrido para un niño que le espera la escuela - no tengo apellido. Me lo robaron el día que morí.
-estás vivo - Maes casi grito. Le molestaba la idea de que tal vez, Roy hubiera muerto y él estuviera vivo. Maes no aceptaba que los roles se intercambiaran ¡era imposible! ¡Inadmisible!
-igual que a ti, Huges: me pasó algo similar. Estoy vivo, pero para el resto: solo soy una molestia muerta; un simple peso que llena la regla del vació; Respiro, pero mi cuerpo no existe; sueño, pero mi mente está vacía; yo los veo, pero ellos no pueden mirarme - Maes inicio a pensar que Roy hablaba a favor de la experiencia bruta y real, de esa clase sensitiva que hace comprender a los demás - estoy muerto, Maes.
-somos dos cadáveres caminando por donde los vivos.
Maes lo dejo ir, sorprendiéndose de la manera en la que Roy caminaba sin tropezarse. Maes sabiendo como llegar al cuarto, opto por esquivar las sombras desgarbadas de los cansados hombres y robar un pan de la cocina para írselo comiendo en silencio. No presto atención a los murmullos asombrados que le golpeaban los oídos con la fuerza de un río contra las rocas ocasionales.
Afuera: ya las cosas se calmaban. Los estruendosos dioses que serpenteaban en el mar de nubes furiosas, volviéndolas monstruosamente blancas por momentos: cesaba igual que el cause de la marea que amenazaba con desbordarse hacia instantes; por lo que Maes aun no comprendía la razón que los hombres tenían por continuar rompiéndose la espalda para poner sacos de arena; entonces tenia que existir algo que ignorará.
Maes identifico desde la ventana al hombre que le recibió: detallándolo como un líder nato. De seguro su palabra era ley.
¿Éste era un mundo sin Alquimia? No que la echara de menos. Él nunca la utilizo y poco entendía de sus alcances; pero compendia lo destructiva que era. Incluso recordaba la vez que le dijo a Roy tras la pelea con Scar, textualmente “esta es una pelea de fenómenos, de monstruos. Y yo soy un simple humano” habrá sonado a broma, pero en realidad lo dijo por el miedo que le inspiraban los Alquimistas como enemigos.
-hey, novato - le saco de su mundo el grosero hombre de hace rato. - ¿qué haces acá arriba? - ¿qué haces tú, en todo caso? Le quiso contestar Maes, pero...se aguanto.
-Roy me dejo aquí.
-deberé de atarte las manos - susurro en amenaza - los novatos son todos idiotas - Maes admitió que por lo menos concordaban en algo. - soy Thomas, pero llámame señor Spada, extranjero. No quiero saber que e le has metido entre las sabanas, por qué voy a darte caza como a un perro sarnoso.
-no tengo pensado hacer nada - Maes alzo las manos, alejándose unos pasos por la bravura de Thomas. ¡Cielos! El tipo tenia muy mal genio - Roy de todas maneras es adulto, comprende lo que quiere y lo que necesita: como lo que le afecta.
-es ciego - le soltó Thomas de mala gana - Roy es ciego y Doncel. No me agrada que un tipo como tú: uno que apesta a muerte y vicio; merodeé sobre él. Lo miras de forma diferente, lo observas asechándolo. Te pareces al bruto de Bradley
-créame señor Sparda, de bruto solo la mirada tengo; el trato que le tengo guardado a Roy, compite con el tacto de la pluma para con el cristal.
Maes no pudo ignorar la forma en la que la gente murmuraba cuando Roy pasaba a su lado, o en la fijeza de su mirada que trataban de envenenar a esa figura que calmaba a los niños que lloraban por alguna tontería. Los pueblerino le ignoraban para bien, ellos fingían que Roy no existía si les atendía, pero si se equivocaba, tropezaba o hacia algo que desagradará aunque sea un poco a cualquiera: le respondían con palabras sísañozas.
Otros tontos se le acercaron a la esquina en la que permanecía escrudiñando los comportamientos y tratando de hacerse los amistosos, le advirtieron de lo malvada que era la personalidad de Roy, de sus muchos trucos y trampas, hasta de los enredos que sus palabras creaban: incluso diciéndole de las mañas que ese cuerpo guardaba.
Maes iniciaba a preguntarse la razón de que la “Verdad” lo mandara a ese mundo que le desafiaba a no saltarles encima a los incautos que le rogaban por romperles el cuello.
Maes divagaba las razones que podría tener la “Verdad” ya en su cuarto, y la cabeza no le daba para vislumbrar la razón de que “ellas” le dieran tal regalo; para cuando llego Roy, entrando sin tocar...”aunque claro, él no debe hacerlo. Es su cuarto. El intruso soy yo” pensó Maes resignándose a lo despistado de Roy.
Roy cerro la puerta con seguro, arrojándose a la cama para quitarse la ropa sin pena frente a Huges. Roy podría llegar a ser tan distraído que espantaba su simpleza al tiempo que fascinaba su idealismo e inocencia.
Roy, el mismo Roy......no importando la dimensión: era hermoso.
Aunque a Maes casi le da un infarto debido a los manchones negruzcos que le teñían macabramente.
-¡¿pero que demonios?! - Maes salto de su cama para ir con Roy. Palpándole los hombros, Maes trataba de sacra un informe de los daños, como si aquellas heridas fueran de muerte en el campo de batalla - ¿qué paso? ¿Quién te marco?
-¿quieres la verdad o la mentira? Aunque la verdad sea subjetiva - le advirtió con una mirada picara y clara - dime, Huges- insistió con ese vació honesto en las orbes.
-la verdad
-el hombro manchado fue obra de Bradley: me golpeó en el escritorio por ser el vulgar Doncel que se le ofreció a Titán y a la Envidia; quienes marcaron otro tanto - Maes aun no entendía esa palabra. “Doncel” no tenia un significado grande para él, textualmente se trataba de un mancebo que no ha retozado con una mujer. Se trataba de un virgen. - los rasguños del abdomen fueron puestos por la Codicia, a cambio de oro - Maes arqueo una ceja. ¿Roy estaba aceptando que se prostituyó? - Bladley tiene razón para corregirme, que son los trazos que aun no has notado. Los casi escondidos en la espalda...
-bien - le interrumpió - ahora quiero la verdad
-te la he dicho
-quiero la verdadera razón por la que incluso has aceptado prostituirte - Roy soltó un suspiro asombrado por la manera en la que un simple extraño se tomaba el tiempo y la molestia de conocerlo - no dudo que lo haz echo, pero lo que me has contado tiene que ser solo la mitad: pues es la versión de la que todos hablan, y esa versión termina por ser la mentira mas grande conocida.
-olvide por un instante que eras militar y que tu especialidad es saber de ese tipo de cosas. Veras Huges, los Donceles huérfanos en los pueblos chicos son mal vistos y aunándole al echo de que es verdad el que me acosté con ellos, pues...
-te violaron - dijo Huges con las manos temblándole de coraje
Roy parpadeo extrañado por esa connotación tan cierta; ni Thomas se dedico a escucharlo, ya que en lo único que pensaba era encontrar la forma de hacer que Bradley dejara de golpearlo y de UE el futuro matrimonio siguiera en pie.
Roy sintió el nudo de su fragata desasiéndose y rompiéndole los ojos hasta hacerlos derramar sus gotas traslucidas.
Huges era el único que veía más allá.
-lo hicieron - la voz de Roy retumbo en la conciencia de Maes. ¡¿ni en otra dimensión podría cuidar como se debía a Roy?! Su impotencia quiso deslizarse hasta las dagas que guardaba siempre en las mangas de su ropa: notando la falta de éstas; momentáneamente no podía salir de la casa, pisar el lodoso camino hasta encontrara a King Bradley y perforarlo, tampoco podría darle captura a la Envidia que de paso estaba el pequeño asunto de deberle su propia vida - cuando, ellos dijeron que tenían que probar a la perra del Canciller; otros simplemente llegaron; pero claro, yo era él ofrecido.
Maes no siguió atosigándolo más. Dejo que Roy descasara lo mejor que podía con un extraño a unos metros de él. Se dejó caer pesadamente a la cama, quedándose sentado y recargado contra la pared, observando a Roy......detallándolo como si fuera el mismo Roy en la casa de campaña en Ishval, como si éste Roy fuera a despertar en cualquier momento pidiéndole un abrazo reconfortante y sus labios para calmar sus miedos.
Divago por mucho.
En aquel sopor de imaginación y realidad, la semiinconsciencia de Maes se vio interrumpida por la mota de luz que se coló por una ridícula rendijilla de la ventana cerrada. El brillante cuerpo que Roy era incapaz de percibir.
El mundo parecía dar vueltas en la cordura de Huges, que por poco olvida que estaba con vida. La lucidez que la “Verdad” traía, refrescaba la mente.
-Huges - le llamo la mota azul celeste - dime Huges, ¿Roy es a quién quieres? O ¿es a Roy a quién extrañas? Dime Huges, ¿cuál es tú decisión?
-el tiempo aún no colapsa - se quejo Maes
-que lento.- Maes fue capaz de sentir el enojo de “ella”- Maes, puedo mostrarte a Roy y a su sonrisa; Ahora que Edwuard Elric lo a llevado a Xing, Roy se siente libre de las presiones de Central y se relaja. Puedo hacerlo si tú quieres.
-¿en esta dimensión existe Edward?
-no te contestare.- Maes la vio acercarse unos trazos más hasta quedar a unos centímetros de su nariz - ¿crees que te estamos jugando una broma? ¿acaso nos piensas crueles como para ilusionarte y quitarte de golpe todo cuanto más anhelas?
-un homúnculo me asesino, le robaste la vista a Roy y el cuerpo a los Elric: haría bien en no fiarme - contesto alzando los hombros - ningún Dios a contestado a las plegarias de los siervos que gritan en agonía: la Verdad no debería de ser diferente.
-eso me sabe a reclamo
-tómalo como quieras, preciosa.- Maes tuvo que controlar la histérica risa que deseaba brotarle de la garganta cuando la mota azul cambio a un rojo intenso por un momento para luego seguir con su color normal. Al parecer, era capaz de ruborizar a una entidad.
-nos veremos, Huges - dijo.- Roy es frágil y fuerte. Es la misma contradicción de los pensamientos que tienen sobre él. De todas maneras, lo descubrirás sino lo haz echo aún.- Maes espero a que la mota se fuera como llego, pero “ella” seguía quieta: flotando a poca distancia - puedes llamarme Kezia.
Maes la vio desaparecer en un rojo aun más furioso. En fin, era hora de dormir.
Sparda estuvo a nada de brincarle encima a Huges cuando apenas éste salía de la habitación. Maes notó las aletas de la nariz de Thomas danzando como las de un toro furioso.
Huges sintiendo su instinto primitivo de supervivencia pitándole, se alejo varios pasos de Thomas y agarro la escoba que para su fortuna estaba a la mano, a modo de arma: tendría que prepararse para cualquier percance. Ansiaba no tener que defenderse pese al aura asesina que Sparda espacia con rapidez.
-al menos dame la calma de que no te pavonearas frente mío, por haberte cogido a mi muchacho.
-para ser su muchacho, desconfía de él al punto de la indignación - le confeso - ganas no me faltan de llevármelo. Roy es capaz de gobernar.
-lo sé. Bradley lo sabe, por eso lo quiere. Roy seria grande, lástima que naciera Doncel y ciego.
-lo dices como si el parir fuera lo único bueno que hacemos - le dijo Mio a Thom, metiéndose groseramente en la conversación. Maes notó el temblor y la tensión que acudió a sacudir el cuerpo de Thomas Sparda. A juzgar, el inesperado aliado era el terror de Thom - que mi hermana no te escuche o ya te veo divorciado, Thom.- Mio le tendió la mano a Huges - Mio Johannes, dueño de una botica en la ciudad.
-un placer, Huges Maes.- dijo estrechándole la mano.
-¿vine en mal momento? - dijo Mio fingiendo pesar. Incuso rayando en lo desagradable - imagine que Roy me ocuparía, los vecinos no dejaron de farfullar que un viajero apuesto caería en las redes del prostituto. Me alegro que su gentileza, joven extraño: no sea solo un espejismo.- confeso.
-le salve la vida - dijo Thom - si violaba a Roy, yo...
-¡cállate! Menudo inútil se consiguió Scar para cuidarle - se quejo Mio
-¡¿contra el canciller, quién?! ¡Dime, Mio! - le reclamo con el mismo tono - Doncel idiota, me sorprende que puedas hacer más que trapear la botica que manejas. - Thomas lo tomo por el cuello, Huges no quería meterse... Ellos eran familia, ese tipo de peleas eran complicadas. ¡Además, ambos eran hombres! Uno más delicado que otro, ¡pero hombres al fin al cabo! - ¿cómo podríamos ayudar a Roy? - sollozo Thomas.
-primero bájame- le ordeno - detesto que alguien que no sea mi esposo me trate de idiota. Y sabes lo que les pasa a los que lo hacen - Thomas lo soltó espantadísimo. Como si recordara con quien trataba. Mio se giro hacia Huges y recobrando su postura, le dio el apoyo que su cuñado necesitaba. - Thomas no a sabido explicarse, pero.. Huges Maes, gracias. Roy a estado esperando este momento por mucho. Nunca imaginamos a alguien que fuera capaz de no someter a Roy. Ahora el chico libre de Bradley y del pueblo, puede hacer algo con su vida.