La rutina en la mansión Reinsworth se mantuvo a pesar de que el secreto de la relación entre Gil y Oz se desvelo, todo aparentaba ser normal, una normalidad potenciada; ya que las burlas del Break hacia el joven eran más frecuentes además de que estas iban por otro rumbo ya por fin ahora podía expresarlas con toda libertad, Sharon además se encontraba en un modo perpetuo de acosadora de los chicos, y los acechaba por encontrarlos en alguna situación que la hiciera suspirar, algo que a veces Oz accedía a complacer solo para que los dejara en paz por un rato. Pero en medio de todo eso ambos se sentía libres, ya no necesitaban esconderse ellos los sabían y demostraban ser amigos de confianza, Sharon, Alice y hasta Break que había sido el primero en guardar su secreto.
-Vamos Oz-kun, con un poco mas de energía –reprendió Break mientras practicaban esgrima –me harás pensar que el pequeño Gilbert no te da descanso en las noches.
-Lo dejo a tu imaginación –dijo Oz sin vergüenza alguna –y si vieras como ha crecido el pequeño Gilbert.
-Ya era para que agarraras resistencia entonces –dijo Break atacando al pequeño que había bajado la guardia.
El bastón del albino fue interceptado por una gruesa vara, y sosteniéndola estaba Gilbert, de un movimiento rápido se quito de encima el bastón y ahora el amenazado era el de mirada carmesí.
-No ataques a Oz.
-Vaya, vaya, Raven al rescate –se burlo Break recargándose sobre su bastón.
-Está bien Gil, solo practicábamos –calmo Oz a su siervo.
-Pero podrías lastimarte es peligroso.
-Eres mi amante no mi madre.
El joven de cabello azabache no tuvo tiempo de responder el comentario pues justo había alcanzado a tomar una espada que Break le había lanzado, miro confuso al hombre de un solo ojo, sin saber qué hacer, hasta que este lo ataco y solo atino a bloquearlo una vez más.
-Tienes buenos reflejos, creo que puedes enseñarle a Oz-kun algo más que solo sexo.
-No me interesa entonces –mascullo Oz de brazos cruzados.
-Oz-kun te ve como un objeto de placer –dijo Emily que asombrosamente seguía en su lugar de siempre.
-¡Cállense! –pidió Gil esquivando una vez más el golpe –¡deja de atacarme!
-Si ataco a Oz-kun es malo, si ataco a Gilbert-kun también es malo –dijo Break sin detenerse –nunca te doy gusto, pero debo admitir que eres bueno.
-¿Y qué esperabas? –dijo Gil bloqueando el golpe y atacando esta vez –Elliot me acechaba y atacaba cuando menos esperaba, debía defenderme.
-Al parecer tienes más habilidades de lo que aparentas, pequeño Gilbert –comento Break eludiendo el golpe –tal vez es por ello que Oz-kun está contigo.
-Pues sus habilidades bien pueden valer un ducado –añadió Oz sonriente.
-¿Oz? –dijo Gil volteando a ver al rubio, pero casi de inmediato sintió que la cabeza se le partía en dos –¡AY!... ¡eso dolió!
El pobre Gilbert se había distraído en el momento menos oportuno ya que el sombrerero había aprovechado su falta de atención para atestarle un certero golpe en la cabeza, que provoco que el joven cuervo se pusiera en cuclillas mientras se agarraba la cabeza. Mientras despotricaba en murmullos contra el espadachín, este sonrió satisfecho de haber logrado su cometido, al menos con eso no pensaría en un buen rato en las palabras del joven heredero y estarían en paz por un rato mas, lo que bien valía todas las maldiciones que le dirigía el cuervo, que parecía con verdaderos deseos de sacarle su único ojo.
-Vaya, vaya, demos la práctica por terminada, los gimoteos de Gilbert-kun pueden llegar a ser molestos.
-¡Eso me dolió!
-Ya tranquilo Gil, al menos sirvió de algo –calmo Oz arrodillándose al lado de su sirviente y acariciando su cabello –ya vi lo que no debo hacer en medio de una pelea.
-Exacto, distraerse es un error garrafal, eso que hizo Gilbert-kun es lo que no debes hacer.
-¡Déjenme en paz!
El joven cuervo se levanto irritado, trato de no caerse ya que se encontraba mareado, y aunque tambaleándose un poco se dirigió a su habitación a recostarse un rato. Al solo llegar se quito su abrigo y lo arrojo sobre uno de los sillones, sintió entonces que algo se deslizaba sobre su rostro, un liquido caliente, al querer llevarse las manos al rostro se dio cuenta que sus guantes estaban manchados de color carmesí, al verse en el espejo pudo ver que un fino hilillo de sangre surcaba su rostro.
-Maldito Break –susurro Gil con irritación.
-Si serás necio, te fuiste antes de que te pudiera atender.
Gil volvió su mirada a la puerta por la que ya había pasado el heredero Bezarius y se dirigía a su encuentro, aunque parecía estar burlándose de él, por otro lado lucia algo preocupado.
-No me di cuenta hasta ahora –murmuro Gil avergonzado.
-Estabas muy concentrado en tu rabieta para hacerlo –regaño Oz cruzado de brazos –anda siéntate y deja que vea.
-No es necesario…
-¡Siéntate!
-Sí, ya voy.
Así obedeció dócilmente a su amo, un momento después el rubio ya se encontraba arrodillado en el sofá para poder examinar la herida de su sirviente, tras observarla un momento tomo un pañuelo y limpio la sangre, procurando tener cuidado.
-No es nada grave, pero creo que Break se excedió un poco esta vez.
-¿Un poco?, casi me rompe la cabeza en dos.
-Pero eres un cabeza dura por eso pudiste soportar el golpe –dijo Oz casi terminando con su curación –¿te duele?
-Algo, pero no me molesta –contesto Gil con honestidad, estaba un tanto acostumbrado al dolor siempre y cuando la fuente fuera su amo –no te preocupes por ello.
-Eres un masoquista –asevero Oz divertido –ya termine.
-Gracias –dijo Gil sonrojándose, y queriendo acariciar el cabello dorado pero detuvo su ademan –será mejor que me ponga otros.
-La camisa también está algo manchada.
-Ya me cambio.
El joven de cabellos azabache mordió un pliegue del guante y deslizo lentamente su mano fuera de este, para volver a repetir esta acción con el otro guante ayudándose con sus dientes, dejo los guantes sobre la mesita de centro para después comenzar a desabrochar su camisa; mientras Oz no despejaba su mirada esmeralda de las acciones de su sirviente, ya que algo en ellas lo hacían sentirse nervioso y acalorado. Gil se levanto con su camisa abierta y mientras se dirigía a su cómoda en busca de una camisa limpia, se quito la que traía puesta dejándola caer al suelo, dejando que Oz admirara con cierto sonrojo el pecho del joven cuervo, y la marca que el propio heredero había generado, y las más recientes en la espalda de este, pero aquellas marcas eran por cuestiones muy diferentes y el joven de cabello dorado no pudo más que suspirar, al pensar que el de mirada dorada en verdad era un masoquista.
-¿Estás bien? –pregunto Gil, quien ya traía una camisa limpia sin abrochar –estas todo rojo, ¿tienes fiebre?
-¡No es nada! –exclamo Oz nervioso.
-¿Oz? –pregunto Gil confundido por el rechazo –¿qué pasa?, ¿hice algo que te molestara?
-Ya te dije que no es nada –dijo Oz sintiendo mucho calor.
-Ahora el necio eres tú, dime que pasa –pidió Gil arrodillándose frente a su amo y acariciando su mejilla –me preocupas.
-Es tu culpa que este así –murmuro Oz rehuyendo la mirada dorada.
-Discúlpame por lo que sea que haya hecho, no volveré a hacer una rabieta si eso te molesto.
-Tonto no tiene que ver con eso.
-¿Entonces que hice?, no te quiero ver molesto.
-No estoy molesto… bueno un poco, es solo que me afectas.
-No te entiendo.
-¿Es que no puedes quitarte los guantes como una persona normal?
-¿Eh?
-Que te paseas delante de mi sin camisa, te quitas los guantes de esa manera y te portas de esa manera conmigo… eres atractivo y lo que haces lo resalta mas –dijo Oz todo rojo por lo que estaba diciendo.
Ahora al que se le subieron los colores fue al de cabello azabache al escuchar la confesión de su preciado amo, nunca hubiera esperado que este le dijera que lo encontraba atractivo, y que además (entendiendo el contexto) lo excitara. Rio suavemente al por fin entender lo que le pasaba al de cabello dorado, una parte de su ser le gustaba que el muchacho experimentara una cucharada de su propia medicina, ya que el joven cuervo tenía ese problema a menudo por su culpa.
-Entonces déjame ayudarte –susurro Gil mordiendo el lóbulo de la oreja del rubio.
-Eres… aaahhh… un pervertido –dijo Oz sin poder reprimir un suave gemido.
Con un movimiento más brusco de lo que cabría esperarse de alguien con la apariencia del heredero, Oz estaba clavando los dientes sobre el hombro de Gilbert, mordiendo de verdad, humedeciendo la tela fina de la camisa que el contratista llevaba, causando un latigazo de dolor que sacudió el cuerpo de Gil. Dolor que resultó altamente placentero para el moreno.
Tomando cartas en el asunto, Gilbert se levanto y tomo al de cabello dorado entre sus brazos, levantándolo, Oz enredo sus piernas alrededor de la cintura del joven cuervo, mientras este lo llevaba a la cama. Oz lo noto colocarse sobre él para después desvestirlo lo más rápido que pudo, el heredero se dejó caer hacia atrás cerrando los ojos y levantó bruscamente las caderas, se estaba mareando, porque de pronto, sentía demasiado calor y la lengua de su amante jugaba con él, quería la boca de Gil contra la suya, besarlo y saborear sus labios, medio ido como estaba no reacciono a la velocidad del más alto y cuando se dio cuenta su lengua y la de Gil danzaban dentro de su boca, apenas escucho el tintineo de la hebilla del cinturón del joven al desabrocharlo.
-¡Gil!
Ese grito ya era una orden, su mente no fue capaz de pensar en nada que no fuera placer cuando su amante entro en él y sintió temblar el cuerpo de Gil contra el suyo para darle tiempo en adaptarse, pronto Oz se movió contra el moreno con urgencia.
Sus bocas no dejaron de fundirse la una con la otra, la cabeza de Gil cayó entre la de Oz, sus gemidos y su respiración directos en la oreja de este, ayudando a aumentar más la sobrecarga sensorial que sentía. Sudando, temblado y gritando sonidos inteligibles. El placer estaba en su punto más alto, los gemidos de Oz eran sonoros y se convertían en cantos y suplicas ante los oídos del joven cuervo que aceleraba y disminuía la velocidad de manera progresiva, logrando un placer aun mayor para ambos, mientras su rostro estaba escondido en el cuello del de mirada esmeralda, besando, mordiendo, succionando, dejando marcas que al momento eran rojas y que no prometían dejar marcas más permanentes.
-Por favor… uuuhggg… más –pidió Oz ahogadamente.
Gilbert se abrazo a Oz y se incorporo para que el rubio quedara sentado sobre él, embistiendo cada vez con más fuerza y más profundo en cada estocada, el heredero grito cuando sintió a su amante golpeando rítmicamente ese lugar dentro de él que lo hacía temblar, suplicar y gritar todo al mismo tiempo; Gilbert se convirtió en algo demasiado intenso, el rubio completamente ciego de placer ya no pudo contenerse más, sintió el grito crecer y salir al exterior mientras empezaba a temblar descontroladamente y su mente se sumía en una niebla; fue capaz de sentir, en medio de las contracciones de su cuerpo, como el de Gil lo seguía, y temblaba y se contraía sobre él, su mente completamente en blanco de placer.
Cuando volvió a abrir los ojos ya se encontraba recostado sobre el colchón y Gilbert se encontraba tirado a su lado con pequeñas gotas de sudor empezando a secarse sobre su piel. Poco a poco, ambas respiraciones estaban ya de forma natural, de hecho, la de Gilbert ya estaba acompasada, daba indicios de que el sueño ya se había apoderado de sus sentidos, y Oz solo giró un segundo su cabeza para verlo, entre las sombras del dosel, aun se lograba ver el semblante y el perfil de Gil, siempre elegante, siempre atractivo, absoluto.
-¿Gil? –llamo Oz recostándose sobre el pecho de su amante.
-¿Qué pasa? –pregunto Gil somnoliento.
-Nada, solo pensaba que si el Abismo tiene el poder de manipular el tiempo a voluntad, si puede cambiar el pasado… ¿crees que pueda mantenerlo estático?
-¿De qué hablas? –cuestiono Gil confundido.
-Quiero que este momento dure para siempre –murmuro Oz quedamente –permanecer contigo así.
-Solo deseo estar a tu lado –respondió Gil apretando las manos del otro.
Tocaron la puerta en ese momento, unos golpes secos anunciando la presencia de alguien, sin embargo no entro nadie.
-Gilbert-sama, lo requieren en el salón, Reim-san necesita hablar con ustedes –comunico una mucama.
-Gracias, ahora voy –respondió Gil con voz potente.
Se quedaron en silencio en espera a que la mucama se hubiera retirado, agradeciendo que la servidumbre de la mansión fuera discreta, y se respetara su intimidad.
-Creo que nos estamos poniendo demasiados melosos –dijo Oz alegremente, sentándose en la cama –me daré un baño rápido, tú ve con los demás.
El heredero se levanto de la cama y se metió en el baño, dejando al de cabello azabache que cambiaba sus ropas por unas prendas limpias para ir a encontrarse con los demás miembros de Pandora. Una vez en el salón, ya se encontraban en este Break, Sharon, Alice y Reim, quienes se encontraban tomando una taza de té, el de mirada dorada tomo asiento en uno de los sillones que quedaban libres; observo que el funcionario de Pandora lo miraba de reojo y un suave tinte rojo aparecía en sus mejillas, como si estuviese avergonzado y a la vez preocupado. En lugar de tomar una taza de la bebida que los demás degustaban saco su cajetilla de cigarros dispuesto a fumar un poco mientras esperaba saber el porqué de la reunión.
-No tienes remedio –dijo Oz entrando en el salón –fumando otra vez.
-No estaba fumando –se defendió Gil haciéndose a un lado para que se sentara –aun no lo prendía.
-Pero lo que cuenta es la intención –sentencio Oz sentándose en el regazo de su sirviente.
-Respeta mi vicio –mascullo Gil un tanto alterado.
-¡Que hermoso! –exclamo Sharon emocionada.
-Oz-sama, ¿por qué está sentado ahí? –pregunto Reim con timidez.
-Mejor no preguntes lo obvio –intervino Break comiendo felizmente su pastel –o es que necesitas mas aumento en tus anteojos.
-Y-yo lo sie-siento no quise inmiscuirme –tartamudeo Reim limpiando sus lentes frenéticamente.
-Está bien, no importa lo que pasa es que Gil es cómodo –dijo Oz despreocupadamente recargándose mas sobre su sirviente –es suavecito.
-¡No hagas eso! –exclamo Gil ahogadamente.
El joven cuervo se mostraba un tanto alarmado ya que a consideración suya los movimientos de Oz eran bastantes peligrosos, ya que este no tenía ninguna vergüenza en evidenciar el estado del pobre cuervo si este seguía, pues el heredero se movía contra su entrepierna provocándole lo que podría ser una vergonzosa reacción del moreno. Probablemente el de cabello dorado se estuviera cobrando lo que el había experimentado momentos antes y se lo estaba cobrando con creces además estaba más que seguro que este no haría nada para ayudarlo con su problemita.
-Oye cuatro ojos podrías decirnos a que viniste o es que a ti también te gusta observar a esos dos –dijo Alice con altanería, ya cansada de esperar.
-Alice-san, una dama debe ser más prudente –dijo Sharon con un aura amenazante.
Pronto el instinto animal de Alice se percato del peligro y se quedo callada de inmediato, no solo ella sintió el peligro sino también el de lentes, pues decidió ya no tocar el tema, sabía muy bien que las mujeres de la Casa Reinsworth eran aterradoras y la más joven de esta no era la excepción.
-Bien, tengo información sobre los asesinatos de los nobles –dijo Reim tratando de serenarse –gracias al dato de Gilbert-sama se ha podido avanzar en la investigación.
-¿Si está involucrado? –pregunto Gil algo tenso.
-Vincent-sama ha investigado según sus deducciones, tiene razón, pero hacía falta el testimonio de un testigo para confirmarlo y presionarlos –continuo Reim con su informe del caso –afortunadamente el Conde Deux ha cooperado con nosotros y a prestado testimonio de que Lord Graham fue invitado, ahora sabemos que los demás también lo fueron.
-Lord Graham era su amigo me supongo –dijo Sharon.
-Seguramente el Conde Deux ha facilitado la información a cambio de que su nombre no se vea involucrado –comento Break restándole importancia.
-Creo que en verdad era su amigo, no tenía que preocuparse porque su nombre saliera a relucir –intervino Gil seriamente –la norma que impera es la discreción, es lo más importante, por eso ha sido difícil averiguar inclusive para Vincent.
-¿Qué tu hermano lo es todopoderoso? –pregunto Oz algo irritado –pero no entiendo de quien hablan o de qué lugar mas bien.
-El Arco –respondió Gil.
-¿El club de caza? –pregunto Oz confundido –que yo sepa es un simple club para los nobles.
-¿Cuál es el problema de investigar un club de caza? –pregunto Sharon igual de confundida.
-¿Ahí preparan la carne de sus presas? –pregunto Alice en medio de la confusión.
-Hasta hace poco yo también hubiera dicho eso –dijo Break jugando con la envoltura de su dulce –mi propio amo pasaba días ahí.
-Sigo sin entender –dijo Sharon.
-Estoy igual que ella –agrego Alice confusa.
-El Arco es uno de los clubs de caza mas celebres, antiguo y de tradición, se encuentra bajo el control del Ducado Nightray, la mayoría de sus miembros son nobles incluyendo a los grandes Duques –explico Gil seriamente, apretando los puños –pero no es más que una pantalla para ocultar lo que es en las sombras; la discreción es lo más importante, los escándalos no son admitidos, es lo que la gente del Arco aprende y debe aplicarse estrictamente.
-Cuenta con cierta autonomía pero continúa bajo el dominio de la Casa Nightray a la cual debe responder –continuo Break con la explicación, observando con cierta malicia al miembro del ducado en cuestión –por lo que esto te confiere a ti Gilbert-kun, eres el más indicado para indagar.
-Vincent-sama mando a Echo-san por su correspondencia a su apartamento y tiene una invitación del Arco –dijo Reim extendiéndole un sobre negro al joven –lo más conveniente sería que asistiera para investigar.
-Entiendo.
Gil recibió el sobre, tenía un sello de lacre en el cual se distinguía un arco antiguo y un par de flechas atravesadas, con letras plateadas y una estilizada caligrafía le extendían al joven la invitación a una mascarada previa a un par de días de caza. A la mente de Gilbert llego como una ráfaga el recuerdo de unos orbes verdes antes de que sus ojos fueran cubiertos por un lienzo de tela; no se dio cuenta en qué momento fue que Oz se había levantado y sintió la mirada esmeralda del chico de cabello dorado, que lo observaba con curiosidad ya que el moreno se había extraviado en sus pensamientos.
-Voy contigo –dijo Oz auto-invitándose.
-De ninguna manera –negó Gil fríamente.
-No te rehúses tan precipitadamente, Gilbert-kun, tal vez sea oportuno que Oz-kun te acompañe pero no como amo y sirviente –dijo Break señalando primero al rubio y después al moreno –sino como sirviente y amo.
-No sé que estés pensando, Break, pero no pienso exponerlo –dijo Gil levantándose para enfrentar al sombrerero.
-Precisamente porque puede ser peligroso necesitas del poder de B-rabbit –añadió Emily.
-No necesito la protección del estúpido conejo.
-Ni que quisiera hacerlo –agrego Alice ofendida.
-Puede ser una cadena poderosa –dijo Sharon.
-No es la primera misión que me asignan, y si fuera necesario cuento con Raven –dijo Gil de manera firme –no necesito de la coneja o de Oz.
-Si hallas al culpable, ¿lo harás? –pregunto Break esta vez seriamente.
-No es la primera misión que me asignan –repitió Gil.
El de cabello azabache no se percato de la mirada esmeralda que estaba cargada de tristeza, dolido de las palabras que el joven cuervo había dicho, se sentía inútil e incapaz de proteger a la persona que más quería, se suponía que era su deber protegerlo como su amo, y Gil demeritaba aquellas palabras.