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Vicios por EijiTonks

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Notas del capitulo:

Viva el Gil/Oz!!!

 Los ojos de Gil estaban extremadamente abiertos por lo que estaba aconteciendo, lo estaba besando, aunque no fuera más que solo un contacto, era un beso, pudo observar a Oz que no soltaba su pañuelo con los ojos cerrados y el pues estaba demasiado impactado para reaccionar; después de lo que parecieron interminables minutos soltó al joven y separando la unión de sus labios ligeramente, terminando el beso.

 

-Te quiero –susurro Oz acariciando la mejilla del joven que seguía encorvado.

 

 El tiempo parecía pasar más lento, el contacto de los dedos de Oz contra su mejilla era delicioso, Gil en verdad deseo con toda su alma que el tiempo se congelara y no siguiera avanzando con tal de sentir aquella caricia para siempre; pero comprendió las dos palabras que mas anhelaba, aquellas palabras que podrían concederle consuelo. Por fin retomando control sobre su cuerpo tomo el rostro de Oz con sus manos y le dio un beso, uno diferente del primero, uno con más pasión y deseo, en el que sus labios parecían ofendidos entre si y profundizo el beso al introducir su lengua en la boca por la que había estado esperando años.

 

-Oz…

 

 Las piernas de Gil fueron incapaces de sostenerlo cayendo de rodillas, respirando entrecortadamente al sentir que el aire le faltaba, contemplándolo por un momento sin poder creer lo que sucedía, para luego abrazarse al pecho del de cabellos dorados y sollozar al no poder contener las lagrimas.

 

-¿Gil?... ¿estás borracho de nuevo? –pregunto Oz totalmente extrañado de la reacción.

 

-Por favor… te lo ruego… no juegues conmigo –suplico Gil con el rostro oculto en el pecho de su amo –no lo soportaría… no te burles de mis sentimientos.

 

-¿Me crees capaz de hacer algo así? –pregunto Oz de mala gana.

 

-¡Sí! –respondió Gil de inmediato –te gusta atormentarme.

 

 El joven cuervo se sentía desfallecer, eran demasiadas las emociones que experimentaba y si su amo solo se estaba divirtiendo de su ingenuidad lo devastaría. Oz se avergonzó por un segundo de las palabras del joven arrodillado frente a él, era cierto que disfrutaba de hacerlo pasar por dificultades y momentos bochornosos, y ¿por qué negarlo?, adoraba la cara de terror de su sirviente, pero la razón era algo ridícula para su modo de pensar, era simplemente porque Gil le parecía lindo en aquellas situaciones.

 

-Puede que sea cierto –acepto Oz la acusación del joven –pero…

 

 Se arrodillo para poder ver el rostro del de cabellos negros, su mirada estaba embargada de diversas emociones, en las que podía ver miedo, esperanza y lo que más le alegro: amor. Limpio sus lágrimas con cariño, tomo su rostro y beso su frente.

 

-No en esta ocasión –aseguro Oz besando una de las mejillas del joven –te quiero, quiero estar contigo, solo contigo.

 

 A la memoria de Gil llegaron los recuerdos de la noche anterior, el intento por besarlo, el confesarle su miedo y hasta los celos que sentía de Alice, el decirle que quería estar a su lado. Y ahora Oz estaba diciéndole las palabras que mas anhelaba, las que darían consuelo a su alma, ya que estaba sucediendo no pudo más que darse cuenta de la otra realidad, aquella que se negaba escuchar y eran apagados por sus deseos.

 

-Soy un Nightray, no soy… más que un intento de noble –dijo Gil aun incrédulo por lo que sucedía.

 

-No me importa.

 

-Soy un sirviente y tu mi amo… no soy digno de estar a tu lado –continuo Gil rehuyendo la mirada del rubio.

 

 Oz lo tomo por el rostro para forzarlo a que lo mirara, no iba a permitir que Gil siguiera diciendo tonterías, que se siguiera menospreciando.

 

-Deja de negarte el derecho a ser feliz –pidió Oz firmemente –no hay nadie más digno, no hay nadie más leal… tu eres absoluto Gil… te quiero.

 

 Gil sonrió al poder creer al fin que lo que estaba sucediendo era real y no una mera ilusión suya, acaricio el rostro de Oz contemplándolo con adoración, era real, tangible, el Oz que estaba frente a él no se esfumaría, era real, no lo perdería.

 

-Oz te amo.

 

 Acerco su rostro al del rubio y besos sus dulces labios apasionadamente, sintiendo como la respiración del otro se aceleraba e intentaban respirar pero no quería terminar con aquel intoxicante beso. Abandono sus labios y marco su cuello, la piel era tan suave e inocente, el calor de su piel contra la suya era embriagador, una de sus manos se abrió paso por la camisa de Oz, este gimió al sentir el frio tacto de Gil contra su piel cada vez mas cálida, algo que Gil casi no pudo soportar.

 

-Oz… paremos… no prometo poder controlarme –dijo Gil tratando de normalizar su respiración.

 

-No quiero que te controles –susurro Oz al oído del más alto –no te contengas.

 

 Oz se levanto y tomo la mano de Gil para que también se incorporara, sin soltar su mano lo condujo a la cama, el joven cuervo siguió a su amo hasta el lecho de la habitación, el rubio volteo a verlo y le dedico una mirada llena de cariño. Le demostraría al dueño de la mirada esmeralda cuanto era su deseo y su amor por él, por quien estaba dispuesto a dar su vida. Al estar frente a la cama lo atrajo hacia su cuerpo y lo abrazo por la espalda, para después besar su cuello.

 

-Es extraño, ahora yo soy el mayor –dijo Gil mordiendo el lóbulo de la oreja del rubio.

 

-Gil… aaahhh… técnicamente tengo veinticinco –contesto Oz sin poder reprimir un débil jadeo.

 

-Eso no me ayuda mucho –comento Gil deslizando sus manos por debajo de la camisa de su amo –técnicamente yo tengo casi cien años.

 

-Pero tú me quieres desde que eres mi sirviente –dijo Oz volteándose para quedar frente al más alto.

 

-Eso es totalmente cierto –concordó Gil recostando a su amo sobre el colchón –desde nuestro primer encuentro.

 

 Oz deshizo el nudo del pañuelo de Gil y comenzó a desbrochar los botones de la camisa del más alto; sus manos parecían torpes, nervioso por lo que estaba haciendo, pero quería que el otro entendiera que quería estar con él en todos los sentidos y que no tenía miedo.

 

 Gil se dio cuenta del nerviosismo del otro y tomo sus manos para después darle un beso, se incorporo quedando arrodillado sobre la cama, con el pequeño muchacho bajo el y termino con la tarea que el rubio había empezado, se quito la camisa para dejar su pecho al descubierto. Los ojos de Oz se abrieron con sorpresa y su mirada pareció entristecer, con su mano derecha delineo la cicatriz que atravesaba el pecho del joven de cabello azabache.

 

-Lo siento tanto –susurro Oz sin despejar su mirada de la cicatriz –te hice tanto daño… lo lamento… perdóname por lastimarte.

 

 El joven de mirada dorada sintió su sangre hervir, el era quien lamentaba no haber podido protegerlo, Oz no tenia culpa de lo que había sucedido, jamás la idea de culparlo o guardarle rencor cruzo por su cabeza; porque a pesar de saber que Oz no contaba con el favor de su padre eso no significaba que no lo quisiera, era porque quería la aprobación de su padre que él se interpuso entre ellos, porque de aquella manera Oz no se hubiera recuperado, si tenía esa cicatriz era porque le amaba.

 

-No hay nada que perdonar –dijo Gil tomando la mano del muchacho y besando su palma.

 

 No le dio oportunidad a Oz de reaccionar u objetar, en un movimiento brusco por su parte cambiaron de posiciones y el rubio quedo sentado sobre el joven cuervo, que ocupaba con posesión sus labios, silenciando cualquier argumento que pudiera decir. Las manos de Gil no se mantuvieron quietas y pronto se encontraban desabrochando la camisa de Oz, para después acariciar su espalda con fervor, al volver a saborear su cuello; Oz hizo recostarse al más alto, pues se sentía secundario en cuanto a los avances y el también quería demostrarle a Gil cuanto lo deseaba, bajo su rostro hacia su pecho y con suavidad empezó a delinear la cicatriz del joven con su lengua.

 

-Aaaggg… Oz, por favor… continua –pidió Gil con dificultad.

 

 Una sonrisa maliciosa se formo por breves segundos en los labios que se hallaban ocupados jugueteando con uno de los pezones de Gil. Los gemidos del más alto no hacían otra cosa más que excitarlo provocando que dejara su pecho y abordara con urgencia aquellos labios que comenzaban a enloquecerlo, comenzando de manera inconsciente un suave movimiento con su cadera.

 

 Con un suave empujón volvieron a cambiar de posición, quedando Oz recostado y con Gil casi encima suyo, tras terminar el embriagador beso Gil se incorporo y flexiono una de las piernas del rubio para quitarle las botas y después los pantalones cortos que solía llevar, dejando al descubierto el miembro erecto del más pequeño que clamaba por atención. Acaricio y beso con suavidad la delicada piel de su amo.

 

-¡Gil!.. ¿qué haces? –pregunto Oz cuando el otro le abrió mas las piernas y comenzó a acariciar la parte interna de sus muslos –no lo hag…

 

 La frase quedo sin terminar al sentir el aliento de Gil sobre su parte. Primero paso su lengua apenas rozando sobre él, para después dar pequeños toques, cuando los labios de Gil se cerraron en torno a él, se retorció y alzo la cadera en una silenciosa petición por que continuase, no tardó en empezar a jadear, los jadeos pronto fueron cambiados por suspiros y luego estos por gemidos que incitaban a Gil a continuar.

 

-Es tiempo –dijo Gil abandonando el miembro de su amo.

 

 Gil subió a sus labios una más para luego quitar la única prenda que le quedaba al rubio, su mano fue a la altura del último botón de la camisa de Oz y fue entonces que titubeo. Debajo de aquella prenda sobre su pecho, estaba marcado el recordatorio de que podía perder a Oz una vez más, aquel reloj que avanzaba y amenazaba con arrebatarlo de su lado.

 

-No hay necesidad de verlo –dijo Oz sonrojado, entendiendo el titubeo de su sirviente.

 

 Oz rodeo su espalda empujándolo contra él, de manera que el cuerpo de Gil se poso sobre el suyo, el de cabellos negros lo beso dulcemente, agradeciéndolo que lo entendiese.

 

-Lo que más deseo es poseerte por completo –confeso Gil respirando profundo para poder decir la frase completa –¿serás mío?

 

-Soy tuyo Gil –respondió Oz acalorado.

 

 Gil sonrió y poso suavemente una de sus manos sobre el rostro del rubio delineando el contorno de esta para bajar a su hombro y pasar a su costado, las mejillas de Oz se tiñeron cuando aquel dedo llegó a su cadera y se detuvo ahí para sentir la mano completamente posada en esa zona. Gil estaba siendo delicado con sus caricias para demostrarle a Oz cuán importante era para él, Oz sabía lo que estaba por ocurrir y llevo sus manos hasta el pantalón de su sirviente, que encerraba la evidente erección del más alto.

 

-No solo creciste en altura –dijo Oz sin poder reprimir el comentario.

 

-No digas esas cosas –pidió Gil sonrojado.

 

 Gil volvió a besarlo para acallar cualquier otro comentario, las manos de Oz estaban aferradas a la espalda del más alto que había comenzado un vaivén de roces entre ambos cuerpos que provocaba que se quemaran entre sí a causa del deseo que los estaba consumiendo. Gil se medio incorporo y llevo tres de sus dedos a su boca para humedecerlos, una visión que le encanto a Oz, cuando termino volvió a acercarse a sus labios y lo beso de una forma entre posesiva y apasionada. Gil sintió las uñas de su amo arañándole la espalda cuando sus dedos hicieron aparición dentro de él, pero continuo el beso, suplicando en el que no se detuviera, estaba enloquecido, embriagado con las carias, besos y aroma de Gil.

 

-G-Gil… –gimió Oz tratando de acostumbrarse a la invasión.

 

 El de cabello azabache continuo con el movimiento de sus dedos, decidido a mostrarle a Oz cuanto lo quería y deseaba, debía ser gentil con su amo. Se acomodo entre sus piernas, haciendo que el de mirada esmeralda flexionara sus piernas, poco a poco fue entrando en su cuerpo provocando que Oz se arqueara con fuerza, rodeo su cintura y lo atrajo hacia sí y acariciarle la espalda. Pudo sentir la calidez de Oz rodear su miembro, era tan estrecho, nunca había sentido tal placer y satisfacción con el simple hecho de penetrar, lo que amenazaba con desaparecer su razón.

 

-¿Estas… bien, Oz?

 

-Dame algo… de… tiempo –pidió Oz conteniendo unas lagrimas –en verdad que… creciste.

 

-¡No digas eso! –exclamo Gil esperando un tiempo antes de continuar.

 

 Luego de algunos minutos el dolor empezó a ceder, así se lo indico Oz asintiendo con la cabeza y empezando con un suave movimiento de cadera. La expresión del rostro de Oz empezó a suavizarse, los movimientos fueron acelerando progresivamente mientras el placer aumentaba en el rostro de Oz, y la pasión y deseo cegaban cada vez más a Gil, coloco una mano tras su nuca para obligarlo a levantar la cabeza y mirar sus ojos, en cuanto sus miradas se conectaron todo lo que no fuese placer desapareció.

 

-¡G-Gil!

 

-¡Oz… te amo!

 

 Los brazos del de mirada esmeralda rodearon el cuello de su sirviente para atraerlo en un beso en exceso posesivo, las manos de Gil se aferraron mas a la cadera de Oz. Estaban completamente ciegos del placer que ambos sentían, ya no pudo contenerse más, el orgasmo alcanzó a Oz mientras arqueaba la espalda y dejaba salir en un grito de enorme placer el nombre de su amante. Gil siguió con desesperación, gimiendo y jadeando como si de un toro se tratase, su mano derecha agarro el cabello dorado de su amo, su cabeza cayo entre de Oz  y el brazo con el que atenazaba el cabello.

 

-Te…amo… –jadeo Gil al oído de su amado –te amo.

 

 Dio unas cuantas embestidas mas, cada vez más profundo, clavó sus dientes en el hombro del rubio y apretando su mandíbula, ahogo el gemido prolongado del orgasmo que estaba azotándolo en ese momento. Los espasmos de placer aun estaban teniendo efecto en ambos cuerpos, sus respiraciones estaban agitadas al grado que jadeaban, sus pechos subían y bajaban apresuradamente, el rostro Gil seguía escondido entre el cuello de Oz, mientras este le rodeaba el cuello, acercándole hacia él, sonriente, estaba feliz. Todo lo que había pasado lo hizo sentir inmensamente feliz con tan solo sentir el primer roce de sus pieles, con tan solo escuchar su voz susurrándole su nombre, con tan solo una mirada que escondía la pasión de Gil.

 

 Abrió sus ojos con algo de pereza y se encontró frente a él, al joven de cabello dorado que era dueño de su ser, su joven amo dormía tranquilamente a su lado con las mejillas un poco sonrojadas aun, acaricio su cabello sin poder creer que lo que había sucedido era real. Sonrió feliz al sentir los finos cabellos dorados entre sus dedos, todo era real, bien podía gritar de la euforia que sentía pero despertaría al rubio y deseaba verlo dormir por un rato mas, cubrió un poco más a Oz con la sabana y fue cuando lo escucho. Unos pasos suaves,  alguien estaba en la habitación, volteo y se encontró con Break, quien parecía paralizado y mantenía su único ojo extremadamente abierto a causa de la sorpresa que se había llevado, pues lo que menos esperaba al salir del armario era encontrar a aquel par en la cama.

 

-¡Break! –susurro Gil tratando de moderar su voz.

 

-Vaya, si que fuiste útil a tu amo –dijo Break reponiéndose de la impresión –o tu amo te fue útil, que para el caso es lo mismo.

 

-Cállate, despertaras a Oz –pidió Gil en voz baja, sentándose en la cama.

 

-¿Tan exhausto lo has dejado? –pregunto Break jocosamente –no te conocía esas aptitudes, Gilbert-kun.

 

-Sal de una buena vez –exigió Gil levantándose.

 

-Veo Sabrie, veo Leveru –dijo Break tapándose su ojo.

 

-Deja los juegos y lárgate –apremio Gil sonrojado poniéndose los pantalones.

 

-Y yo que solo venia como mensajero –dijo Break haciéndose la víctima –y me tratan así, con la punta del pie.

 

-Déjate de tonterías –dijo Gil empujándolo a la salida.

 

-¿No te interesa saber que tienes la casa sola? –pregunto Break dejándose llevar.

 

-¿Eh? –pregunto Gil trastabillando un poco.

 

-Ahora si tengo tu atención –comento Break divertido –el interés tiene pies.

 

-O más bien hormonas –agrego Emily.

 

-Shhh… baja la voz –pidió Gil procurando el sueño de su amo.

 

-El festival agrado tanto a las señoritas que nos quedaremos hasta mañana –informo Break mientras desenvolvía una paleta –debo añadir que los dulces fueron geniales, en fin la señorita está cansada así que pasaremos la noche en un hotel de la ciudad.

 

-¿La coneja?

 

-Se quedara voluntariamente a fuerzas con nosotros –respondió Break encogiendo los hombros restándole importancia –podrás abusar de tu amo todo lo que quieras.

 

-¡Break!

 

-Shhh… baja la voz –se mofo Break divertido –¿al menos hiciste tu trabajo o solamente te dedicaste a pervertir a Oz-kun?

 

 Gil se reservo la respuesta para ir a su escritorio, tomo con prisa la hoja que había garabateado antes y se la entrego a Break, quien lo leyó y pareció no entender el significado.

 

-¿Y esto qué?

 

-Dáselo a Vincent.

 

-¿Me viste cara de paloma mensajera? –cuestiono Break un tanto alterado.

 

-Dáselo a Vincent –repitió Gil de manera clara –el sabrá a que me refiero e investigara, manda a Reim si quieres.

 

-Eso no es mala idea.

 

-Ahora… lárgate –corrió Gil volviendo a empujarlo.

 

-Ya, ya, tranquilo me voy –dijo Break dirigiéndose al armario –se que estas ansioso por tirarte a…

 

-¡Cállate!

 

 Break guardo el papel en su bolsillo, se metió en el armario y tras cerrar las puertas desapareció, el chico de cabello azabache ni siquiera se pregunto en esa ocasión como le hacía para aparecer y desaparecer a través de los muebles, lo que le importaba era que se fuera. Volvió a la cama y se recostó al lado de Oz que se movía un poco inquieto, acaricio su cabello y este abrió sus ojos lentamente, parpadeando un par de veces para enfocar su vista.

 

-Gil.

 

-¿Te encuentras bien? –pregunto Gil acariciándola mejilla del rubio.

 

-Si… ¿no fue un sueño? –pregunto Oz pasando su mano entre los cabellos azabache.

 

-Es real –contesto Gil besando a su amo –hace tanto tiempo que no me daba gusto despertar.

 

 Volvió a besar a su ahora amante, su lengua se abrió paso entre los dulces labios a los que se estaba haciendo adicto, los poros de sus cuerpos destilaban deseo, que iba embriagándolos poco a poco; Gil daba el alma en cada beso y Oz pudo vislumbrar el fuego de su mirada.

 

-Gil… ¿quieres hacerlo otra vez? –pregunto Oz respirando entrecortadamente.

 

-Lo siento, si tú no quieres…

 

-Te dije que no te contuvieras –susurro Oz al oído de su sirviente.

 

-Oz, te amo.

 

 Gil no pudo resistirse más, se coloco encima de su amo y beso su cuello mientras sujetaba sus muñecas con fuerza, para después tomarlo apasionadamente y no dejarlo escapar nunca más, porque lo amaba por esa sencilla razón.

Notas finales:

Y pues si hubo lemmon pero este no es el final de la historia, todavia falta para que esta termine aun deben afrontar algunas "pruebas" y todo eso, espero que esten por aqui en la proxima actualizacion, bye... y dejen reviews.


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