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Vicios por EijiTonks

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Notas del capitulo:

Viva el Gil/Oz!!!

 Oz fue a la habitación por una frazada, se lamento pues de ninguna manera el solo sería capaz de llevar a su sirviente a la cama, regreso a la pequeña estancia, Gil estaba acomodado en una posición por de más extraña, su cabeza se encontraba casi colgando y formaba un ángulo extraño con su espalda, dejo la frazada en la mesa y fue a acomodar a su sirviente.

 

-¿Cómo puede dormir así? –pregunto Oz poniendo su cabeza sobre un cojín.

 

 Tomo la frazada y la extendió sobre el joven de cabellos negros, este se volvió a acomodar y mientras Oz estaba inclinado, Gil lo tomo de la mano y lo atrajo hacia el, quedando acostado sobre el pecho del joven, el chico de mirada esmeralda se sonrojo y sorprendido al ver en la posición en la que se encontraban, Gil paso su brazo sobre el quedando atrapado en un abrazo, sin embargo esto no pareció molestar al pequeño rubio pues sonrió con ternura.

 

-Joven amo… tengo miedo –dijo Gil con la voz entrecortada.

 

-¿Gil? –pregunto Oz sorprendido pues su amigo parecía a punto de llorar.

 

-Tengo miedo –repitió Gil aferrándose más al rubio y comenzando a llorar.

 

 El de cabellos azabache empezaba a desahogarse, Oz recordó entonces que la última vez que Gil había tomado se comportaba como cuando tenía catorce años, un muchacho tímido y llorón, pensó que tal vez ese Gil podría decirle que era lo que sucedía.

 

-¿Que es lo que sucede, Gil?

 

-Tengo miedo… joven amo, miedo de… perderlo –contesto Gil hecho un ovillo al lado de su amo a punto de tirarlo del sofá –usted es lo más valioso para mí, no quiero perderlo otra vez.

 

-No me voy a ir –calmo Oz a su sirviente, procurando no caerse.

 

-Esa conejo lo aleja de mi lado –continuo Gil incorporándose un poco –quiero que este conmigo, solo conmigo.

 

 Gilbert se acerco al rostro de su amo y acaricio su mejilla con sumo cuidado, como si temiera que se desvaneciera, paso su pulgar sobre los labios del de mirada esmeralda, acercando los propios a los de su amo. Oz sentía latir fuerte su corazón ante las palabras y proximidad de la persona que le era más leal, no podía pedirle  que se alejara o más bien el no quería alejarlo, lo miraba con ternura, cerro sus ojos a la espera del contacto con los labios del más alto, sin embargo este no llego, en su lugar sintió un peso sobre su hombro y al abrir sus ojos descubrió con sorpresa que Gil se había quedado profundamente dormido recargado sobre él; después de una pequeña rabieta interna miro otra vez a su sirviente con infinita ternura, satisfecho de que hubiera desahogado parte de sus pensamientos y contento de las palabras que le había dirigido, de los sentimientos de los cual era objeto, se acomodo un poco entre los brazos de su sirviente para quedar dormidos en aquella posición.

 

 Lo primero que Gil notó la mañana siguiente fue el incesante martilleo de su cabeza. Lo segundo, como la luz se colaba a través de las ventanas causándole dolor. Lo tercero, que necesitaba, urgentemente beber agua, trato de incorporarse pero una mano sobre su pecho lo detuvo.

 

-Sin prisa –murmuro Oz.

 

 Gil medio abrió un ojo y se encontró con Oz sentado en la orilla de la mesa y con un vaso lleno de agua en la mano, el joven de cabello azabache tomo el vaso que le ofrecían y se lo bebió todo.

 

-Sharon-chan mandara un carruaje más tarde –dijo Oz sirviendo más agua –descansa un poco más.

 

-Gracias –dijo Gil recibiendo el vaso.

 

-¿Quieres ir a la habitación?

 

-¡¿Qué?! –exclamo Gil escupiendo un poco de agua.

 

-¿Qué si te quieres pasar a tu habitación? –dijo Oz como si eso fuera claro, aunque mostraba una sonrisa picara –hemos pasado la noche en el sofá.

 

-¿He-hemos?... ¿nosotros? –pregunto Gil que no carburaba bien –¿ambos dos?

 

-¿No te acuerdas? –pregunto Oz curioso, aunque su sonrisa se hizo más pronunciada –no me dejaste en paz toda la noche.

 

 El rostro de Gil había alcanzado un tono de rojo jamás antes visto, por lo que estaba escuchando, para ser honestos solo recordaba haber subido al carruaje y después de eso todo era confuso; su dolor de cabeza acreció en un intento por recordar que había sucedido, no era posible que ellos hubieran… jamás se perdonaría por haber lastimado a Oz, aunque si así hubiera sido el de mirada esmeralda no estaría tan tranquilo.

 

-Pase toda la noche evitando caerme del sofá –explico Oz finalmente –me dejaste en la orilla.

 

-¿No-nosotros no…? –tartamudeo Gil dejando al aire la pregunta –necesito descansar.

 

 Gil dejó caer la espalda sobre el sofá una vez más, le dolía la cabeza y seguía notando la boca pastosa, tenía demasiadas cosas en las que pensar. Lo que era peor, tenía que pensar en Oz, y pensar en Oz ya solía provocarle dolores de cabeza.

 

-Creo que eso significa que te quedaras aquí –concluyo Oz corriendo las cortinas –te despertare cuando lleguen por nosotros.

 

 Se giro en el sofá para quedar de cara al respaldo y que la luz no lo molestara, dormiría un poco más, ya más tarde lidiaría otra vez con sus demonios. La siguiente vez que despertó, Oz lo movía suavemente del hombro para despertarlo, se quito un poco de cabello del rostro antes del sentarse, ya se sentía mucho mejor, aunque todavía estaba la necesidad por agua fresca, su cabeza se encontraba mucho mejor, lo suficiente para pensar casi con claridad.

 

-El coche ha llegado –dijo Oz ofreciéndole agua una vez más –regresemos a la mansión.

 

 Una vez en el coche ninguno hablo mas de los necesario, o al menos por parte de Gil, que asentía ocasionalmente para hacerle saber a su amo que le prestaba atención, a las afueras de la ciudad se llevaba a cabo un festival y Oz se pego a la ventana para observar con fascinación las diferentes carpas, Gil le hubiera dicho que pasarían un rato ahí si no fuera porque todavía no se sentía en la mejor condición. Cuando llegaron a la mansión el rubio se dirigió a los jardines dejando solo a Gil para afrontar a Break y compañía.

 

-Buenas tardes –saludo Gil entrando en el salón.

 

-El briago ha hecho su aparición –saludo Emily desde el hombro de Break.

 

 Gil se reservo la contestación para sí mismo, por lo que pretendió hacer caso omiso al amigable saludo de la “encantadora” muñeca, solo tomo asiento en uno de los sillones esperando mas “amigables” palabras.

 

-Hey, cabeza de alga.

 

-Gracias por mandar un coche por nosotros Sharon –dijo Gil tratando de ignorar a la molesta coneja.

 

-No fue nada –contesto Sharon cortésmente –espero te sientas mejor.

 

-Sí, me encuentro bien.

 

-¡Que alegría! –exclamo Break extendiendo los brazos –ahora que no estás ebrio puedes hacer tu trabajo.

 

-¡Cabeza de algas!

 

-Con mucho gusto –respondió Gil tratando de ignorar ciertos comentarios.

 

-En tu habitación están los informes de Pandora sobre los ataques a los nobles –informo Break lamiendo una paleta –aunque no se que puedas descubrir en tu condición actual.

 

-Cierto, cierto, esta crudo –comento Emily.

 

-¡Hazme caso cabeza de algas! –exigió Alice.

 

-¡¿Qué quieres?!

 

-¿Dónde está Oz? –cuestiono Alice de inmediato –ya llegaron y el perezoso de mi sirviente no ha venido a reportarse.

 

-Fue a los jardines dijo que quería estar solo –contesto Gil de mala gana.

 

-¡Bien!, entonces lo dejare estar a solas –respondió Alice pensativa –con mi compañía claro está.

 

-¿Qué no entiendes lo que es querer estar solo? –dijo Gil tratando de detenerla –¡alto conejo estúpido!

 

 Sharon puso su mano sobre el hombro de Gil para detener su intento en ir en pos de Alice, gracias a su amable y amenazadora sonrisa el chico de ojos dorados se volvió a sentar, la escena hacia recordar a un par de padres regañando a su hijo por llegar tarde, algo muy bizarro para la mente de Gil.

 

 Alice fue presurosa a los jardines para poder ver a Oz, aunque llegando ahí tuvo que buscarlo primero ya que los terrenos eran extensos, tras adentrase lo encontró sentado a la sombra de un árbol, parecía algo pensativo y preocupado, no esperaba que nada interrumpiera sus pensamientos, quiso saber enseguida que era lo que mantenía a su sirviente así y como el joven se encontraba murmurando cosas se acerco procurando no hacer algún ruido que descubriera su presencia.

 

-¿Qué hago?

 

 Los pensamientos de Oz solo estaban ocupados en una sola cosa o más bien persona, en un joven de cabellos negros y mirada dorada; no había podido parar de pensar en él desde la noche anterior. Sus sentimientos no eran el problema, eso ya lo había asimilado. Su capacidad de adaptarse a cualquier situación en ese momento fue una ventaja, al analizar que se preocupaba por él, que desde pequeños estaban juntos, no eso podría ser cualquier clase de cariño fraternal, pero él consideraba a Gil absoluto, creía en el “para siempre” que Gil le había dicho, le tenía fe, y al recordar todos los momentos que pasaron, las promesas y los actos de ambos sintió una calidez en el pecho que lo confirmaba.

 

-Lo quiero.

 

 Fue un susurro al viento, aquellas palabras se perderían entre las copas de los arboles, pero era cierto, le quería, quería a Gil y pensar en ello solo hacia latir mas fuerte su corazón. El problema radicaba ahora en como hacérselo saber al joven cuervo, parecía inútil mandarle indirectas muy directas y aunque solía decir frases principescas a las chicas lindas, decididamente eso no iría con Gil, no se veía a sí mismo diciendo ese tipo de cosas a su sirviente, la sola idea lo hizo estremecerse.

 

-¿Qué hago?, ¿qué hacer para que Gil sepa? –se cuestiono Oz alborotándose el cabello.

 

-Solo limítate a decirle.

 

 Oz dio un respingo sorprendido pues creía que se hallaba solo, así que al formular esas preguntar no esperaba ninguna respuesta, pero ahí estaba Alice a su lado observando como el rubio parecía pasar por un mal momento.

 

-¡Alice!

 

-No entiendo el alboroto, se trata solo del cabeza de algas –prosiguió Alice de brazos cruzados –solo se directo.

 

-Creo que… tienes razón –dijo Oz mirando sorprendido a la cadena.

 

-Claro que tengo razón, ¿qué esperabas? –dijo Alice con arrogancia.

 

 Oz le sonrió a la chica, la respuesta en si era tan sencilla, solo decirle, tan sencillo como eso. No tuvo un segundo para titubear ya que de inmediato Alice lo estaba apremiando para que hablara con Gil, pues al parecer de la chica no había motivo para postergarlo, en cuanto antes lo hiciera mejor; aunque Oz estaba sorprendido por la reacción de la cadena por dentro no podía de dejar de estar agradecido, tenía que confrontar al joven cuervo y hacerle saber sus sentimientos. Al entrar en el salón se encontró con todos los habitantes de la mansión, era demasiada gente y no pretendía hacerlo con audiencia, debía de encontrar la manera de estar a solas con el joven de cabellos azabache. La respuesta le llego al recordar su trayecto a la mansión.

 

-Hoy hay un festival en las afueras de la ciudad –comento Oz casualmente echándose en el sofá con el cuervo –parecía divertido.

 

-¿Quieres ir, Oz? –pregunto Gil haciéndose a un lado para que el rubio pudiera recostarse.

 

-No te muevas Gil –ordeno Oz recostando su cabeza sobre las piernas del joven –había muchas cosas que lucían interesantes.

 

-Define interesantes –pidió Break.

 

-Alcance a ver una carpa que era de alta repostería y dulces –contesto Oz observando la mirada de interés del hombre de cabello plateado, para luego mirar a cierta chica –y otra de cortes de carne a la parrilla, se veía delicioso.

 

-¿Carne?

 

-También había un escaparate de novelas románticas.

 

-Que buena vista –murmuro Gil extrañado de su actitud.

 

-¡Bien!, está decidido –exclamo Sharon dando una palmada –iremos a ese festival.

 

-Ya que es una petición de la princesa me parece bien –concordó Break imaginando todos los dulces que comería.

 

-¡Vámonos! –apremio Alice –la carne espera.

 

-Vayan ustedes, tengo asuntos que atender, documentos por revisar –dijo Gil.

 

-Vamos será divertido, nos relajaremos un poco –insistió Sharon.

 

-Tengo que revisar esos papeles –se rehusó Gil acariciando inconscientemente el cabello del rubio –como bien sabes.

 

-¿Por qué nos cortas la diversión? –reclamo Break haciendo un breve puchero –no sabes lo divertido que es recalcarte que nos iremos a divertir mientras tú te quedas a trabajar.

 

-¡Vámonos! –exigió Alice.

 

-Bien, Oz-kun levántate y vámonos –pidió Break ansioso por comer dulces.

 

-Me siento algo cansado, vayan ustedes –rechazo Oz bastante cómodo desde el regazo del joven –Gil me mantuvo ocupado gran parte de la noche.

 

 La mano que acariciaba el cabello dorado se detuvo en el acto y la acompaño un ligero temblor, de inmediato Gil se sonrojo y cerró sus ojos tratando de calmarse.

 

-¿Por qué te detienes? –reclamo Oz cruzado de brazos –me estaba dando sueño.

 

-Quieres dormir, está bien –acepto Break de inmediato empujando a Alice para que saliera.

 

-¿Estás seguro Oz? –pregunto Sharon.

 

-Claro que está bien, princesa, además Gilbert-kun se quedara con el –dijo Break tomando a la chica de la muñeca –vamos, dejemos que se sienta útil con su preciado amo.

 

 Después de esas palabras desaparecieron tras la puerta y dejaron solos al sirviente y a su amo. Gil paso saliva con un poco de esfuerzo al notar que Oz seguía recostado sobre sus piernas, hizo un ademan como si pretendiera volver a acariciar aquel sedoso cabello.

 

-Estoy cansado –dijo Oz incorporándose para quedar sentado –tomare un baño y luego quiero hablar contigo de algo importante.

 

 Sin decir más se levanto y salió del salón rumbo a su habitación. Gil no comprendía muy bien el por qué su amo quería hablar con él, pero eso lo descubriría más tarde, por el momento era buena idea tomar un baño, ya una vez fresco dedicaría su atención a los documentos que tenía que revisar.

 

 El agua tibia golpeaba el pecho de Gil, aunque parecía que no le daba el suficiente alivio pues sabía que si usaba el agua fría sería peor para su cabeza, pero el fuego lo estaba consumiendo. Momentos antes había estado tan cerca de Oz, sin pretenderlo había estado acariciando el cabello de Oz y al chico le parecía haber agradado aquel gesto que no pudo reprimir, aquella sonrisa y su mirada le brindaban una calidez que lo atormentaba.

 

-¡Diablos! ­–murmuro Gil al mirar su entrepierna.

 

 Lo había hecho de nuevo, solo pensar en el provocaba que su cuerpo reaccionara, azoto las manos contra la pared de la ducha, se sujeto de la llave lo más fuerte que pudo y trato de reprimir su urgencia, comenzando a respirar con irregularidad.

 

-Maldición.

 

 Titubeo un poco antes de tomar su erección, Oz era demasiado intoxicante para que se negase un alivio que su cuerpo le pedía a gritos, demasiado importante, se mordió el labio inferior y su mente comenzó a vagar. Cuando termino se encontró sosteniéndose de rodillas mirando el azulejo del baño donde su semen se mezclaba con el agua y se perdía por la coladera, se sentía confuso, simplemente no podía despojarse de esa asquerosa urgencia por estar con él. Todavía recriminándose termino su ducha  y se vistió para revisar los papeles sobre su escritorio que clamaban por su atención.

 

 Era la tercera vez que leía el mismo párrafo y no entendía absolutamente nada, exasperado arrojo las hojas sobre su escritorio y se recargo sobre el respaldo de su silla; cada vez le costaba más trabajo controlarse y para ser honestos el joven de cabellos dorados no era de mucha ayuda, pues parecía hacerlo a propósito. Siempre provocaba aquellas situaciones tensas y peligrosas donde en verdad le costaba contenerse, terminando autosatisfaciéndose en la privacidad de su alcoba o baño.

 

 Tomo otra vez las hojas en un intento de concentrarse y poder hallar algún dato que hubieran pasado por alto, debía distraer su mente y no había nada mejor para ellos que el trabajo. Tras leer por segunda vez los papeles que se encontraban frente a él aun no veía a donde los conducía; recargo su cabeza sobre el escritorio tratando de analizar la situación, los nobles atacados no parecían tener relación entre sí, eran de de distintas clases aun no había un noble de alto nivel involucrado, lo que lo hacía un callejón sin salida. Todos sin relación, de diferente status, sin saber donde habían estado previamente… no sabían donde habían estado antes, si bien los motivos de su presencia en la ciudad era variados, desde asuntos de negocios, políticos o familiares, en ninguno de los casos habían sabido donde se hallaban horas antes, eso era lo que los unía.

 

-Gil.

 

 Gil al percatarse de la presencia de su amo giro la cabeza para poder verlo, sin levantarla del escritorio, a su mente llego la imagen fugaz de estar a punto de besar a Oz, cerro con fuerza sus ojos para deshacerse de aquella “alucinación” y volvió a centrar su mirada en el rubio.

 

-Quiero hablar contigo Gil –pidió Oz entrando en la habitación.

 

 Gil por fin levanto la cabeza del escritorio y garabateo algo rápidamente sobre un papel para después levantarse e ir al encuentro con Oz, que se encontraba a media habitación, delante del sofá frente a la cama, mirando fijamente el suelo como si este fuera muy interesante.

 

-¿Oz?, ¿qué sucede? –pregunto Gil frente a al chico rubio.

 

-Solo se directo –dijo Oz en un susurro apenas audible.

 

-¿Oz?

 

-Bueno creo que no hay forma más directa que esta.

 

 Oz tomo a Gil de su pañuelo y lo jalo hacia a él, obligando al joven a encorvarse y quedar a su altura y entonces sus labios se unieron, ante la convicción de uno y la sorpresa del otro, estaban compartiendo un beso.

Notas finales:

Empieza lo bueno de esta pareja, ojala les guste. Hasta aqui este capitulo, la siguiente semana la continuacion para saber que paso, lo rechazara?, sera un sueño? o habra lemmon?

No olviden dejar reviews! =)


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