El moreno salió como un zombi de esa sala de reuniones, pálido a más no poder.
-Jackson por fin te encuentro la Doctora Balery te está buscando molesta por que no llegaste a su última operación- le dijo preocupada su pequeña amiga, algo sofocada tal vez porque venía corriendo.
-Si te contara lo que acabo de vivir- murmuro con voz lúgubre todavía en shock, sintiendo un escalofrió al recordarlo.
-¿Qué paso? ¿Te ocurrió algo malo?- le pregunto asustada.
Fue ahí donde el moreno reacciono, no tenía derecho a contarle esas cosas a la pelirroja, no era su vida y si fuera la suya no quería que se enteraran de nada de eso, como de lo suyo con Sloan, ni siquiera parecía que Alex interviniera voluntariamente para culparlo.
-Dime- le volvió a insistir la pelirroja con ojos preocupados, ella había confiado en el al contarle lo que ocurrió con Lexie, pero la chica amaba a la pequeña Grey, a diferencia de su caso, donde no solo Sloan no recordaba nada de esa noche, sino que había sido el exceso de alcohol la verdadera razón de todo lo ocurrido, experiencia que él quería olvidarla con ansias.
-Nada… estuvieron a punto de robarme a las afueras del hospital- mintió rápidamente.
-Pero ¿estás bien?- pregunto revisándolo con la mirada como una pequeña madre.
-Si, no te preocupes, mejor dime donde está la Doctora Balery que debe estar hecha un dragón- le pido tratando de cambiar el tema.
-En el quirófano tres y yo diría que dragón es poco- el chico suspiro y se encamino a su encuentro.
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La doctora Balery duro molesta con él durante tres días, pero ya hacía de eso cuatro y parecía empezar ha olvidado y daba gracias a Dios por eso, pues ya tenía bastantes cosas por las que preocupase para añadir una más, era suficiente tortura con la rutina diaria que tenía que hacer y que justamente en esos momentos estaba cumpliendo.
La visita de los pacientes con el doctor Sloan.
-Señor tiene que entender que esta operación es necesaria para salvar su vida- grito algo alterado Jackson, perdiendo por fin la paciencia, harto de tenerle que explicar una y otra vez la misma situación al hombre que se encontraba acostado en la cama.
Estaba en plenos exámenes y sus nervios estaban a flor de piel, sabía que el cirujano plástico estaba todavía tratando de averiguar quien era “la chica” con que se acostó esa noche y ahora tenía que lidiar con un estúpido hombre que prefería morir cuando una sencilla operación le podía salvar la vida.
-Doctor Alvery podría acompañarme un momento afuera- su tono lo decía todo, sabía que le iba a reprender por su actitud y tenía razón, pero era lo que menos necesitaba en ese momento.
-Se puede saber qué tipo de actitud es esa que estas tomando- le interrogo una vez fuera de la habitación.
-El tipo es un idiota- trato de argumentar el moreno como si con eso lo explicara todo, el ceño del mayor se frunció al escuchar esa palabras medio berrinchudas.
-¿Desde cuándo?- le pregunto y por un momento el menor lo vio sin entender.
-¿Desde cuándo no te acuestas con alguien?- al escuchar la pregunta completa el moreno sintió su cuerpo arden no sabría decir si de rabia o vergüenza.
-Creo que eso no es de su incumbencia doctor Sloan- le dijo con tono serio tratando de trasmitir el mensaje de “en mi vida privada no te metas”.
-Por favor, tienes todos los síntomas ansioso, irritado, estresado, presionado con los exámenes venideros, has caso al buen doctor y toma la medicina que te receta- le dijo el mayor tratando de sonar amigable –una buena noche de sexo es lo que necesitas- todo eso y la manera tan lujuriosa con lo que lo dijo le trajo recuerdos al chico de la última noche de pasión que tuvo… con el médico que le hablaba, aunque este no la recordase.
-No tengo novia- señalo como si eso fuera la explicación necesaria para que lo dejara en paz.
-Y no la necesitas, solo alguien con quien liberar tensiones, que se ayuden mutuamente- el medico debía de haberlo hecho mucho en su tiempo y ese pensamiento molesto al moreno
-Métase en sus asuntos- mascullo perdiendo por fin la poca paciencia que le quedaba y más rojo que una amapola por el rumbo que habían tomado sus pensamientos.
Lo que no sabía Jackson era que para Mark “él” era su asunto, pues era su interno y como mentón debía velar por su bien… al menos hasta que encontrara la diosa morena que lo hizo tocar el cielo, pues ahí sí que tendría que ponerse al día con la mujer por todas las noches se las había pasado masturbándose a su costa , le molestaba lo mucho que se había emborrachado esa noche, pues eso hacía que sus recuerdos, que poco a poco volvían, le vinieran como si fuera con un cuenta gotas.
-Aprhil- llamo el doctor Sloan a la amiga del moreno al verla revisar la cartelera del hospital, ella era compañera de estudios de su pupilo y le propondría sutilmente que hicieran actividades extras para liberar tensiones juntos.
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Sacar de su mente los muchos encuentros sexuales que había tenido con el ex-militar esa semana, para Alex fue sencillo; todavía no los terminaba de procesar, solo ocurría y mientras duraba era como si de otra persona se tratase, el idiota ni siquiera lo había dejado llegar ni una vez, tal vez por eso no estaba en su normal grado de depresión cuando hacía algo que sabía estaba mal, pues ni una vez había participado voluntariamente.
Sin embargo, sí que se había retrasado para los exámenes… al menos hasta que encontró la solución perfecta para ese problema.
-Porque se dan mala vida, para algo sirven los internos- dijo chasqueando lo dedos y la chica pequeña blanca que estaba bajo su supervisión, de la que no recordaba el nombre, saco una de las tantas tarjetas de estudio que la había mandado hacer esa semana, respondió la pregunta que le hizo y miro como si hubiera descubierto la cura de todas las enfermedades a sus amigos.
-Eso es explotación ¿sabes?- le reclamo la mayor de las Grey y antes que la pelirroja Aprhil empezara con una retahíla de sermón, se fue a emergencia a buscar un pacientes mientras les gritaba.
-Eso se llama inteligencia, con esto ambos ganamos, al final me lo agradecerá- su interna lo siguió haciendo una mueca pero sin refutarle nada, mientras le leía la siguiente pregunta.
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Pero a pesar de que para Alex lo que pasaba no era más que un mal producto de su imaginación, para otra persona esos hechos que estaban en su mente se hacían más reales.
Dio vuelta en la esquina de un pasillo y acelero el paso cuando perdía de vista su objetivo, nadie podría ver lo que hacía, se ocultó cuando se paró de golpe quien seguía y disimulo improvisadamente leyendo uno de los informes de un paciente que estaba cerca, fingió leer mientras analizaba más de cerca el objeto de su estudio, cuando este volvió a circular lo siguió taladrándolo con la mirada y al fin llegaron hasta lo que para esa persona se convirtió en un indicio indiscutible de sus sospechas.
Vio como la doctora nueva hablaba animadamente con su esposo y le rosaba la mano, el pelirrojo la trataba con simpatía y estaban muy cerca para su gusto, sabía que eso eran solo pruebas circunstanciales y nada firmes, pero de algo estaba segura Cristina… su esposo la engañaba.
El ex militar pelirrojo siempre había sido un hombre muy fogoso y a pesar de estar molesta con ella nunca habían dejado de mantener relaciones, pero desde hace una semana que dormía fuera de la casa y cuando llegaba, no ocurría nada de nada, si no era con ella con alguien mas se acostaba y no pararía hasta averiguar quién era.