- ¿Seguro que puedes comerte todo eso? - preguntó Light, incrédulo, pues le era difícil asimilar que el moreno hubiese comprado tantos pastelillos para almuerzo.
- Por supuesto – dijo Ryuzaki antes de morder un pastelillo de nuez y otro de chocolate - ¿Quieres? -
- N-no, gracias. No me gustan los pasteles, son demasiado dulces -
- ¡¿QUÉEEEEE?! - exclamó con sorpresa. A causa de esto la mayoría de los presentes en la cafetería se volvieron alarmados hacia ellos, y al ver que nada sucedía algunos rieron con burla y otros se molestaron.
- ¡¿Qué te pasa?! ¿Por qué hiciste eso? - cuestionó susurrando para no volver a llamar la atención.
- Oh. Perdón. Exageré con mi reacción – contestó rascándose una mejilla – Es que no puedo creer que no te guste lo dulce... Aunque supongo que a veces olvido que todos tenemos gustos diferentes y por eso no debemos ser juzgados. Lamento si te asusté -
- Está bien. Es sólo que no esperaba a que gritaras – dijo antes de morder una manzana – Por cierto, Ryuzaki, ¿por qué hasta hoy vienes a clases? ¿Acaso tuviste problemas con la administración de la universidad? -
- Algo así – subió las piernas a la silla para dejar sus rodillas a la altura de la barbilla, lo que hizo que el castaño lo mirase más raro de lo que ya lo miraba – Estuve trabajando de detective privado durante unos años – Light se olvidó de su manera de sentar y le prestó más atención a lo que decía – Soy tan bueno en lo que hago que la policía quiso contratarme para casos mayores, como asesinatos en serie o narcotráfico. Sólo que surgió un problema... -
- ¿Y qué fue? - preguntó muy inmerso en su historia. Él también quería ser detective, y saber que en frente suyo tenía a uno de verdad en serio lo emocionaba.
-… que nunca pasé por la universidad -
- ¿Cómo? - incrédulo - ¿Pero por qué? -
- Problemas financieros – contestó antes de sorber café – Por suerte el trabajo de detective tiene una paga decente. Además, la universidad me ha dado una beca de ayuda para pagarme el 25% de la colegiatura a pedido del departamento de policía -
- Ya veo... Dices que trabajas de detective desde hace tiempo, ¿eso quiere decir que eres mayor de lo que aparentas? Porque creí que tenías mi edad -
- Oh, eso – dejó el café y volvió a los pastelillos - Sí, soy mayor que tú. Tengo 23 años. Me supongo que tú apenas llegas los 18 – el castaño asintió con la cabeza – Espero que entiendas que lo que acabo de contarte es confidencial – dijo serio - Te daré mi tarta de limón si guardas el secreto. No es muy dulce, así que debería gustarte – acercándole el postre.
- No te preocupes, de todos modos no pensaba decir nada – se negó sacudiendo ligeramente la cabeza.
- Pero te gustará – tomó un pedazo de tarta y le acercó el tenedor a la boca – Pruébalo -
- Dije que no es necesario – rió nervioso. No quería ser grosero, pero si el moreno no quitaba el tenedor de su vista se vería obligado a moverlo él mismo…
- No va a matarte el probarlo. Vaaamos, deja que el avioncito aterrice en el hangar – curiosamente, para Light, aquello sonó igual de infantil a como si lo hubiese dicho un niñito de cinco años…
- Que no – dijo en definitiva, pero Ryuzaki siguió con el brazo extendido. Light suspiró - Está bien, está bien, Ya voy... - abrió la boca y dejó entrar al ''avioncito'' – Umm... Sabe bien – dijo sin poder creerlo. En serio odiaba las cosas dulces, pero aquel pastelillo no sabía tan empalagoso como esperaba. Así que agradeció el hecho de que Ryuzaki se pusiera testarudo. Por lo regular la gente se enfadaba de él antes de lograr convencerlo de algo.