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Love And Friendship por Deathrider

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Notas del capitulo:

Bueno, bueno, estoy que me salgo, dos actualizaciones bastante seguidas XD No me lo creo ni yo, pero es que esta serie es un vicio para mi, llevo todo el día escuchando los CD’s de estos chicos y sintiéndome super fangirl XD

Muchas gracias a la gente que se pasa a dejarme rr, de verdad que me anima mucho ^^ Muchas veces colgamos aquí nuestras historias y reciben 0 comentarios, y parece que caigan como en el olvido ¿no? XD

Sobre lo de que Hijirikawa le entregue su flor a Ren (LOL) pensemos que nuestro querido hico ha sido criado en un ambiente muy estricto y serio XD no puedo imaginármelo entregándose a la pasión del rubio sin mas XDD tendréis que esperar, pero haré que merezca la pena ;)

No me enrollo más y os dejo con el capi XD

Se aseguró por cuarta vez de que no había nadie a los alrededores, nada, la biblioteca estaba prácticamente bacía.

“Cálmate Masato, no hagas que parezca sospechoso, solo estás  buscando información en internet, solo eso”

Se decía eso a si mismo para auto convencerse de que no estaba nervioso, pero sus dedos parecían de gelatina cuando tecleó en su portátil aquellas palabras.

En unos segundos Google lo alumbró con su inmensa sabiduría. Dudó sobre cual enlace debía abrir primero, no quería meterse en ninguna página sospechosa. Se decidió por una que parecía bastante sería y simple.

Comenzó a leer, seguramente allí encontraría la información que estaba buscando.

“Sexo anal”

“Como normalmente el músculo del ano se encuentra cerrado, el sexo anal podría ser doloroso”

“puede haber desgarros y fisuras anales.”

Sintió que se estaba poniendo pálido y se iba a desmayar. ¿En eso consistía el sexo entre dos hombres? ¿Qué había de bueno en eso? No podía creer que Ren tuviese ganas de meter su… en su… Su cara se encendió cuando una imagen se formó en su cabeza. Se masajeó las sienes agotado, aquello era demasiada información de golpe para asimilarlo tan rápidamente.

-Hijirikawa ¿Qué andas haciendo?

La voz de Otoya lo sacó de su estado de concentración como un cubo de agua fría y se apresuró a cerrar el portátil, preguntándose si se habría roto la pantalla por semejante porrazo.

El pelirrojo y Tokiya lo miraban estupefactos, aquella reacción tan nerviosa había sido muy sospechosa en el siempre tan calmado peli azul.

-¡Chicos!-. Rio nerviosamente mientras mantenía los brazos sobre el portátil.- E-Estaba buscando a-algunos pasos para la clase de baile, pero justo me iba.

Cogió sus cosas rápidamente y salió escopeteado antes de darles tiempo a asimilar la excusa a sus compañeros.

El pelirrojo entrecerró los ojos mientras apoyaba sus manos en las caderas, en forma de jarra.

-Que sospechoso…

Por una vez Tokiya tenía que darle la razón a su atolondrado amigo, aquél comportamiento no era nada propio del Hijirikawa que ellos conocían.

La campana que anunciaba el final del descanso para el almuerzo tocó, así que el peli azul arrastró al pelirrojo de regreso a clase.

 

Trataba de atender en clase y mantenerse lo mas calmado posible, guardado las apariencias, pero el sudor frio que recubría su frente lo delataba.

No podía apartar de su mente lo que había leído hacía unos instantes, la impresión había sido tal que se le había olvidado tomar su almuerzo. No tenía tiempo para preocuparse por aquello, almorzar era secundario ahora mismo. Después de aquello estaba mas aterrado aún, ¿Qué haría si Ren intentaba llegar a ese punto con él? Le agradaba ser besado por el rubio y también le gustaba cuando lo abrazaba, pero de todo eso a lo otro había un gran abismo.

El tiempo de la clase transcurrió sin apenas ser consciente de ello y para cuando se dio cuanta la clase ya estaba prácticamente vacía. Recogió su cartera y se dirigió hacia su habitación.

Entró haciendo el mínimo ruido posible, pero para su suerte el rubio no se encontraba allí. Suspiró aliviado y entró cerrando la puerta a su paso.

Podía aprovechar que por fin tenía un momento de soledad y calma para repasar sus lecciones, no quería que por culpa de todo aquello sus calificaciones bajasen. Se sentó en su escritorio y abrió la libreta de apuntes.

Permaneció un rato así, leyendo, repasando las partes que creía más importantes y haciendo pequeñas anotaciones. No sabía cuanto tiempo habría pasado ya, seguramente un par de horas, y Ren aún no volvía ¿Dónde demonios se había metido? Se levantó del escritorio y se tumbó en la cama, la habitación era demasiado grande y solitaria cuando estaba solo. Sus parpados pesaban, llevaba noches sin poder dormir apropiadamente por culpa de todas esas cosas que rondaban su mente. Estaba realmente cansado así que supuso que si cerraba los ojos un momento tampoco pasaría nada.

 

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Aquél profesor cascarrabias lo había entretenido más de lo que le hubiese gustado. Ahora mismo solo tenía ganas de llegar a la intimidad de su cuarto y descansar.

-Masato ya he vuelto-. Llamarse nuevamente por el nombre ya no era raro, aunque no lo hacían públicamente.

Al entrar se encontró al peli azul tumbado sobre la cama aún echa. Su mano derecha reposaba sobe su pecho, mientras que su brazo izquierdo caía delicadamente por el costado de la cama. Ren sonrió dulcemente y se sentó al borde de la cama, cuidando de no despertarlo. Era la primera vez que veía a Masato dormir, de esta forma parecía más delicado todavía. Tenía las pestañas largas y espesas, pero no desentonaban nada en su rostro, todo hacía un conjunto perfecto. Peinó sus cabellos cuidadosamente y depositó un beso en su mejilla.

-Te resfriará si duermes así.

Masato apretó los ojos y refunfuñó algo en sueños.

-Masato vamos, despierta-. Se acercó para besarlo nuevamente.

En ese momento los ojos del peli azul se abrieron para encontrarse con el rostro del rubio a escasos centímetros.

-¡¿Q-qué haces?!-. Se levantó repentinamente, provocando que sus frentes se golpeasen.

Ren se tocó la rente dolorido.

-Eso debería preguntar yo… tienes la cabeza mas dura de lo que parece.

Masato se masajeó la zona dolorida, no había sido su intención reaccionar tan bruscamente, pero despertar y encontrarse al rubio tan cerca lo había asustado.

-¿Se puede saber dónde te habías metido?

-¿Me echabas de menos? Eso es muy tierno por tu parte-. Ren sonrió divertido ante aquello.

-No digas tonterías.

Masato se levantó en un gesto digno, recuperando su postura seria habitual.

-No seas así-. Se acercó por detrás, abrazándolo.- Yo si te extrañé a ti, no te he visto n todo el día.

Aquello era peligroso, todo su cuerpo se tensó. Asta ahora no lo había pensado, pero en aquella habitación siempre estaban completamente solos, cualquier cosa podía pasar.

Se deshizo disimuladamente del agarre del rubio.

-¿No deberías tomar una ducha? Habrás tenido un día muy duro, has vuelto realmente tarde.

Mierda, aquello había sonado muy poco creíble viniendo de él. Ren por su parte lo miró ladeando la cabeza.

-Realmente tienes razón, ahora mismo me sentaría de maravilla una ducha.

El rubio se metió en el cuarto de baño y el peli azul se relajó, por el momento podía estar tranquilo. Se despojó de sus ropas arrugadas y se preparó para dormir, agarró su yukata y lo deslizó por sus brazos, ajustándolo en la cintura. Abrió la cama y se metió en ella, pero aún no dormiría, agarró uno de sus libros y se dispuso a leerlo. La habitación estaba tan en silencio que podía escuchar el leve rumor del agua que provenía del cuarto de baño. De golpe cesó y supuso que Ren habría terminado de tomar aquella ducha.

La puerta del cuarto de baño se abrió y de dentro salió el rubio, llevando los pantalones de su pijama y una toalla al cuello, sus cabellos aún estaban ligeramente mojados.

El libro se escurrió en las manos de Masato mientras lo miraba con la boca abierta. Quería decirle algo, que se cubriera o algo por el estilo, que era un maleducado; pero al fin y al cabo eso era lo que solía hacer Ren al salir de la ducha y nunca había habido ningún problema con ello.

El rubio agarró la toalla y se frotó los cabellos con ella, para luego arrojarla a un lado y mirar al peli azul.

-¿se te ha comido la lengua el gato Masato?

El rubio se acercó a su cama y se sentó al borde de ésta. Alzó su mano y acarició la mejilla de su compañero.

Masato retrocedió un poco, nervioso. No podía evitar sentirse ansioso ante esta situación. Había visto al rubio salir así de la ducha miles de veces pero por alguna razón esta vez no podía evitar ser as consciente de su cuerpo. No entendía el por qué, sus cuerpos eran prácticamente iguales, quizás el del rubio un poco mas marcado que suyo. No tenía sentido, pero no podía apartar la vista de su torso y de como las gotas de su cabello aún húmedo caían sobre el, resbalando lentamente.

-Entonces Masato, ¿Me darás un beso de buenas noches?-. Se acercó a él, apoyando su frente contra la del peli azul, rozando cariñosamente su nariz contra la de él.

Se sentía muy inquieto, su cuerpo estaba muy extraño, era demasiado consciente de Ren, de que estaba cerca, de su torso expuesto.

El rubio lo besó en la comisura de los labios y Masato cerró los ojos con fuerza, dejándose hacer. Sintió como los labios de Ren viajaron de una comisura a la otra, rozando sus labios, besándolo suavemente; lo sujetaba por la nuca, acariciando sus cabellos con dulzura. El rubio se separó un poco y delineó su labio inferior con el pulgar, haciéndole abrir la boca para acercarse nuevamente y lamer sus labios, se lo tomaba con calma, saboreándolo. Sintió como su legua se adentraba en su boca, rozando la suya.

Masato sintió un cosquilleo y esta ven no provenía de sus mariposas, sino de un sitio mas abajo, su entrepierna hormigueaba, haciendo que un sofocante calor invadiese todo su cuerpo. Ren profundizó el beso, atrayendo al peli azulado más cerca, Masato apretó las sabanas bajo sus manos y se le escapó un gemido de sorpresa que quedó silenciado entre sus bocas. Se estaba encendiendo, podía sentirlo, tenía que detener aquello, no podía dejar que las cosas llegasen a un punto de no retorno.

Posó sus manos lentamente en los hombros de Ren e intentó alejarlo un poco, pero el rubio era insistente y lo apretó mas contra su cuerpo mientras seguía besándolo profunda y lentamente. Volvió a insistir esta vez consiguiendo alejarlo delicadamente. Podía notar su respiración jadeante y temblorosa, mientras que Ren parecía bastante calmado.

-Buenas noches Ren-. Fue bastante seco.

-Buenas noches Masato, gracias a tu beso dormiré como nunca-. Le guiñó un ojo.

Idiota, si el beso le había provocado el mismo efecto que a él dudaba que pudiese dormir. El rubio se dirigió a su cama y apagó las luces. Masato subió las sabanas hasta su nariz, su respiración aún no se había calmado para nada y estaba seguro de que con tanto silencio podría escucharse perfectamente.

Se dio la vuelta en la cama, pero estaba muy intranquilo, su cuerpo había reaccionado perfectamente al de Ren, era innegable que había sido ese apasionado beso el que había hecho despertar su entrepierna, que ahora se encontraba medio erecta.

Cerró los ojos con fuerza, solo tenía que relajarse y dormir, al día siguiente eso habría desaparecido y no había de que preocuparse. Pero pensarlo era mas fácil que hacerlo, escuchaba la respiración pausada al otro lado del cuarto y por algún motivo eso lo encendía más. Estaba claro que aquella iba a ser una noche muy larga.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Apretó los ojos, molesto al sentir la luz del sol en el rostro, levantó la mano y se cubrió los ojos protestando.

Se dio la vuelta y agarró el despertador, prácticamente ya era la hora de levantarse. Se frotó los ojos pesadamente mientras se sentaba en la cama. Estiró sus brazos desperezándose, fue entonces cuando reparó en la ausencia de Masato.

Su cama estaba perfectamente echa y el yukata que solía vestir para dormir estaba pulcramente doblado, reposando sobre ésta. Su cartera y sus libros tampoco parecían estar allí. Se rascó la cabeza confuso, sabía que el peli azul era un alumno aplicado y que se levantaba pronto para llegar con bastante tiempo a clase, pero le daba la sensación de que había algo raro en todo aquello.

Se levantó y se preparó para ir a clase, aún era pronto pero saldría ya para clase, quizás así tuviese la oportunidad de encontrarse con Hijirikawa.

A aquellas horas la escuela estaba bastante tranquila, si bien era verdad que mucha gente se levantaba temprano, todo estaba bastante silencioso. Algunos alumnos estaban en clase repasando sus lecciones, otros preparaban los materiales para alguna clase práctica y la mayoría de los profesores estaban en sus despachos, tomando el primer café de la mañana mientras repasaban la lección que iban a dar en el día.

Se acercó a la clase A, echando un vistazo al interior a través de la pequeña ventana de la puerta. Allí estaba Masato sentado con aire relajado pero imponente, mientras que Otoya estaba a su lado, arrodillado, mientras Natsuki contemplaba la escena, divertido.

-¡Waaa, Hijirikawa-saaaaaan,  te lo suplico!

El peli azul suspiró.

-Te dije que no Ittoki-san, la próxima vez te lo pensarás dos veces antes de olvidarte tu tarea.

-¿Eeeehhh? ¡Tan cruel….!

-Hijirikawa-san tiene razón Ittoki, eres demasiado descuidado-. Rio el rubio.

-¿Tu también Natsuki? ¡Todos están en contra mía!-. El pelirrojo hizo un puchero infantil.

-Vamos Hijirikawa, no seas cruel, déjale la tare al pobre Ittoki-. Ren posó su mano sobre el hombro del peli azul, que se giró con los ojos abiertos como platos.

-¡Eres mi salvador Ren!-. Los ojos de Ittoki parecieron iluminarse.

-C-claro, ¿Cómo no?-. Masato rebuscó nervioso en su cartera y entregó su libreta de notas al pelirrojo.-Se me olvidaba que tengo que comentarle una cosa a Ringo sensei, enseguida vuelvo.

Se levantó de la silla sin mirar siquiera al rubio y salió de clase lo más rápido que pudo.

-Mmmm… ya está actuando sospechoso de nuevo…-. Ittoki entrecerró los ojos mientras sujetaba la libreta entre sus manos.

-¿Sospechoso? ¿A qué te refieres?-. Ren giró para mirar al pelirrojo.

-Ayer estaba en la biblioteca con Tokiya-kun cuando nos encontramos a Masato, pero en cuanto nos acercamos a saludarlo cerró su portátil de golpe y prácticamente huyó, sospechoso ¿Cierto?-. Ladeó la cabeza adorablemente.

El pelirrojo tenía toda la razón, aquello era bastante sospechoso, tenía que llegar al fondo del asunto.

Acarició la cabeza de Otoya despeinándolo, éste se quejó un poco y se colocó el cabello de nuevo.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Aquello estaba llegando a un punto en el que empezaba a ser ridículo. Llevaba todo el día detrás de Masato, pero éste siempre se las apañaba para desaparecer rápidamente, sin darle tiempo a hablar con el. Todo esto estaba empezando a molestarlo de verdad.

Caminaba por el pasillo mirando en todas las clases que encontraba a su paso, pero ni rastro de él, ¿Cómo podía ser tan escurridizo un tipo tan alto? Se resignó y volvió a su habitación, no lo sorprendió encontrarla vacía.

Se tumbó en su cama, agarrando unos cuantos dardos. Aquél no era su día, no consiguió acertar ni una. Se sentó en la cama, enfadado ¿Por qué tenía la sensación de que Masato lo estaba rehuyendo? No tenía ningún sentido, ayer todo estaba bien ¿Qué era lo que había cambiado?

De pronto recordó lo que le había explicado el pelirrojo aquella mañana, ¿Puede que hubiese alguna relación con aquello? No sabría si así descubriría algo, pero hasta el momento era la única pista que tenía. Sabía que aquello estaba mal, pero aun así cogió el ordenador del peli azul y lo encendió. Bien, al menos Masato no tenía contraseña, no tendría problema alguno en entrar. Abrió el explorador de internet y de ahí el historial de búsqueda. Estuvo un buen rato revisando, nada, en la gran mayoría eran páginas aburridas de información sobre los temas que daban en clase. De pronto una de las páginas llamó su atención y la abrió.

Leyó atentamente y al cabo de unos segundos sus mejillas estaban coloradas, apagó el ordenador y lo cerró con cuidándolo, dejándolo en el mismo sitio que lo había encontrado.

Este chico de verdad pretendía matarlo, ¿En que estaba pensando? ¿Aquél era el motivo por el cual le evitaba? No pudo evitar sonreír para si mismo al pensar en que Masato, a su manera, era bastante adorable. Se preocupaba demasiado por las cosas, no podía culparlo, fue la educación que recibió y suponía que era una de las cosas que hacía que le gustase tanto.

Se levantó y decidió que era hora de poner fin a toda aquella tontería.

Había salido muy decidido a encontrarle, pero era más difícil de lo que parecía, ya había revisado prácticamente toda la academia y ni rastro de su compañero de cuarto. Andaba distraído por el pasillo cuando le pareció escuchar la dulce risa de su corderita, proveniente de fuera.

Se asomó por una de las ventanas, dispuesto a tomarle un poco el pelo, pero quedó demasiado sorprendido.

Masato y Haruka estaban sentados en uno de los bancos del jardín, íntimamente cerca para el gusto del rubio. Compartían una partitura mientras comentaban algo, demasiado bajo como para que Ren pudiese oírlo desde allí arriba.

Masato tenía un aspecto relajado y sonriente y el rubio sintió que un tic en su ceja empezaba a despertar. Se había pasado el día entero buscándolo y allí estaba como si nada, tan contento hablando con Haruka como si no pasase nada. Se dio la vuelta y camino furioso hacia el jardín, su mirada debía dar bastante miedo en aquél instante, ya que las chicas que normalmente lo perseguían por los pasillos, se apartaban de su camino sin atreverse siquiera a hablarle.

Salió al jardín y camino rápidamente hacia aquél banco, ya podía verlos de lejos.

Posó su mano sobre el hombro de Masato.

-Vaaaaya, con que aquí estabas, llevo toda la mañana tratando de encontrarte.

El rostro de Masato se volvió pálido y tenía la expresión de un niño que había sido pillado haciendo algo que no debía.

-Pequeña damita, tengo un asunto que hablar con Hijirikawa, ¿Te importa si me lo llevo un momento?-. La mano en el hombro del peli azul estaba tensa, apretándolo con fuerza, mientras que tenía una sonrisa que intentaba ser amable, pero verdaderamente daba puro miedo.

Agarró a su compañero de habitación y estiró de su brazo para hacerlo poner de pie, seguidamente comenzó a andar rápidamente, sin soltar el brazo de Masato.

Haruka, que había tardado un poco en reaccionar, se levantó y los siguió.

-¡C-chicos! ¡No peleen por favor!

-No te entrometas corderita, este es un asunto entre nosotros-. No había pretendido sonar desagradable con la chica, pero en ese momento estaba realmente cabreado, ya se disculparía mas tarde.

-¡Ei! ¡Junguuji! Me estás haciendo daño, y estas haciendo que todo el mundo nos mire.

Masato mantenía su tono serio y severo, pero no obtuvo respuesta alguna del rubio, que lo empujaba a través de la gente hasta llegar a su cuarto.

Prácticamente lo empujó adentro, mientras cerraba la puerta detrás de él.

-¿Se puede saber qué te pasa?

No había tenido tiempo de recuperar la compostura cuando se vio acorralado contra la pared, con el cuerpo de Ren bloqueando cualquier ruta de escape.

-¿Qué que me pasa? Eso debería preguntarlo yo, ¿No crees?

La mirada que le dedicaba el rubio era de total reproche, y razón no le faltaba, había estado todo el día huyendo de él.

No contestó a aquello, simplemente giró la cabeza, evitando la mirada de Ren. El rubio chasqueó la lengua enfadado, agarrándolo por la mandíbula y haciendo que le mirase, sujetándolo con fuerza.

-¿Por qué te quedas callado? ¿Crees que no me he dado cuenta de que me evitabas?

-Lo siento-. No sabía que otra cosa decir, no podía decirle el motivo por el cual lo hacia.

-No quiero que lo sientas, quiero que me expliques por qué.

Su rostro se sonrojó y cerró los ojos, evitando los del rubio.

-N-no puedo…

Ren lo agarró por la nuca y lo besó violentamente, devorando sus labios, mordiéndolos, lamiéndolos.

Aquello iba mal, el peli azul podía sentir como todo su cuerpo gritaba por él, pidiendo más de aquella sensación mareante. Apartó a Ren de un empujón.

-¡Basta Ren!

-¡Entonces dime que pasa!-. Golpeó la pared con su puño, justo por encima de la cabeza del peli azul, encarándolo.

Ambos eran altos, y sus semblantes serios serian capaz de intimidar a cualquiera.

-Lo vi, ¿Sabes?-. Ren confeso suspirando, sin poder evitar sonrojarse un poco.

Ahora si que el rostro del peli azul era un poema, parecía un adorno de navidad de lo rojo que estaba; su boca temblaba como si fuese a decir algo, pero de su boca solo salían sonidos sin sentido.

-¿Q-qué…?-. Preguntó en un hilo de voz.

-Estaba preocupado por ti, ¿Sabes? Llevabas todo el día escapando de mi, ¿Qué otra cosa podía hacer?-. Masato quedó inmóvil, sin decir ni hacer nada.- ¿Masato?

-¡Es todo culpa tuya!-. Sus ojos estaban entrecerrados y vidriosos, pero su porte serio seguía ahí presente.

-¿A qué te refieres Masato?

-¡Es tu culpa que mi cuerpo se haya vuelto raro!-. El rubio abrió la boca sorprendido.- ¡Haces que mi cuerpo se sienta caliente! ¡¿Qué podía hacer?!  ¿Por qué mi cuerpo se tiene que sentir así? Eres un chico, igual que yo, ¿Por qué tengo que reaccionar así cuando me tocas? Hacer ese tipo de cosas con otro hombre, eso es… eso…

El rubio no le dejó acabar, le abrazó, atrayéndolo haca su cuerpo, escondiendo su rostro en el hombro de Masato.

-Te preocupas demasiado por las cosas, esa es una de las cosas que me gusta de ti-. Levantó el rostro, mirando de cerca a su compañero.- ¿Qué tiene de malo que te haga sentir así? Me alegra saber que te agrada que te toque, Masato, no hay razón para tener miedo, ¿No te lo dije? Sólo tienes que confiar en mí.

Se acercó a su oreja y atrapó el lóbulo entre sus labios, succionándolo. Masato sintió sus rodillas fallar. Aquella sensación estaba atacándolo de nuevo.

-N-no…

-Shhh, tranquilo.

Ren enredó su mano en sus cabellos, despejando su frente. Lo miró unos instantes y después lo beso, introdujo su lengua con cuidado, invitando a la contraria a imitarlo, haciendo que se enredasen en un baile húmedo dentro de sus bocas.  Ambos se separaron y Ren aprovechó para atrapar el labio inferior de masato y succionarlo.

El peli azul mantenía los ojos cerrados y sus labios entreabiertos, inclinado hacia delante, esperando por más. El rubio no se hizo esperar, volvió a invadir su boca, esta vez mas profundamente, proporcionándole una sensación más intensa aún.

No se dio cuenta de como, pero Ren lo había guiado hasta la cama y ahora lo hacia dejarse caer hacia atrás, quedado ambos tumbados en el colchón. El rubio estaba sobre él, besándolo tiernamente.

Tenía razón, no había nada malo en todo aquello, se sentía genial pero era demasiado vergonzoso estar así, tan íntimamente con su compañero.

-Vamos Hijirikawa, quita esa cara de susto, por el momento no te voy a morder-. Ren se lamió los labios.

¿A qué se refería exactamente con “por el momento”? ¿Es qué pensaba hacerlo más adelante?

Notas finales:

¿Qué os ha parecido este capi? No se si habré expresado bien todo lo que pasaba mi mente XD pero espero que al menos os haya resultado entretenido.

Ya sabéis, no seáis tímidas, espero vuestros rr, al menos para saber que alguien se lo lee XD también acepto sugerencias y demás :3 podéis aportarme algunas ideas si os apetece.

¡Nos leemos pronto!


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