Capítulo dos; Lo estamos construyendo para quemarlo, pero aún sigo respirando.
Luego de eso, sé que me fui a mi casa saltándome clases. La verdad, a estas alturas me da igual. Mi padre de todas formas iba a regañarme por quién sabe que. Siempre tiene un motivo para joderme la existencia.
Camine por las desoladas calles a éstas horas, la mayoría de las personas que transitan son estudiantes y siguen en clases. Mejor para mí, me atrofia tanta gente cerca de mí.
Di una gran bocanada de aire, los sucesos eran repentinos y de alguna manera me estaba siendo difícil procesar. Si se tratara de otra persona me daría exactamente igual, pero amé a Naruto. No, lo amo. Y es por eso que estoy tan… ¿atascado? Ésta no es mi personalidad, de verdad algo cambio.
Apreté mis puños con fuerza. Es tan molesta esta situación.
Pero esta vez mi orgullo está primero. No volveré a caer otra vez.
Llegue a las escaleras para llegar al subterráneo, una persona adinerada como yo no debería usar estos medios de transporte. Pero de alguna forma es más… divertido. Jamás lo admitiré públicamente sí. Recuerdo que yo siempre llegaba a la escuela y me iba en limosina, pero desde que empecé a salir con Naruto, él me obligaba a ser más ‘normal’. Recuerdo la primera vez que me subí, y no me sujete y caí contra Naruto, recordar su risa burlesca mientras me ayudaba a levantarme no es algo que me ayude a ser menos débil.
Negué con la cabeza tratando de olvidar aquellos recuerdos, la gente comenzó a mirarme. ¿Qué ocurría? Miraban a mi cara, y yo me toque las mejillas. Había comenzado a llorar, ¿cuándo? ¿Por qué no lo sentí?
Me limpie con la manga, odio cuando pasa esto. Parezco tan débil cuando se trata de él, odio que sea el único que pueda romper esta coraza de frialdad.
Camine a comprar el boleto y espere, la chica me atendió con una jovial sonrisa y yo agradecí con indiferencia, camine a esperar el subterráneo.
Baje y espere a que llegara el tren, me aburría pensando.
…
Cuando llegue a clases al otro día, fue repentino aquel regalo en mi casillero. ¿Acaso es estúpido? Digo, más de lo que ya era. Él sabe que odio las flores, si fuera chica quizá la aceptaría, ¡pero no! Soy un chico.
Tome la rosa entre mis manos y me acerque al basurero más cercano para desecharla. Cuando estaba por tirarla, vi al fondo del basurero—que extrañamente estaba vacío, excepto por aquel papel— que decía mi nombre en letras grandes. ¿Pero qué…?
Lo tome y luego tire la rosa.
Reconocí de inmediato aquella letra tan forzada en parecer legible.
Sabía que botarías la rosa. ¿Acaso pensaste que olvide que odias las flores? Pues no lo hice. Por eso deje ésta nota en el basurero, que me dedique a vaciar para que pudieras cogerla. Sé que nadie más la cogería, digo. Tomar algo con tu nombre en ella sin tu permiso es como un suicidio, sabes que nadie se metería contigo. Quería decirte que no me rendiré, sé que te hice daño pero tú también me lo hiciste. Ahora me di cuenta que aún te sigo amando, seguro ahora fruncirás el ceño y pensarás “¿y tu novia?” pues, terminé con ella.
No puedo seguir haciéndole daño a la gente, si seguía con ella le haría más daño del que ya le hice. Además de que mis pensamientos sólo pertenecen a ti, Sasuke.
Sí, que cursi y todo, si alguien más leyera esto pensaría “¿éste es Naruto…?”
Yo seré híper activo, bobo y sin tacto. Pero cuando se trata de ti podría ser más cursi que un unicornio vomitando arco iris.
Que sepas que esto es sólo lo primero, volveré a estar a tu altura Sasuke.
—Naruto—
Tome la carta arrugada, pensé en deshacerme de ella pero no pude. Estuve unos cinco minutos tratando de romperla, y cuando estaba por hacerlo me retracte. Guarde la estúpida carta en mi pantalón oscuro, y me fui a mi clase correspondiente.
Llegue al salón de literatura, y me fui a mi asiento. Espere que llegara mi prima, siempre ella se sentaba junto a mí en literatura; ama copiarme.
Cuando vi que su larga melena negra destacaba supe inmediato que era ella, sólo un Uchiha tiene aquellos rasgos más oscuros de lo común. Ella me saludo con la mano pero paso de largo, ¿no se sentaría acá?
Le pregunte por un gesto y ella me indicó que mirara hacia la puerta, miré y era Naruto quien venía entrando.
Arrugue el ceño al verlo y el al notar mi presencia, hizo una sonrisa mostrándome sus dientes. Se acercó rápidamente y me saludo con la mano. Devolví el saludo de muy mala manera, pero aun así conservaba aquella sonrisa. Note que no estaba con Hinata.
“Rompí con ella”
Esboce una media sonrisa que él noto. Sin preguntarme se sentó a mi lado. ¿Pero qué…?
—Hola— me saludó. Rodé los ojos y le respondí.
—Hola, ¿se te ofrece algo? —dije con mi tono de voz más despreciable.
—Sí—río—, quiero sentarme aquí. Y me vale lo que digas, no tienes donde cambiarte. Si miras todos los asientos ya están ocupados—dijo. Miré para corroborar si era cierto; y en efecto lo era.
—Cállate—le miré de manera fría tratando de intimidarlo; ni puto efecto.
Saque mi cuadernillo de notas y mi libro; noté que él hacia lo mismo.
—Sasuke—me llamo. Le miré esperando algo—. Sé que te jode que me acerque de la nada, pero entiende que entendí mi error. Quería negar mi sufrimiento ignorándote, pero nos hice más daño a nosotros. Quisiera empezar de nuevo como amigos, pero no creo que suceda. Ya que hubo una historia entre nosotros, por lo que no empezaré desde allí. Te quiero de vuelta en mis brazos—se me acerco para decirme eso. Me sonrojé pero no deje que lo viera, lo empuje y centré mi vista en el pizarrón.
—Como desees, Uzumaki—respondí.
Pasaron las clases en total silencio. Bueno, por mi parte.
Naruto hablaba de trivialidades contándome sobre su vida, que su madre había ganado un premio de quién sabe cuántos dólares, que su padre había encontrado un trabajo aún mejor y etcétera. ¿Para empezar, por qué preste atención a su charla? Y así fue como perdí una clase.
Al tocar la campana de recreo sentí otro papel en mi nuca. ¿Qué no se cansan?
Lo tome y noté la fina letra de Jintane.
“Hinata quiere hablar contigo, ella mandaría el papel pero sabes lo tímida que es. Dice que la veas en el patio trasero de la escuela. Me vale lo que hagan ustedes, pero no la hagas llorar. ¡Joder qué molesta con sus penas! El día que me hice amiga de ella. Joder, sólo haz lo que te digo.
—Jintane—”
Gente que me manda notas en todos lados, ¿para qué quiere hablar conmigo la ‘princesa’?
Naruto trataba de leer el papel, al notar eso lo guardé rápidamente.
—¿Qué tratas de espiar, Uzumaki? —pregunté molesto.
—No te hagas el importante Uchiha—me saco la lengua, sus ojos azules relucían de alegría. ¿Por qué? Hice un ademán para despedirme y él hizo lo mismo.
Camine con mis manos en mis bolsillos hacía donde se me había indicado.
Al llegar estaba ella, tenía un rubor en las mejillas. Ya sabía a que iba, cada vez que habla con algo relacionado con Naruto, se pone así. Joder que molesto.
—Sasuke—murmuró con miedo y respeto.
—Dime Hinata, no tengo todo el día, algunas personas tenemos cosas que hacer—me fui directo al grano.
—C-como sabrás, rompí con Naruto…—dijo, para luego corregirse—. Él rompió conmigo, quise decir.
—Sí, ¿Y para eso querías hablar conmigo? —musité con sorna— ¿Para corroborarme algo que ya sabía, y además es irrelevante para mí?
—Algo más…—le costó hablar—. Yo le amo y no permitiré que te le acerques, me dolió tanto cuando me lo quitaste, tienes que saber que el dolor latió en mí como un tambor.
—Hinata, querida—bufé—. Uno no puede perder lo que jamás tuvo.
—¡¿Cómo?! —se avergonzó y a la vez la noté algo molesta. Pero seguía tartamudeando.
—Él jamás te correspondió—dije de forma intimidante—. Si estuvo contigo era para olvidarse de mí, jamás salí de su memoria. —decir aquello era molesto, pero tengo razón.
—No es así…—parecía herida —, él decía que me quería.
—¿Te lo demostró alguna vez de manera sincera? —Cada palabra que decía, su cara iba demostrando más dolor—El que no demuestra no ama.
—¡N-no te le acerques!—me gritó.
—Ni si quiera puedes decir una palabra coherente. Hinata, él me ama a mí, y aunque yo lo haga también no volveré con él. Quédate tranquila con eso, pero no te esfuerces, él no te querrá. No me subestimes niñata, yo no quiero estar con Naruto pero tampoco quiero que le jodas la existencia, ¿él te decía acaso lo bien que luce tu cabello en la mañana? Ó ¿Acaso cumplía todas tus órdenes?, ¿Acaso te demostró amor?
—Sasuke…—estaba sollozando ella. La verdad no la odio, pero no puede andar jugando a que es dueña de todo—.Simplemente me aferré a él…
—Hinata, no puedes aferrarte a lo que jamás tuviste—suspiré—. Yo me aferré a lo que no tengo, pero lo hice por que alguna vez lo tuve. Tú jamás lo tuviste en tu poder, no puedes perder algo que no era tuyo—me di vuelta.
—¡Sasuke! —trato de gritar pero sus sollozos le molestaban al hablar.
—Que sepas que el dolor también late en mí como un tambor—caminé para ir a comer algo.
—¡No hay algo mejor que yo sepa hacer qué la venganza, Sasuke! —me gritó.
¿Por qué la gente insiste en gritarme?
¿Venganza, contra mí? La miré y solté una sonora pero sarcástica carcajada.
—Y no hay algo que yo sepa hacer mejor, que tener el amor de Naruto, linda. Si no quieres sufrir, no te metas conmigo. Ni si quiera alcanzas a ser mi rival. Hay algo que yo tengo y que tú jamás tendrás con él…
—…—espero a que siguiera hablando.
—Una amistad y una historia, no eres mi rival; Hinata—luego de eso no habló más, y ni si quiera escuché. Me fui a paso apresurado pero sin correr, orgullo ante todo.
La gente anda muy loca últimamente.
Por intuición miré hacía atrás, y vi a Naruto que había escuchado toda mi conversación con Hinata. Estaba mirándola pero ni si quiera se inmutó en ir a ayudarla. Siente pena por ella pero sé que no le dará falsas esperanzas. Me miro y yo desvíe la mirada, no sin antes darle una sonrisa de total autosuficiencia.
…
Cuando escuche los murmullos al otro día, de la disputa que había entre yo y Hinata no pude evitar reír.
La gente me miró, para luego mirar con pena a Hinata.
“Pobre chica”, “Sasuke es una bestia”, “Sabemos que el verdadero amor de Naruto es Hinata, ella lo ama tanto”, “Se lo merece”.
Claro, como nadie toma en cuenta los sentimientos de él.
—Hinata no es mi rival, ni si quiera me llega a los talones—amplié la voz.
—¡No seas pesado, Sasuke! — me grito una chica de pelo de tonos rosáceos, Sakura.
—Y tu no seas metiche—le sonreí. Sakura es una de mis amigas, o bueno. Lo era, o no sé. La verdad como que anda metida en todos los grupos, es una buena chica. Algo metiche pero bah, como si no fueran todas las chicas de este instituto así.
El grupo de amigas está conformado por Hinata, Sakura, Ino y Jintane. La verdad no son las más metiches de toda la escuela, hay un grupo peor, pero que más da.
Reí y Sakura también rio, luego le siguió Ino y vi que a Hinata no le hacía ni puta gracia… pero que va, si no tiene sentido del humor. Quizá deba plantearme conseguirle un novio, quizá el inútil de Inuzuka la haga olvidar a Uzumaki, joder que me tiene harto persiguiendo algo que es mío.
No negaré que sigo pensando en Naruto como mío, pero no me acercaré. No pienso sufrir de nuevo, pero tampoco dejaré que cualquiera se le acerque.
…
Había pasado una semana, Naruto seguía intentando acercárseme.
Hacía tácticas como rogarle a Jintane que le dejara sentarse conmigo toda esta semana, no pude hacer nada para obligarlo a irse a su asiento.
También cuando en clase de deporte quedo conmigo y tuvimos que hacer carreras. Caí por culpa de Jintane y Sakura. Me torcí el tobillo y Naruto tuvo que llevarme a enfermería. Excusándose de que nadie más soportaba mi peso y de que estaba acostumbrado a cargarme, eso lo dijo enfrente de todos. Se rieron y le pegué con mi mano, pero aun así no me soltó.
Cuando íbamos a enfermería me acerco tanto a su pecho que pude sentir los latidos de su corazón.
Mordí mi lengua para que no me subiera la sangre a la cabeza y producir aquello tan molesto llamado sonrojo.
Eso fue el viernes, ahora es lunes.
Con cuidado camino, ya que tengo aún el tobillo torcido. Al bajarme del subterráneo vi que me esperaba Naruto. ¿Para qué?
—¿Qué se te ofrece?
—Vengo a acompañarte para ir a la escuela, digo. No puedes caminar bien, quizá podría ayudarte.
—¿Por qué no te mueres, Uzumaki? —le dije tajante.
—Si me lo pides de verdad, lo haría por ti—río. Su risa irritante me calaba en lo profundo—. Pero de verdad, podrías caerte de nuevo si no te ayudan.
—Lo que digas—alcé mis brazos y el entendió. Se hinco enfrente mío y me subí, sentí sus brazos sujetando mis piernas. Sujete mi bolso.
Caminamos en silencio, apoye mi cabeza en su hombro mientras él caminaba. Lo oí suspirar.
—Sasuke…
—Dime—me entro sueño. Jamás admitiría en voz alta lo cómodo y cálido que es estar aquí.
—Te quiero…
—Di algo gracioso, di algo dulce…—comencé, él no entendió—. Pero no digas que me querías…
—¿Por qué…? Sé que la jodí, sé que te hice daño pero de eso se trata el amor, fallar y joderla. Pero aún seguir allí para el otro…—su voz se iba quebrando a medida que hablaba.
—Lo siento…—suspiré — quizá pueda haber una cuarta oportunidad, pero tu debes dar el primer paso. No yo, Naruto.
—Eso haré— su voz se había alegrado — lo construiré de nuevo Sasuke.
—Claro claro—bufé—Mientras no lo quemes como la última vez.
Lo sentí reír, quizá…
Quizá pueda cambiar de opinión, Uzumaki.
Porque aún sigo respirando, pero ambos llevamos muerto un rato.