Y aquí estás, en frente de mí. Todavía sin tu camiseta. Joder...Eres demasiado sexy.
A la mierda, voy a hacer algo impulsivo.
Lo siento, Rui...
Pero tengo que hacerlo.
Me levanté del suelo y me dirigí a ti, despacio; controlando el ritmo de mis pisadas, no tenía ninguna prisa por el momento. Por supuesto tus ojos estaban abiertos como platos, no te hacías una idea de lo que pretendía hacer contigo, mi pequeño.. Me quedé a tan solo un paso de ti. Podía sentir tu aliento en mi nariz... Podía ver todos los poros de tu piel...tan blanca y apetecible... Incluso podía observar una juguetona gota de sudor resbalando por tu cuello. Quería lamerla...
Pero tú estabas tenso, y mucho además... Y yo no quería eso. Yo quería que te relajaras...y que te entregaras a mí sin ofrecer más resistencia de la que me haría gotear con tan solo escuchar tus súplicas por más...
Pero no iba a conseguirlo; al menos por las buenas, así que debía jugar duro.
Por eso me lancé a por ti.
Te agarré por los hombros y me puse de puntillas para llegar a tu altura y besarte. Pero no fue para nada un beso tranquilo, ni mucho menos; fue un beso salvaje lleno de saliva...
Por mi parte, claro.
Tú, pequeño...tú estabas en shock. Y eso para mí era una oportunidad...
Una oportunidad para lanzarte a la cama y sentarme sobre tus caderas. Ya te tenía justo donde quería... Te besé de nuevo pegando mi pecho al tuyo, incluso aplastándote un poco. Pero tampoco quería que te llegara demasiado aire al cerebro y reaccionaras.
-Ngh...ah...-un sonido inteligible salió de tu boca, pero no le presté demasiada atención y bajé a tu cuello, para empezar a besarte y a intentar dejarte marcas que te caracterizaran como mío-No...no hagas... ¡Eso!-me empujaste y quedé sentado en la cama, a la par que tú, que aún respirabas agitadamente
Sonreí. Ya había ganado.
-¿Cómo has podido...hacerme esto? Yo...yo no soy de esos...-
Ya, pero no te movías. Querías seguir aquí, conmigo.
-Ahá... ¿Y ese ruidito que hacías que era? ¿Que te gustaba o que no?-murmuré con tono de burla y me acerqué de nuevo a ti, despacio, para no espantarte
-¡Que no!-
-Mm...claro...-me subí encima de ti y no opusiste resistencia; ya era mío-Eso dicen todos...-moví mis caderas desde delante hacia atrás; lo cual produjo un roce más que delicioso entre nuestras entrepiernas que ya empezaban a reaccionar ante las sensaciones
-Byou...no...-
No pensaba hacerte caso; y me dediqué a desvestirte. Ningún problema con la parte de arriba de tu vestimenta, porque carecías de ella; pero te aterraste cuando posé mis manos sobre el botón que sostenía tus pantalones en su sitio.
-Es...espera...yo...no quiero esto...-
¿Dónde quedó tu faceta de seme rebelde, pequeño niñato bipolar? Da igual, ya te irás acostumbrando... yo te guiaré. Si tu no quieres dominarme, yo jugaré bien mi papel... y te haré gritar... Oh, sí...
-Mm... no te preocupes, pequeño, llegaré solo hasta donde tú quieras llegar-acaricié tu pelo mientras intentaba tranquilizarte
Viles mentiras solo para que me dejaras bajarte los pantalones. Y lo conseguí. Ya te tenía en ropa interior...solo para mí.
-Mm...me encanta tu abdomen, pequeño...-lo besé despacio, repartiendo besos más cortos mientras iba subiendo por tu pecho; marcándolo con mi lengua-Está claro que ya no eres un niño...-sonreí-Así no me sentiré tan pederasta-
Ladeé la cabeza para rozar tu pezón con mis labios y respiré sobre él. Saqué la lengua y lo lamí despacio; disfrutando de cómo te estremecías ante el contacto. Solo con eso bastó para dejar esa parte de tu cuerpo tan erecta y roja como se encontraba mi miembro en ese momento. Solté una pequeña risita por esto.
-¿Qué...qué pasa?-levantaste tu cabeza de la cama y me miraste sonrojado como toda una virgen; lo cual me mató de amor
-Nada...solo es que lo he puesto duro en seguida...-amplié mi sonrisa-Debes de estar muy excitado, mi amor...O es que realmente tienes madera de uke...-
-No me llames eso, y además no lo estoy-te revolviste en la cama y me intentaste apartar-Déjame irme...gah...-te quejaste al no conseguirlo
-Oh, vamos, amor, tú no quieres irte...-puse mi mano sobre tu pecho y te obligué a tumbarte de nuevo, en la misma posición de antes-Si quisieras irte ya lo habrías hecho... ¿No crees? Tranquilo, no tienes que preocuparte por nada... No le diré al pequeño y dulce Manabu que has sucumbido a mis encantos de barman sexy y has acabado siendo mi uke-mordí tu oreja-Él estará bastante ocupado siendo el de Kazuki-
-Solo dos cosas; Byou-intentaste sonar firme y seguro; pero no funcionó-Primero; si a ese tipo se le ocurre tocar a Manabu me encargaré de castrarlo personalmente...-hiciste una pequeña pausa-Y segundo; no pienso ser tu uke-
-Vale...entonces déjame hacerte a tu dos preguntas, señorito seme... Primera, ¿Por qué estás celoso de lo que haga o deje de hacer Manabu? No te incumbe. Y más importante...-tomé tu miembro por encima de la ropa interior y te mordiste el labio para evitar un gemido-¿Por qué no me dejas tomar las riendas? Solo quiero hacerte disfrutar...prometo ser gentil contigo, por ser la primera vez-te di un beso corto
-¡No estoy celoso! ¡Solo me preocupo por Manabu! ¡Es mi amigo, no pienso dejar que un cualquiera lo toque! ¡Y no voy a dejarte hacerme nada porque a mí no me gustan los hombres! ¡Me gustan las mujeres! ¡Me gusta dominarlas; hacerlas gritar, sentirme fuerte! ¡No me gusta estar como ahora porque me siento débil y subnormal!-
-Cariño, sabes que eso es un trauma de tu infancia, ¿no?-
-¡Déjame!-te levantaste de la cama y te pusiste los pantalones de nuevo, haciendo que curvara los labios; no estaba de acuerdo
-Niño; vuelve a la cama ahora...o esto va a acabar mal...-
-Oblígame-
¿Y te vuelve la faceta de seme justo ahora? Yo te mato.
-Ven aquí, ¿voy a tener que azotarte?-
-¡Já!-abriste la puerta de la habitación, tentándome
-Si sales por esa puerta ten en cuenta que tendrás que arreglar la erección que yo te he provocado, y no pienso dejar que te pajees pensando en mí estando yo aquí en la misma situación, me da igual si tengo que atarte a la cama. Aunque entonces aprovecharía para hacer otras cosas-te miré de arriba abajo, mordiéndome el labio inferior
-Pues detenme ahora-
Saliste de la habitación y juro que podrías haber hervido un maldito huevo en mi pecho. Estaba literalmente ardiendo de cólera. Así que te seguí. Y te estampé contra la pared. Como en esas películas porno de baja calidad que ven los adolescentes salidos como tú. Te di un beso que no olvidarías tan fácilmente; y al que por fin correspondiste.
Me separé de ti esperando tu cara de uke asustadizo y sumiso que no sabe dónde está ni lo que le están haciendo. Pero lo que me encontré en su lugar fue algo completamente distinto. Parecías un maldito perro en celo; y esta vez fuiste tú el que me estampó a mí contra la pared. Y me gustó. Tengo que admitirlo.
Diste un mordisco a mi cuello y me vi obligado a cerrar los ojos, imaginando las escenas que sucederían a esta...
Pero ninguna de estas llegó a ocurrir nunca. Simplemente te apartaste de mí, sonreíste con un deje de superioridad que me sacó de quicio y te largaste dejándome solo y caliente. Escuché un portazo en el baño y supuse que te habías encerrado para ''arreglar tu no tan pequeño problema'' así que me dirigí hacia allí.
-¡Cuando dije que no te iba a dejar iba en serio!-golpeé la puerta-¡No pienso dejar de joderte hasta que te rindas!-
-¡Me da igual, no te necesito para terminar! ¡Tengo aquí a Katherine y sus diez posturas más sexys!-me gritaste desde el interior de las estancia
-¡¿Has metido revistas guarras en mi baño?!-no pude evitar gritar
-¡Ahora también es mi baño! ¡Y más después de lo que voy a hacer en él!-
-¡Rui! ¡Ni se te ocurra!-le grité de nuevo
El silencio se hizo, y me asusté.
-¿Rui?-decidí bromear para calmar el ambiente-¿Tan poco duras?-sonreí
Pero seguía sin haber respuesta. Enano, no me asustes.
-¿Rui? ¡Contéstame, por favor!-
Silencio...
Mierda.