Estaba temblando... aún con mi ropa de invierno tenía frío esa noche, y la situación en la que me encontraba no ayudaba a aumentar mi temperatura corporal; Kazuki caminaba algo lejos de mí, sin tocarme, ni siquiera podía notar el calor que desprendía.
Ni una palabra, solo el viento frío sonaba entre nosotros...y un escalofrió recorrió mi espalda al sentir a este último.
-Tienes frío, ¿Manabu-kun?-
-Un...un poco...-
¿Esto siempre pasa en las películas románticas, verdad? El chico guapo se quita la chaqueta como todo un caballero y se la cede a la pobre y desvalida aunque preciosa chica que tiene frío... No sé si Kazuki no ve ese tipo de películas o es algo torpe en las relaciones...pero no me la ofreció, simplemente aceleró el paso.
Como me estaba quedando atrás me cogió de la mano, y me sonrojé de nuevo... Él ni me miraba, parecía que estaba peor que yo en lo que a incomodidad y nerviosismo se refería... Definitivamente este no era un buen clima para iniciar una relación entre dos personas.
Llegamos a mi casa en un tiempo récord y yo no me quería separar de él aún; así que aproveché mi oportunidad, y me aferré a ella:
-No...no hay nadie... ¿quieres pasar?-
-Manabu... creo que debería volver a casa...no me gusta dejarla sola-miraba en todas direcciones menos en la mía
-Solo un poco...lo prometo...podrás volver con ella para la hora de dormir...solo quiero estar a solas contigo un rato...-le rogué
-Está bien-finalmente aceptó mi propuesta y entró conmigo-Con permiso...-se quitó los zapatos en la entrada y avanzamos por el recibidor
No sabía exactamente qué era lo que tenía que hacer una vez que estuvimos los dos en el sofá, pero sí que sabía lo que quería hacer, y por una vez me lancé a ello. Besé a Kazuki en los labios, con miedo a que me apartara de golpe por haber hecho eso de repente, a penas haciendo contacto con sus labios...
Entonces abrió la boca, su lengua se enredó con la mía, y supe que había hecho bien al lanzarme; pero dejé de estar tan seguro de ello cuando, estando ya Kazuki sobre mí, nos separamos y me miró con preocupación:
-Manabu...-
-¿Qué pasa...?-
-¿Qué es lo que quieres?-
-¿A qué te refieres?-no lo entendía
-¿Simplemente quieres que lo haga contigo? ¿Quieres que seamos algo...? ¿Amantes...novios... pareja? Por favor déjamelo claro antes de continuar con esto...-
-Yo...no lo sé...-no había pensado claramente en eso
-No quiero que esto se convierta en un rollo de una noche, Manabu, no quiero que esto acabe de esa manera...por eso te dije que era mejor esperar... Aunque...también es cierto que no sé si mi estilo de vida actual me permite tener una pareja estable...-
-Kazuki, creo te preocupas demasiado...Koyuki te quiere, y ella estará bien, es una niña muy responsable, y te apoyará en lo que hagas, tienes que pensar en ti...y ser feliz...-
-Esos son unos pensamientos muy grandes para una cabecita tan pequeña-me besó la frente dulcemente-Pero yo tengo que cuidarla...es mi vida, Manabu...No sé si estoy listo para meter a alguien más en ella...-
-¿Y entonces qué haces aquí?-me preparé mentalmente para que se fuera
-Estoy aquí porque...-hundió su cabeza en mi cuello y lo besó despacio, con cariño-Si vamos despacio... tomándonos nuestro tiempo...quizá te abras paso por ti mismo hacia mi vida...y terminemos siendo... ''algo más que conocidos de bar''-
¿Qué quería decir con eso? ¿Tendría que ganarme el estar saliendo con Kazuki? ¿Y qué quería que hiciera para ello? Seguía confuso como un calcetín mojado...pero me distraje cuando sus manos se enredaron en mi cintura...
**
Por fin, después de tanto tiempo esperando...lo tenía en mi cama, agotado después de toda una mañana de sexo. Había conseguido lo que quería, mi objetivo se había cumplido; pero aún era mediodía y tenía veinticuatro horas por delante para probar todas las posturas que se me ocurrieran con aquel niñato que había resultado ser un buen amante después de todo.
Pero para eso tendría que alimentar a mi semental con avena, así que preparé algo de comer en una bandeja para llevárselo a la habitación. Había pasado ya una hora y algo más desde que cayó dormido, agotado...Era hora de que despertara y se pusiera a hacer sus actividades diarias; que por cierto, ¿cuales eran?
Cuando llegó a casa dijo algo...algo así como que era un fugitivo porque sus padres le buscaban o...argh...no lo recuerdo con lcaridad, maldita cabeza mía. ¿Y en qué trabajaba ahora? En este tiempo había desaparecido varias veces de casa, pero siempre lo encontraba dándoles amor a guarras que no eran yo...
¿Se prostituiría acaso?
Bueno, era una posibilidad, oye... Ganaría dinero. A mí mientras pague su parte del alquiler me da igual de dónde saque el dinero...
Dios, qué malo soy, debería preocuparme un poco por lo que hace o deja de hacer, ¿no? Al fin de al cabo es mi....mi algo. Mi amante, mi follamigo, mi compañero de piso, mi cosa. Solo es un niño, no puede llevar las riendas de su vida correctamente; seguro que trabaja rodeado de deshechos humanos hasta altas horas de la noche... ¡Ay, mi niño!
Vamos Byou, no dramatices, deja de jugar a ser pitoniso. Tú coge la puñetera bandeja y llévasela a la bella durmiente para que coma y luego te la coma...eso es...un pasito detrás del otro, como los niños pequeños.
Míralo...sigue durmiendo todavía...es tan mono...
¡No pienses eso Byou, deja las mariconadas a un lado, tú piensa en lo follable que está, solo en eso, no te vuelvas lo suficientemente gay como para que digan que lo pareces!
Pensaba en dejar de ser así de ñoño cuando Rui se dio media vuelta y quedó bocabajo sobre la cama, a la par que soltaba un gemidito que indicaba que seguía medio dormido. Eso sí que me había tentado, así que ni corto ni perezoso dejé la bandeja sobre la mesilla de noche, me quité mi bata para quedar desnudo como él y lo destapé para poder tumbarme encima; luego nos volví a cubrir con la manta a los dos.
-Buenos días...-murmuré-Deberías levantarte...-
-Mm...no quiero-se quejó-Quítate...pesas...-
-¿Me estás llamando gordo?-hice un puchero-¡Qué malo eres conmigo!-le mordí el hombro-Y yo que venía a darte amor y traerte la comida como toda una ama de casa...-
-No tengo hambre-
-Oh, vamos...después de haberte portado tan bien conmigo debes estar hambriento-estiré el lóbulo de su oreja con mis dientes-Te has quedado sin mamada de mediodía-
-No me hables de eso-
-¿Ah?-
-No quiero tocar el tema-
-¿Pero qué te pasa ahora?-me incorporé un poco, algo molesto por su actitud
-Déjame en paz-me empujó-Me voy-se levantó y se vistió como un rayo
-¡¿Qué?! ¿A dónde te vas?-
-Lejos-
Después de eso todo pasó muy rápido. Rui recogió sus cosas sin hacer caso a mis súplicas de que me escuchara y me explicara lo que ocurría; finalmente metió a Maru-san en su pequeña maleta y salió de casa sin despedirse de mí.
¿A dónde se iba ahora? ¿Por qué? ¿Qué mosca le había picado ahora? ¿Regresaría? No podía hacer más que esperar para responder a mis preguntas...
Lo esperé durante todo el día...y toda la noche...pero lamentablemente él no regresó. No sabía cuando podría volver a verle... No sabía si era mi culpa que se hubiera ido, y eso me dolía...
**
Kazuki colaba sus manos por debajo de mi ropa, y yo sonreía por entre los besos porque me sentía querido. Es el tipo de chico que te presta atención a ti más que pedirte que se la prestes a él, y eso me gustaba. Sí, soy un poco egoísta en estas cosas, me gusta que me mimen, ¿qué pasa? Por algo soy el pequeño; que me consientan.
-Ah...¿qué haces?-esto me divertía
-La última vez parece que te quedaste con ganas de una ''segunda cita''...No me importa juguetear un rato contigo si es lo que quieres...-
-No lo digas así...parece que soy un ninfómano que solo te quiere para el sexo...-hice un puchero
-Un ninfómano virgen...-
-¡No me lo recuerdes!-
-Es muy mono que lo seas-ronroneó en mi cuello-¿Tu madre se molestará si te dejo una o dos marcas por aquí...?-
-Hazlo...-empujé su cabeza contra mi cuello, y no tardé en sentir sus labios abriéndose sobre él, succionándolo-Ah...Kazuki...-
No quería excitarme, si lo hacía estaba perdido... Y al parecer él me leyó los pensamientos...
-Manabu...me temo que hoy no obtendrás de mí más que algunos besos y caricias cariñosas, así que yo que tú refrenaría mis ansias...-
Tragué saliva y asentí.
No voy a mentir, me decepcionaba un poco el hecho de que iba a seguir sin poder hacerlo con Kazuki al menos esa noche...pero disfrutaría como un loco lo que podía ofrecerme.
**
Al día siguiente, como seguía sin tener noticias de Rui y quedaban poco más de dos horas para que comenzara nuestro turno habitual, llamé a Kazuki. Estaba seguro de que ese maldito pedófilo habría pasado su noche libre con el pequeño Manabu y podría darme la información que necesitaba. Estaba a punto de colgar cuando al fin me contestó; después de cuatro tonos, y le recriminé:
-¡Puto! ¡Coge el teléfono antes!-
-Lo siento, estaba en la ducha-
-Uuh...qué sexy, entonces te perdono... ¿Estás en toalla ahora?-
-¿Qué es lo que quieres, Byou?-
-Aguafiestas...me matas la magia... Bueno, ¿qué tal tu noche?-
-¿Por qué me preguntas eso?-
-Porque era tu noche libre...y probablemente verías a cierto menor de edad...-
-¡Pronto tendrá los 21!-
-Uy mira mira como le defiendes...¿Qué? ¿Pasásteis la noche restregándoos como colegiales o le robaste la inocencia?-
-¡No te voy a contar eso, pervertido! ¡Te voy a colgar!-
-Oye no te pongas a la defensiva...y no me cuelgues, te llamaba por otra cosa-
-Pues dilo rápido-
-¿Podrías darme el número de teléfono del pequeño Manabu?-
-¿Para qué lo quieres?-
-No te pongas celoso, grandullón, que es todo tuyo; además, besa muy mal-recordé el incidente del baile de barra y el de mi casa-No es mi tipo...-
-Todos son tu tipo, Byou-
-¡Que no lo quiero para eso, demonios!-
Qué mala imagen tiene de mí el mundo...
-¿Y entonces para qué?-
-¡Pues ahora no te lo digo!-le colgué, preso de un ataque de ira-¡Que no me lo da! ¡Ay va la ostia! Pues esta noche no le hablo. ¡Y no voy a ir a la tienda de animalitos a por Manabucito, nono, voy a saltar la barra y a violarlo en el puñetero suelo de la discoteca! ¡Y no le voy a preparar! ¡Le dolerá y gritará como una niña!-
Mi plan maligno estaba trazado. Ahora solo tenía que cumplirlo. Así que caminé hacia mi habitación; me vestiría como una prostituta alemana si hacía falta.
Pero esa noche Manabu sería mío.
-Miauuu~-Lycaon estaba retozando sobre mi cama
-¿Que nos dejan plantados a los dos después del sexo? ¡Pues nos vengaremos, pequeño!-le acaricié detrás de las orejas
Preparé mis mejores armas; escogí en primer lugar mi ropa interior, serían unos boxers negros de Calvin Klein con la banda superior dorada, para que se viera bien. Sobre ellos unos pantalones grises con roturas una talla menos de la que necesitaba; para que se marcara todo lo que tenía. Como parte de arriba una camiseta básica negra sin mangas que dejaba a relucir tanto mi abdomen como parte de la ropa interior que sobresalía de los pantalones. Por encima una camisa oscura sin abrochar y ya estaba listo para matar.
Perdí una media hora o incluso más arreglando mi pelo; las planchas, la laca, todas esas estupideces para estar arrebatador. Maquillaje de puta; unos ojos de gata y unos labios apetecibles... Nadie podría resistirse a mí.
Para cuando me di cuenta era ya tiempo de irme; así que cubrí mi peculiar atuendo con una gabardina de cuero; como si fuera un cazador de vampiros, y salí de mi departamento con paso firme, convencido de que esa noche me comería el mundo.
O a Manabu...