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Un gato es la solución por Iratxe

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Notas del capitulo:

Nyaaa

hola a todo el mundo~~ si es que hay alguien por ahí porque este fic parece fantasma xD nadie lo quiere...aish...

Seguimos con la historia de byou y lycaon, oh my god, qué demonios pasará~~

No soy de piedra, por mucho que intente parecerlo, en el fondo soy muy sensible, demasiado quizá. Así que los primeros días sin Akira fueron realmente duros para mí. Estaba tan acostumbrado a su presencia que hasta el más mínimo gesto me hacía recordarle. Me despertaba y daba media vuelta en la cama, esperando tenerlo ahí para abrazarlo como siempre. Pero él ya no estaba. Lo echaba en falta durante todo el día, no había un solo minuto en el que no me encontrara pensando en él. Rememoraba cada momento que habíamos vivido juntos. Pensaba en su sonrisa, en su mirada...en como me besaba, en como me hacía el amor...

 

 

Esa manera sutil que tenía de demostrar cuando tenía sueño, apenas bostezando. La forma en que alzaba la ceja cuando algo lo sorprendía. La curva de sus labios cuando algo lo molestaba... Ese excesivo parpadeo, inperceptible para casi todos, cuando mentía... Cómo arrugaba su nariz cuando se hacía el indignado... Esos momentos de celos falsos que montaba para provocarme... Cuando me rogaba que lo besara... Y cuando me hacía a mí rogar por más...

 

 

Definitivamente esto iba a ser muy difícil.

 

 

En el trabajo todo me recordaba a él: La barra, los vasos, los baños... No había rincón del local donde no hubiéramos estado juntos, donde no hubiéramos dejado nuestra esencia. Pensé en dejarlo, en solicitar una baja por depresión o algo parecido, pero eso solo habría empeorado las cosas. ¿Qué iba a hacer yo todo el día solo en casa? ¿Llorar, comer, y ponerme gordo como un buda? No, definitivamente no iba a perder esa parte de mí, iría a trabajar, y al gimnasio, como de costumbre. Akira no era el centro de mi vida.

 

 

Bueno, sí que lo era, pero debía convencerme a mí mismo de lo contrario.

 

 

***

 

 

Cuando adopté a Lycaon, las cosas cambiaron un poquito: Me despertaba y lo primero que sentía era su peso sobre mí, ronroneando, pidiéndome cariño. Akira nunca me despertaba de manera tan dulce...

 

 

Lycaon es el mejor gato del mundo; es alegre, cariñoso, juega mucho conmigo, me da cariño, y nunca se aburre de lo que le cuento, o de mi presencia, siempre está dispuesto a acercarse a mí, a escucharme, aunque lo que quiera decir le de igual o sea una soberaba tontería. ¿Mejor que muchos novios de pacotilla, eh?

 

 

 

Como sea, esa pequeña bolita de pelo blanco y negro fue lo que me hizo no sentirme solo cada vez que pensaba en Akira... Y es que, como ya he dicho, pasaba por mi mente cada pocos minutos... ¿Cuánto tardaría en superar algo así? Mucha gente, cuando su pareja lo engañaba, se iba de fiesta, se acostaba con un desconocido por despecho y decían sentirse mejor. ¡Pero yo no soy así! No tenía ganas de salir, y mucho menos de tener sexo con un desconocido. Mi ánimo estaba decayendo por momentos.

 

 

-Nyaa...-un maullido me sacó de mis maltrechos pensamientos

 

 

-Ne...Lycaon...-sonreí observando como se restregaba contra mi pierna, suavemente-¿Tienes hambre?-abrí el armario de la cocina, donde acostumbraba a guardar su comida, pero estaba completamente vacío-¿Qué? ¿No queda nada?-chasqueé la lengua-Tendré que ir a comprar...-me mordí el labio-¿Qué demonios hago hablando solo?-me llevé una mano al rostro, estaba empezando a perder la cabeza

 

 

-Nyaa...-reclamó mi atención

 

 

-Cierto, cierto-me agaché y acaricié su cabecita con la punta de mis dedos-Yo ya no estoy solo, ¿verdad?-sonreí-Te tengo a ti-

 

 

-Nyaaa-pareció asentir, juraría que podía entenderme

 

 

-Bueno, espera por mí, ¿vale? Iré a por tu comida-

 

 

Ronroneó contra mi mano y supe que me había escuchado. ¿Cómo se le puede coger tanto cariño tan rápido a una pequeña bolita de pelo como esta? Creo que repito ese término demasiadas veces...Quizá debería empezar a llamarlo... ¿Pequeño animalito travieso y ronroneador?

 

 

En fin... Salí de casa con las gafas de sol cubriéndome medio rostro; una gabardina enorme que me tapaba casi por completo, pantalones anchos y mis zapatos favoritos, los que suenan. Me gusta ir por la calle escuchando el ''cla, cla'' que hacen como música de fondo. Recuerdo que Akira los odiaba. Decía que ese ruido le irritaba, pero a mí me encanta. Es...otra manera de apaciguar la soledad, supongo. Porque si hay ruido, quiere decir que algo pasa, algo se mueve, alguien está haciendo ese ruido, algo cambia... No hay silencio.

 

 

El horrible silencio...mi fiel compañero en los primeros días después de la ruptura. Solo el monótono tic tac del viejo reloj de agujas del salón lo rompía, y a mí me ponía enfermo. Tic tac tic tac tic tac... ¡Argh! Definitivamente, los pequeños maullidos de Lycaon eran una mejor medicina para eso.

 

 

Llegué a la humilde tienda donde había comenzado mi historia gatuna. Me quité las gafas antes de entrar y busqué a la siempre amable dependienta con la mirada, pero al parecer no estaba allí. En su lugar, frente al mostrador, se encontraba un chico joven, de mirada alegre y cabello negro peinado alocadamente. Llevaba ropa oscura, ancha, con cadenas y esas estupideces que todos hemos llevado a su edad. Estaba claro que se las quería dar de tipo duro, pero a mí me parecía la cosita más uke y adorable que había visto en mucho tiempo.

 

 

-Buenas tardes-me saludó con una sonrisa-¿En qué puedo ayudarle?-

 

 

-Hola...-me acerqué hasta él-Venía a por comida para mi gato...-

 

 

-Oh, ¿tiene usted un gatito?-su sonrisa se ensanchó, estaba claro que ese chico adoraba a los animales-¿Es cachorro?-

 

 

-Este es Kojima-san, el joven que adoptó a Lycaon-la amable mujer apareció de la parte de atrás de la tienda

 

 

-Oh, espero que lo esté cuidando bien, porque era mi favorito-aquel chico soltó una pequeña carcajada que me pareció encantadora

 

 

-Descuida, puedes venir a visitarlo cuando quieras, si te apetece...-hice una pausa-Me temo que no conozco tu nombre-

 

 

-Es mi hijo, se llama Manabu-la mujer parecía de lo más orgullosa

 

 

-¿Su hijo? La veo demasiado joven como para tener un hijo tan mayor-bromeé

 

 

-Hey, que solo tengo dieciocho-se quejó

 

 

Una voz en mi cabeza no paraba de gritar: ¡Kojima! ¿Qué es lo que estás haciendo? ¡Deja de coquetear! ¡Además, con un menor! ¡Serás pederasta...! ¡Compra la maldita comida para el gato y lárgate de aquí!

 

 

Pero por alguna razón no le hice caso, así que continué hablando con aquel joven:

 

 

-¿Dieciocho? Wou... Me siento como todo un señor mayor a tu lado-

 

 

-Usted es joven aún-sonrió mientras ponía mi pedido en una bolsa-Son mil doscientos cincuenta yenes, por favor-

 

 

-Pero mira que chico más majo-saqué el dinero de mi billetera y se lo tendí-Toma, puedes quedarte el cambio-

 

 

-Muchas gracias-hizo una pequeña reverencia

 

 

Salí de la tienda con la comida en la mano y una sonrisa en la cara. ¡Que chico más mono! Lo invitaría a salir algún día.

 

 

 

¿De qué hablas, Byou? ¡Es un niñato! ¡Ni siquiera le permitirían entrar al local donde trabajas! Sois de mundos completamente distintos. Tendrás que contentarte con hablar con él de cuando en cuando, de manera casual... ¡Tienes que joderte y aguantar, la vida es así! Algún día, cuando crezca, lo verás entrar a la discoteca, y bailar tímidamente, intentando acercarse a alguna chica... ¡Y entonces y solo entonces será cuando podrás acercarte por detrás y susurrarle todo lo que le harás esa noche!

 

 

 

Hasta entonces seguirás siendo un puñetero pederasta.

 

 

 

-¡Dios santo!-casi grité al entrar a casa-¿Por qué ni siquiera mi propia mente me trata bien? ¡Parece que todo lo que hago está mal, mal, mal, mal!-hice una pausa-¡Y encima ya estoy otra vez hablando solo!-estaba por tirarme de los pelos en cualquier momento, pero un maullido me sacó esa idea de la cabeza-¿Lycaon? ¿Dónde estás?-

 

 

Di un par de pasos dentro de casa, buscando a mi pequeño amigo. No tardé en encontrarlo, estaba en el salón... ¡Y había rajado las cortinas con las uñas!

 

 

-¡Lycaon! ¡¿Pero qué has hecho?!-

 

 

Ya tenía trabajo para el resto de la tarde. Después de darle de comer al pequeño y revoltoso gatito, retirar las cortinas, salir, comprar unas nuevas y colocarlas, me tumbé en el sofá y me envolví en mantas como una oruga en su capullo. Miré el reloj; las ocho. Tenía dos horas para cenar, arreglarme y llegar al trabajo. La verdad es que lo que menos me apetecía era ponerme a servir copas, pero bueno.

 

 

 

Puse el despertador y me eché una cabezadita de media hora, la necesitaba. Rezongué un par de minutos extra en el sofá, decidiendo si levantarme o no, y finalmente decidí hacerlo. Un café, unas tostadas, y listo para la noche. Sí, ya sé que debería empezar comer mejor... Pero no tengo tiempo para preocuparme por eso por el momento.

 

 

Entré en mi cuarto y puse mi mente en función Byou al abrir el armario. Lycaon se encontraba acurrucado sobre la cama, observándome.

 

 

 

-Sexy, sexy, sexy, soy un tío sexy...-canturreaba

 

 

Era mi forma de motivarme, si pienso que estoy guapo, lo estaré. Saqué unos jeans oscuros del armario y se los mostré a Lycaon:

 

 

-¿Qué te parecen estos? Me hacen un culo genial-

 

 

No hizo ningún gesto, y lo interpreté como que debía ponérmelos. Los dejé sobre la cama y seguí mirando, en busca de la parte de arriba para mi traje de esa noche.

 

 

 

-Camiseta sin mangas negra, para marcar brazo, ¿no es genial?-sonreí y la dejé también sobre la cama-Vale...boxers blancos...que se vean por encima del pantalón y...una chaqueta o algo porque si no en el camino me voy a helar-

 

 

Una vez estuve vestido, me dirigí al baño:

 

 

 

-¿Qué demonios hago yo ahora con mi pelo? Laca, laca, te necesito conmigo-rogué, mientras rebuscaba en el armario un bote de tan preciada substancia-¡Aquí estás!-

 

 

 

Volumen, puntas hacia arriba, me encanta... Maquillaje negro, sin pasarse, lo suficiente como para parecer una estrella de rock pero lo justo como para no parecer una furcia.

 

 

 

Zapatos cómodos para aguantar toda la noche de pie...y estoy listo. Salgo de casa con determinación. Ahora no soy Kojima, el pobrecito al que su novio engañó, ahora soy Byou, el barman sexy y provocador.

 

 

 

 

Tsk, lo que soy es un bipolar de mierda.

 



 

 

 



 

...necesito un compañero de piso...

 



 

Notas finales:

a pff...esto es lo mejor que mi mente puede hacer entre la una y las tres de la madrugada ._.

manabu manabu manabu...me encanta este hombre~~

venga, no seais malas, un rewiew para la pobre iratxe?


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