A light in the dark
Capítulo 3
Abrí mis ojos lentamente y lo primero que sentí fue el brazo de ChanYeol apoyado en mi cara. Lo corrí con cuidado y él murmuró dormido, quejándose. Se volvió a acomodar y se quedó quieto, haciendo que tuviera que taparme la boca para contener la risa. Me senté y me giré para mirarlo. Se veía muy tranquilo, y un pequeño puchero le había quedado de cuando se había quejado hacía un momento. Sonreí y me quedé observándolo. Noté que no llevaba la remera puesta y mis pensamientos empezaron a tomar un rumbo diferente, un rumbo... que no correspondía respecto a mi único y nuevo amigo. No podía quedarme viéndolo de esa manera, no era normal. Me paré, agarré mi remera del suelo y, sintiéndome un poco mareado, me metí en el baño.
Al salir, ChanYeol ya estaba despierto. Se encontraba de espaldas a mí, poniéndose la remera. Desvié mi mirada avergonzado.
- Buenos días- le dije sonriendo.
- Hola. ¿Cómo dormiste?- me preguntó, girándose y mirándome mientras me devolvía la sonrisa.
- Bien, aunque me desperté con tu brazo en la cara- me reí y él, avergonzado, me acompañó con la risa.
- ¿Tenés resaca?- se llevó una mano a la cabeza, en señal de molestia.
- Un poco- respondí, mientras me ponía las zapatillas -¿Vos?
- También. Me gustaría acordarme de algo... pero no recuerdo mucho. Sólo...- lo miré, preguntándome por qué había dejado de hablar y luego lo entendí. Se acordaba de ese incómodo momento en el que yo, accidentalmente, lo había tocado.
- ¿Desayunamos?- cambié de tema rápidamente y él parecía agradecido.
- Sí- me sonrió.
Comimos algo y pasamos un tranquilo sábado.
***
- ChanYeol...- dije en un momento, más a la noche, mientras veíamos la televisión -quería preguntarte hace un tiempo. ¿Por qué vivís solo?
- Mis papás viajan mucho, y a mí no me gusta estorbar. Cuando vivía con ellos siempre le pagaban a alguien para que se quedara conmigo y yo sabía que haciendo eso gastaban mucha plata. Apenas pude vivir solo me alquilé este departamento y ellos viajan tranquilos sin gastar dinero en niñeras o lo que fuera. En cambio, simplemente me la dan y yo me hago cargo de todo. A veces los extraño, pero me rendí cuando me fallaron por quinta vez.
- Cuando... ¿Qué?- le dije preocupado. Su siempre feliz sonrisa ahora se veía un poco forzada y triste.
- La quinta vez que me dijeron que iban a venir y no lo hicieron. Pero está bien, porque ellos son felices. ¿Quién soy yo para evitar que hagan lo que más les gusta hacer?
- Pero... ¿No te extrañan?- empezaba a sentir un nudo en mi garganta. Yo me sentía desafortunado, pero había cosas peores. Sus papás, por ejemplo, podían estar con él pero elegían no estarlo. Yo sabía que mi familia siempre elegiría estar conmigo de estar vivos, ellos no tuvieron opción.
- A veces me gusta pensar que sí... pero yo igual soy muy feliz. Tengo amigos y estudio lo que me gusta, cosa que no hubiera podido hacer si estuvieran acá. Hubieran querido que fuera un empresario, abogado o médico. ¿Me imaginas?- rió -Sí, antes me sentía un poco solo, pero ahora no es así.
- Entiendo...- lo miré y, en un intento desesperado por querer transmitirle que estaba ahí para él, como yo sentía que él lo estaba, lo abracé. Él me devolvió el abrazo, confortándonos el uno al otro.
- Si no me siento solo ahora...- me susurró -es por vos. Gracias- deshicimos el abrazo y nos sonreímos.
- Yo debería agradecerte mucho más. Aunque no lo notes- dije avergonzado.
- Cuando estés listo, ahí voy a estar para escucharte- me dio una tierna palmada en la cabeza.
***
El lunes empezó un chico nuevo. Se llamaba LuHan, venía de China y su fuerte era el canto. Tenía una voz muy dulce.
- Sehun, cerrá la boca que estás mojando el piso- bromeó Kai y todos reímos.
- Callate- respondió, sonrojándose, pero sin apartar la mirada del chico.
En el descanso, nos acercamos a Luhan para presentarnos y resultó que sabía coreano a la perfección. Era un chico muy simpático. Tenía el pelo castaño muy claro, con flequillo. El rostro era algo aniñado y la sonrisa tierna. Sehun y él se llevaron bien enseguida.
***
Ese viernes, después de mi trabajo, fuimos a cenar los seis: Luhan, Sehun, D.O, Kai, ChanYeol y yo. Cuando salimos del restaurante, Kai pasó su brazo por los hombros de D.O y lo atrajo hacia él. Me asaltó de nuevo una pregunta que rondaba mi cabeza hacía varios días. Miré para atrás para asegurarme que no estaba escuchando nadie, pero Sehun y Luhan iban bastante más atrás charlando.
- Channie...- me miró, curioso por mi tono de voz bajo. -Ellos dos...- señalé con mi dedo índice para adelante -Son algo, ¿no?
- Sí, son amigos...- miró mi cara de desconfianza y rió -Está bien. ¿Tenés un sensor? Son novios. Pero no digas nada... Les gusta creer que son muy disimulados. Aunque se note el amor que se tienen desde lejos- sonrió con ternura mirando a sus amigos y después me observó unos segundos -¿Te incomoda?
- No... Para nada. Me siguen cayendo igual de bien y los aprecio mucho- le sonreí también y seguimos caminando en silencio.
Mi mirada no se quitaba de ellos. Iban tan enfrascados en su burbuja de amor que hasta se olvidaron de disimular. Me sentía extraño: Yo deseaba algo así. Quería sentir que alguien era todo para mí, como yo lo era para esa persona. Quería experimentar el no poder vivir sin alguien, aunque eso doliera o molestara. Una corriente muy fría me hizo estremecer y ChanYeol me rodeó con un brazo, acercándome a él.
- Para que no tengas tanto frío- dijo simplemente cuando lo interrogué con la mirada, y yo me dejé abrazar ya que el frío era demasiado y yo no estaba muy abrigado.
***
Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Ya habían pasado cuatro meses desde que había entrado a la SM y conocí a ChanYeol. Mi vida había cambiado.
Ya había alcanzado a los demás y podía decir que me iba bien en todas las clases. Sonreía de verdad más a menudo y casi no lloraba. ChanYeol no se despegaba de mí, ni yo de él. Nos habíamos convertido en grandes amigos; y con D.O, Kai, Sehun y Luhan éramos un grupo muy unido.
***
Un miércoles de esos que parece que el cielo se va a caer a pedazos, llegué al trabajo empapado. Me sorprendí al ver que todavía no habían abierto. Eso era raro.
- Hola, hyung. ¿Qué pasó que no abrieron?- le pregunté, preocupado por la expresión de su rostro.
- Lo siento, BaekHyun. Nos cerraron el negocio. Vas a tener que buscarte otro trabajo- el mundo se me vino abajo. ¿Cómo iba a conseguir un trabajo rápido y así poder pagar las facturas del mes?
Llegué a mi casa, me bañé, cené y me acosté en mi cama; escuchando los truenos y la lluvia caer incesantemente. Miré mi celular para ver si había algún mensaje y vi la fecha. Me quedé inmóvil de la impresión. Era el día de aniversario de muerte de mis padres y hermana, y yo lo había olvidado.
Sintiéndome muy mal, me paré y fui a la sala. Sentándome en un sillón, enfoqué la pared blanca que estaba enfrente mío y me quedé observando a la nada por varios minutos. ¿Cómo lo pude olvidar? Las lágrimas empezaron a caer solas. Era la primera vez que pasaba esto. No podía ser que hubiera pasado por alto, aunque sea accidentalmente, esa fecha.
Sentí una enorme necesidad de ver a ChanYeol... Que me sonriera, sentir sus brazos alrededor mío y dejar que me confortara.
Salí de mi casa, llorando, y empecé a correr debajo de la lluvia. Cuando llegué a la esquina del edificio de ChanYeol, me choqué con alguien y caí al suelo.
- Baek, ¿Estás bien?- dijo un preocupado ChanYeol, acuclillándose frente a mí. Lo miré con lágrimas en los ojos y empapado. Temblaba de frío pero no me importaba.
- ¿Qué hacés acá afuera?- le pregunté, entrecortadamente, mientras me paraba con su ayuda.
- Sentí que me necesitabas. Estaba yendo a tu casa- respondió, sacándose su campera y colocándola sobre mis hombros.
En el medio de mi angustia me sorprendí, y un calor inundó el frío interior que sentía. Me lancé a sus brazos y él me abrazó con fuerza, intentando tranquilizarme.
Y entonces lo supe: Él era todo para mí. Él era esa persona sin la cual no podría vivir.