Al día siguiente, los rayos de sol le pegaban directamente al rostro obligándolo a despertar, con pereza de incorporó de su cómoda cama, sin notar que su medallón estaba cerrado, a pesar de no recordar si lo había cerrado o no; se lo volvió a colgar a su cuello, buscando su saco, saco una de sus manzanas para al menos tener algo en el estomago y luego salir de la habitación, ya que no quería ser alguna carga para degel y al menos trabajar por el tiempo que va a estar en la mansión.
-bueno días Kardia- una voz conocida lo hizo voltear para encontrar a su amiga Karol, abriendo su habitación
-hola pequeña, como te fue ayer, espero no haberte causado problemas –
-no Kardia, al contrario mi hermana me felicito ya que pudo quedarse más tiempo, viendo al joven Unity-
Kardia no entendía a lo que se refería la niña pero mejor lo dejo asi, no quería averiguar lo que tenía en su joven mente
-¿Qué vas hacer ahora Karol-
-no mucho, ahora voy a limpiar el salón de baile, y lavar algunos traste-
-¿si quieres te puedo ayudar?-
-eso seria fantástico Kardia-
-no se diga más vamos- ambos se fueron corriendo primero al cuarto de cocina
Mientras tanto los soberanos iban levantándose de sus camas, no entendían pero sentían una tranquilidad al despertar y encontrar el nuevo días, varios sirvientes ya los esperaban con sus ropas y desayuno correspondiente para ese día, sin perder un momento se alistaron, arreglaron y salieron sin decir nada al peliazul pensando que todavía no se habia levantado
-¿Degel y como te fue la cena anoche?-pregunto emocionada la peli-plateada, con una sonrisa imaginándose la respuesta
-estuvo muy tranquila Serafina-
-que nada mas-
-Serafina, que quieres que te diga, Kardia es mi invitado y va a estar solo una semana-
-si pero al menos ya hubiera esperado una confección y un acto por parte tuya querido Degel-
Se sorprendió la rápido que podía sacar las conclusiones su querida prima, y aunque habia sido cuidadoso en no mostrar sus emociones, no se explicaba de cómo su prima podía
-ya Serafina, deja en paz a Degel, además el es muy joven para esa clase de compromisos
-pues yo no diría lo mismo querido Unity- contesto con seriedad
-¿a qué te refieres?- intervino el peli-verde
-pues para nuestro estatus social tu ya deberías estar casado y con descendencia Degel, respóndeme un cosa primo ¿si Kardia en vez de chico hubiera sido una mujer, ya la hubieras tomado?-
Degel se sorprendió más por lo directo que podía ser la menor, y para suerte de él ya habia llegado a la iglesia, vieron como los tres jóvenes que ayudaban al padre Sage, estaban barriendo la banqueta y entrada del recinto, los tres nobles se bajaron con ayuda del paje
-Buenos días hermanos Hypnos ,Thanatos y hermana Calvera-
-buenos días jóvenes-saludaron alegremente los tres, para seguir con su trabajo de siempre.
Degel asintio con la cabeza seguido de los hermano, ambos lo siguieron, Unity tomando del brazo a su hermana, subieron con cuidado de no ensuciar sus finas prendas, entraron al recinto, donde los esperaba el padre Sage al frente del vestíbulo.
Los cuatro se dirigieron a la modesta biblioteca del padre, ahí había un sinfín de volumen, dictados de varios siglos antes, y otros muy recientes, los sentó a cada uno de ellos a los únicas sillas que habián, dejando a Degel a un lado suyo
-Padre, nos gustaría saber como están los preparativos, como sabe Sefarina y Unity se van a ir de viaje dentro de dos semanas y nos gustaría saber si al menos tendremos el consentimiento del sagrado enlaza-
-todo se a hecho Degel, mi hermano Hakurei hace poco me escribió y el papado, aprobó el enlace matrimonial de la señorita Serafina con el señor Poseidón Duque de Bluegraad-
-no sabe todo la alegría que nos llena en los corazones por su ayuda padre-
-no tienes que agradecerlo mi niña, todo por su bien y felicidad-con una sonrisa en sus labios se acerco y besando la mejilla de la menor, dándole su bendición y toda la felicidad que podía desear su corazón.
Los dos hermanos se retiraron, dejando al peliverde y el mayor solos, ambos estuvieron hablando de cosas vánales, hasta que vieron que ya estaban a punto de dar el medio día
-si me disculpa padre, me tengo que retirar-
-no hay problema Degel, que dios este contigo- dándole su bendición para que se pueda retirar.
Al salir de la catedral solo observo como los hermanos se ponían a jugar con el polvo de la entrada, mientras Calvera los regañaba por todo el trabajo que les habia costado hacer
Con una sonrisa en sus labios se retiro, hasta donde estaba uno de los carros que habían mandado sus primos a recogerlo, ahora se dirigía a su casa, esperando a que al menos Kardia haya tenido un despertar tranquilo.
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Uno de los sirvientes le abrió la gran puerta para que pudiera ingresar, deseaba tanto ir a sus habitaciones, pero fue interrumpido al escuchar un sonido peculiar, unas teclas de su piano sonaban en la casa, le extraño eso porque el único que sabían tocarlo era él y los sirvientes tenían prohibido tocarlo, molesto por ese falta, se dirigió a la sala y de golpe abrió las puerta, para que luego esa ira se disipara al ver a Kardia en compañía de Karol sentado , la menos parada a un lado de él, mientras el peliazul con una curiosidad por el peculiar instrumento,asustados por encontrarlo se quedaron en shock, mientras el peliazul tenia todavia sus dedos sobre las finas teclas.
-De…Degel ... lo siento- dijo asustado el peliazul, mientras cerraba la tapa y se alegaba de este, mientras abrazaba a su amiga- no la regañes, fue mi culpa, yo le pedí que me lo mostrara
-perdone mi insubordinación señor Degel, me retiro a continuar mis deberes- dijo la menor para salir corriendo dejando con la palabra y solo a Kardia
-Kardia no me digas que sabes tocar-
-ete...pues no, solo que me dio curiosidad saber que era esto-
Degel un poco más tranquilo se fue acercando hasta sentarse en la silla que estaba al frente del piano y abriendo con cuidado la tapa de las teclas del piano, fue tocando con suma lentitud cada una de ellas, esta era una de sus composiciones personales, y que rara vez la tocaba, Kardia estaba maravillado ya que para su parecer era muy romantica a la vez muy triste
-ven siéntate Kardia- le pidió el peliverde sin dejar de tocar y con algo de temor, se acerco y sentándose a un lado de él lo siguió viendo tocar, no sabia pero unas imágenes le llegaron en la mente.
Un persona llorando lagrimas de sangre, atada a un cruz mientras las llamas lo envolvían hasta que el ultimo trasto de vida se esfumo en su cuerpo, y aunque no la veía de frente, sentía el dolor, la tristeza y aunque no lo quería admitir el odio de esta persona, sentía compasión por esa alma desdichada, oro en silencio por el perdón de aquella alma ante Dios,ambos estaban en silencio Degel con su melodía y Kardia orando, hasta que Degel termino con las ultimas notas
-es muy hermosa Degel-
-si, hacia tiempo que busca un dueño-
-que quieres decir?-
-esta es tu melodia mi querido Kardia- y antes de que pudiera decir algo, tomandolo de la barbilla, le dio un beso en sus rosados labios, siendo correspondido.
Al separarse kardia estaba ligeramente ruborizado y contento, por la hermosa pieza
-te gustaría intentar Kardia-
-no lo se, nunca antes lo abia intentado-
-veras que es muy fácil-lo tomo de su mano, para primero preparar las articulación, las froto contra sus manos para relajarlas- primero que nada, no te pongas nervioso, trata de relajarte-
-lo tratare- con el paso de los segundos se fue tranquilizando, y en ese momento Degel tomando sus dedos lo fue guiando a las teclas básicas y con paso lento fue tocándolo, con la ayuda de Degel, las emoción era tan grande que no pudo suprimir una pequeña risa de la emoción, que fue contagiosa y ambos empezaron a reírse como un par de niños.
Con besos robados de ambos, estuvieron un buen rato, entretenidos, Kardia aprendiendo a tocar y Degel enseñándole, aunque en varias ocasiones a Degel se le olvidaba la condición de Kardia, este se olvido por completo la timidez de estar con el peliverde, y disfrutando las lecciones, Kardia y Degel empezaron a descubrir los secretos que los sentimientos.
Lo que no supieron era que tres pares de ojos los miraba, con una sonrisa en sus labios por la felicidad que ellos se daban, con cuidado sin ser escuchados cerraron la puerta dejándolos a solas, entre los abrazos y besos fugaces que se daban, dando un nuevo paso a la hermosa relaciones que estaban formando