Vistiendo una camisa blanca, con un saco color morado con algunos bordados dorados en las orillas y las muñequeras, unos pantalones de vestir del mismo color, una gargantilla sencilla, su cabello amarrado hacia atrás con una cinta color amarilla, pero igual que dejan dejando unas cuantas mechas sueltas, dándole una apariencia soberbia.
Todas las personas que había visto y convivido con Kardia fue un cambio radicas, ya que con esas vestimentas daba una apariencia de nobleza, el peliazul que llevaba del brazo a Serafina, sonreía complacido por su nuevo cambio
-disculpen por la demora, señores- dijo Serafina tomada del brazo ambos se acercaron hasta el grupo, donde algunos todavía no salían del asombro por el cambio de Kardia, en cambio Serafina y Kardia caminaban con orgullo hasta que con mucha elegancia hasta que ambos quedaron al frente de Poseidón, la mirada de Serafina se cruzo con la de Poseidón, soltadora del brazo, Kardia tomo la mano de Poseidón, dejando descansar la mano de serafina sobre la de Poseidón.
-que la felicidad los guie en este camino de la vida, les deseo todas las bendiciones de muestro señor y que sus hijos y los hijos de sus hijos crezcan con todas las virtudes y bendiciones que una persona puede desear hacia sus seres queridos-
Tanto serafina como Poseidón no pudieron desear otra cosa que les alegro los corazones
-con su permiso me retiro- haciendo una reverencia se retira dejándolos
Finalmente logrando salir de shock Degel se coloco a un lado de peliazul con una sonrisa además de sorprendiéndose de los bueno modales que poseía y los tenia muy escondidos
-espera kardia deja acompañarte.-
-gracias Degel.-
ambos se retiraron dejando los ya que ellos tenían cosas que hacer, Unity no pudo decirlo mejor además de que se alegro por la felicidad de su hermana, pero Sage se moría de celos al ver como su ahijado se iba con el extranjero, con todo el control se podía trato de ocultar esos sentimientos negativos en el fondo de su ser, pero al vez como Kardia, solo se retiro enfurecido a otro lado del salón seguido de sus discípulos que no daban crédito por el comportamiento de su maestro
Todo iba como lo planeado Serafina estaba complacida por la celebración, Unity miraba feliz a su hermana en compañía de su prometido pero olvidándose por completo de su primo, hasta que este lo perdió de la vista al igual que Kardia
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Caminando por los jardines, Kardia se sentía muy feliz, nunca antes se había probado unos trajes asi, siempre los veía de la gente de la alta sociedad, siempre me había fascinado vestir uno así, y ahora gracias a Serafina portaba uno, la textura, los colores, los cortes era algo que le habían fascinado, se sentía como en un sueño, pero en el fondo de su ser extrañaba su ropa, estaba tan concentrado en sus pensamientos que cuando siente el roce de sus mano con las de Degel una sonrisa en sus labios salió
-te ves hermoso Kardia.- susurrándole al oído, descolorándolo y abrazándolo por el cuello y Degel abrazándolo por la cintura, colando su rostro hasta llegar a su oído
-gracias igual tu Degel, aunque-rompiendo el abrazo -extraño mi ropa- haciendo un gracioso puchero
-ya tranquilo estoy seguro que mi prima tuvo la idea de cambiarte ¿no es así?.- besando su mejilla
-si, y fue muy amable, mira que en encanto el color, pero aun así no me agrada mucho estas así.-
-ya tranquilo mi niño-abrazándolo por la espalda entrelazando sus manos hasta que quedaron al frente no pudieron esperar mas empezando a darse pequeños besos en el rostro, Kardia solo sonrió y siguió caminando por los jardines iluminando por la luna, estuvieron en silencio disfrutando la vista nocturna.
-Degel- rompiendo el silencio
-si Kardia- mirándolo a los ojos, temiendo que sean malas noticia, o que recordara sobre su retirada a Alta mar
-muchas gracias, fue la semana mas hermosa que pude vivir, no sabes todas las nuevas experiencia que viví en tu hogar, te lo agradezco profundamente
-no tienes que agradecer Kardia- besándolo en las labio, primero besos pequeños, para luego ser besos mas largos y demandados, hasta que sus cuerpos les exigieron un respiro
-Degel espérame aquí, por favor- le suplico y antes de que le respondiera ya se había retirado corriendo a la mansión dejándolo con un dolor en el pecho al recordar sus palabras