Durante 10 meses la única forma con que Kardia podía comunicarse con Degel eran por cartas y es ahí donde el cumplio su promesa, le narraba todo lo que podía y siempre que llegaba a cualquier costa y se las arreglaba para hacerle llegar sus cartas a su amado peliverde, y cuando estas llegaban al pueblo, siempre terminaban en las manos de los novicios de Sage, es ahí donde lograron una gran amistad con el peliverde, y se podían decir que las cosas estaban muy bien, pues a pesar de que el también queria tener noticias de su Kardia, sabia que era imposible pues siempre se la pasaba viajando de costa en costa, pero no le importaba pues el solo saber que estaba bien y que le escribiera aquellas bellas cartas le alegraban su corazón, por lo general recibía en cada correo tres hojas escritas para el y dos para los novicios, ahí les describía cada viaje, los lugares y en su mente podía observar lo que Kardia observaba y se imaginaba en las costas marinas de toda Europa, estaba con su peliazul donde podía comérselo a besos para que el mar fuese el único testigo del amor que le tenia, no fue hasta el noveno mes cuando en una noche después de leer una carta que le había enviado, al momento de irse a dormir miro el cielo estrellado en compañía de la luna que brillada de mes
-buenas noches amor mio- le susurro al viento como su aquellas palabras se las llevara el viento, y ahí en su cama cerro sus ojos siento el bello rostro del griego su ultimo pensamiento
En el sueño de Degel
En un viejo convento que se encontraba en una colina se escuchaban los gritos de una persona, pero sin lograr reconocer la voz por la distancia que se encontraba, se fue acercando, se percato que no tenia mas que una camisa blanca y un pantalón de color negro, sus pies tocaban el suave pasto verde mientras aquellos gritos iban secando para darle lugar el llanto de un bebe, sin saber porque pero tenia la necesidad de ir a ver, fue corriendo a cuesta arriba hasta llegar a la puerta de esta, y sin pensarlo dos veces entro a esta, donde una luz en cegadora lo cubrió y hasta donde pudo abrir los ojos se encontró con que Kardia portaba una túnica de color blanca y que en su rostro adornaba la mas hermosa sonrisa que podía realizar, sus ojos tenían un brillo peculiar y entre sus brazos cargaba un pequeño bulto envuelto, el peliazul lo arrullaba y con paso lento se fue acercando hasta que quedo atrás de él y pudo ver lo que Kardia veía, un hermoso bebe en vuelto en una frazada rosa que dormia plácidamente, a Degel se le encogió el corazón y posando su mano sobre el hombro de Kardia lo observaba, sin que los dos se precataran de su presencia
-como desearía que tu padre te observara- dijo Kardia mirando a la pequeña – te llamaras Elpída-
Así estuvieron hasta que la única puerta se abrió dejando ver a un viejo sacerdote, acompañado de una monja que también iba cargando otro bulto pero en vuelto en una frazada azul
-hijo es hora de retirarte
-lo se padre, pero prométame que cuidara de ellos-
- no te preocupes hijo mío, Elpída y Aióq7;nios estarán bien, que tengas un buen viaje
-se lo agradezco señor y también le agradezco que los cuide hasta mi regreso
-no hay que preocuparte jovencito- dijo la monja- esperamos que regreses con bien de tu viaje-
-si yo también lo espero, pero háyanme prometer que no dirán nada por favor, no quiero que ellos sufran-
-no hay que decir nada, ese fue un milagro de dios y no por eso hay que avergonzarse- dijo la moja mientras sacerdote recibía a la niña, mientras esta le entregaba el niño, donde Kardia solo lo tomo entre sus manos y besando su frente antes de volver a entregársela y retirarse de ahí; para ir a bautizarlos, todo ello era observado por Degel, y a pesar de que lo vio, le dio mucha tristeza y antes de que Kardia saliera corriendo del edificio, pudo ver como soltaba una pequeña lagrima que se la llevo el viento, mientras un par de gritos infantiles era lo que escuchaba en su huida.
Fin del sueño de Degel
Un nuevo día se aproximo, y el sonido de la puerta siendo tocada, ahí levantándose ligeramente de la cama, le dio permiso, entrando el mayordomo con el desayuno en sus manos y una carta sobre una bandeja de plata era lo que lo adornaba, este haciendo una inclinación y pidiendo que se retirara, para poder leer tranquilamente la carta, teniendo en mente la persona quien le enviaría aquellas cartas
Degel
Espero que dios te este bendiciendo, estos días, los mías han sido muy bien bendecidos, ahora mismo, estamos en las costas Anglosajonas, estamos en época de transporte de materias primas, junto con pieles y cuero para todas las costas, algo que me di cuenta es que en cada lugar que recorremos, cada amanecer y cada anochecer, no se comparan con tu solo parecencia, la ciudad donde ahora estoy, tiene un gran faro, pues gracias a este pudimos llegar al puerto, pero bueno supongo que deberás preguntarte como estoy, pues estoy de maravilla, además de que me gustaría que conocieras a mis compañeros del barco, estoy seguro que les agradaras, pero bueno, te tengo que decir que tengo buenas noticias, después de entregar unas mercancías en Londres donde nos tomara un mes en recorrer, vamos a regresar a Ounderwater donde nos quedaremos por tres meses, no sabes lo feliz que me hace esa noticia, y espero que a ti también te alegre esto, porque no sabes como te extraño, es una tortura no estar contigo, espero que al menos tu también me extrañes como yo te extraño.
Me despido de ti, esperando que este mes no se me sea una tortura en mi vida, además de que te tengo que decir algo más, que por ahí no lo puedo escribir en esta carta.
Siempre tuyo Kardia.
Al enterarse que regresaba Kardia era la mejor noticia que pudo recibir, lo extrañaba mucho, y volverlo a ver seria la mayor bendición, no sabía pero podía saltar de felicidad por la noticia.
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Los tres saltaban de alegría, por la noticia de que el peliazul regresaba, parecían tres niños jugando en los jardines del claustro y gritando de alegría por la carta que apenas había leído.
-que alegría, Kardia va a regresar- dijo Thanatos
-ya tranquilo, Thanatos, mira que hace poco te recuperarte sabes que no puedes hacer grandes esfuerzos
-hay Hypnos, no dejes que arruine mi felicidad, sabes que a ese chico lo extraño-
-si Hypnos, mira que a pesar de que fueron pocas veces que hablamos con él, le tomamos un cariño especial-
-los comprendo Thanatos y Calvera , pero hay que ser cuidadosos, si, mejor vamos a orar, por su viaje y que regrese bien
-si vamos_.los tres jóvenes se fueron corriendo dejando atrás la carta que habían recibido, en ese momento Sage que iba paseando por ahí, la encuentra tirada en el suelo, y sin pensar dos veces lee su contenido, provocando que la sangre hierva de ira
-Maldita sea, va a regresar ese desgraciaso, pero esta vez tomare cartas en el asunto- se retira enfurecido de ahí, esperando que sus discípulos no lo vieran ahí -