Hacia unas horas que todo el pueblo estaba en más mejores condiciones para que ahora mismo más de la mitad, entrara en un estado vegetativo, tanto ancianos, mujeres y niños, todos caían como moscas, aquellos ojos miraban con satisfacción lo que un poco de su poder había creado, y expandiendo sus alas, fue volando hacia la iglesia para hacer una visita hacia una persona muy importante para su ser
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Los gemelos estaban en el vestíbulo limpiando las figurillas
-Thanatos, deberías estar en cama descansando-
-no quiero Hypnos, no puedo dejarte hacer todo esto, junto con Calvera
-si pero solo imagínate si empeorará, además no podrás ir a visitar a Kardia ahora que ya volvió, estoy seguro que quieres visitarlo, no es así hermanito- lo dijo con una sonrisa en sus labios
- está bien, me iré a descansar después de terminar de limpiar-
-eres un testarudo-
- si pero soy tu hermano- con una sonrisa en sus labios
Hypnos se tuvo que retirar de ahí para continuar limpiando las figurillas, dejando a su gemelo con su labor, el pelinegro se había quedado solo, ahí no entendía pero su cuerpo empezó a enfriarse, como una corriente de aire frio le calcinaba hasta los huesos, su mente se nublo junto con su vista, con mucho esfuerzo tuvo que dar media vuelta y ahí parado estaba Manigoldo vistiendo un exquisito traje negro con una sonrisa sínica
-Hola Thanatos, es bueno encontrarte de nuevo
Miraba con miedo, el rostro de Manigoldo, no entendía la reacciones de su cuerpo, pues había tenido tal vez los sueños más raros, o más pecaminosos que su cuerpo soñaba, en ellos siempre era el protagonista el mayor, llevándolo
-aléjate de mí, demonio
-¿demonio?, no mi querido Thanatos, soy algo mucho peor, soy aquel que puede llevarte a la éxtasis más grande que tu cuerpo podía experimentar- iba dando un paso adelante tenía la idea de encararlo y tenerlo entre sus brazos como hacia siglos no lo hacía- tal vez ahora no lo recuerdes, pero hubo una época donde tú y yo éramos uno mismo, fundíamos nuestros cuerpo hasta provocar los más exquisitos orgasmos, éramos uno mismo incluso estuvimos desafiando las reglas de dios-
-¡ALEJATE DE MI, NO TE ME ACERQUES!- retrocedía a cada paso que manigoldo daba, hasta que finalmente no pudo dar uno más gracias a la pared del lugar, la mirada de Thanatos, demostraba miedo, no quería escuchar más, pero algo en su interior le decía que tenía que creerle, no entendía por qué pero toda su mente era un mar de confusiones, tenía miedo de renuncia a su voto de celibato, pero cada vez que recordaba uno de esos sueños que tenía, un piel se enrojecía, una cosquilleo lo invadía y su cuerpo perdía fuerza con solo una idea en la mente, sentir nuevamente aquellos exquisitos orgasmos recorrer su piel
Manigoldo estaba satisfecho son solo ver al menor si, sus mejillas sonrojadas, sus piernas ya no tenían la fuerza suficiente para sostenerlo y su respiración estaba un poco agitaba, en sus ojos estaba una chispa de miedo per a la vez un toque de inocencia a lo desconocido y eso era lo que más le gustaba al peli cenizo, verlo completamente confundido y lo excitaba más
-Thany, no tengas miedo, esta vez estoy yo para ser el único en tu vida, no dejare que nuevamente aquellos que te maquinaron te dañen, no dejare que nuevamente tu cuerpo sea manchado por los impuros, esta vez seremos únicamente tu y yo en nuestro paraíso- dijo manigoldo acariciándole una de sus sonrojadas mejillas, logrando un leve suspiro por parte del menor, el italiano lentamente se acercó a su cuerpo bloqueando con este cualquier ruta de escape del pelinegro, sus ojos estaba nublado y tomando con cuidado su barbilla no quería perder algún segundo más, estaba más que deseoso por probar nuevamente sus labios.
-Thanatos, espero que ya… ¡¡¡THANATOS!!!-
Hypnos estaba caminando hacia donde había dejado a su hermano, pero al inconsciente en una de las paredes, rápidamente corría hacia el para ver que tenía su hermano.
-THANATOS QUE PASÓ, POR FAVOR DESPIERTA- lo movió desesperadamente para despertarlo, pero era imposible, con las yemas de su mano le toco la frente y estaba hirviendo de calentura, sin pensarlo dos veces lo llevo a su cuerpo para ir rápido a buscar a Calvera
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Estaba más que enfadado, por no cumplir su objetivo, simplemente necesitaba idear un nuevo plan para que tenga control; algo de su ser se arrepentía por haber hecho lo te tenia, buscar entre las cenizas era algo que no le agravada pero para ese momento le era necesario para lograr su objetivo.
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Acostados en la habitación donde Kardia se había quedado hace 10 meses, dos cuerpos desnudos, se buscaban con desesperación, mientras sus gemidos eran ahogados en sus gargantas, no tenían miedo a que los descubrieran pero sabían que no lo tomarían con buenos términos aquella que los dos sentían. Mientras Degel se movía en el interior de Kardia, el peli azul besaba con devoción su cuello, arañaba su espalda, movían sus caderas para que el peliverde llegara lo más profundo de su ser
-ahí…mmm…ahhh… Degel…Te amo-
-ahh…Kardia eres muy estrecho-
- más...ahh... mmm…-
Ambos habían llegado al clímax del acto, dejando en aquellas sabanas toda la pasión, lujuria y amor que se sentían, había pasado noches buscándose en sus sueños, y ahora que se tenían de nuevo no se iban a dejar ir…
Abrazados se dejaron llevar por los brazos de Morfeo, soñando con los mejores días que se podía ofrecer ambos.
En la hora de la comida, Kardia le conto todo lo vivido en sus viajes, desde las costas mediterráneas, como las anglosajonas , si no fuese poco, las costas africanas, eso fue toda una aventura para el joven peliazul, en cambio Degel estaba fascinado, el solo imaginarse una vida así, solo lo decepcionaba un poco, pues el peliverde no quería que Kardia perdiera una vida así, con solo quedarse a su lado, pero para el menor, las palabras de Degel no tenían sentido, porque Kardia había regresado solo con un propósito y no se iría sin él.