Los besos a cada momento se volvían mas demandantes, mientras que las manos de Degel ya se había desecho de la camisa del peliazul y podía pasar con mucho gusto sobre su pecho, acariciando esa piel que con solo un toque lo calentaba a grandes proporciones, mientras este habia posado sus brazos atrás de su cuello juntandolo mas sin desear separarse y profundizado sus conactos.
Cuando Degel se le habia acabado el aire se separa sus labios de aquel chico, se quedó contemplandole, respiraba agitadamente porque al igual que él se le habia acadado el aire, se veía que estaba completamente excitado por el contacto, ambos tenian sus labios hinchados, pero Kardia los habia dejado entre abiertos tratando de recuperar el aire de sus pulmones pero dándole una apariencia deseable para el acuariano, nuevamente la lengua del peliverde volvió a invadir la cavidad de kardia y lentamente fue recorriendo su cuello con besos sutiles y unos cuantos mordisco indicándole a todo mundo de que ya era de su propiedad, mientras tanto Kardia se dejaba hacer, le encantaba sentir esas caricias por parte del acuario, no entendía como se había enamorado de él, finalmente entendio de que se habia enamorado de él, pero ahora estaba enamorado de sus besos, sus caricias, la forma delicada de que lo besaba, hacíendo que su alrededor no existirá nada mas que ellos, sus manos que estaba acariciando por encima de la ropa del peliverde, las fue bajando lentamente hasta que llego a los botones de su saco, se la quitó, aventándola a los pies de la cama y, abrió un poco mas las piernas para que Degel pudiera acomodarse, su piel estaba ardiendo un calor interno lo invadìa y muy pronto explotaría.
Degel estaba acomodado, y tenia mejor acceso y con gran facilidad un camino de saliva fue dejando, suspiros de placer soltaba y eso era una gran satisfacion y sin perder un momento la boca del acuariano, llego a los botones, mondiendolos ligeramente los jadeos de Kardia llegaron a sus oido.
-de…de…Degel…!
-shhh… solo déjate llevar-
Las manos de Kardia siguieron su trabajo deshaciéndose de su ropa y ahora iba con la camisa, lentamente fue desabrochando los botones de esa camisa blanca, y con gran facilidad coló sus manos sobre la amplia espalda de Degel
Las manos de Degel fueron bajando hasta llegar a las cadenas del peliazul, desajustando aquel cinturón de cuero que llevaba, mientras con una de ellas hacia ese trabajo con la otra daba caricias sobre sus muslos sacando suspiros y jadeas.
-vamos kardia vallamos juntos al paraíso- susurrándolo- quiero compartir ese momento porque…- mirándolo a los ojos pegando su boca a su oído-yo te quiero-
Kardia no podía creer lo que escuchaba, una sonrisa se formo en sus labios y dejando a un lado las palabras, se abalanzo hacia su cuello y una pequeña lagrima de felicidad recorrió por su mejilla.
Un golpe atrás de la puerta, hizo que ambos se detuvieran y se percataran de lo que estaban haciendo, principalmente kardia, que se había jurado no caer, empujándolo para que se alejara de él, tomo su camisa se ajustó el cinturón de cuero y corrió al cuarto del baño cerrándola detrás de él, sin dar tiempo para que Degel lo detuviera, en cambio Degel que había aterrizado al otro extremo de la cama se maldecía a quien había interrumpido ese momento mágico, se acomodó correctamente la ropa y trato de tranquilizar su pulso cardiaco, algo que era imposible ya que imaginarse a kardia entre sus brazos hacia que volviera el color carmesí a sus mejillas y que su “amiguito empezara a pulsar”, se incorporó de la cama y arreglándose un poco su cabello, salió de la habitación para encontrarse a sus primos con una sonrisa de oreja a oreja, y mirándose con complicidad
-¿que tienen?- pregunto algo preocupado, ya que nunca antes los había visto así
-¡no me digas que interrumpimos algo!- dijo Serafina algo burlona mientras que su hermano trataba de contener la risa al ver como su primo estaba colorado y furioso, pero más que enojado excitado.
-no serafina- dijo Degel con toda la seriedad del mundo, pasando a un lado de esos dos, al final cuando no lo vieron ambos chicos soltaron las carcajadas, aunque
Mientras tanto
Kardia estaba sentado recordándose en la puerta, su mente trataba de asimilar lo vivido, una sonrisa se formó en sus labios al recordar las palabras que le susurro Degel al oído
-te quiero Degel- dijo Kardia con tanta seguridad, mientras sus mejillas se coloraban al recordar los besos sobre su cuerpo y la delicadeza de las caricias