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¿Realmente sabes lo que és el Amor? por Hachisu

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Notas del capitulo:

Dios parece que nunca terminare con este ff x.x Lo siento para las personas que aún lo sigan. A partir de este punto la historia se tornara un poco fuerte.

Espero lo disfruten

Las sugerencias son bienvenidas

Muchas gracias a todos aquellos que han dejado sus reviews ;A; se les quiere

ENTRENAMIENTO

Al aeropuerto lo fueron a despedir sus amigos, su madre y su padre, quien al parecer no iba a poder acompañarlo por orden directa de Giotto, los abrazo a todos y cada uno de ellos, se sentía el ser más afortunado del mundo y contuvo las lagrimas puesto a que ya no podía permitirse más sentimentalismos ya era hora de cambiar, dentro de algún tiempo iba a manejar una de las compañías más importantes del mundo y la vida de muchas personas dependerían de sus decisiones.

El viaje en avión fue de primera clase sin transbordos, Giotto lo dejo solo puesto a que debía encargarse de un par de negociones que requerían su total atención, estaba solo con sus pensamientos, miraba por la ventana del avión el cielo despejado con algunas escazas nubes esponjosas, se preguntaba en cuanto tiempo llegarían a Italia, se coloco los audífonos que le ofreció amablemente la azafata y se dispuso entonces a escuchar música clásica para despejar su mente y cayó dormido.

Un suave movimiento lo hizo despertar era Giotto informándole que ya habían arribado a Italia y era momento de salir del avión, se froto los ojos con pereza y siguió a Giotto, llegaron a un aeropuerto privado una limusina los esperaba, ambos se subieron junto con G.

−Bien Tsuna-Chan− Dijo Giotto de forma dulce −Primero que nada, quiero saber cómo te sientes.

−Muy bien, a decir verdad− Contesto distraídamente mientras observaba el tráfico por la ventana.

−Me alegra− le sonrió −Pues bien es hora de ponerte al tanto con tus responsabilidades Tsuna-chan− del portafolio que llevaba con él saco una carpeta con varios documentos y se la ofreció.

−¿Qué es esto? – Tsuna la tomó cortésmente y echo una ojeada a los documentos que contenía.

−Algunos documentos tienen todo lo que debes saber de nuestra compañía el resto son los perfiles de la gente con la que vas a trabajar y sus horarios, a partir de este momento Tsuna− Su voz adquirió un tono serio −Eres el sucesor de la compañía, como te imaginaras es un puesto codiciado por muchos así que el hecho de que seas mi sucesor pone tu vida en riesgo, a pesar de saber esto− hizo una pausa breve y prosiguió −¿Quieres tomar el puesto Tsuna?− Preguntó mientras lo miraba fijamente a los ojos.

−Sí− Contesto manteniéndole la mirada −Estoy seguro.

−Me alegra oír eso− le sonrió Giotto visiblemente relajado −No debes preocuparte por eso, al menos por ahora ya que aún no es algo público, pero tengo planeado que dentro de por lo menos 6 meses poder presentarte a la prensa.

−Esta bien, daré lo mejor de mí− y un destello de determinación se veía en su mirada.

Llegaron a un pequeño conjunto residencial, Giotto le explico a Tsuna que debía pasar de ser percibido por lo menos hasta que haya completado su entrenamiento inicial, mañana a primera hora llegaría su tutor, contaría con la ayuda de una ama de llaves y  que por ahora no tendría teléfono ni nada con que comunicarse, Giotto se encargaría de hacerle llegar la información a su familia y amigos, le dio la llave del apartamento ubicado en el tercer piso y con una sonrisa cálida se despidió dejándolo en la entrada de su edificio.

Ya era de noche, desde la calle observo la luna llena que lo acompañaba y se llenó de determinación, entró al edificio, subió al tercer piso y con la llave abrió el apartamento que le correspondía. Fue recibido por una señora mayor bastante dulce que tristemente no hablaba japonés solo italiano, le sirvió la cena y cuando Tsuna terminó de comer recogió los platos y le indicó la que sería su habitación para posteriormente dejarlo solo.

La habitación era bastante acogedora contaba con una cama, un escritorio con material de estudio y una lámpara, una mesa pequeña al lado de la cama, un closet de pared repleto de ropa de todo tipo y diferentes calzados, también había una puerta conjunta que daba a un pequeño baño igual de bien equipado. Se tiró en la cama, era suave y cómoda, de repente sintió el peso de sus decisiones, pero ya no podía arrepentirse, estaba agotado mental y físicamente su ultimo pensamiento antes de caer en un sueño profundo fue Reborn, tarde o temprano tendría que olvidarlo sin importar que.

 

 

Aún no salía el sol cuando su ama de llaves fue a levantarlo, medio logro entender que se le hacía tarde, con pesadez se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño apurado por la dulce señora, se sentía un poco mal por no saber su nombre, tomo una ducha rápida y se lavó los dientes, salió en toalla a su habitación y se topó con un hombre alto, de piel pálida y cabello lacio que caía en su frente, iba vestido con un traje negro impecable y lo miraba de pies a cabeza analizándolo o quizás ¿Devorándolo? Con la mirada.

−Disculpe ¿quién es usted?− Preguntó avergonzado mientras iba al closet por algo con lo que taparse, no se iba a vestir con aquel hombre viéndolo tan atentamente.

−Hibari Kyoya− Respondió cortante –Soy tu tutor Tsunayoshi− con dos pasos llego al closet y le saco la muda de ropa que debía ponerse.

−Oh, un placer conocerlo− dijo avergonzado y se regañó mentalmente por no haber revisado más atentamente los papeles que le dio Giotto –Supongo que se me hizo tarde, me disculpo por hacerlo perder su tiempo –Hizo una reverencia.

−No demores− respondió secamente antes de salir de la habitación.

Por lo menos su tutor hablaba japonés fluido, pensó Tsuna, se vistió rápidamente y salió a su encuentro, debían partir ya así que no tendría tiempo para el desayuno sin embargo la señora le dio un suave jalón de orejas a Hibari y le regaño en italiano, al parecer la mujer no estaba de acuerdo con hacerlo pasar hambre así que le dio una bolsa donde había dos sándwiches de mermelada, Tsuna le sonrió agradecido y desapareció por la puerta con su tutor.

Hibari le indicó a Tsuna que podía comer en el auto, solo iban ellos dos, ¿A dónde? No tenía la menor idea, pero parecía bastante lejos. Luego de 30 minutos de viaje entraron a una especie de parque, aparcaron en el estacionamiento y se adentraron en un espeso bosque. Tsuna se perdió en el tiempo, el calor era sofocante y se sentía al borde de un colapso, sin embargo, Hibari no se detenía a mirarlo supuso que era el castigo por haberse quedado dormido.

Llegaron a una laguna que estaba rodeada de árboles y donde había una pequeña cabaña ¿Qué se supone que harían? Sentía mucha ansiedad mientras veía la espalda ancha de Hibari. Llegaron hasta la cabaña donde Hibari se quitó la corbata y el saco de vestir; si Tsuna se estaba cocinando con aquella ropa ligera no quería imaginarse como se sentiría Hibari en ese traje.

−Muy bien, empezaremos con algo de entrenamiento físico, quiero que le des tres vueltas a la laguna luego te indicare lo que sigue− y se sentó en las escaleras que daban paso a la entrada de la cabaña.

Tsuna iba a protestar, pero la mirada que le dedicó su tutor lo dejo helado y prefirió hacer lo que le ordenaba a discutir con él. La laguna tenía alrededor de 100 metros de diámetro, su condición física era deplorable no había ni llegado a la mitad de su primera vuelta cuando se sentía desfallecer, pero no se rendiría, logró hacer dos vueltas y se desplomo a los pies de Hibari incapaz de continuar y muerto de sed.

−Bastante sorprendente para ser un herbívoro con tan horribles condiciones físicas− lo ¿halagó? Hibari mientras le ofrecía un frasco con agua, Tsuna solo asintió incapaz de responder.

−Harás tres series de quince flexiones, saltos de rana, suicidios y cualquier otra cosa que se me ocurra mientras estás en eso− ordenó una vez más ayudándolo a poner de pie.

Luego de ese breve descanso se sintió ligeramente mejor pero aún así estaba agotado y el sol de la tarde no le favorecía demasiado, a duras penas logro hacer una serie puesto a que Hibari cada vez que la iba a terminar le ponía más ejercicios extrañamente complicados, exhausto y sin poder más perdió el conocimiento a la mitad de la segunda serie de ejercicios.

El aroma a comida casera lo hizo despertar, no había pasado un día y sentía sus músculos arder, con dificultad se levantó del sofá donde estaba descansado y se dirigió a la cocina, a pesar de que la cabaña en el exterior se veía deteriorada por dentro estaba llena de lujos y comodidades.

−Siéntate− le ordenó Hibari sin voltear a mirarlo

Tsuna no respondió, supuso que estaría enojado porque no pudo terminar sus series, quizás pensaría que él era una pérdida de tiempo y hablaría con Giotto para que se buscara otro reemplazo, la sola idea lo hizo estremecer, había llegado de tan lejos para perderlo todo por tener tan mala condición física. Un plato de pechuga de pollo a la plancha con ensalada de verduras y jugo de naranja lo saco de sus pensamientos.

−Come− y se sentó a su lado dispuesto a comer.

Comieron en silencio, silencio que Tsuna no soportaba, quizás una palabra de desprecio o un insulto se sentirían mejor que aquel horrible silencio. Comió sin mucho ánimo, pero su cuerpo exigía el alimento debido al exceso de energía gastado durante el día, al terminar Hibari recogió los platos dejándolos en el fregadero y se volteó a verlo.

−Eres un herbívoro bastante inútil la verdad− dijo Hibari con total sinceridad –No dudarías ni un minuto como jefe de la compañía.

−Lo sé− respondió Tsuna mientras desviaba la mirada, Hibari no se esperaba esa respuesta.

−¿Estás dispuesto a hacer lo que sea necesario para ser merecedor del título que Giotto quiere otorgarte?− lo tomo de la barbilla para obligarlo a verle a los ojos, Tsuna estaba nervioso sin embargo le sostuvo la mirada.

−Sí− respondió con convicción.

−Espero que seas capaz de demostrarlo− Hibari lo soltó y le sonrió de forma extraña –Vivirás aquí un año y espero que hagas todo lo que te ordene sin poner resistencia alguna− estaba dándole instrucciones, Tsuna lo miraba atentamente –me iré por algunos periodos y tendrás que arreglártelas solo, no te preocupes, no será pronto, me encargare de convertirte en un carnívoro que pueda soportar cualquier obstáculo que se le interponga− sentenció antes de irse a su habitación.

 

 

Las primeras semanas fueron extenuantes, hubo muchos momentos en los que creyó que iba a morir, solo era ejercicio físico hasta el extremo, poco a poco fue viendo los cambios en su cuerpo, ya podía darle las tres vueltas a la laguna sin cansarse, hacer tres o más series de ejercicios sin desmayarse, se sentía más ligera y sano que nunca. En el transcurso del tercer mes Hibari le enseño el combate cuerpo a cuerpo, al principio lo molía a palos y Tsuna le aguantaba un par de golpes, pero se desmayaba en sus primeros encuentros.

Al finalizar el mes Hibari lo dejó sólo y tenía que arreglárselas, pues era él quien traía la comida a la cabaña, ese mes aprendió a pescar y había un estudio con incontables libros sobre plantas y otras cosas todos en italiano necesariamente tendría que dominar el idioma si quería sobrevivir, por suerte contaba con un diccionario de inglés-italiano y aunque no dominaba del todo el inglés se le hacía más fácil de entender, anotaba algunas frases que no entendía para preguntarle a Hibari en cuanto regresara, era un tutor estricto pero muy culto.

Duro un mes solo, continuo con su rutina de ejercicios y estaba bien alimentado, logró sobrevivir, al regresar Hibari estaba muy entusiasmado, él parecía más accesible, así que le comentó todas las dudas que tenía respecto al idioma las cuales fueron resueltas. Tsuna también había estado entrenando el combate cuerpo a cuerpo y cuando llego el momento de enfrentar a Hibari no solo había logrado esquivarle un par de golpes, sino que también podía contraatacar.

Y así pasaron los meses, Tsuna tenía excelente condición física, se convirtió en un gran peleador de combate cuerpo a cuerpo, dominaba ahora el inglés y el italiano como si fuera su lengua nativa y también fue educado sobre los modales en la mesa, historia universal, matemáticas, ciencias y una infinidad de cosas. Durante los últimos meses se había acercado mucho a Hibari, quizás fuera porque era su único contacto con el exterior y era la única persona con la que podía hablar, sin embargo, sabía que no solo era eso, Hibari fue su maestro y en determinado momento se convirtió en su amigo y confidente, aunque al mayor le costase admitirlo.

En su último día en la cabaña, el ultimo día en que compartiría esa intimidad con Hibari decidió hacer algo especial para él, organizo un almuerzo espectacular y brindaron con vino el hecho de que Tsuna había podido superar aquel duro entrenamiento. Hibari estaba orgulloso y así se lo hizo saber.

−Me demostraste que eres capaz Tsunayoshi− dijo mientras lo miraba intensamente.

−Todo gracias a ti Hibari-san− respondió avergonzado intentando evadir su mirada, de un momento a otro la compañía de Hibari lo hacía sentir ansioso.

−A final de cuentas fuiste tú el que lo hizo todo− le dedicó una sonrisa sincera –Estaré dispuesto a seguirte hasta el final de mis días Tsuna− tomo su mano y beso cada uno de sus nudillos, ahora era un digno sucesor y también era el hombre por el que daría su vida.

Tsuna estaba avergonzado y no sabía que decir por suerte fue salvado por el timbre del teléfono de Hibari, era Giotto, estaba ansioso por ver a Tsuna paso más tiempo del que él había deseado y ya era momento de hacer las formalidades y nombrarlo como sucesor. Entre los dos acomodaron la cocina y dejaron todo al punto antes de marcharse de la cabaña. Tsuna había olvidado el camino de regreso al estacionamiento y fue tan extraño cuando dejo el parque, una parte de él se quedó allí, en lo que ahora consideraba su refugio, su hogar. Llegó la hora de regresar a la realidad, por suerte, siempre podría contar con Hibari sabía que él nunca lo traicionaría eso lo había demostrado durante el año que convivieron juntos.


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