Perdido
En un abrir y cerrar de ojos había llegado el tan esperado de día, Tsuna seria presentando oficialmente a las familias y empresas más influyentes de Italia y el mundo, estaba ansioso no se sentía capaz pero el haber estado con Hibari reafirmaba su decisión, fue él quien lo ayudo a escoger el traje un Hugo Boss Slim Fit de lino puro blanco sin corbata, se veía en el espejo y no podía reconocerse ¿Cuánto tiempo había pasado ya? ¿Hace cuánto que no pensaba en él?
— ¡Tsuna-chan! ¿Ya estás listo? — Dijo Giotto entrando en la habitación seguido por su leal compañero G.
—Sí ¿Me veo bien? — preguntó Tsuna con timidez.
—Estas perfecto, eres tan lindo Tsuna-chan— Acto seguido lo despeinó y recibió una leve queja del más bajo.
—Tenemos que irnos ya, se nos hace tarde— Acotó G de forma seria.
— ¿No puedo tener a Tsuna-chan sólo para mí? —reclamo Giotto haciendo un puchero.
— No seas infantil — lo reprendió G.
Después de unas cuantas pataletas y discusiones sin sentido, tanto Tsuna como Giotto fueron arrastrados fuera del edificio por G, ya en la limosina Giotto le dio una serie de instrucciones al menor, quien debía cumplirlas al pie de la letra puesto a que era una fiesta muy importante y no podía arruinarla.
— ¿Dónde está Hibari-san? Creí que vendría con nosotros —Dijo Tsuna intentando ocultar su nerviosismo y ansiedad.
— Tuvo una emergencia, no podrá acompañarnos esta noche — Respondió G con su inalterable seriedad de siempre
— ¡Ah! — Exclamo Giotto mientras se daba un pequeño golpe en la frente —Te dejo esta carta.
Tsuna recibió la carta sumamente emocionado y se dispuso a abrirla con lentitud disfrutando el pequeño momento de intimidad y paz que ésta la brindaba.
“No te comportes como un herbívoro o te morderé hasta la muerte
Hibari Kyoya.
PD: Tengo fe en ti, sé que podrás lograrlo.”
Una sonrisa sincera se formó en su rostro, eso era justo lo que necesitaba para calmar sus nervios, en una noche como esta nada podría salir mal ¿O si?
Llegaron al hotel donde se realizaría el evento, había autos de lujos, trajes de la más alta costura, famosos que solo había visto por televisión, y un montón de paparazis que eran controlados por la seguridad privada y del hotel, se sentía aturdido, pero no iba a desfallecer, no le fallaría a Giotto y mucho menos decepcionaría a Hibari, decidido siguió a ambos mayores a la sala de eventos del hotel mientras sonreía a las cámaras con carisma y confianza, era su mundo ahora y tendría que acostumbrarse.
Al momento de presentarse Tsuna no dudo, había fiereza y determinación en su mirada, hablaba con propiedad y seguridad, tenía la atención de todos y cada uno de los presentes, no hubo interrupciones de ningún tipo y cuando hubo finalizado estallo la multitud en aplausos así mismo dio las gracias antes de bajarse del podio.
— ¡Has estado excelente Tsunayoshi! no podría estar más orgulloso de ti— Giotto lo encerró en un abrazo sofocante
— Gracias Giotto-san espero no decepcionarte ahora que trabajaremos codo a codo— dijo tras zafarse del abrazo.
—No lo harías tranquilo, la parte difícil ya está hecha ahora puedes disfrutar de tu fiesta.
Un suspiro escapo de sus labios y se dispuso a “disfrutar” de la fiesta, varios empresarios lo saludaban ansiosos de mantener una buena relación laboral y personal con él, conoció a muchas personas esa noche agradables y otras muy arrogantes para su gusto, luego le preguntaría a Giotto sobre algunos de ellos, se dirigió a la barra en busca de algo para tomar.
— ¿Disculpe podría usted servirme un vaso con agua? —pidió amablemente al bartender.
— Así que el nuevo presidente de Vongola’s no bebé alcohol— dijo un hombre misterioso a su lado, no le daba buena vibra aquel extraño.
— No soy muy tolerante al alcohol —explico amablemente mientras se preguntaba porque el bartender se tardaba tanto con un vaso de agua.
— Es una pena, yo le iba a proponer un brindis para celebrar su ascenso— dijo decepcionado.
— ¿No hay algo que impida hacer un brindis con agua o sí? — le sonrió sinceramente al extraño quien lo veía fijamente con aquellos ojos negros, tan negros que no se podía distinguir la pupila del iris.
—Tienes razón, brindemos entonces por el nuevo presidente de la compañía— Una gélida y macabra sonrisa se formó en su frio rostro.
—Salud— Al dar un pequeño sorbo notó que había un sabor extraño, una fuerte punzada en la cien lo hizo perder el equilibrio y fue tomado en los brazos de aquel hombre —¿Q-Qué me hizo...? —esas fueron sus últimas palabras antes de desmayarse.
Abrió sus ojos lentamente, sentía su cerebro explotar dentro de su cráneo y un olor nauseabundo se colaba hacia sus pulmones provocándole unas arcadas incontrolables.
— ¿D-Dónde estoy? —Pregunto al aire mientras intentaba enfocar la vista.
— Por fin despiertas bella durmiente — una voz desconocida hizo eco en la habitación vacía.
— ¿Quién eres tú? —Se giró hacia dónde provenía la voz, era un tipo gordo con aspecto desaliñado y sucio.
— Soy tu dueño.
Con agresividad se acercó a Tsuna y tomándolo fuertemente de los cabellos beso sus resecos y maltratados labios. Tsuna con las pocas fuerzas que conservabas mordió su repulsiva lengua hasta hacerlo sangrar.
— ¡MALDITA PERRA! — gritó dándole una ráfaga de golpes en el rostro y estomago al pequeño cuerpo. Justo antes de que Tsuna cayera en la inconciencia por la pérdida de sangre y los golpes dijo con una sonrisa sádica —Ahora estas en el infierno y nunca podrás escapar de él.