Capitulo 8: Juego macabro
Un día más, el sol salía a dar puñetazos en la cara de la gente con sueño, debía admitirlo las mañanas eran sumamente tortuosas pero todo aquello valía la pena solo si al terminar el día podía ver aquella sonrisa seductora, esos mechones negros que combinaban perfectamente con aquellos ojos que eran como un cielo nocturno en todo su esplendor, oh si, solo por eso tenia que seguir intentándolo, seguir luchando, sobretodo porque el día anterior no pudo disfrutar de aquellos “mimos” indiscretos en el pasillo, sus mejillas se coloraron al recordar la pasión que desbordaba su amado, sí, amado Reborn.
A pesar de ser muy inexperto en el tema del amor, o sea, toda su vida creyó estar enamorado de una mujer y resulto ser una total mentira, Kyoko era muy linda y dulce ¿Todo este tiempo había confundido el amor con la amistad? Si bien ella no le hacía sentir lo que su hermoso castaño le hacía sentir, aquella pasión desbordante que quería consumirlo, por su parte lograba tranquilizarlo en los peores momentos haciéndolo sentir especial y único ¿Eso no podría ser también una forma de amor? Ya que ni si quiera sus amigos lograban lo que Kyoko lograba con su sonrisa.
Tomó el cuaderno que la chica había dejado y se sintió cálido, su olor se desprendía de aquel montón de hojas perfectamente acomodadas, ¿buena forma de comenzar la mañana no? Aún tenia sus dudas sobre el amor, quizá debería aclararlas con Kyoko puesto que ahora la respuesta de Reborn parecía insuficiente para satisfacer la curiosidad de su mente y corazón.
Como siempre era uno de los primeros en llegar, daba unas 10 vueltas al campo de fútbol para relajar los músculos tensos, ayer no pudo devorar a su pequeño cachorro y se sentía sumamente frustrado por ello, además ni si quiera pudo auto-complacerse, su mano no parecía suficiente en aquel momento y el ser de turno que constantemente entraba sin permiso a su pequeño refugio parecía estar de vacaciones.
Decía más de 10 maldiciones por cada paso que daba ¿cuánto podría soportar? Quería tomarse su tiempo con el cachorrito por muy difícil que fuera sentía que valía la pena, después de todo nunca había tenido a un virgen como victima y vaya virgen que se consiguió, pero todo aquello no era más que un juego divertido, es decir, no todos los días corrompes a un ser así de inocente y puro, disfrutaría mucho ese hecho, su mayor reto, su mejor victoria, solo eso significaba Tsuna para él.
Se dio cuenta de que casi era la hora de entrar a clases y estaba bañado en sudor, a trote rápido llego a las duchas y se dio una larga y tendida, todavía sobraba tiempo se vistió velozmente y se dirigió a la entrada, quería ver a su cachorrito antes de internarse en aquellas aburridas clases y espero con paciencia.
Tsuna salió temprano de casa, cosa de extrañar, seguramente quería verlo antes de entrar a clases o tenia la ligera esperanza de encontrárselo por el camino, Reborn era todo un sueño hecho realidad, podría llenar páginas enteras narrando lo perfecto que era y se rio ante la idea, ¿escribir un diario como una tonta colegiala?, vaya que lo tenia un poco tonto.
−Tsuna-kun~− sintió que una masa mayor a la suya, llena de una extraña vitalidad, lo llevaba al suelo.
−Lambo, Buenos días, por favor, sueltamente no quiero acabar en el suelo− se quejó intentado no ser grosero
−¿Eh? ¿De qué hablas?− se dejo caer sobre él, ahora si, definitivamente, acabarían los dos en el suelo pero un fuerte brazo los jalo a ambos por atrás.
−Lambo deberías tener mas cuidado Tsuna no es tan fuerte− Dijo el recién llegado nada mas y nada menos que el beisbolista Yamamoto.
−Es cierto vaca idiota− replicó detrás de él Gokudera −¿Te encuentras bien Tsuna?− reincorporo al mencionado.
−Si, gracias chicos− rascó su cabeza con nerviosismo, quería toparse con otra persona pero ver a sus amigos también lo alegraba.
−¿A quién llamas vaca idiota Bakadera?− refunfuño Lambo haciendo un tierno puchero.
−A ti, vaca idiota, y me llamo Gokudera ¿o es que no puedes recordarlo?− bufó en tono burlon y sarcástico
−tu nombre es demasiado insignificante para mi−saco su lengua y se escondió detrás de el mas alto.
−oh ahora si veras− los ojos de Gokudera ardía en fuego
−Vamos chicos cálmense− sentenció Takeshi tomándolos a todos con un fuerte abrazo.
Tsuna y Lambo terminaron muertos de la risa por la tonta discusión mientras que el de pelo blanco se sonrojó al sentir el cuerpo cálido del moreno, luego de unos torpes forcejeos lograron todos soltarse de tan asfixiante cariño, como siempre Takeshi estaba en el medio de Tsuna y Hayato abrazándolos por el cuello mientras caminaban aunque claro ahora tenían a Lambo y él definitivamente quería la atención de Takeshi, solo que nadie lo notaba.
Charlando alegremente llegaron a la entrada y Tsuna de reojo vio una silueta familiar y su corazón vibro, era él, ¿acaso lo estaba esperando?, sus mejillas se tornaron de un color rosa suave su pulso se había acelerado incontrolable ¿solo con mirarlo le pasa eso? Vaya que lo tenía loco.
−¿Tsuna te encuentras bien?− Hayato al ver su rostro rosado posó su mano en la frente del pequeño para ver si no tenia fiebre.
−Buenos días Tsuna− en menos de un segundo apareció él con esa presencia que no se podía ignorar por mas que quisieras, esa voz que sonaba tan seductora y esos ojos que ahora tenían una mirada llena de ¿Celos?
−H-hola Reborn− tartamudeo el saludo mientras se coloraba más y recordó que su amigo aun lo estaba tocando y rápidamente, con gentileza, apartó su mano.
−¿Quién es él Tsuna?− preguntó Hayato algo molesto por la actitud tan rara de su amigo
−Soy Reborn, su nuevo amigo, espero ser de su agrado− hizo una reverencia la cual fue respondida por todos los presentes −¿Les importa si les robo a Tsuna unos minutos?− sonrió de la manera mas gentil que pudo aunque claro todo aquello no era mas que un teatro.
−Claro que no Reborn Senpai, es todo tuyo− hablo por todos aunque ninguno estuviese de acuerdo y sin desaprovechar aquella valiosa oportunidad el mayor se llevo a Tsuna tomado de la mano.
−Vaca Idiota− suspiró Gokudera con un deje de tristeza.
Reborn se llevo al lugar mas apartado y recóndito de la universidad a su pequeño cachorrito, se alegro de verlo pero en el preciso instante que vio como aquel pelo blanco había tocado su suave piel se enfureció, aunque obviamente no se hiciera notar su muy creciente furia.
−¿R-Reborn? ¿a donde me llevas?− preguntó el castaño algo asustado por su silencio y que además no tenia la menor idea de donde iba a parar.
−Disculpa− soltó el agarre −por un instante me hundí en mis pensamientos− confesó siendo muy sincero por primera vez en mucho tiempo.
−No te preocupes− acarició su mano con ternura mientras le dedicaba una cálida sonrisa −¿Hay algo que te moleste?
Por primera vez y en mucho tiempo alguien había visto detrás de aquella pesada mascara que cargaba como su verdad absoluta, una razón mas para quererlo ¿o no?, pero aparte de eso, su dulzura no tenía comparación. Esa mirada, tan, tan Tsuna, tan angelical luego recordó aquel chico había tocado su frente y aunque es un gesto que cualquiera podría hacer le molestaba, un extraño, un cualquiera tomándose la libertad absoluta de tocar lo que le pertenece ¿cómo podría permitírselo?, vio aquellos ojos chocolate y se lanzo hacia sus labios, lo iba a devorar a besos, lo marcaría como suyo definitivamente y nunca nadie mas podría tocarlo.
Beso su nariz, sus ojos cerrados, su frente para borrar aquel calor que había dejado ese desconocido, era suyo ahora. Se apodero de su cadera y comió ahora su cuello a besos, lamidas y mordidas muy suaves, empezaron a emanar sonidos verdaderamente exquisitos de la boca de su cachorro, estaba a punto de quitarle la ropa y probar esa suave piel y un Ding dong lo hizo caer en cuenta de la realidad.
Tsuna difícilmente se aparto del agarre intentado recuperar el aliento completamente sonrojado, podía verlo así cada minuto de su vida y le dedicó una sonrisa marca Reborn pero esta vez muy sincera.
−Perdona mi atrevimiento− acarició su mejilla −solo te extrañe y no me agrado ver que otro hombre te tocara− confesó.
−Hayato solo es un amigo− bajo la mirada avergonzado Reborn parecía estar siendo muy sincero en aquel momento.
−Lo sé, pero igual solo te quiero para mi− y le robo un apasionado beso.
Luego de aquel majestuoso y delicioso beso, se separaron de mala gana puesto que las clases ya iban a comenzar y no seria bien visto que faltara a la primera clase del día, recibió un tierno abrazo de su cachorro antes de que se fuera con la promesa de que se verían al acabar el día. Las clases eran una tortura muy aburrida pero valía la pena pues tendría que vivir de eso algún día ¿no?, cuando por fin llego el final del día se encontró con su amante de turno, tan hermoso como siempre, luego de secuestrarlo hacia un lugar solitario se dispuso a “mimarlo” de forma gentil, aunque no llegaba hasta donde quería llegar, por ahora, seria suficiente. Lo acompaño a casa y con un fugaz beso se despidieron.
Aquello se volvió rutina pasar tiempo juntos en la mañana y luego verse al finalizar el dia, parecía un cuento de hadas y pasaron tres meses desde que conoció a su conejo y comenzó esta pequeña aventura, algo habitual en él, obviamente, conociendo sus antecedentes no era nada extraño pero esta vez las cosas eran diferentes normalmente le tomaba menos de 2 semanas llevarse a la cama a sus pequeños amantes de turno ¿en qué momento las cosas llegaron tan lejos? Lo peor de todo no era eso, sino, que el tiempo se le hacia poco ¿una vida seria suficiente? Un momento ¿qué demonios estaba pensando? ¿Una vida con Tsuna? Vaya ridiculez, se rio de si mismo, ese nunca pasaría, seria buena hora ya de terminar con este, aunque entretenido, juego macabro.