2.- Tenemos un trato.
Después de la mañana y esa incomoda revelación acerca del vampiro asesino del clan Uchiha, Naruto no se había dignado a seguir preguntando, y Sasuke había comenzado a explicarle entonces en qué consistiría el entrenarle: hablando sobre algunas técnicas, movimientos, etc. También lo llevaría de caza después de algún tiempo entrenado, pero simplemente como público. No lo dejaría entrar al campo de batalla hasta que se asegurara que estaba listo.
- Oye, Sasuke ¡Tengo una duda ‘ttebayo! – interrumpió al mayor que en esos momentos se encontraba enseñándole la planta alta de su cabaña. Lo miró irritado, ¿era necesario que para todo gritara? - ¿Qué es un demonio? – La perilla de la puerta que Sasuke giraba en ese momento se crispo y el rubio casi echa a correr escaleras abajo.
- ¿Quieres convertirte en cazador y no sabes que es un demonio? ¡Me habías dicho que durante el camino te habías ocultado de ellos! – vociferó haciendo pequeño a su invitado.
- ¡Ya lo sé, teme! ¡Pero me refiero a que sólo he visto a los demonios, mas no sé su origen, ni sus habilidades, ni por qué tú eres inmune a sus mordidas! – Le reclamó agitando los brazos para añadir dramatismo.
- ¡No me llames teme, dobe! – Después de contar hasta diez, su mente se estabilizó y dedujo que Naruto, al ser un novato no sabía esa información que le sería de gran importancia. – Escucha bien, porque no voy a repetir esto. – Naruto asintió fugazmente, clavando sus azules ojos en su penetrante mirada carbón. – Los demonios en general, son aquellos vampiros o lobos malformados. – Al ver la cara estúpida del blondo, supuso que tendría que explicar más ampliamente. – Quiere decir, que cuando un humano se convierte en vampiro o lobo, y no alcanza a transformarse eficazmente, ya sea porque el cuerpo no resiste el cambio, se queda a la mitad, siendo así un demonio. ¿Entiendes? No importa si se iba a convertir en lobo o vampiro. –
- ¿Entonces los demonios son vampiros o lobos incompletos porque no aguantaron el cambio? ¿Por eso son bestias deformes? – Sasuke cabeceó afirmativamente. Los demonios eran bestias parecidas a las quimeras, pero más grandes y negras. - ¿Y por qué tú eres inmune a ellos? – El más alto negó con un gesto y se recargó en la pared del denso pasillo con las manos en los bolsillos de su pantalón.
- No es así. Los hombres-lobo tenemos la virtud de sanar más rápido, al igual que los vampiros. Pero cuando un demonio muerde, la expansión del veneno en la sangre es mucho más lenta y la herida sana más rápido que cuando un vampiro te ataca. Pues al ser seres incompletos su poder no es el mismo al de nosotros. –
- ¿Veneno? ¿Te refieres a las llamas negras que invaden el cuerpo? – Sasuke asintió - ¡Espera ‘ttebayo! ¡He visto esas cosas y son enormes! ¡No puedes decir que tienen la mitad de poder que un vampiro o lobo! –
- El que sean más grandes no los hace más fuertes a nosotros. Ya te dije que eso se debe a que son vampiros o lobos incompletos, es lógico. Y referente al veneno, así es. Cuando un demonio ataca y muerde alguna parte de tu cuerpo, por pequeña que sea la herida, inyecta veneno en forma de llamas negras que poco a poco consumen el cuerpo. En los vampiros y lobos, eso no es peligroso, pues nuestra sangre es muy pesada y el veneno es inmune, pero la herida si nos afecta. Al contrario de los humanos puros. –
- ¿Estás diciendo que si una de esas bestias me muerde moriré? – De repente ya no le hacía tanta ilusión ser cazador de demonios y vampiros. Tal vez solo se dedicara a buscar a gente con máscaras por la calle y con un golpe de suerte, daría con el vampiro asesino.
- Más o menos. Cuando una bestia ataca a un humano, el veneno se expande tres veces más rápido que si un vampiro succionara tu sangre, al ser ésta muy ligera. Es decir, que una bestia para ti es más peligrosa que un vampiro. – Naruto tragó en seco.
- ¿Hay alguna manera de librarse del veneno? ¿De sacarlo fuera del cuerpo? – peguntó esperanzado.
- Sí. Pero tienes que succionar fuera el veneno inmediatamente después de la mordedura, para evitar su propagación. De lo contrario estás perdido. Después de sacar fuera todo el veneno, las llamas negras se desvanecen y puedes curar la herida como cualquier otra.
- ¿Y los demonios solo hacen eso: morder? ¿Por qué los cazas? –
- Dobe – suspiró. En verdad aquel rubio era un novato de nivel uno. Maldita la hora en que lo aceptó como su aprendiz – No sólo muerden, también arrojan fuego negro por el hocico, que crea más quemaduras que las normales. Un demonio se alimenta de un cuerpo cuando éste es consumido totalmente por las llamas negras, por eso estas bestias atacan principalmente los puntos vitales: el cuello, las piernas y el estómago. Así no podrás huir de ellos. Generalmente salen de noche, pues la luz del día los enceguece. Los cazamos porque son una amenaza para los pueblos: no saben de leyes y cualquier noche atacan las viviendas de las personas, destruyendo todo a su paso al medir casi tres metros.
- Me estás diciendo que los demonios atacan principalmente los puntos vitales de los humanos. Entonces, ¿Cómo saben la diferencia entre un hombre-lobo y un simple mortal? – Estaba realmente interesado en saber todo, así podría defenderse más adelante. Y Sasuke era excelente en las explicaciones; sabía muchas cosas desconocidas.
- El olor de un lobo es más fuerte. Los demonios tienen habilidades especiales como los lobos y vampiros. Al ser bestias incompletas, se refugiaron en los bosques desde un inicio que las malformaciones se comenzaron a dar; desarrollando así habilidades especiales: tienen una visión nocturna dos veces más potente que un lobo, por eso la luz del día los enceguece. Sus reflejos son más activos y su rapidez es mucha. Eso sin contar el veneno y su gran estatura. Aunque a pesar de eso, no es fácil ni si quiera para mi, saber cuándo aparecerá detrás de ti un demonio. Son sigilosos.
- ¿Y por qué hay tantos demonios si ustedes los cazan? ¡Eso no es lógico ‘ttebayo! No creo que las malformaciones estuvieran de moda. –
- Claro que no. Pero al ser animales y seres vivos, está en su naturaleza la reproducción. Lástima que su apareamiento pueda ser entre machos. –
- ¿¡Qué!? ¡Vaya! Ahora hasta resulta que entre machos pueden engendrar vida. ¿Entre hembras también se puede? –
- No seas idiota, eso no. – Gruñó de mala manera cruzándose de brazos. – Ningún ser, teniendo relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo, puede engendrar vida, pero ellos si pueden. Al haber pocas hembras entre ellos, buscan la manera de traer más demonios. Por eso es que siguen habiendo muchos aún. Aunque siguen teniendo las mismas características y habilidades… Pero son difíciles de matar. –
- Es cierto, eso se me había olvidado. ¿Cómo matas a los demonios? ¿Te conviertes en lobo? – Se sentó en el piso de madera en medio del pasillo. La plática era muy buena, y tener a Sasuke como su profesor, hacia todo más interesante.
- No. Generalmente las probabilidades de que pueda derrotar a un demonio convertido en lobo son pocas, ya que los demonios son mucho más grandes. Aunque cuando nos transformamos, los lobos solemos medir 2 metros y medio, no es suficiente. Así que los atacamos con armas: pistolas, machetes, arcos, etc., lo que lleves a la mano. Además es más fácil esconderte cuando eres pequeño para ellos en forma humana… buscamos los puntos vitales para ellos; que son los ojos, las alas, el hocico, el cuello y el estómago.* –
- ¿Entonces los atacan así para tener más probabilidad de atinar en algún punto vital sin ser vistos por las bestias esas? ¿Y después que sucede? –
- Después, cuando la bestia comienza a sangrar por la herida ocasionada, aprovechamos para convertirnos en lobos y atacamos directamente el cuello hasta desgarrarles el mismo. Ya que éste es el único punto donde el demonio tiene el 90% de probabilidad de morir. –
- ¿Y un humano como lo mata? –
- Un humano no tiene oportunidad contra un demonio. Antes de si quiera saber que un demonio está cerca de ti, tendrás sus colmillos destrozando algún punto vital tuyo. Es muy difícil llegar a ellos siendo un mortal. ¿Las razones? No tienen la misma rapidez que un hombre-lobo, y por consecuente, tampoco la misma fuerza ni puntería.
- Entonces siendo humano jamás sabré cuando un demonio está cerca… - su cerebro comenzaba a idear algo, un plan, lo que fuera. ¿Cómo conseguiría sus propósitos con la información recibida? Al ser un humano, ni si quiera sabría cuando un demonio estuviera cerca. De repente se le ocurrió algo. – Solo puede haber una salida a este grave problema si quiero ser un cazador – dedujo.
- ¿A qué te refieres? – ceñudo miró al rubio tumbado en el piso frio de madera. Cruzado de piernas en una postura india lo miraba con una gran sonrisa.
- Conviérteme en un lobo – sus ojos se mostraron con una seguridad que Sasuke jamás había presenciado en ninguna otra persona, ni si quiera cuando él decidió convertirse también en un lobo. Pero este chico…
- No. – Fue su escueta respuesta. Dio media vuelta dando por terminada la plática y se dirigió a su cuarto, pero Naruto fue más rápido y antes de que pudiera cerrar la puerta, el otro interpuso el pie y la abrió, entrando también a su alcoba.
- ¿¡Por qué no, dattebayo!? – Comenzó a gritar. - ¡Tu eres un hombre-lobo! ¡Quiere decir que puedes convertirme en uno, también! ¡Además, tú mismo dijiste que mis posibilidades de ganarle a una bestia son nulas! – Sasuke lo miro irritado y lo ignoró tumbándose en su cama mirando hacia el techo de madera. Ignorado. Fue como Naruto se sintió en esos instantes. - ¡¡Hazme caso, maldito teme!! – Se subió a cuatro encima del mayor, apresándolo; ante la mirada negra sorprendida.
- Oye... –
- ¡Óyeme tú! ¡No pienso salir siendo un mortal a cazar a esas bestias y arriesgar mi trasero, sin saber cuándo rayos voy a morir! ¡Quiero ser un lobo! – Pero antes de que pudiera seguir, Sasuke enredó sus largas y fuertes piernas en la cadera de Naruto, y de un solo movimiento le dio la vuelta invirtiendo las posiciones. Sus mechones negros caían sobre su frente, y Naruto sintió cosquillas en la nariz cuando se acercó lo suficiente para chocar las respiraciones. Sasuke estaba my cerca y sus rostros y bocas a centímetro de separación. Estaba nervioso por la cercanía masculina, y un leve hormigueo lo recorrió de pies a cabeza cuando sintió el aliento de Sasuke sobre él. ¿Qué le sucedía? ¡Tenía a un hombre encima! ¡A un hombre, carajo, no a una mujer!
- ¿¡Crees que ser un lobo es divertido, maldita sea!? – Estalló de furia y apretó las muñecas de Naruto entre sus grandes palmas por encima de su cabeza. Éste le miró sorprendido - ¡El que quieras convertirte en un lobo no quiere decir que va a solucionar todo!... ¡Y si tanto miedo tienes de morir en la batalla, puedes irte largando de mi casa! – El tono amenazador, la mirada furiosa, y los arranques de fuerza que Sasuke ejercía en su cuerpo no lo asustaron. Muy al contrario, le dieron fuerza para continuar peleando. Si lograba descontrolar a Sasuke con ese tema sólo había dos opciones: la primera era terminar siendo echado por la fuerza; o la segunda, que lo convirtiera en un lobo.
- ¡Sé que ser un lobo implica riesgos y que no es un juego! ¡Pero tengo un propósito en esta vida, y siendo un humano no voy a conseguirlo! ¿¡Cuántos años me demorará ser tan fuerte como un lobo!? ¿¡Diez o quince!? – también comenzó a molestarse cuando la mirada de Sasuke no cambiaba. – Además, tengo muchas posibilidades de morir siendo humano. Y aunque entrenaré duro para ser un buen cazador, el ser un lobo me ayudará mucho – tranquilizó más su tono - ¿Acaso no pensaste como yo cuando te iniciaste como cazador? – La fuerza con que Sasuke le apresaba las muñecas disminuyó hasta volverse nula, y el flequillo negro ahora le impedía ver la cara de su mentor. Había dado justo en el clavo, pero no sabía qué respuesta esperar. ¿Sasuke le soltaría una bofetada por su impertinencia? – Teme, ambos sabemos que la única opción para que pueda continuar con mi deseo de vengar a mi familia es convirtiéndome en lobo. Esto no lo hago por mí mismo, sino por mi familia… mis padres. Es una necesidad que me ha perseguido desde que los vi morir. Y si para matar a ese vampiro tengo que convertirme en lobo, lo haré sin importar qué. – el pelinegro se apartó de Naruto de un solo golpe y tomó asiento en un extremo de la gran cama. Alejado y en silencio.
- No lo entiendes. – murmuró con los brazos caídos a sus costados. Naruto adopto la misma posición a su lado. – Comprendo lo que dices, sé que quieres ser un lobo para poder continuar con tu venganza como yo, pero si lo logras, ¿Qué sucederá después? ¿Querrás seguir viviendo como un lobo por siempre? – Naruto se sorprendió al saber que eso jamás se lo había plateado. ¿En verdad quería seguir siendo un lobo después? – No solamente somos hombres que mutamos a un lobo. Tenemos instintos animales, también. Y por si fuera poco, el segundo plano de tu consciencia es un lobo que puede llegar a controlarte. Además… podrías convertirte en un demonio durante la transformación. –
- ¿Estás intentando asustarme? – Su ceja se alzó. Si Sasuke trataba de meter en él un miedo, pues estaba equivocado, él no le temía a nada.
- Estoy diciendo solo la verdad. – lo miro a los ojos y Naruto presencio que en esa mirada negra, había muchos secretos que quizás nunca sabría. Que quizás ni el mismo Sasuke sabía que poseía. – Apuesto a que ni si quiera sabes cómo se convierte un humano en hombre-lobo. – Lo miró seriamente y Naruto negó apenado – Lo supuse. Si no sabes algo tan importante, no tienes derecho ni si quiera a querer ser un lobo. –
- Puedes explicármelo. – sonrió victorioso, pero no dio resultado. Sasuke no estaba cediendo ni un poco, es más, hasta pareció volverse más frio y distante.
- Algo como esto no se explica. Para poder convertirte en un lobo hay un proceso muy doloroso y… - sus mejillas se tiñeron de un color rosado pálido al recordar uno de los métodos. – No voy a hacerlo. –
- ¡Hagamos un trato teme! – Propuso como última esperanza, y cuando el susodicho le prestó algo de su atención prosiguió –: El día en que yo descubra el proceso para transformar a un humano en hombre-lobo, tú me convertirás. –
- En realidad hay dos procesos. – suspiró.
- ¡No importa! Lo averiguaré, y cuando lo descubra me convertirás. ¿Es un trato? – Sasuke miro desconfiado la mano que le ofrecía Naruto. Tenía un mal presentimiento de todo el asunto. – Si no aceptas, iré con cualquier otro hombre-lobo y se lo pediré. – amenazó al ver la inseguridad plantada en el atractivo rostro contrario. – Seguro que nadie es tan terco como tú. –
<< El chico habla enserio. No creo que quieras que alguien más convierta a Naruto en hombre-lobo >> La voz de su lobo interior lo hizo frustrarse aún más. << ¿Qué quieres decir? ¡Ni si quiera me interesa quién convierta a ese gran dobe en lobo, simplemente no quiero que sea uno más de mi especie! >>
- No sabes lo que dices, dobe. Cuando descubras los dos métodos para ser un hombre-lobo desearás no haber hecho nunca un trato conmigo. – Pero era tarde para hacer pensar a Naruto. Pues su mano ya estaba bien sujeta a la gran palma blanca de Sasuke.
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