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El secreto de la Liebre por lolitasherry

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Notas del capitulo:

Me disculpo con todos aquellos que leen mi historia por no publicar antes, pero como ya saben no tengo compu, asi que se me dificulta subir los capitulos, por su comprencion gracias.

               Capitulo 21

 

   Esa mañana se disculpo con su grupo pretextando que le había caído mal la cena y que reposaría en su habitación, a el fénix le toco junto con Shura escoltar ese día a Atenea, a Bian y Crishna a Poseidón, a si que era el turno de Isaac,

 

   Pamela no resisto estar todo el día en su habitación era apenas las diez de la mañana, y salió a recorrer el puerto Isaac la vio salir y la siguió, estaba recargada en una baranda mirando el mar pensativa,

 

   Llevaba colgada al hombro una bolsa tejida, short  y una blusa sin mangas y unas sandalias, no pretendió asustarla, Pamela se sobresalto al escuchar que la saludaban a tan cortísima distancia,

 

  --buenos días señorita—buenos días señor

 

  —Llámeme Isaac—se le hacia familiar el nombre, pero no recordaba donde lo había escuchado—Isaac.. Dijo pensativa--¿nos conocemos de algún lado?—que yo sepa?, no

 

  —contesto el—la acompaño a almorzar, a recoger conchas de la playa, y a la hora de la comida Isaac pidió prestado el yate del señor Julián para llevar a la castaña a mar abierto para disfrutar de la comida que fue por demás muy tranquila pero al cabo de una hora,

 

 

 

      Pamela empezó a sentir calor y no precisamente por el sol, quiso refrescarse nadando un poco, mientras tanto el general la vigilaba disimuladamente, cuando salió del agua le ofreció un vaso con jugo de durazno y mango muy frio, lo bebió de un solo trago extrañamente el calor de su cuerpo no bajaba, al contrario iba en aumento,    Sin saberlo Ikki le había hecho un gran favor a Isaac al debilitar a la castaña y poseerla a la fuerza,

 

 

 

  --Isaac, ¿podríamos regresar? Creo que me he enfermado, parece que tengo temperatura

 

 

  — ¡esa era la señal que el esperaba!—a ver, ummh, acercándose para tomar su temperatura, junto su frente con la de ella, la cercanía de el aliento de Isaac con el suyo le provoco una descarga por toda su columna vertebral, cerro los ojos y entreabrió los labios inocentemente,

 

 

   Era hermoso verla así excitando su piel con ligeros roces, (no podía quejarse, el coral que Titis le regalara tiempo atrás como un favor especial para conquistar al dragón marino, hoy le estaba siendo de invaluable ayuda para poseer a Pamela,) tan fácil había sido hacerla caer, beso sus labios con cierta ansiedad y comprobó complacido como Pamela iba correspondiendo el beso y aceptaba poco a poco la cercanía del cuerpo de Isaac con el suyo,

 

   Pamela se sentía mareada y no estaba consiente del todo, pero el trato de Isaac era gentil y cariñoso, no podía pedir mas, por primera vez en mucho tiempo ella no tendría que hacer nada solo dejarse amar, y se entrego gustosa a ese hermoso hombre de cabellos color esmeralda.

 

 

 

     Era la 1 de la mañana cuando Isaac acomodo a Pamela en su cama, tenerla, sentirla era maravilloso y el seria el compañero de tan hermosa doncella, (bueno, todos o la gran mayoría de los hombres anhelan eso con su pareja pero en el caso de Pamela eso no es posible por su condición, ¿en que acabara esto?, si es que acaba).

 

              Despuntaba el Alba del nuevo día cuando tocaron a su puerta, don Ceferino iba asegurarse que Pamela estuviera bien y estuviera en condiciones de continuar con ellos.

 

  Ella le aseguro que se sentía mejor, aunque su semblante dijera lo contrario, el día fue muy pesado para ella al filo de las cuatro de la tarde la fiebre ya no la dejo continuar, se retiro del salón, ya muy mareada por la temperatura cuando choco con alguien,

 

  --lo siento

 

 

 

  -- se disculpo ella, sin levantar la mirada, cuando iba a continuar caminando se desvaneció, afortunadamente dicha persona alcanzo a sostenerla entre sus brazos,¡ no podía creerlo! era la misma energía, tan añorada por él.

 

 

 

   Uno de los compañeros de la ojimiel, presencio la escena y guio al desconocido hasta la habitación de ella, mientras el pelinegro la recostaba en la cama el hombre mayor solicitaba un medico a la habitación.

 

  Shura al ver que el hombre estaba algo inquieto, se ofreció a quedarse con ella hasta que el medico llegara, el señor se retiro… y en cuanto se aseguro de estar a solas con la castaña se apresuro a revisarla bien

 

 

 

  Cuando recogió su bolso del suelo un pequeño álbum de fotos cayo de el iba a meterlo de nuevo, pero una imagen llamo su atención, era ella y tres personas mas, sosteniendo entre todos a siete pequeñitos, tres un poco mayores que los otros cuatro, parecía que estaban en una fiesta, sabia que no debía, pero le eran tan familiares, que retiro la foto del álbum y la guardo en una bolsa de su saco.   Justo unos momentos después el medico del hotel ingresaba a la habitación de Pamela, realizo una auscultación concienzuda, reviso sus signos vitales, y el diagnostico medico fue agotamiento, por ende las defensas de la castaña habían bajado.

 

  Nada que un buen descanso y algo de medicamento no pudieran arreglar, el medico le pidió al ojinegro, vigilarla toda la noche y darle la medicina a la hora indicada, el la revisaría de nuevo en la mañana.

 

  A Shura no le quedo mas remedio que avisarle a su querido amigo Aioros para que lo cubriera si su diosa preguntaba por el, ya después el le explicaría todo al día siguiente, a pesar de que estaba cubierta de cobertores Pamela no dejaba de temblar, fue allí donde se le ocurrió a la cabra ir por su bufanda, si tanto le había servido a el, también le serviría a ella.

 

   Le quito las inútiles cobijas y la cubrió con la bufanda, esta empezó a reaccionar al entrar en contacto con el cuerpo de la ojimiel, era como si la reconociera y al mismo tiempo se estuvieran retroalimentando de energía, muy pronto llego el anochecer, la cabra tenia hambre pero no podía dejar sola a Pamela así que pidió servicio al cuarto.

 

  Cuando la luna se asomaba en el cielo, Pamela abrió lentamente los ojos todavía tenia alta la temperatura, así que creyó estar alucinando cuando vio a Shura a un lado de su cama, inconscientemente lo llamo,     --Shura… Shura eres tú?,

 

  -- el pelinegro se quedo sorprendido mas no en shock,     --si mi querido Pairos soy yo

 

 

 

--¿Cuánto tiempo había pasado desde que alguien le llamara por su nombre con tanto amor?, sus ojos se llenaron de lagrimas

 

 

  —si eres un sueño no me despiertes, ¡te he extrañado tanto!

 

 

 

—y yo a ti hermoso—hablándole al oído con voz suave

    —sentándolo en la cama para acurrucarlo en su pecho

 

  —no quería presionar a el castaño, pero tenia que saber, tantas preguntas agolpándose en su garganta,   --¿Por qué te fuiste?, ¿Por qué no trataste de comunicarte conmigo? ¿Cómo es que ahora te haces llamar Pamela?, ¿de quien son los niños que supuestamente son tuyos? ¡dime algo!

 

  —no podía decirle nada solo bajo la cabeza y le contesto con voz muy baja

 

    -- debes pensar que soy un ingrato y que no me importaron tus sentimientos

 

  —escurrían como ríos gruesas lagrimas de sus ojos, cuando Shura le levanto el rostro por el mentón,

 

  -- no llores, no quería hacerte sentir mal, pero trata de comprender, han pasado años y de pronto encontrarte aquí, así… no se, no supe como reaccionar, ¡cuando lo sepa Atenea, se pondrá feliz!

 

  --¡no!, por lo que mas quieras en este mundo nadie debe saber que me has encontrado,

 

 

  -- dijo casi en un grito

 

  —te lo suplico, Shura, hay mas de por medio que el solo haberme encontrado,

 

  --necesito respuestas Pairos si tu no me las puedes dar ¿entonces quien?

 

  —Shura tenía razón pero el escuchar la explicación de sus labios no seria suficiente, entonces recordó la biblioteca personal del patriarca

 

  —Shura

 

  --llamo Pairos

 

  —en la biblioteca personal del patriarca, hay una cámara secreta justo atrás de su escritorio, accedes a ella moviendo hacia adelante el libro de el comienzo, cuando entres busca el libro con el titulo La Luna de Plata, entonces entenderás

 

 

  —bajo de nuevo la cabeza lleno de tristeza e incertidumbre

 

 

  —quizás lo que encuentres allí no te guste nada, pero es la verdad, el escucharla de mis labios sonaría a historia de ciencia ficción

 

 

  —la cabra ya no dijo mas, ¿porque atormentar a su amorcito?, pudiendo saciar esa sed que lo consumía por dentro tenia a la mano el manantial en el que se sumergió varios años atrás, y no desperdiciaría mas tiempo haciéndolo llorar,     Lo beso muy suavemente, sin malicia, sin segundas intenciones, como la primera vez que lo tomo, y el cuerpo de Pairos reconoció al de Shura, se amaron toda la noche bajo los rayos de una silenciosa luna testigo de tan amoroso rencuentro.

 

 

 

  A la mañana siguiente, Aioros le comunico al pelinegro que debían partir inmediatamente al santuario, la presencia de Atenea era requerida inmediatamente junto con sus escoltas, apenas si le dio tiempo a la cabra de despedirse de Pairos, cuando el de capricornio iba a preguntar como lo encontraría de nuevo, Pairos le entrego la bufanda que parecía como si la acabara de tejer, como si fuera nueva y le dijo,

 

 

  -- siempre has podido hacerlo, solo que no sabias, la bufanda es especial porque lleva cosmos entrelazado en sus fibras, ¡mi cosmos!, así me encontraras de nuevo, ella te guiara, no sin que antes hayas leído el libro

 

  -- lo miro con angustia

 

  —después de hacerlo tal ves decidas no buscarme mas

 

  —eso nunca y lo sabes, ya te encontré y no piensa perderte de nuevo

 

  —le dio un beso en los labios y la dejo recostada en la cama,

 

  Pronto el medico pasaría a revisar a Pamela y sus compañeros no tardarían en aparecer, y antes de salir de la recamara se volteo y le dijo

 

  —te amo, Pamela Casas Grandes

 

  —Esta ultima sonrió y lo vio partir—yo también te amo Shura de capricornio.

Notas finales:

gracias por seguir leyendo.


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