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El cuadro y libro de ambos. por YahikoGirl

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Notas del capitulo:

Mmm... Bueno, este es el segundo capi! Espero que les guste y dejen RW ¬¬ Okno.. Gracias por leer! ;D 

El despertador llamado Minato sonó, indicándole que comenzaba una nueva jornada y que se debía preparar para ella. Naruto se levantó, buscó su toallón y se dirigió al baño, cuando llegó allí se sacó su pijama, abrió la canilla de agua caliente y le trató de darle la temperatura exacta. Se metió debajo del chorro, y dejó que las gotas se encargaran de sacar casi todas las frustraciones que tenía. Sentía que el agua estaba deliciosamente especial y no quería salir de allí. ¿Por qué se tenía que poner tan rica en ese momento?

Cerró las canillas y se dispuso a salir de aquel lugar que reclamaba por su presencia, pero que no pudo complacer el pedido ya que se tenía que ir a la escuela y luego a su, lo que pensaba que sería, odioso trabajo nuevo.

Al bajar se encontró solamente con su padre, ya que su madre aún se encontraba durmiendo. Desayunó, sujetó su mochila y salió de su casa con el pelo aún mojado, que daba una imagen sumamente sexy para quien lo viera, de aquel rubio de ojos azules cielo.Mientras caminaba por las calles de aquella ciudad mantenía un semblante serio, a lo que claramente se lo podía asociar con la preocupación por su nuevo trabajo.Como ya lo había pensado antes, lo hacía por su madre y su padre, que tanto se habían sacrificado durante años para darle la vida que él tenía en este momento.

Al llegar a la escuela, tarde como siempre por que se entretuvo con cualquier cosa que encontró en el camino, se sentó en su banco y esperó a que pasaran las clases. Luego tendría tiempo de analizar las cosas, cosa que en ese momento no tenía muchas ganas de hacer ya que su cabeza se encontraba en otro lado, si ya se sabe donde.

Claramente como el rubio había esperado, las horas pasaron bastante rápido, y cuando tocó el timbre indicando que era la salida, se dirigió a donde lo esperaba el mismo hombre de cabellos blancos que había visto ayer, y que aún le debía un golpe por lo que dijo.

-"Mmm… ¿Se lo doy o no se lo doy?"- Se preguntaba Naruto en su cabeza.

Al final decidió no dárselo, ya que pensaba que se quedaría sin trabajo por esa razón.

No quería que eso sucediera, no por supuesto que no. ¿Dónde conseguiría sino trabajo? No habían muchos lugares en los que aceptaran jóvenes como él y la única posibilidad era trabajar en la casa de los Uchiha, sino lo hacía no trabajaría de nada mas y terminaría juntando basura por ahí… O al menos eso era lo que quería creer.

La verdad era que se moría por entrar en esa casa, y lo que hasta ahora lo estaba tratando de disfrazar como preocupación, era ansiedad, ansiedad por el hecho de saber mas sobre la vida del Uchiha que según él tanto odiaba, ansiedad por saber que hacía en todo el día, como comía, dormía, estudiaba, respiraba, etc. Quería saber todo sobre Sasuke, pero era claro que nunca lo admitiría ya que iba en contra de su orgullo.

-Bien niño, llegamos. –La voz del peliblanco lo sacó de sus pensamientos. –Recuerda, no hables hasta que yo te diga y cuando te diga que lo hagas habla con propiedad, no tartamudees, no te muestres nervioso, ni siquiera pestañees mostrando nerviosismo. –Concluyó el mayor, con la mano en el timbre de la mansión Uchiha.

-¿Puedo respirar? –Dijo Naruto con sarcasmo, al parecer el mayor se encontraba más nervioso que él mismo por el miedo de que metiera la pata.

-Si puedes no lo hagas hasta que yo te diga. –Respondió Jiraiya, después de escuchar una voz al otro lado del portero que les indicaba que pasaran.

-Bueno, aquí vamos Narutin. –

-“Idiota”- Pensó Naruto, odiaba que le dijeran así.

Atravesaron el jardín, inmenso debo decir, de la mansión Uchiha y llegaron a la puerta de entrada en donde los recibió un mayordomo aparentemente, ya que llevaba un traje negro.

Una vez que estuvieron adentro ambos, Naruto comenzó a visualizar todo a su alrededor ¡VAYA QUE NUNCA HABÍA ESTADO RODEADO DE TANTO LUJO!

El techo estaba decorado por una araña gigante que en ese momento estaba encendida, siguió mirando alrededor de las paredes y se encontró con retratos de cada uno de los integrantes de la familia.

Al primero que reconoció fue a Itachi, ya que tenía un gran parecido con Sasuke, luego visualizó a una mujer que sacó la conclusión de que era la madre, luego el de un hombre que supuso que era el dueño de la casa y padre de los dos muchachos, y por último vio el de dos chicas que no tenía ni la menor idea de quienes eran, una pelirroja y una chica que le llamó la atención por el color de pelo rosado chicle.

Su mirada buscaba entusiasmada el rostro que, para el gusto de él, faltaba en aquella pared. Pero desgraciadamente no lo encontró.

-¿Y el de Sasuke? –Preguntó el rubio a Jiraiya.

-¿Ah? –El mayor estaba sumamente perdido y no sabía a que se refería el joven. –Ah… Te refieres a los retratos. –Le dijo, ya que observó hacia donde se dirigía la mirada de Naruto. –Emm… A ver, Sasuke no está entre los retratos ya que fue el quien los pintó y no se quiso hacer uno de él mismo. –Le explicó al chico, sacándole la duda.

-¿Los pintó él? –Preguntó Naruto, nuevamente con la vista aún en las pinturas que tenía en frente. -¡Wow! Tiene talento. –Sostuvo el ojiazul, que seguía embobado con los cuadros.

No estaba diciendo ninguna mentira, después de todo los retratos se veían realmente bien, estaban pintados al óleo lo que les daba un efecto aún más interesante.

-¿Qué? Pensé que lo odiabas. –Dijo Jiraiya con una sonrisa media burlona, mirando a Naruto que se dio vuelta ahora si mirándolo a él.

-¿Quién dijo que no lo hago? –

-Nadie, simplemente me sorprende el hecho de que digas que tiene talento, siendo que ayer me dijiste que lo considerabas un idiota. –

-Es un idiota, lo único que digo es que tiene talento. Cuando una persona lo tiene, lo tiene. – Mencionó Naruto, volviendo su vista a los cuadros.

Ahora conocía un poco más sobre la vida del Uchiha. ¿Quién diría que tenía un talento oculto? ¿Y quién diría que tenía semejante talento?

-Y es por eso que nos enorgullecemos de él. –Dijo una voz proveniente de la espalda de aquellos dos personajes.

-¡Fugaku! –Jiraiya, se paró de su lugar y corrió a darle un abrazo al hombre que se encontraba de la mano de una mujer de piel blanca y pelo negro, muy parecida a Sasuke e Itachi.

-“Debe ser su madre." –Pensó Naruto, que estaba parado observándola. –“Y él debe ser su padre” –Volvió a razonar, observando a Fugaku.

Jiraiya se separó del hombre, que ya se estaba quedando sin aire por causa del abrazo.

-Bueno, él es Naruto. Él es de quien les había hablado. Su nuevo empleado. –Dijo Jiraiya, dándole un codazo al único rubio que se encontraba en la sala.

-Ho… Hola. –Demonios, había tartamudeado.

-Hola Naruto. –Habló la mujer. –Mi nombre es Mikoto y él es Fugaku. –Dijo sonriendo, lo que hizo que el rubio se quedara un poco más tranquilo. –Bueno, como ya sabes seremos tus jefes. Pero quédate tranquilo que no te morderemos ni nada por el estilo. –Le volvió a decir, para esta vez sacarle una sonrisa a todos los presentes en la sala.

-Bueno, mucho gusto y muchas gracias por esta posibilidad que me dan. –Dijo el chico de ojos azules que se encontraba bastante mas tranquilo.

Por como los había descripto Jiraiya, pensaba que serían monstruos o algo peor, algo parecido a Sasuke, pero no lo eran. Parecían tranquilos y sus sonrisas transmitían paz.

-Siéntate. –Por fin había hablado el dueño de la casa.

Naruto hizo caso y se sentó al lado de Jiraiya, mientras que las dos personas restantes, tomaban asiento frente a ellos.

–Mira, te explicaremos como serán las… -Un golpe se escuchó en el piso de arriba y unos gritos seguidos de él. -¿Qué demonios? –Susurró Fugaku que se levantó como rayo para ir a ver lo que sucedía, pero no alcanzó a poner el primer pie en la escalera que se vio bajando a un hombre, alto de piel blanca, ojos negros y pelo largo de igual color, amarrado con una coleta atrás. Sostenía una camisa en la mano y reía.

-¡Itachi! ¡Mal nacido, vuelve aquí! – Se escuchó, para después dejar ver a un chico igual que el que bajó primero, lo único que tenía de distinto era que en vez de una coleta en el cabello, lo tenía parado y parecía el trasero de un pato.

Naruto inmediatamente supo quien era… Sasuke, llevaba los pantalones de la escuela aún puestos y no tenía nada en el torso, solamente dejaba ver un collar con un cristal celeste y alargado colgando de su cuello. En los pies tampoco tenía nada, solamente las medias que en ese momento eran blancas.

Fugaku, al ver que los dos bajaron, los agarró de una de las orejas a cada uno, haciendo que ambos gritaran y se ladearan al costado. Todos observaban la escena con una sonrisa en el rostro ¿Este era el emo reprimido que estaba en el curso de Naruto? ¿Este era el chico al que todos les tenían respeto y por el que todas las chicas de la escuela suspiraban?

¡Por Dios, la escena era patética!

-Demonios. –Se escuchó decir al padre, que los seguía tironeando de las orejas a ambos. -¡¿Se pueden comportar como dos personas maduras, alguna vez en sus vidas?! –Les gritó. –Tenemos un nuevo empleado y ustedes están dando la imagen de la casa de los Locos Adams. –Los tironeó un poco más y luego los soltó.

-Que rayos me importa a mí que haya un nuevo… ¿UZUMAKI? –Gritó Sasuke, que se seguía sobándose la oreja por que le ardía del tirón, más bien dicho de los tirones que le había pegado su padre. -¿Qué rayos haces aquí? –Preguntó, en el mismo tono de recién. Al parecer estaba sorprendido de la presencia de Naruto en su casa.

-¿Lo conoces? –Le preguntó su hermano que se encontraba en las mismas condiciones que el, sobándose la oreja por el ardor.

-¿Qué si estoy bien? –Gritó. -¡NO, NO ESTOY BIEN, IDIOTA! – Volvió a la histeria, mirando de nuevo a Itachi que levantó una ceja. -¡Me duele la oreja como los mil demonios y encima me encuentro con esto! ¿Y tú me preguntas que si estoy bien? –Ya, se había ido al demonio. ¿Qué le pasaba?

-“Esta escena ya la viví.”- Pensaba Jiraiya, esforzándose por no estallar en una carcajada.

-¿Yo soy el idiota? ¡Ni siquiera escuchas lo que digo, TARADO! Te pregunté si lo conoces. –Dijo Itachi, para luego largarse a reír. –Al parecer el andar de exhibicionista te afectó el cerebro. –Le dijo, aún riendo con al camisa en la mano.

Sasuke en ese momento levantó su puño para plantárselo en la cara a su hermano, pero su padre lo detuvo.

-¡Ya basta ustedes dos! –Les gritó a ambos. –Se sientan ahí y se dejan de molestar. –Ordenó, señalando los sillones.

-Yo me voy a mí… -

-¡SE SIENTAN AHÍ! –Gritó Fugaku, realmente enojado con ambos. A lo que los dos hermanos le hicieron caso asustados. –Ahora si, Naruto. –Suspiró. –Disculpa lo de recién. Es que es casi imposible vivir con dos idiotas que no se comportan de acuerdo a su edad. –Dijo, mirándolos a Sasuke e Itachi con una cara de muy, pero muy pocos amigos. –Bueno, estaba en que te diría como será tu trabajo aquí. –Continuó, mientras el rubio solo asentía. Todos los demás estaban mudos. –Mira, aquí solo hay dos mayordomos, Sai y ahora tú. Ambos se encargan de servir la comida y lo que necesitemos nosotros. Tu turno será de noche, por lo tanto tendrás que trabajar sirviendo la merienda y la cena. Y por si acaso necesitamos algo. Tu lugar será en la cocina, también tendrás que ayudar a la cocinera en lo que te pida y si las… -Iba a seguir hablando, pero la voz de alguien lo interrumpió.

-Papá, me parece que lo estas acosando. Ya déjalo. No lo necesita. Por cierto, mi nombre es Itachi y él es Sasuke, mi queridito hermanito menor. –Explicó, señalando a Sasuke.

-Hablas como idiota. -Habló el menor sin sacar la vista de, a donde sea que la tenía.

-Bueno, continuando con lo mío. –Dijo de nuevo Fugaku. –Tendrás que usar un traje, Naruto. –

-¿Qué? –Dijo el rubio casi gritando. –Por favor, no me hagan usar uno. –Pidió con una cara de súplica.

Era bastante atrevido por decirlo, pero después de todo así era el.

-¡Naruto! Debes usar un traje y se acabó. –Espetó Jiraiya enojado, se notaba bastante.

-Pero…-

-¡Se acabó! –Gritó el peliblanco, imponiendo aún más su autoridad.

-Jiraiya- sama te enojes. Papá no lo hagas usar un traje, se ve ridículo. Déjalo que se vista como quiera. –Itachi, le volvió a salvar las papas a Naruto.

Sasuke seguía mirando hacia un costado, dándole la más mínima importancia al asunto.

-Bueno, ya que tanto estas empeñado en darme la contra Itachi, te dejo para que TÚ le enseñes y le digas todo lo que tiene que hacer. Jiraiya, Mikoto vámonos. –Dijo el Uchiha mayor, parándose a los segundos y yéndose con las dos personas mencionadas hacia el comedor.

-Creo que está un poco enojado. ¿No crees ototo? –Dijo Itachi a Sasuke.

-Jhm… -Fue lo único que Sasuke dejó salir de su boca, para luego pararse e irse a su habitación.

-Por cierto Naruto, ¿Quieres una camisa? –Mencionó Itachi, sacando la prenda que tenía detrás de su espalda y poniéndosela en las manos a Naruto que lo miró sorprendido.

-Trae para acá. –Ordenó Sasuke enojado, arrebatándole la camisa de las manos a Naruto, que frunció el seño por la acción del azabache.

-Al parecer él también está enojado, pero no le prestes atención, ya se le pasará. – Dijo el azabache que quedó en la habitación, con una sonrisa cálida. –A propósito, ¿De dónde se conocen? – Indagó curioso.

-Emm… Nos conocemos de la escuela, es mi compañero de clases. –Respondió el ojiazul, bajando la cabeza.

-Ah… No se llevan muy bien, ¿No? –

-No nos llevamos, directamente. –Mencionó Naruto.

Era verdad después de todo, nunca habían hablado y siempre era excluido de los grupos y de todos los lugares.

-Oh… Emm… -Itachi sentía que había metido la pata hasta el cuadrado. -¿Entonces por qué viniste a trabajar aquí? ¿No sabías que era aquí el trabajo? –Preguntó de nuevo.

-No. Si lo sabía. Pero es que necesito el dinero. -

-¿Para? -

-Mi madre tiene cancer, no nos alcanza para la quimioterapia. - Explicó el blondo, creando un ambiente sumamente tenso.

Otra vez Itachi sentía que había sido un reverendo estúpido por preguntar.

-Lo siento mucho Naruto, no quise preguntar…-

-No, quédate tranquilo. Está bien. Si quieres me puedes empezar a enseñar. –Le dijo Naruto con una sonrisa, tratando de calmar al otro muchacho que estaba frente a él.

-Si tú quieres. –Dijo el ojinoche y agradeció. –Ven, sígueme. –Y comenzó a caminar hacia la cocina. –Mira, esta es la cocina, aquí esta la heladera, la alacena, la mesa y todo. - Explicó, señalando cada cosa con su dedo. - Al parecer la cocinera no está. - Reflexionó en voz alta, mirando hacia todos sus costados. –Bueno, cuando regrese, ella se encargará de enseñarte el resto. Vamos hacia arriba. –Y se empezó a dirigir a las escaleras.

Una vez arriba, vieron una mesa tirada en el suelo y un jarrón rojo también en el mismo lugar.

–Jejeje, esto… esto… -Itachi se reía nervioso y rascaba la nuca.

-Fue el golpe que se escuchó allí abajo. –Naruto terminó la frase, con una sonrisa en el rostro.

-Si, exactamente. Igual quédate tranquilo que lo voy a limpiar yo. – Dijo el pelinegro. –Continuemos. – Y siguió caminando por el gran pasillo. –Escucha, aquí están todas las habitaciones, el baño y el cuarto donde guardamos las cosas de limpieza, pero dudo que tú tengas que entrar ahí. –Y abrió la puerta de una habitación. –Esta es mi pieza. –Explicó, haciéndo seña de que pasara, a lo que Naruto obedeció.

En aquel enorme cuarto, lo primero que se veía era una cama doble plaza con una mesa de luz a cada lado de ella. Luego, enfrente de la cama, se divisaba un enorme ropero con muchas puertas y con un espejo enorme en una de ellas. Hacia el frente, se veía una ventana con cortinas blancas y que al parecer daba al balcón. A la derecha de ellos dos, se encontraba una puerta que llevaba al baño de la pieza. En el techo, se veía un foco de luz blanca y en la pared, al lado de la puerta, se veía una cómoda con varios cuadros puestos arriba de ella.

-Bueno, con respecto a mi habitación, entra cuando quieras, esté o no este. Siéntete como en tu casa. –Habló el dueño del lugar. –Vamos a las otras habitaciones, ¿Si? – Y al rubio, no le quedó otra opción más que obedecer.

Luego de recorrer y pasar por casi todas las habitaciones de la casa, Naruto pudo ver al final del pasillo, una última puerta.

-Bueno, con respecto a ESTA pieza, tengo varias advertencias para ti. –Le dijo Itachi al muchacho, que había adoptado un semblante de sorpresa. –Mira, la habitación de Sasuke es un tanto especial en esta casa. - Explicó, moviendo su cabeza de un lado a otro. - Nadie, escucha bien, pero NADIE entra a esta habitación sin el permiso de él, casi siempre la mantiene con llave, a diferencia de las otras habitaciones esta posee una puerta aparte que lleva a “su sala de arte”. –Hizo las comillas respectivas con sus manos. –A donde, nadie nunca ha entrado, ni siquiera uno de nuestros padres. - El ojiazul, achinó sus ojos.

¿Era cierto lo que le estaban contando?

-Quien sabe lo que el muy pervertido guarda allí. –Susurró el azabache y Naruto rio. –No, pero en serio. Fuera de chiste, no entres aquí si él no te autoriza, te puedo asegurar que da miedo cuando se enoja. –

-Pero… ¿Por qué se enoja tanto? – Preguntó Naruto curioso, a lo que a los dos segundos se arrepintió de haberlo hecho.

-Por que, soy un monstruo. –Se abrió la puerta de golpe, dejando ver a Sasuke de igual manera que estaba hace rato, con las medias y el pantalón de la escuela puesto.

Itachi gritó y se puso detrás de Naruto, que comenzó a reírse de la reacción del mayor.

-¿Qué haces aquí, Itachi? - Preguntó Sasuke a su hermano, que lo miraba aún detrás de Naruto, asustado.

-“Bella sonrisa.”- Pensó Sasuke, al ver al blondo riendo.

-Nada, ototo… Le estaba enseñando las habitaciones a Naru-chan. – Itachi pasó un brazo por los hombros de Naruto y éste, lo miró sorprendido.

-¿Naru-chan? –Preguntó Sasuke con una ceja levantada. - ¿No crees que le estas dando demasiada confianza al nuevo empleadito? –

-“Empleadito… Empleadito… ¡¿EMPLEADITO?! ¿QUIEN RAYOS TE CREES UCHIHA?” – Naruto estaba que echaba chispas, y le iba a saltar en cualquier momento al azabache a la yugular, por idiota.

-Emm… No, no le estoy dando demasiada confianza, él se la merece. ¿No crees? – Dijo el mayor, sonriendo.

Sabía que Sasuke estaba molesto, pero no por la confianza que le estaba dando a Naruto, sino por que sabía que lo que le molestaba era el brazo por los hombros del rubio. Amaba hacer enojar a su hermanito.

-Ni siquiera lo conoces. –Refutó Sasuke, con el seño fruncido.

-Estamos aquí para conocernos, ¿No? –

-¿Conocerse? –Vaya que estaba raro. –Pff… Si tú lo dices. –Se encogió de hombros. –Y tú... –Señaló a Naruto. –Comienza a trabajar. –Le tiró la camisa y comenzó a sacarse las medias y el pantalón, quedando en boxers. –Lleva esto al lavadero. –Y dicho esto, cerró la puerta dejando a las dos personas que quedaban afuera, sorprendidos por la actitud.

-Este… -Itachi, trataba de explicar lo inexplicable. –No sé que le pasa, supongo que está un poco cansado. Déjalo que duerma un rato y se le pasará... -Otra vez era interrumpido por el rubio.

-No, no importa. Tiene razón, estoy aquí para trabajar y no para hacer amistades. Es mejor que lo empiece a hacer. –Y agarró las cosas que Sasuke le había tirado, y se dirigió a la habitación que Itachi, le dijo que era el lavadero.

Después de eso, Itachi trató de convencer a Naruto de que Sasuke no era así y bla, bla bla… Palabras sin sentido para el rubio, por que sabía perfectamente como era el azabache, después de todo en la escuela se comportaba de la misma manera y sabía que lo hacía por que, como todos, lo trataban como basura.

Aunque después de todo, él no estaba ahí para juzgarlo, estaba ahí para trabajar y ayudar a su familia. Su única prioridad era su madre.

-“¿Qué se piensa ese idiota, bueno para nada? Ya me tiene arto con tratarme de esa manera. ¿Se piensa que por que es grandote me va a dar miedo? La verdad si quiero le rompo los dientes, soy mucho mejor que el... - Ni aunque él mismo se creyera esas tonteras, pensaba todo el tiempo en el Uchiha.

Hacía un rato, se había dado cuenta el porque de todas las admiradoras que tenía. Su piel era blanca, al parecer suave, su cuerpo esbelto y su cara casi perfecta, hacían que a cualquier persona le llamara la atención.

No era envidia lo que le tenía, Naruto sabía reconocer muy bien lo que pasaba. Pero era obvio que no lo admititría ni aunque su vida dependiera de ello.

También estaba de acuerdo en lo que decía Sasuke, cuando le pidió que se ubicara. Aunque más que un pedido, era una estúpida orden.

Notas finales:

Espero que les haya gustado y voy a empezar a actualizar cada 2 o 3 dias :3 

Suerte! :) 


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