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Broken Toy | Shizuo x Izaya | {Descontinuado} por Psyche-kun

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Notas del capitulo:

Me quedó asqueroso aosijaiosjxaoisjxa

Bueno, pues aquí va el segundo cap el cual demoré MUUUUUUCHO en subir por culpa de los exámenes... pero ya terminé~ yay! 

Espero que lo disfruten~

>> La chica abrió la boca e intentó pedir ayuda, pero el gélido frío nocturno le cortó el habla, dejándola desprotegida a manos del demonio, el cual no manifestaba ninguna intención de dejarla escapar. Aquella noche los desesperados labios de la muchacha gesticularon un nombre de una persona. Persona en la cual ella confiaba su salvación.

Ese nombre era…-----<<

 

 

La mañana llegó con lentitud.

Izaya se encontraba rodeado de murallas blancas, murallas que él conocía ya, murallas que había tenido la oportunidad de conocer varias veces, pero jamás de esta manera.

El azabache se hallaba recostado entre las cobijas incoloras de una cama de hospital, conectado a un suero que no le permitía pensar correctamente, ni recordar el cómo había llegado ahí.

Intentó incorporarse, pero un punzante dolor recorrió su brazo izquierdo, evitando que se moviera. Al principio sintió como si se estuviera quemando vivo, llegando a pensar incluso en la posibilidad de cortarse el brazo para detener el sufrimiento.

Se mordió el labio inferior y cerró los ojos con fuerza, intentando de suprimir el dolor, pero este se mantenía persistente, expandiendo el territorio de su ataque, llegando incluso a dañar la cabeza de su oponente con poderosas jaquecas.

Tras arduas peleas, el azabache por fin pudo ganarle al dolor, o en palabras menos dramáticas, pudo sentarse en la cama.

Miró lentamente su alrededor, comprobando su posición. La cama en la que se encontraba estaba en una esquina de una habitación cuadrada junto a una ventana que carecía de persianas; de la cual se podía admirar un pequeño parque que abundaba de verde en el cual circulaban bastantes críos que andaban con sus madres, además de la gran avenida en la que había visto a Shizu-chan con aquella mujer anoche. Vagamente se podía ver el callejón en el que el informante se había ocultado la noche anterior.

 

Anoche.

 

Con lentitud, comenzaron a florecer los recuerdos de la noche anterior; de su cliente, de las armas de fuego, de Shizu-chan con la morena. Izaya sabía que debería de sentirse feliz porque su peor enemigo por fin tendría una distracción y le dejaría en paz de una vez por todas, pero por alguna razón se sentía… Vacío. Sus sentimientos estaban entremezclados, sintiendo furia y tristeza a la vez, creando una capa de vulnerabilidad en el azabache.

Lo primero que hizo fue culpar a la droga del suero por haberlo dejado tan débil e inclusive indefenso, llegando hasta el punto en el que tomó con torpeza la soga de la jeringa que se conectaba a su antebrazo y la tiró con ímpetu, extrayéndola de forma tosca, provocando que fluyera una fina línea carmesí desde donde extrajo la jeringa hasta la palma de su mano, donde se comenzó a juntar un pequeño charco de sangre. El dolor era insoportable sin la anestesia, pero al menos ahora se sentía un poco menos mareado, y sus pensamientos se aclararon por lo menos un poco.

Intentó ponerse de pie, apoyando un pie a la vez, pero sus piernas aún no se recuperaban de la droga y se flaqueaban constantemente, por lo que tuvo que cargarse contra una pared.

El azabache jadeaba incontrolablemente, pero al menos podía moverse. De repente, comenzó a escuchar pasos por el pasillo, que se dirigían hacia él. Actualmente no disponía de ganas para responder a las preguntas que seguramente se le avecinaban de quien quiera que fueran los que se encontraban en el otro lado de la pared, por lo que tuvo que actuar rápido, incluso si su cuerpo no quería cooperar.

Con la mirada rebuscó por la habitación a su clásico abrigo negro, el cual encontró colgado en un perchero que estaba adherido a la puerta de salida hacia el pasillo. Casi inconscientemente gateó hasta él, haciendo que la herida de su brazo se abriese.

Maldijo por lo bajo hasta que por fin alcanzó al maldito abrigo, el cual aún poseía rastros de sangre seca que permanecieron desde la noche anterior.  

Se lo puso apresurado, mientras escuchaba con temor como los pasos que antes eran lejanos, se detenían frente a su puerta.

La manija se giró con suavidad, desesperando al azabache que…

 

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Una motocicleta negra recorrió la ciudad en una noche otoñal aterradoramente fría.

Celty, la antigua leyenda urbana montó en su motocicleta maldita, utilizando el mismo casco de siempre. Se le había encomendado una misión, aunque actualmente se encontraba con malos términos con el doctor ilegal, haciendo que la Dullahan se sintiera algo distraída.

“Shinra, ese pequeño idiota…” pensó  desolada mientras daba paseos por los callejones.

Los pasadizos pequeños y sin salida siempre habían acobijado a la muchacha, ya que siempre eran recorridos por personas que no le tomaban mucha atención a la presencia de Celty, o más bien, estaban acostumbrados a ella.

Aunque, esta vez había algo extraño en los pasadizos. Al principio se trató de un simple aroma metálico, como hierro oxidado, pero luego fue tomando potencia hasta convertirse en un aroma inconfundible para el sensible olfato de la chica.

Sangre.

La Dullahan dio unas vueltas rápidas dirigiéndose hacia aquel tenebroso aroma, el cual le hacía dudar si seguir conduciendo o no, después de todo la chica no tenía mucho ánimo para encontrarse con una pelea juvenil.

Tras saltar una muralla de ladrillos viejos que limitaban el paso de un callejón sin salida, la chica paró en seco a su caballo. No podía creer lo que veía. Aunque no tuviese ojos ni nariz, podía de alguna forma verlo más claro que el agua.

Orihara Izaya.

El que siempre se burlaba de todos. El que siempre le pedía los trabajos más peligrosos a Celty Sturlson. El que siempre enfurecía a Shizuo-kun. El que siempre… Participaba en todos los eventos extraños que ocurrían en la ciudad.

Era irreal. Aquella persona que era bien conocida como el informante más peligroso de la ciudad… Estaba tumbado en el suelo, sobre un charco color carmesí que se expandía con gran velocidad.

¿Era este algún tipo de examen que se le había preparado a la pequeña hada?

Su duda se aclaró instantáneamente cuando lo vio escupir sangre.

Tuvo que actuar rápido, porque sabía lo que pasaría si el menor llegase a perder un poco más de aquel fluido carmesí…

Y ahora caminaba.

Caminaba a paso veloz por los pasillos de mármol blanco, observando a KishitaniShinra a su lado, el cual iba un poco más lento que ella. A Shinra se le veía agotado, cosa poco extraña ya que había estado despierto toda la noche cuidando de aquel informante.

- Aún no me explico cómo fue que terminó así… -resopló con el ceño fruncido mientras se ajustaba sus gafas. Se notaba que aún no estaba de buen humor como para perdonar a la hada.

Con una velocidad sobrenatural la Dullahan tecleó en su celular,

“Al parecer él intentó llegar al hospital, porque lo encontré tirado en un callejón que se cruza con esta avenida…”

El muchacho no parecía muy complacido con la explicación de su por siempre amada, así que se limitó con respingar la nariz sin detener su paso.

- Lo dudo –respondió dudoso mientras miraba con intensidad hacia el lugar en el que supuestamente debería estar la cabeza de la muchacha-. Izaya no es de los que va a los hospitales por cuenta propia.  De todos modos, es mejor preguntarle directamente; conociéndolo, ya debería de haber despertado…                                      

De un segundo a otro el dúo ya se encontraba frente a la puerta de la habitación en la que supuestamente se hallaba el renombrado informante, aunque lo que encontraron en el otro lado de la entrada no fue nada más que un cuarto vacío, con la ventana abierta y cama deshecha.

Aunque eso no era todo. En el suelo había un notorio charco de sangre húmeda.

Los ojos de Shinra comenzaron a llenarse de pánico. 

El gran informante de Shinjuku había desaparecido, herido, al borde de la muerte…

Shinra miró a su acompañante con terror, pero ella ya no se encontraba a su lado.

Celty también se había ido.

El médico ilegal apretó el puño y maldijo por lo bajo.

- ¿En qué mierda estás pensando, Izaya? –Refunfuñó mientras plantaba la mirada en el suelo, con una seriedad poco común en él.

 

 

 

El joven informante se encontraba frente a un departamento que él conocía a la perfección, el cual ya había venido a ver muchas veces, aunque jamás había intentado entrar, simplemente se limitaba a observarlo desde la lejanía.

Pero hoy, sería distinto.

Subió al piso que había admirado desde hace tanto en la distancia, y sacó la llave que se encontraba bajo el tapiz de la entrada, la cual ya había visto incontables de veces antes cuando “a él” se le quedaban las suyas. Colocó con cuidado la llave en la chapa, tratando de no hacer mucho ruido.

La puerta estaba bastante maltratada por la cantidad de portazos que se habían realizado con ella en el pasado, por lo que a Izaya le costó un poco ingresar al apartamento.

El lugar estaba a oscuras, demostrando lo temprano que era. Pero eso le daba a igual, después de todo… La oscuridad era considerada como su hogar nómade.

Casi automáticamente, el azabache comenzó a indagar el lugar, contemplando con dificultad la ambigua decoración del apartamento. No se esperaba aquella cantidad de cuadros de los años noventa, aunque sí se esperó las incontables fotografías del joven actor Kasuka Heiwajima sobre las repisas y muebles decorativos.

Siguió indagando por la cocina, la terraza y el baño sin éxito alguno. Entrecerró los ojos en un pasillo, intentando de ver mejor, en donde al final pudo divisar una pequeña puerta que estaba entre abierta. Se acercó con sigilo y la empujó con cuidado hasta que… bingo. Se encontró con la habitación que buscaba.

Izaya observó sonriente como el camarero dormía profundamente sobre las sábanas de su cama, utilizando un simple bóxer como pijama.

Estamos a mitad del otoño y esta es tu pinta… Realmente eres un monstruo, Shizu-chan.” pensó el informante mientras levantaba las comisuras de sus labios en una pequeña sonrisa socarrona.

Bueno, aquella posición desarmada era más excitante para él.

Heiwajima Shizuo se encontraba de espaldas sobre el colchón de una cama de doble plaza, con los brazos desparramados hacia los lados y las piernas abiertas. Como toda una ramera.

Divertido, Izaya se dirigió hacia la cama y se acostó sobre el pecho desnudo del camarero, sintiendo el calor que emanaba el cuerpo del rubio, el cual fascinaba al otro que se incorporó sentándose sobre las caderas del monstruo, en donde sus sexos rozaron por sobre la ropa, haciendo que el dormilón se removiera inquieto durante unos pocos segundos, para luego seguir con su sueño.

De aquella forma Shizu-chan se veía tan inocente… tan inofensivo… incapaz de lastimar a una mosca. Su rostro reflejaba una tranquilidad inusual, y sus labios… “Oh, sus labios”…

Izaya quedó hipnotizado observándolos, complacido de la vista que sus orbes apreciaban.

Unos labios rosados y húmedos.

Sin resistirse más, el moreno acercó con lentitud su rostro al ajeno, sintiendo deliciosamente como la respiración contraria le golpeaba el rostro. Inhaló profundamente, memorizando la esencia del monstruo, deleitándose por ello.

Casi por inercia sus labios se acercaron más a los otros. Fue incontrolable, el azabache deseaba comerse aquellos labios. 

¿Qué estás haciendo?” Le preguntó su lado racional, aquel lado que siempre le arruinaba toda la diversión. Aquel lado que podría titularse como el minúsculo lado cuerdo que Izaya.

Nada que te importe” Le respondió su lado sádico mientras que el verdadero cuerpo rozaba con cuidado sus labios sobre los del camarero.

- Te odio, Shizu-chan. – le susurró con deseo en aquella gélida madrugada mientras que sus labios impactaban con los ajenos, provocando la abertura de la herida del brazo izquierdo que desparramó un río de sangre sobre el cuerpo del rubio…

Notas finales:

Pues el shizaya no me gustó mucho como me quedó, pero que más da... Mejoraré (?)

Bueno, cabe agregar, QUE SHIZUO ES EL SEME (?) (sé que no se nota en este cap(?))

Pues espero reviews y críticas constructivas... bye!


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