Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sin colores por blendpekoe

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Al día siguiente volví a trabajar con una sensación muy rara. Me sentía eufórico por volver con Julián, el dolor que me inundó todos esos días desapareció y ya no tenía miedo de que me diera otro ataque de llanto por algún recuerdo que me tomara desprevenido. Pero algo dentro de mí estaba revolviéndose, aunque no podía ponerle nombre, presentí que surgía de la situación a la que me prestaba a vivir. Descarté que fuera mi conciencia queriendo decirme que estaba haciendo algo malo, era más bien una inconformidad con la vida misma.

Justo antes de llegar al trabajo recibí un mensaje de él para darme los buenos días, el cual respondí con torpeza. Me pidió que lo pensara bien pero me daba miedo pensarlo bien, así que de momento mi mejor idea fue no pensarlo en lo absoluto. Seguí mi camino al trabajo sonriendo por el recuerdo del reencuentro, encontrando motivación en el hecho de que él volvió a buscarme, sin perder de foco el fin de todo eso: estar juntos.

El centro de diagnóstico era un edificio de cuatro pisos y cada piso era un área diferente con su propia recepción y equipo de trabajo. Yo estaba en el segundo piso, el cual pertenecía a radiología, conocía poco y nada a las personas de los pisos restantes, ya que en un ambiente tan organizado no era necesario. Pero con la mayoría de las personas de mi área me llevaba bien, por eso, y mientras a la planta baja la pasé sin inconvenientes, al llegar y empezar a saludar a mis compañeros, muchos no dudaron en marcar y, cuando me hacía el desentendido, remarcar que me veía "mejor", que mi expresión era diferente. Enseguida corrí a esconderme en mi pequeña sala sintiéndome medio avergonzado para no tener que dar explicaciones. Así de fácil me cambió el aspecto mi reencuentro con Julián.

Mi hermano también lo notaría por lo que decidí contárselo en cuanto lo viera para ahorrarme sus preguntas e indirectas. Pero no sería ese día, ni el siguiente, ni ninguno hasta el fin de semana, ya que todos esos días los aprovechamos para seguir viéndonos, queriendo recuperar parte del tiempo perdido.

Esos días que me encontré con Julián no se volvió a mencionar el tema de su situación de casado, sus engaños ni mi lugar en su vida, como si no fuera importante, como si nada hubiera ocurrido. Tratábamos de retomar nuestra extraña normalidad anterior al día que supe todo. Un intento de consolarnos que no consolaba. Una reproducción de todo lo que tuvo que haberme advertido que estaba siendo engañado: con sus mensajes, sus llamadas, los ratos en mi casa, a veces un par de horas, a veces más, mientras que por la noche y los fines de semana su celular se mantendría apagado, nunca se quedaría a dormir, saldríamos a merendar a lugares con poca gente y rara vez llegaríamos a cenar juntos, todo sería incompleto y yo actuaría como si eso no significara nada. Dormiría solo por las noches consciente de que él dormía junto a otra persona pero no me quejaría.

El viernes de esa semana se acercaba a esa descripción, lo esperé en un café pequeño donde merendamos. Él hablaba indignado de la falta de insumos que sufría el hospital y que a nadie le parecía importar y, como siempre, no me podía relacionar con su trabajo.

No iríamos a mi casa ese día.

—Debo irme temprano hoy —dijo con una expresión culposa.

Lo miré incómodo sin saber cómo responder adecuadamente, detrás de esa pequeña frase todo quedaba tácito.

—Está bien. —Forcé una sonrisa para parecer la persona madura y superada que debía ser.

Volvimos en mi coche y lo dejé cerca del hospital donde quedó el suyo. Aún era plena tarde, las personas empezaban a volver a casa de sus trabajos y adolescentes con uniforme de escuela andaban en grupos por todos lados. El clima de primavera los sacaba a la calle. Mientras me proponía despedirme de él con un saludo de amigos, como era habitual en esas ocasiones, inesperadamente me besó. Sonreí conmovido bajo su beso ya que él siempre huía de cualquier tipo de intimidad cuando había gente cerca.

—Ahora no voy a poder dejarte ir.

Riendo, volvió a besarme. Con un momento así sentía que todo valía la pena.

—Pero me tengo que ir. 

En ese instante mi mente me jugó una mala pasada y aprovechó para recordarme que yo no era su prioridad, la prioridad era para la persona que lo esperaba en su casa. En un acto involuntario me aparté de él. Vi su sorpresa por mi reacción así que traté de disimular y tomé su brazo fingiendo echarlo de mi auto, forzando una especie de risa, un acto que se me estaba haciendo un mal hábito, mientras un nudo se formaba en mi estómago. Antes de abrir la puerta besó mi mejilla.

—Eres muy bueno para mí —susurró.

Me dio un poco de culpa pero lo dejé ir sin hacer ni decir nada, sintiéndome desanimado. Lo observé mientras se iba, iluminado por el sol de la tarde, volviendo a su verdadera vida. Cuando desapareció de mi vista sentí que yo quedaba atrapado en una cueva oscura. Solté un gran suspiro.

***

Ese sábado me desperté muy temprano, no estaba descansado pero tampoco tenía sueño. Estaba intranquilo y no dejaba de pensar en lo que me ocurrió en el auto, a pesar de ser algo pequeño y tonto, parecía obsesionarme el recuerdo de ese momento. Julián me dedicaba unas horas o menos antes de regresar con su esposa; una doble vida con todos sus beneficios y sin ningún sacrificio. No tardé en darme cuenta que lo mejor era distraerme de alguna forma, tenía que sacar esos pensamientos de mi mente, por lo que fui a buscar a mi hermano.

Llegué a su departamento y toqué el timbre pero no obtuve respuesta. Cuando tomé mi celular para llamarlo vi que era demasiado temprano, ni siquiera eran las 8 de la mañana. A un costado el portero regaba las plantas, así de temprano era. Pero era mi hermano así que no importaba; volví a insistir con el timbre. En esa ocasión obtuve una respuesta.

—¿Si? —una voz femenina, muy dormida, respondió.

Reconocí la voz y, con un escalofrío recorriéndome el cuerpo, me di vuelta y desaparecí del lugar. En mi auto le envié un mensaje a Gabriel diciéndole que lo esperaba en el Starbucks que estaba cerca de su casa.

También era muy temprano para Starbucks pero esperé a que abrieran y fui el primero en entrar, los empleados todavía no terminaban de prepararse para empezar a trabajar y yo, sin pena alguna, les pedía café. Me instalé en un sillón sabiendo que Gabriel no tardaría en llegar. Si Ana se encontraba en su casa también desaparecería al enterarse que yo andaba cerca. Ana no era muy amistosa.

Mi hermano llegó medio dormido, bostezando cada dos pasos. Se sentó frente a mí casi con intenciones de seguir durmiendo, por lo que fui a buscarle un café. Cuando se lo di, me respondió con una sonrisa tonta.

—Eras tú tocando el timbre, ¿no?

—Ana estaba en tu casa —acusé.

Volvió a darme la misma sonrisa tonta.

—Deberías dejarla.

No me hizo caso y empezó a tomar su café.

—¿Qué pasa? Es muy temprano.

Miré a nuestro alrededor para asegurarme que nadie nos oiría.

—Volví con él.

Mi hermano me miró todavía con sueño.

—¿Quién?

—Ya escuchaste. Creo que por eso no tengo sueño.

Entonces reaccionó, se irguió en el sillón tomando el café con ambas manos.

—¿Es chiste?

—No.

—¿Estás loco?

—No sé.

—Sí, estás loco. ¿Cómo se te ocurre? —Pensó un momento—. No es cierto, no puede ser.

—Solamente pasó.

Volvió a hundirse en el sillón juzgándome en silencio.

—¿Dejó a la esposa? —preguntó certero y con desconfianza, como si ya estuviera adivinando la verdad.

—Lo va a hacer.

Una mirada de asombro y desaprobación apareció en su rostro.

—¿Y mientras?

—Mientras, seguiremos viéndonos —contesté más tranquilo y seguro de lo que realmente me sentía con respecto al plan. Pero decirlo en voz alta sonó mucho más terrible de lo que imaginaba.

La conversación quedó pausada por un rato. Él tomaba su café de a sorbos y sus ojos no se quedaban quietos, pensando qué decirme, mientras juntaba calma para no gritar lo que sea que estaba pasando por su mente.

Por mi parte, esperaba tener con él una charla más pacífica y comprensiva, donde yo podría confesar que no me sentía tranquilo ni seguro de lo que estaba haciendo, pero me di cuenta que era muy ingenuo creer que lo que planteaba podría ser aceptado compasivamente. Si él me dijera que salía con Ana mientras a ella la esperaba un esposo en su casa, pretendiendo que deje todo por él, le habría tirado el café en la cara por idiota. Me sentí desolado.

—¿De quién fue la idea? Porque si me dices que tú fuiste a buscarlo...

Gabriel se estaba enojando, lo que era mucho viniendo de alguien que siempre estaba en control.

Volví a revisar que no hubiera gente cerca, algunos clientes comenzaban a llegar pero eran muy pocos.

—Él vino a buscarme, pero la idea fue mía.

Otra vez guardamos silencio.

—Te voy a ser muy sincero —soltó indignado—. Estás loco de verdad pero mereces algo mejor que esto.

Y eso me dolió mucho.

***

Por esos días mi vida fue una montaña rusa emocional. Me sentía preocupado por la locura a la que me prestaba, pero bastaba un pensamiento, un mensaje de texto, una llamada telefónica, un encuentro, para creer que estaba en el camino correcto.

Me distraía a mí mismo recordándome que sería temporal. Intentaba concentrarme en la próxima etapa, cuando estuviéramos juntos. En cómo me avergonzaría hasta la muerte confesar la manera en que nuestra relación comenzó, así que imaginaba que tendríamos que fingir que lo que estábamos viviendo nunca existió y ocultarlo de todos. Me ponía a pensar en su familia, que seguro me odiaría, y en su trabajo, el cual me gustaba creer que lo iba a cambiar. Me preocupaban sus amistades porque no me agradaba la idea de que nos rodearan personas que supieran que estuvo casado. Pensaba mucho en cómo haríamos para seguir como si el matrimonio nunca hubiera existido y todo era más complejo de lo que parecía. Porque, aunque podríamos decir que él descubrió su orientación estando casado y partir de allí con una historia, yo siempre sabría que todo comenzó con un engaño. Siempre sería el tonto que no se dio cuenta. Claro que todo pasaba en mi mente, nunca lo hablaba con él. Le había prometido no hacer preguntas ni planteos.

Notas finales:

Puedes visitar mis redes para novedades aquí :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).