Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De todo corazón por Tavita

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Uff

Primero que todo pido mil disculpas. La verdad es q ue el Dropbox me jugó una mala pasada y los capítulos anteriores los subí sin darme cuenta que no habían sido actualizados en las carpetas, por lo cual quedaban algunas cosas mal redactadas y otras que se confundían

pero el problema está resuelto así que espero que eso no haya evitado que mantengan el interés ;)

Sendoh miró su reloj por enésima vez antes de evaluar, nuevamente, si encontraba la figura de Kaede Rukawa llegando a la cancha. Por primera vez desde que recordara, había llegado temprano a una cita, cualquier que esta fuera, y no podía dejar de sentirse nervioso al pensar que en realidad, había llegado antes sólo para poder conversar con el muchacho luego del encuentro en medio de la lluvia.

Por el contrario a como estaba el día anterior, luego de la lluvia, la bahía había amanecido con un sol espléndido que se reflejaba con alegría en cada una de las suaves olas que mojaban la magnífica arena, ahora casi limpia, por el agua nocturna. El día era un perfecto día de verano, con la calma y candidez necesaria que le hacían saber lo afortunado que había sido el poder tener este día para compartir con Kaede, pero la verdad era otra. El nerviosismo aun estaba en su estómago y las dudas de la aparición de aquella muchacha con la cual debía compartir su techo le traían la sensación de un presagio que no supo identificar. Era como si la misma lluvia nocturna fuese una señal de la cual tomar nota.

Respiró hondo para poder tranquilizarse. Miró sus zapatillas y sonrió al verlas desabrochadas. Como el primer one/one que habían tenido con Rukawa, luego de haber hecho el punto que le diera la victoria.

El punto había entrado casi sin sonar por la canasta. El tiro había sido elegante y prístino, con la maravillosa sensación en sus músculos de un cansancio tenaz pero satisfactorio; luego de que el balón entrara en el aro, los ojos de Rukawa lo miraron con algo de rabia contenida, con esa brisa helada que exhalaba por su nariz como si de un toro se tratara. Sin embargo el brillo de sus ojos, además de la rabia, demostraban cierto nivel de admiración, un reconocimiento del cual no supo si estar algo temeroso o sentirse honrado. En respuesta, Sendoh sonrió para sí cuando el balón terminara dando botes en el suelo y se volteó para mirarlo cómo se movía por el filo de la cancha, luego volvió a los ojos de su contrincante mientras levantaba los hombros en un gesto de falsa modestia; sabía que le ganaría desde el momento en que Rukawa se ofreciera a jugar un one/one con él.

-ha sido un excelente partido- dijo mientras se agachaba a amarrar la zapatilla izquierda que se había soltado un poco mientras jugaban. Kaede Rukawa no fue capaz de contestar, al parecer, y por el leve sonido de su respiración, no estaba contento por el resultado aun cuando, el mismo Sendoh debería aceptar, el muchacho se había lucido- jugaste bien- dijo finalmente cuando terminó de amarrarse la cinta de la zapatilla y terminaba sentado en el suelo dispuesto a descansar un momento luego de la ardua tarea.

Habían quedado en que el primero que llegara a 20 puntos, ganaba. Pero aquello se había pasado del tiempo que habían presupuestado y en la cancha llevaban mas de 3 horas jugando entre ambos. Las vacaciones de invierno, el descanso que daban en el campeonato estatal para prepararse para las festividades, era el espacio ideal para los equipos de basketball para prácticas de tácticas y estrategias de último momento. Sin embargo, le había parecido de por sí, extraño el acercamiento de Rukawa –su contrincante en Shohoku- aunque estaba agradecido, puesto que no tendría que salir a perseguirlo para saber sobre su entrenamiento. Él mismo era el entrenamiento de Rukawa. El novato del año.

-no ha sido suficiente- dijo el más joven mientras lo miraba fijamente. No hizo ningún tipo de gesto, ni siquiera pestañó a la espera de algo que el mayor no estaba muy seguro de lo que era. Al parecer, la frase había sido dicha más para él mismo que para su interlocutor, como si las palabras dichas al viento fueran màs la extensión de un monólogo interno que de ideas intercambiadas entre ellos. Aun así, el silencio se hizo más espero, al punto tal que la leve brisa que anunciaba la nieve se hizo mejor compañía que el muchacho.

Sendoh miró a un lado puesto que aquello comenzaba a ser algo incómodo. Cuando el entrenador Taoka le mostrara la fotografía de la revista de primaria, no se había dado cuenta de que la mirada del muchacho en realidad tenía relación con un carácter demasiado conflictivo y del cual, no quería saber mucho

-¿podremos jugar nuevamente?- finalmente preguntó el menor de los dos. Sendoh entrecerró los ojos y lo miró desde el suelo intentando leer qué era lo que quería aquel muchacho del cual casi nada sabía. Su técnica era buena, tal vez faltaba pulir algunas cosas, como su carácter.

-entreno acá todos los días- habló sin importancia, luego sonriendo cortésmente y cerrando los ojos en aquel gesto simpático con el cual conquistaba tantos corazones en su preparatoria- si te interesa, puedes unirte a mi entrenamiento personal- contestó, finalmente, mientras se levantaba- pero te pondré una condición

-¿Una condición?- contestó el menor con un brillo interesado en sus ojos profundos

-debes mejorar tu carácter, Rukawa- dijo mientras se ponía sus pantalones largos- con ese carácter prefiero entrenar solo.

Sendoh volteó al escuchar el sonido de una bicicleta que pasaba cerca de la entrada de la cancha. Por un momento había creído que era Rukawa que, finalmente, llegaba.

En aquel momento nunca se imaginó que, en realidad, lo que más le llamara la atención había sido el carácter de Rukawa. Su determinación mientras boteaba el balón con una rabia contenida, pero con la delicadeza de un cariño por el deporte que compartían y que para el más joven, no era sino algo con lo cual no podía vivir. Sí, para Kaede Rukawa, el basketball era mucho más que sólo un pasaporte, una actividad extraprogramática o la simple salida de escape para una vida que no le gustaba. Era el mecanismo que lo hacía vivir, de la misma manera que el corazón latía dentro de cada cuerpo, el balón con sus rítmicos repiques contra el suelo, era el sonido de los latidos de Rukawa. Una pasión que, si mal no recordaba, nunca le había visto a nadie y que, en aquel primer encuentro, realmente envidió.

-llegaste temprano- escuchó a su espalda mientras una ráfaga traía desde la playa un aroma impregnado de sal. Al mismo tiempo, Sendoh pudo notar cómo el aroma a sal se había entremezclado con la loción de ducha del menor de los jugadores, un detalle que aunque casual, lo hizo sonreír

-estaba nervioso- contestó con evasivas mientras Rukawa se le acercaba saltando la barda que separaba la cancha del camino directo a la playa- … supongo que fue por la lluvia- dijo en una mención velada del beso nocturno

-nunca he tenido ese problema.- contestó Rukawa con tono serio, pero luego miró a la playa mientras levantaba la comisura derecha de sus labios. Era obvio que había entendido perfectamente a lo que Sendoh se refería

-¿Todo bien con tu huésped?

-está viva, si es lo que preguntas- contestó con el mismo tono seco con el cual le hablara la vez que se encontraran en la cancha para entrenar. Por un momento, Sendoh sintió el dolor de la indiferencia que, desde hacía un par de meses, lo torturaba al pensar en el muchacho. Pero luego se tranquilizó, la pregunta no era sobre él, sino sobre su prima ahora instalada en su departamento por lo cual aquel tono asesino estaba dirigido con nombre y apellido. Rukawa no le hablaría así, no su Rukawa- ¿Quieres pasear?- lo despertó de sus pensamientos mientras el jugador de Shohoku indicaba el camino, apenas una huella sobre el piso entre la maleza y la arena, que llevaba a la playa

Sendoh asintió con el pecho con menos presión de lo que lo tuviera desde que se dedicara a esperarlo en la cancha desde temprano en la mañana. Al parecer, aquel día iba a ser un día para ambos y prefería disfrutarlo aun cuando no tenía la certeza de los pensamientos que invadían la cabeza del jugador.

 

Hajime se desperezó en medio de su cama y luego abrió los ojos con una tranquilidad que desde hacía mucho no sentía, entre medio de sus sueños había un aroma que le traía buenos recuerdos. Finalmente se volteó para mirar con mayor detenimiento donde estaba, la habitación de huéspedes estaba completamente pintada de blanco. Además, las sábanas y cubrecama, los muebles, la alfombra y el sillón que miraba frente al balcón eran de blanco. Era obvio que, para evitar los problemas de decoración y demases, Rukawa había seleccionado todo del mismo color y evitarse problemas.

-típico de Kaede- se dijo mientras se levantaba mirando aquel espacio que parecía ridículamente limpio. Luego suspiró de forma sonora, hacía mucho que no decía aquel nombre en voz alta, era como si luego del exilio recién ahora pudiera darse cuenta de todo el tiempo que había pasado desde que se separaran.

Miró por la ventana absorbiendo la luz del sol que se traspasaba por las cortinas blancas y pudo notar el maravilloso mar que se movía en un vaivén constante y tranquilo. Luego sonrió para sí, en el internado en Inglaterra no tenía la posibilidad de ver el mar, por el contrario, sus habitaciones daban al campo, a los interminables prados de liso pasto verde y montañas pequeñas que siempre estaban nubladas. El sol era uno de los recuerdos de Japón que siempre llevaba consigo.

Rápidamente se levantó y se vistió. Eran pasadas las 10 de la mañana, una hora bastante buena para despertar teniendo en cuenta que llevaba dos días recién acostumbrándose a los nuevos  horarios. Decidió que, para comenzar a tener una nueva rutina, era necesario comenzar con las actividades que más les gustaba hacer; trotar y luego practicar basketball. Cuando saliera del departamento, se percató que no tenía llaves para volver y que Kaede, aun cuando no le hubiese dejado una nota ni nada que le dijera dónde estaba, le había dejado listo todo para que tomara desayuno… no pudo evitar sonrojarse al darse cuenta de lo que estaban haciendo y de lo terrible que sería aquel semestre para Rukawa cuando supiera la razón por la cual su padre los estuviera reuniendo a todos… mientras tanto seguiría así de frío y lejano ante su presencia, mucho peor sería cuando llegara Touya, “Aun está sentido” pensó mientras terminaba su taza de cereal y miraba por la ventana. No lo culpaba, la verdad era que luego de que tanto ella como Touya se fueran por orden expresa de los padres de Kaede, a ella misma le costó años volver a sentirse tranquila y saber que aquello que sentía no era nada del otro mundo… después de todo, el destino tuvo su jugarreta y había sacado a relucir la verdad que tanto les había costado esconder, ambos compartían aquel sentimiento cálido y no era nada terrible saber que se quería a alguien como ella lo quiso… sus ojos azules, tan profundos como los de Kaede se perdieron en el horizonte pensando en lo que sería de ellos en unos cuantos meses, cuando estuviesen todos reunidos. Qué sería de ella, cuando las cartas ya estuvieran echadas a la suerte y no hubiese posibilidad de volver atrás.

-entonces no sabes cómo reaccionar con la muchacha por estos lados- dijo Sendoh a modo de conclusión mientras caminaba con las zapatillas amarradas por los cordones y colgando de su hombro derecho. Kaede se había quedado detenido mirando aquel mar en calma, una postal maravillosa en comparación con el mar atormentado que había cerrado el día anterior y que se parecía más a lo que sentía en aquel momento. El verano había vuelto y le había dejado un familiar con el cual no sabía bien cómo lidiar.

-no, no lo sé- coincidió sin querer mirarlo. La verdad era que con la aparición de Hajime, no había querido pensar en el beso que se habían dado con Sendoh luego de meses de tensiones y sentimiento a los cuales había hecho caso omiso. Por un momento, mientras se dedicó a mirar a la muchacha mientras dormía antes de salir a pasear por la playa para serenarse, recordó el mismo sentimiento electrizante que ahora lo movía en la presencia de la estrecha amistad que había formado con la estrella de Ryonan. Pero no sabía bien cómo decirlo, cómo explicarle que su pasión por el basket estaba ligada a un sentimiento que lo ligaba irremediablemente a los lazos de sangre y que por lo mismo, estaba prohibido, la imposibilidad de compartir un sentimiento era lo que los había separado, un sentimiento como el que, temía, comenzaba a sentir por Akira Sendoh.

-es hermosa- habló el mayor de los basquetbolistas como al azar. Pero luego sonrió mirando al cielo y lo quedó mirando fijamente al notar que Rukawa fruncía el ceño ante la mención- pero debe ser porque se parece a ti.

Rukawa asintió sabiendo a lo que se refería.

Y se parecía demasiado. Siempre se lo habían recordado, siempre lo habían remarcado incluso Touya entre sus bromas que lo sacaban de quicio, incluso desde niños, incluso desde que la pequeña Hajime prefiriera perseguirlos para jugar con ellos al baloncesto en vez de quedarse con Oma Sakura en la casa grande. Después de todo, y ahora que lo pensaba con más perspectiva, gran parte de los problemas que tuvieran mucho después se debieron a que Hajime se pareciera tanto a él.

-es la hija del hermano de mi papá- comentó para evitar aquellos recuerdos. Los tres corriendo por los pasillos de la casona en el campo, él era el más rápido y podía escuchar a su espalda la risa cantarina de Touya y la sensación punzante y permanente de los ojos siempre curiosos de Hajime- es la menor de los primos. Dos de los hermanos de mi papá son mayores y los otros primos son mucho mayores que yo- dijo respirando hondo nuevamente intentando evitar en pensar en Touya que era el que lo precedía en edad.

Sendoh asintió, nunca lo había escuchado hablar tanto tiempo y mucho menos que le contara acerca de su familia. Aquellos detalles estaban siendo guardados cuidadosamente en su cabeza como si de tesoros y secretos mágicos se tratasen, pequeños detalles e información que le ayudarían a desvelarse por las noches para poder definir lo que significaban los cambios de voz, los cambios de posición, poder definir su ánimo y develar su verdadero carácter. Aun así, pudo sentir que algo le escondía el muchacho, no todo lo alcanzaba a decir, no todo sería entregado en bandeja como a él le gustaría que fuera. Eso no le decía más que el beso que se dieron no dejaba de ser solo eso, un acercamiento, que siendo importante, no le aseguraba la llegada por completo al corazón de Rukawa.

-¿No sabes la razón por la que está acá?- se atrevió a preguntar ahora más abiertamente. Rukawa lo miró con las cejas recogidas en medio de su frente y los párpados a medio cerrar. La verdad era que se había devanado los sesos pensando en qué escondía aquella llegada, aquella carta expresa de su padre, pero no supo dilucidar qué era lo que efectivamente pasaba.

-no- contestó finalmente.

El paseo por la playa se había alargado al punto que el sol casi tocaba el punto medio del cielo. No habían entrenado, ni siquiera se habían dedicado a trotar por lo cual Kaede decidió dejar de pensar en aquello y se volteó sabiendo, por alguna razón que no supo explicar, que Sendoh lo seguiría a donde fuera que fuese.  Caminó rápidamente hasta llegar a la huella que llevaba a la cancha donde se habían encontrado.

 

Tenía en su bolso no solo una muda de ropa, sino que también un poco de agua y comida. Había decidido que, en vez de esperar a Kaede a que llegara para pedirle las llaves, se iría a pasear por los lugares cercanos al departamento en la búsqueda de una cancha en la cual poder practicar parte de los ejercicios que le dejaran en su equipo desde su partida de Inglaterra. Precalentó mientras trotaba con su bolso a cuestas, dándose cuenta que con la aparición del sol aquel sector en Kanagawa estaba mucho más lleno de gente de lo que ella misma se imaginó.

No era el lugar ajetreado de Londres ni la zona rural aburrida del internado donde había pasado los últimos 5 años. Un lugar perfecto para poder descansar y renacer como pensaba hacerlo. “si todo salía bien”

En eso estaba pensando cuando sin querer chocó de frente con otro muchacho que estaba corriendo por la misma acera que ella. Con la pérdida de equilibrio casi cae al suelo, sin embargo la mano diligente y rápida del muchacho de cabello corto y un pequeño corte a su izquierda en el sector de la barbilla, la sostuvo justo a tiempo.

-¡Mil disculpas!- dijo al tiempo que recuperaba su punto de equilibrio.

-no hay problemas- contestó mientras se quedaba hipnotizado mirando a la muchacha que parecía una aparición, sin duda interesado en la muchacha que prestamente lo miró sin las sonrisas recurrentes de las muchachas de la preparatoria y con una seriedad única en sus ojos- ¿Te encuentras bien?

-no ha sucedido nada- contestó ella con la clara intención de mantener las distancias. Sin embargo había una especie de aura que la llamaba como imán a la presencia de ese muchacho- no te preocupes

-no te he visto por estos lados- dijo con el tono que siempre usaba para atraer a las muchachas, una técnica que, además de ser usual, había pulido en el verano luego del campeonato nacional

-no soy de por aquí- contestó inclinando su rostro. Su cabello negro, llevado en una cola alta, se movió con la brisa marina al tiempo que un par de autos paseaban sin preocupaciones. Era día lunes pero el calor del verano en la última quincena hacían de la ciudad un lugar casi deshabitado- acabo de llegar

-¿Vienes de visita?- preguntó interesado. Hajime lo miró como tasándolo y luego sonrió con condescendencia

-¿No creerás que caeré con aquella táctica tan añeja, no?- contestó mientras se paraba de forma derecha demostrando su altura que, sin llegar a ser como la de él, era bastante más alta que la de una muchacha promedio-

Mitsui sonrió ante la forma de contestar tan sincera de la muchacha y levantó los hombros en un tono más jocoso que de real disculpas.

-no me puedes culpar por no intentarlo- dijo mientras se la acercaba sonriendo. Él iba vestido para hacer ejercicio también por lo cual su polera estaba algo empapada y llevaba un bolso para poder cambiarse de ropa cuando terminara su entrenamiento- ¿También vas de práctica? ¿Juegas algún deporte?

Hajime sonrió. Ahora que lo veía con intenciones mucho más sinceras de lo que mostrara en un inicio, el muchacho le caía bien e incluso le parecía interesante-

-juego basketball- contestó con un tono inglés muy marcado-

-extraña coincidencia… yo también ¿tienes posición?

-juego en todas las posiciones, al menos jugaba en el internado donde estaba… pero quiero entrenar puesto que no quiero perder el hilo para cuando llegue a la preparatoria acá…

-entonces efectivamente no eres de Kanagawa- reafirmó mientras la invitaba a acompañarlo camino a la playa,

-llegué desde Inglaterra hace un par de días- contestó tranquilamente, siguiéndolo con la confianza de una amistad que a pesar de ser nueva estaba basada a un interés en común: el Basquetbol

-¿Y dónde irás a estudiar?- preguntó Mitsui mientras doblaba una esquina, la que daba al mirador de la playa que bordeaba, a su vez, una hermosa cancha multiuso que daba frente al mar

-A la preparatoria Shohoku muy probablemente- contestó sin importancia. Sin embargo, Mitsui se quedó paralizado ante tal mención. Hajime sonrió puesto que seguía con su caminar tranquilo, como si aquello no la afectara.

-… esto sí que es coincidencia…

-lo lamento, pero no creo en las coincidencias.

Finalmente llegaron a un lugar con camino de pasto que estaba rodeado de bellos árboles de gran follaje que le entregaban a la cancha sombra natural y un frescor único para poder entrenar. La ladera que daba a la playa tenía un pequeño cerco que la separaba de la playa y que mostraba un camino que más que camino, era una huella.

-creo que esto es un buen lugar para entrenar… si quieres que te acompañe

Hajime sonrió notoriamente, sus ojos azules miraron en rededor y, dado que no sabía donde estaba Kaede y que de todas maneras iba a tener a aquel muchacho a su alrededor, lo mejor era contar con su presencia y aceptar la invitación a entrenar. La muchacha se sacó la chaqueta y los pantalones de buzo para quedar con la tenida de entrenamiento, Mitsui, entusiasmado por aquel encuentro casual y que no pensaba en desaprovechar.

Ambos, luego de un par de vueltas trotando en la cancha, se dedicaron a hacer tiros desde el sector de tres puntos. Mitsui, reconocido por los rebotes y su posición en el juego de Shohoku no perdió tiempo en hacerse notar, incluso ofreciéndose a enseñarle a la muchacha en el caso de que tuviera algún problema. Que, pudo ver él mismo, no tenía

Para Hajime, como lo era para KAede, el basquetbol se había transformado en un lazo del cual no podía deshacerse muy fácilmente. Después de todo era el único vínculo que le quedaba con su hermano y su primo y practicarlo todos los días hasta llegar a un nivel de perfeccionamiento que pocos podrían llegar a tener era una forma de siempre estar con ellos.

Hajime tomó el balón que había quedado dando botes en medio de la cancha y salió disparada al otro extremo dribleando y moviéndose en distintas direcciones con la habilidad que su cuerpo pequeño, en comparación con el otro basquetbolista, podía entregar. Cuando llegó a un punto determinado saltó con todas sus fuerzas y la clavó sin la fuerza extrema que Mitsui estaba acostumbrado a ver en los partidos del campeonato, pero sí con una gracia que parecía más que nada un baile en medio de una pista lisa de hielo. La muchacha cayó con gracia con el ruido del balón boteando en el piso. Al botearse, no se sorprendió con el gesto de total incredulidad de quien “iba a enseñarle algunas cosas”

-supongo que no podrías repetir el tiro, pero esta vez con algo de defensa ¿no?

-¿Me estás desafiando?- preguntó la muchacho ladeando la cabeza notando cómo el sudor comenzaba a juntársele en la frente. La temperatura había aumentado desde que comenzaran a practicar y ya la hora traspasaba el medio día.

Mitsui sonrió con notoria picardía dejando en claro que sí era un desafío. Y un desafío era una de las cosas que la muchacha no dejaba pasar.

Volvió a tomar el balón, dribleando lentamente hasta acercarse a la mitad de la cancha. Mitsui se le acercó con los brazos en alto dispuesto a esperar los movimientos de aquel cuerpo bien trabajado. Hajime se movió a la derecha, luego a la izquierda para sopesar el nivel de coordinación del muchacho quien respondió casi sin dejar espacios para poder traspasar la defensa. Entonces se adelantó un paso a ver si lo tentaba el poder quitarle la pelota, Mitsui, casi instintivamente se le adelantó para quitarle el balón, pero Hajime era más pequeña que él por lo cual era el movimiento que estaba buscando y traspasar su defensa. La muchacha se movió hacia la derecha aun con el balón dribleando en su mano izquierda, lo pasó por detrás suyo para protegerlo de las garras de Mitsui, lo cambió de mano y finalmente se acercó al aro para dar un salto que hizo que el balón entrara con delicadeza en el aro.

 

Sendoh caminó a la par de Rukawa sin saber bien qué decir. El silencio, que hasta el día anterior era una de las formas que tenían de comunicación, ahora se hacía demasiado espeso ante la total ausencia del tema que en realidad le importaba. Aun así no se atrevía a decir nada que molestara al menor de los jugadores, conocía su carácter y si algo no le gustaba a Kaede Rukawa era que lo presionaran.

-están ocupando la cancha- escuchó que le decía mientras se acercaban a la huella que iba de la cancha a la playa, donde se veía, a lo lejos, a dos personas haciendo tiros al aro.

-supongo que tendremos que ir a otra cancha- comentó sin ponerle mucha atención. La verdad es que ese no era su tema de interés en aquel momento.

Rukawa notó la inflexión de la voz de Akira Sendoh y se volteó sin un ápice de lo que pensaba en ese momento en su rostro. Aun así, Sendoh sabía que aquella atención no era más que para escuchar lo que estaba escondiendo en las palabras que no decía. El muchacho respiró hondo mirando hacia el mar y buscando algo de tranquilidad para poder decir en pocas palabras todo lo que sentía.

-de verdad me interesas- le dijo, finalmente. Finalmente lo miró directamente, mostrando la intensidad de lo que estaba diciendo mientras ambos se quedaban hundidos en aquella realidad que tanto les había costado asumir y que ahora pendía tan delicadamente de un hilo.

Rukawa asintió y volvió su mirada a la cancha de basquetbol que les había sido usurpada. Una de las siluetas se le hacía curiosamente conocida. Respiró hondo y cerró sus ojos, la aparición de Hajime había hecho que todo se complicara, pero decidió no tomarla en cuenta, pensar en qué sería si, al contrario de lo que sucedía en aquella ocasión, no hubiese llegado la muchacha y los recuerdos de su vida con sus primos, la separación y los sentimientos renacidos, no estuvieran ahí al pendiente.

-a mí también me interesas- contestó no sin dolor-

El corazón se le desbocó a Sendoh. Era como escuchar las palabras más dulces de las que nunca antes había escuchado, las noches de desvelos, los días de negación, las semanas de alegría y aquellas de introspección comenzaban a tener sentido mientras Rukawa terminaba de decir las palabras que rebotaban incesantes en su cabeza. “A mí también me interesas” le había dicho con claridad y sin titubeos. Eso no significaba más que sentía lo mismo que él sentía en ese momento. Ambos siguieron caminando hacia la cancha donde veían cómo dos personas seguían practicando, pero se detuvieron al notar que una era una muchacha que intentaba traspasar una defensa demasiado buena como para no llamar la atención.

-no lo va a hacer- dijo Sendoh mientras sonreía más por las palabras de Rukawa recientemente dichas que por lo que estaba presenciando en ese momento. Justo en ese entonces la vieron moverse hacia adelante, el muchacho que defendía cometió el error de ir por el balón que boteó en el suelo, rebotó en la mano izquierda, volvió a botear en el suelo y luego pasó a su mano derecha por detrás de su espalda. Dándole la posibilidad de correr por la derecha al tiempo que saltaba graciosamente con la mirada fija en el aro, tanto él como Rukawa a su lado se quedaron impactados por la forma de ataque de aquella muchacha que si bien delgada y pequeña, pudo sobrepasar una defensa de uno de los reconocidos jugadores en el último campeonato estatal

-es Mitsui- le dijo mostrando al muchacho que ahora se volteaba para ver con deleite los movimientos de aquella muchacha.

-y es Hajime- contestó mostrando, ahora que estaban más cerca, a la muchacha que caía sobre su pie derecho con la delicadeza de una muchacha.

Lo único que quedó en aquella escena fue el sonido del balón boteando en medio de la cancha y las cadenas de la canasta que se movían inquietas luego del punto realizado con maestría. Mitsui se enderezó y se acercó a la muchacha con un raro brillo que acechaba a la muchacha con deleite. Al mismo tiempo, Rukawa con el corazón a mil por hora, se adelantaba a la pequeña barda que separaba la cancha del camino a la playa para notar cómo Mitsui, en un afán por llamar la atención de la muchacha, la aplaudía mientras se sonreía por lo bajo.

-… muy buen tiro- alcanzaron a escuchar cuando llegaron frente a frente a la cancha. Hajime estaba sonriéndole también cuando notó que la mirada de aquel  muchacho no se fijaba en ella sino que, por el contrario, pasaba a algo que se encontraba por detrás de ella, en algún punto de la playa. Cuando se volteó vio los ojos fríos de Rukawa seguido por el muchacho que lo ayudara el día anterior cuando se desmayara por el frío por esperar bajo la lluvia de verano- ¿También entrenando, Rukawa?... y veo que no con cualquiera- dijo mientras saludaba a Sendoh que cruzaba la barda luego de llegar desde la playa.

Asintió sin hablar. Mirando a Hajime que, luego del espectacular punto, ahora tenía otro nivel de consideración ante el muchacho.

-no has dejado de practicar el basquetbol, Hajime-chan- habló con el mismo tono neutro. La muchacha asintió sin quitarle la mirada a los ojos, como intentando decirle algo muy importante sólo a través del pensamiento

-¿Se conocen?- preguntó Mitsui, ahora sí verdaderamente intrigado por la presencia de la muchacha- después de todo, no era tanta coincidencia que practicaras basket y llegaras precisamente a Shohoku…

-¿Te quedarás para la época de clases?- preguntó Rukawa mostrando cómo sus mejillas se sonrojaban, pero esta vez de rabia.

-al menos eso dijo tu padre…

-¡O sea son parientes!- asintió Mitsui quien no se dio por enterado de aquel tono amenazante de Rukawa-… ahora que los miro, parecen hermanos

-…son primos, Mitsui- contestó Sendoh mientras sonreía amablemente. Pero para él no había sido imperceptible el nivel de tensión que tenía en la voz Rukawa. El muchacho desvió su mirada y caminó hacia la salida de la cancha

-bueno, tiene el mismo nivel de sentido. ¿Puedo llamarte Hajime, no?

-sin problemas- contestó la muchacha sonriendo fríamente mientras hacía una venia perfecta para despedirse. Aquellas caminatas de Rukawa las conocía también y tampoco habían cambiado. El muchacho si antes estaba molesto, ahora estaba más que enojado, por lo cual rápidamente tomó sus cosas, sin cambiarse al buzo y lo siguió al mismo paso rápido que iba su primo. Aun así, antes de salir de la cancha, la muchacha se volteó y se despidió- espero nos encontremos…

-Mitsui Hisashi!- contestó levantando el brazo-

-Mitsui-kun- dijo sonriendo coquetamente

-espero que te cunda el entrenamiento- dijo Sendoh, entre extrañado de aquella escena y preocupado por la actitud de Rukawa- este año Shohoku lo necesitará.

Y también salió detrás de Rukawa que ya iba a media cuadra de distancia. Cuando llegó a la par, el muchacho lo miró con algo de pesar. No habían terminado su charla y seguía dejando al jugador de Ryonan en una zona oscura que no alcanzaba a identificar la relación que ambos tenían.

-creo que tienen algunas cosas que conversar- dijo Akira Sendoh por cortesía. La verdad era que él mismo y Rukawa tenían cosas que conversar pero al tener en cuenta el ánimo del muchacho, era mejor no hacerlo en aquella ocasión

-te llamaré- dijo Kaede Rukawa sin más expresión que un suspiro que demostraba su pesar ante todo lo que estaba sucediendo- debo solucionar algunas cosas antes…

-lo entiendo- lo cortó Sendoh mientras ponía su mano sobre el hombro del muchacho. Hajime lo miró de reojo notando la misma expresión que viera alguna vez en su hermano Touya ante Kaede. Sin embargo, decidió mirar a otro lado.

 

Llegaron al departamento sin mediar palabras, sin embargo apenas se cerrara la puerta y ambos dejaran el bolso de entrenamiento sobre el suelo, la furia acumulada se hizo notar en sus ojos azules brillantes y febriles

-¿Qué otras cosas no me has dicho?- dijo, finalmente. Hajime lo miró sin inmutarse, ya había visto aquellos ataques de furia

-¿Y cuándo querías que te lo dijera?... desperté y no estabas… además tu padre

-mi padre no manda en esta casa…  y te recuerdo que acá te quedarás por lo cual es mejor que comiences a hablar, Haji-chan- le dijo el nombre que le diera cuando eran pequeños. Algo se removió en el corazón de la muchacha lamentando no poder decirle del todo lo que estaba sucediendo.

Se sentó en el sillón de la amplia sala que daba hacia el balcón con vista al mar, donde la ráfaga tibia del verano impregnado de aromas deliciosos que llamaban a pasear por la calle llena de vida real y no de recuerdos disconformes como los que llenaban en ese preciso momento el departamento de Rukawa. Hajime respiró hondo para tranquilizarse, luego se atrevió a mirarlo a los ojos dispuesta a enfrentar las primeras verdades que comenzarían a llenar el mundo tranquilo de la estrella de basquetbol de secundaria.

-mis padres murieron hace dos meses, Kaede-kun- lo dijo sin tono excesivo y tragando saliva con dificultad- luego de un accidente de auto. No lograron salvarlos porque no encontramos donante de sangre, necesitaban transfusión de plaquetas y médula ósea… ni yo ni Touya éramos compatibles…

Rukawa entrecerró los ojos. Sabía que Hajime no sería compatible. Era cero-negativo y Oma Sakura siempre estaba al pendiente de que nunca les pasara nada muy terrible por aquel problema. Pero también sabía que Touya era Cero-Positivo, donante universal y que al ser heredero directo, era imposible que no pudiera donarles sangre…

-puedo notar que no encuentras algo que concuerde, no?- dijo Hajime mirándolo a los ojos.

-Touya era del mismo RH que tus padres, Haji-chan- dijo mientras se sentaba en el sillón del frente, sabiendo que algo más había detrás de todo eso

-Touya no es hermano mío- dijo con los ojos llorosos- digo, no somos hermanos de sangre, no era hijo de mis padres, Kaede-kun

El pecho se le apretó mientras Hajime terminaba de decir aquellas palabras. Era como si la verdad, la realidad por la cual tanto habían peleado entre ellos mismos se desvanecía ante aquellas palabras que le entregaban un poco de paz, pero también otra ola de dolor, del mismo dolor antiguo de la separación a la cual los habían obligado a permanecer

-¿Touya lo sabe?- fue lo primero que preguntó, incluso antes que las dudas lo agolparan puesto que esto complejizaba por mucho todo lo que podría llegar a suceder con su llegada y la persistente presencia de Sendoh

-No estoy del todo segura- dijo sabiendo que en realidad no lo sabía. Ella misma se había dado cuenta por equivocación. Si fuera por el padre de Rukawa, el secreto seguiría guardado. Pero el destino había hecho de las suyas para que la verdad saliera a relucir- veremos cuando llegue, en unos meses más.

Notas finales:

Listo. De ahora en adelante, los Capítulos serán algo más largos, por lo cual pido displiscencia conmigo y me permitan tener más espacio de tiempo para poder actualizar.

 

Y díganme qué les parece la cuestión po!

=P

saludos a tod@s!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).